. ........ El conjunto de los textos
elegidos traza un sentido de viaje por el tiempo, las ciudades, los
géneros literarios, las formas literarias y el propio yo del poeta,
conformando un hilado mítico, el depósito de una memoria que se desea
infiel.
¿Por qué? Porque
rescata del trazado de su arquitectura sólo las huellas que permiten
traspasar el mito de los primeros textos hacia un antimito, en el que la
gesta con el conflicto heroico que a toda gesta acompaña, encuentre un
sentido nuevo, redentor en el hallazgo de lo cotidiano, posibilitado por
el encuentro o desencuentro con la o las mujer(es). Cito:
Trato de rememorar.
He aquí como sucedió todo:
Yo era
una especie de pájaro sombrío,
una lúgubre imagen tercermundista,
un bebedor
empedernido de arsénico. Tú, la femme fatal sin
melodramas,
dispuesta a repensar el papel de la mujer
canadiense.
Creo que miento, se trata más bien de descifrar
sentimientos
banales y en el medio ir haciéndose el huequito de
entusiasmo
para asaltarla con la palabra justa
(Tango sentimental o último encuentro en la taberna del
rey).
DESINTEGRACIÓN POÉTICA
.......... El desmontaje de la
identidad mítica, parte desde la desintegración de una identidad
poética, que se quiso diferenciar de las voces sustentadoras del poder
en la poesía chilena de la década de los sesenta: Parra por una parte;
los láricos por otra. Se suma a esto el poco superado fantasma de
Neruda.
.......... La poesía de esa fecha
emerge desde los sueños para elaborar a partir de ellos figuras barrocas
que cargan el texto con un maquillaje fastuoso, fabuloso, dándole un
decurso descriptivo, épico. Una suma de máscaras contribuye a crear un
cuerpo literario que entronca a lo fabuloso con lo cotidiano y más aún,
con la experiencia urbana. Podría denominarse a este procedimiento, una
épica del lenguaje. Desde un mundo simbólico desgarrado, se produce un
exilio, con todas las tensiones y conflictos que esta situación genera.
Situación que obliga al escritor a redefinir la relación con su país,
con su lengua; a redefinir el pacto del escritor con su tradición, con
su estilo, reordenando los desplazamientos por los que esa lengua se
mueve.
.......... Por eso, la antología de
Nómez es una travesía del discurso por los códigos de su composición:
formas, materiales distantes y distintos se unen aquí atraídos por ese
desplazamiento del deseo que todo viaje implica. El fuego que aquí no
sólo ilumina para hacer crecer, como en el mito de Prometeo, la
condición del hombre, sino que también para borrar de la superficie del
texto, extensión de la memoria, las huellas ocupadas. Para poder hablar
desde un punto de vista superado, desde un mapa mental dejado atrás,
pero reconquistado como superficie activa en la tarea contemporánea que
a todo escritor le es encomendada: descifrar las claves de lectura del
mundo que le ha tocado vivir, de significar esa experiencia, desde el
lenguaje, a partir del lenguaje.
.......... La huella borrada se carga de potencial
significativo por la pervivencia del fuego creador, y posibilita la
transformación de la experiencia con imágenes nuevas que integren el
pasado en un espacio abierto a la gestación de nuevas realidades. El
exilio heroico implica un retorno, una superación del estado anterior. A
la misión prometeica del poeta héroe, dador del sentido de las cosas a
su pueblo, se sustituye otra, tras la conciencia dolorosa de que ese
pueblo -y con él parte de la vida del poeta- ha sido herido, muerto,
aniquilado. Se tarda tantos años en descubrir que uno está
muerto, dice el poeta al volver a su tierra. Y no es ése solo el
descubrimiento de la muerte de una idea, de un proyecto. Es el
decubrimiento de que también desapareció el horroroso país del que no
quisimos salir nunca (Visitas de mi madre I)
EL OTRO, EL
MISMO
.......... El país al que se
llega es el otro y el mismo. Desde Canadá es el otro,
desde el exilio es el otro. Desde el retorno, es el mismo y sin
embargo, ahora es el lenguaje, la tarea poética, la que es otra y el
otro de los sesenta es aquel que el fuego de ahora borra sin lamento,
sin nostalgia, sin sublimación, y que atraviesa por los códigos de la
lengua inglesa, francesa, castellana, por la prosa, por el verso, por
las diversas formas líricas.
.......... En
este sentido es revelador el poema Final de juego, en que varios
hablantes integran el conjunto de voces que representan el anhelo de
conversación de una épica nueva en el discurso literario de este
escritor: el yo dice desde esta verdadera "Ars poética":
no existe dirección que lleve
al
punto de partida,
mi discurso es sólo el sentido del impulso:
la
rueda ciega que nos degrada y aflige.
Y en otro momento del poema, la misma voz en primera persona
indica:
molesto ansioso he soslayado todos los
puentes
(proyecto solamente una luz vacilante)
sin
remordimientos ni lamentaciones
(reconstruye su ausencia como una
leyenda)
creo que nunca hubo nadie
allí.
.......... El fuego va
borrando no es sólo entonces una selección de textos, sino un sólo
texto que define el hallazgo de un mundo simbólico que se reencuentra a
través del viaje épico del poeta y del retorno a su mundo. Es un
itinerario mental que da cuenta de una nueva misión del texto; corregir
la experiencia, revisar el pasado, hacerse palabra y con ella, patria.
Lugar de reunión, cita amorosa para construir una identidad
otra:
...fue a causa de tantos labios que
perdí la forma de nombrar
corrigiendo la existencia como quien
borronea siluetas demasiado
póstumas en el agua de los
ríos
...asimilando los fracasos como quien se mueve al azar en los
espejos,
tu sangre virgen como una carta en mi boca para siempre
oxidada...
(El ángel pregunta)
en La Epoca , 31 de Diciembre de
1989