Nicanor Parra,
traductor de 'El Rey Lear', señala que el autor inglés
se encuentra dentro de la tradición grecolatina, que aspira
a hacernos olvidar la muerte.
Dos funciones de estreno tendrá 'El Rey Lear'. La tragedia
de Shakespeare, en la traducción de Nicanor Parra y la dirección
de Alfredo Castro, subirá a la escena del Teatro de la Universidad
Católica los días martes 19 y miércoles 20 de
mayo.
Un elenco encabezado por Héctor Noguera (Lear) dará
vida a esta obra, considerada una de las más grandes tragedias
jamás escritas y que nunca ha sido presentada por una compañía
chilena.
Se
trata de un proyecto del Teatro de la Universidad Católica,
quien encomendó a Parra la traducción del drama shakespereano.
Y el poeta o antipoeta ha dicho que esto "se ha ido convirtiendo
en el proyecto de mi vida. Todas las demás líneas de
acción convergen aquí''.
"Toda aproximación al problema de la traducción
debe empezar con el viejo edictum que dice traduttore e traditore
, o sea que el traductor es un traidor, o sea que Judas Iscariote
es el más grande traidor de todos los tiempos''.
Consultado sobre los problemas con que se encontró al iniciar
la traducción del 'Lear', Parra explicó:
"He pasado las de Quico y Caco en este proyecto. El primer problema
es que no existe un texto canónigo de ninguna obra dramática
de Shakespeare. Después constaté que el autor es intraducible
al inglés contemporáneo y que éste muchas veces
es un peso muerto más que una ayuda''.
A juicio de Parra, la falla principal de las traducciones existentes
radica "en el verso. Shakespeare no utiliza nunca un verso regular.
Siempre se aleja y se acerca. Se aleja tanto que el verso llega a
ser prosa no más; combina las cláusulas acústicas
con las del habla. Ese es un secreto de naturaleza que los españoles
contemporáneos de Shakespeare no conocieron. Por eso su lenguaje
dramático resulta tan convencional''.
Hay fragmentos en la traducción que Nicanor Parra no tradujo.
"Son párrafos intraducibles. Y me parece bien, de tarde
en tarde, dejar algunos textos así para saborear el inglés
de la época''.
El premio Juan Rulfo y la traducción de Shakespeare llegaron
casi juntos.
Parra: "Y se produjo el paso a 'Pedro Páramo' y ése
sí que es un misterio insondable. Yo creí que iba a
salir perdiendo con el paso de Shakespeare a Rulfo, y no es así.
Es al revés. Lo que ocurrió fue algo extraordinario:
se desenmascara la tradición grecolatina, que se propone fundamentalmente
el consuelo por la belleza y que oculta a la muerte como tema de conversación''.
"Rulfo, en cambio, se sitúa antes de la literatura. Por
ejemplo, cuando Susana San Juan se incorpora en su lecho de muerte
y le dice a la Justina, su dama de compañía, Justina,
hazme el favor de irte a llorar a otra parte y cae muerta... Por favor,
ahí no se trata de embellecer nada. Se trata de expresar la
vida tal cual. Rulfo no sólo no le tiene miedo a la muerte
sino que lleva adelante la liberación de la muerte''.
"Mi sensación es que la tradición grecolatina
es una mentira, una mentira piadosa para olvidarnos de la muerte''.
"Shakespeare estaba en la convención grecolatina. Sus
muertos desaparecen del mapa efectivamente''.
En su traducción hay expresiones como "a mata caballo',
"buenas noches los pastores'.
"Son equivalentes''.
De los personajes, ¿con cuáles se queda?
"Me gusta mucho la Cordelia. Todo se desencadena por el hecho
de que ella se salió del arte del bien decir y se pasó
a la escuela de Rulfo''.
"Otro personaje que me gusta mucho es Kent. Especialmente en
esa secuencia de situaciones dramáticas que culminan con el
cepo. La velocidad, el ingenio y la chispa de este sujeto, y las patas
también...''.
Si el director del montaje que se estrena corta su traducción,
¿a usted le importaría?
"No. Mi compromiso fue con el papel en blanco''.
Alfredo Castro, director del montaje, se refiere a la traducción:
"Esta obra está muy aferrada a lo que Parra dice es el
arte del buen decir . Así, para decir Yo te quiero, padre mío
se va y se viene, se sube y se baja... Eso hay que manejarlo muy bien''.
"La traducción de Parra tiene un nivel de poesía
muy accesible al público chileno. La traducción corre,
se lee y se escucha muy bien, y permite a los actores un buen nivel
de fluidez. El texto está trabajado con un sistema de respiración
adecuado''.