Autor de un Artefacto famoso sobre nuestro Premio
Nóbel; cuando éste lo supo reaccionó indignado.
El Artefacto dice así: “Si Neruda se lanza del séptimo
piso, sígalo, es un buen negocio”. Eran tiempos distintos,
de discusiones, polémicas, rencillas literarias al por mayor.
Nicanor Parra cumple
90 años. Como este será el año nerudiano su cumpleaño
pasará desapercibido y no recibirá los honores que le
corresponden. El creador de los antipoemas es uno de los artistas
más importantes de nuestra lengua. Contra la poesía
de escritorio, de
pequeño Dios, del tonto solemne, su lenguaje irónico,
juguetón, humorístico, coloquial, desacralizó
la estructura y el verbo de lo que hasta ese momento se construía
poéticamente en Chile y en el orbe. Tuvo tanta fuerza la edición
de sus “Poemas y Antipoemas” en 1954 que hasta Neruda escribió
un libro titulado “Estravagario”, dando cuenta del remezón
del antipoeta a la literatura contemporánea. Cincuenta años
cumple ahora en julio la primera edición de ese libro espectacular.
Oriundo de San Fabian de Alico, Chillán, nació el 5
de septiembre de 1914. Traductor de poesía inglesa, instaló
en nuestro país el discurso y la conciencia ecologista en la
década del 60 con sus célebres ecopoemas.
Autor de un Artefacto famoso sobre nuestro Premio Nóbel; cuando
éste lo supo reaccionó indignado. El Artefacto dice
así: “Si Neruda se lanza del séptimo piso, sígalo,
es un buen negocio”. Eran tiempos distintos, de discusiones, polémicas,
rencillas literarias al por mayor.
Parra abarcó los temas más disímiles, la política,
el humor, la naturaleza, la muerte, la mujer en todas sus formas.
Otro Artefacto famoso es: “La izquierda y derecha unidas jamás
serán vencidas”.
Parra ha sido candidato al Nobel tres veces. Lo apoyaron gobiernos,
universidades, centros de estudios, artistas de circo, intelectuales
progresistas, príncipes y mendigos. Todos pensamos que el Premio
Cervantes 2003 iba a ser para él pero se lo dieron a otro grande,
Gonzalo Rojas. El mismo autor de “Materia de Testamento” dijo: “mi
candidato era Nicanor”.
Solíamos visitarlo en su casa de La Reina con artistas de
distintas disciplinas. Era 1982 y había publicado “Poema y
Antipoema a Eduardo Frei Montalva”. Creía en la democracia,
estaba preocupado por el autoritarismo, la asfixia cultural, la represión.
Junto a Luis Sánchez Latorre y otros escritores buscaban consensos
y salidas reales a la dictadura. Le temía a una guerra civil.
“Sería un desastre”, solía decir.
“Para nuestros mayores la poesía fue un objeto de lujo/Pero
para nosotros es un artículo de primera necesidad: no podemos
vivir sin poesía”, dice en su Manifiesto. Y Continúa:
“Nosotros sostenemos que el poeta no es un alquimista/El poeta es
un hombre como todos/Un albañil que construye su muro/Un constructor
de puertas y ventanas”. “La antipoesía –dice el autor-se presenta
como un testimonio artístico de la sensibilidad que ya no puede
satisfacer las necesidades estéticas de un tipo de hombre que
quiere vivir de acuerdo a otros valores”. Uno de los principales estudiosos
de su obra, Iván Carrasco señala:”La antipoesía
tiene que ver con las filosofías existencialistas, las literaturas
del absurdo y de la angustia, la literatura de ciencia ficción,
la subliteratura en algunas de sus manifestaciones, entre otras. La
antipoesía hace uso de la sátira, la negación
o el nihilismo”.
Parra cumple 90 años. Hay que crear un premio con su nombre,
colocarle Nicanor Parra a una carretera, un aeropuerto, plazas, una
bahía, antes de que se nos vaya de este mundo y aparezcan los
letrados de siempre a rendirle parabienes que no fueron capaces de
otorgarle en vida.