La creación poética en Chile es, además de generosa,
señera. Marca un claro hito en la lengua española en
el último siglo. Somos un país pródigo en estas
artes y éstos son nuestros mejores logros internacionales.
Y es bueno que los otros nos conozcan más por nuestra poesía
que por otras cosas.
Nada representa mejor a nuestro país que la poesía
y además en ella se magnifica todo el espectro de lo que es
nuestra tierra, incluso los artículos de exportación,
el vino, el cobre, las frutas y verduras que nacen abundantes y fragantes,
esta todo reflejado en los poemas de nuestros autores.
Todo el paisaje chileno variado y exuberante se exalta en los cantos
de nuestros poetas. Además sus pasiones, sus amores y sus miserias.
La poesía en Chile se liga a la tradición propia y de
otras culturas, somos herederos del Siglo de Oro español, con
Góngora, Quevedo y Lope de Vega. Incluso más atrás,
a los balbuceos del idioma en el siglo once con Gonzalo de Berceo
y las canciones de gesta. El poema del “Mío Cid” nace por esa
época; la influencia de la poesía árabe y judía
en España, perdura aún, en el canto popular.
Viejas formas están vivas en el canto a lo divino en nuestro
pueblo y afloran en el folclor. Y ahora en Chile el renacer de las
lenguas originales el Mapudungun o Mapuche, que es un acontecimiento
en la tradición del país, una especie de revelación
de la existencia entre nosotros de poetas bilingües, que nos
presentan una poesía que estaba oculta, reprimida.
A nuestros grandes poetas del siglo pasado, para magnificarlos, caemos
en la herejía de clasificarlos utilizando clasificaciones futboleras:
Poetas de ligas mayores y poetas de ligas menores y después
una infinitud de poetas de tiempo libre y de los más variopintos
pelajes. Y es natural, la abundancia de admiradores, que por lo demás
son necesarios, más bien indispensables, todo culto debe tener
sus acólitos y quizás sea esa la explicación
del exceso de publicaciones poéticas, que en Chile supera a
otros géneros.
Por aquella admiración que muchos sienten por los verdaderos
maestros que nuestra patria ha dado en abundancia, o por la necesidad
imperiosa de comunicar sus propios sentimientos y emociones. De admiradores
de los grandes vates consagrados se hacen supuestos herederos e imitadores.
Dentro de las tareas pendientes con relación a la poesía,
en esta tierra nortina, carecemos de verdaderos estudiosos de este
arte y sus manifestaciones en la tierra atacameña, todo esto
a riesgo que las críticas y abundancia de expertos en teoría
literaria a veces matan el goce de leer poesía, que no son
muchos actualmente, por lo menos a simple vista.
Existen círculos, de lectores y creadores, y lo más
probable que se ignoren entre ellos. Es la impresión que me
quedó después de leer una entrevista a un joven, que
participó en varios talleres de Santiago, en este diario en
octubre del año pasado. Pero en Copiapó también
existe poesía durante el año 2003 se editaron al menos
tres libros dignos de destacar una habla poética nueva.
Copiapó no se queda atrás en este resurgimiento, esta
eclosión que habla nuestro premio Nacional: Raúl Zurita
y que anuncia destacar en una antología anunciada, (Lom Ediciones)
estas voces nuevas con menos de treinta y cinco años alejadas,
ya distantes de Parra y su antipoesía (Un poeta de las ligas
mayores) y mucho más lejos aun de Neruda (Premio Nobel), que
este año el país celebra cien años de su nacimiento.
Lo penoso es siempre el exceso de centralismo literario y la ignorancia
en que incurren con nuestros creadores regionales, o es nuestra poca
capacidad de destacar a los nuestros.
De más está decir que exceptuando a Huidobro, todos
nuestros grandes poetas nacieron en regiones: La Mistral, Neruda,
De Rokha, Parra. Y es probable que también incurramos aquí
en Copiapó en desconocer las voces nuevas de Vallenar, Huasco,
Chañaral u otros lugares de la región.
Es por eso que yo quisiera destacar aquí a los jóvenes
poetas copiapinos que han difundido su poesía en la ciudad
con ediciones de sus trabajos o en corrillos de amigos
Han declamado sus creaciones publicadas en periódicos: Osvaldo
Angel (1973) Oficina Salitrera Pedro de Valdivia. S.J. Villalobos
(1975) Potrerillos. Cristian Muñoz (1974) Copiapó.
Dialogar con el agua
Una rana brinca al estanque
Animo de sol estival
¿Cómo sentirse vivo sin respirar hondo
en medio de un trigal?
¿Sin subir corriendo por las escaleras
de un edificio que aún no se construye?
¿Sin compartir la felicidad del niño
que persigue mariposas en el jardín?
Mi voz son estas imágenes.
El milagro
Es vuestra intuición:
Flores inclinadas hacia el sol de atardecer.
Hogares cubiles
Al alba el vulgo
Destellos verbales cuando nadie
Quizá morir no sea noche eterna,
Ni la vida un relámpago.
Tal vez morir sea el gélido silencio
Que sentimos a veces en invierno,
Cuando la camanchaca
Se enreda entre los cactos
Cual vestido de novia abandonada.
Osvaldo Angel -Pequeño
Merlín (2003) Copiapó.
Rutinaria
Me levanto
Medio dormido
Bostezando metáforas,
Con un enredo político en la cabellera
-Sin la dictadura del peine
y su división democrática del craneo-
Mucho antes de que el café cargado
Me entregue lo necesario
Para comenzar a vivir
De nuevo.
Osvaldo Angel- BB Tatuado (Inédito)
Copiapó.
Cantinela Musitada.
A Rodrigo Lira,
In memoriam.
A estas alturas de la cópula
los gemidos se confunden con los llantos,
el sudor con la sangre a borbotones,
y el clímax con el último aliento
A estas altura de mi vida
el amor huele a mariscos
y toma forma de billete.
La sonrisa es una alcancía
Y el cuerpo inflable de goma o de piedra.
A estas altura del amor
Creo que enchufar y apretar botones
Me ahorraría tantos problemas
Y tanta energía
Que aconsejo crear un método
Que sea más eficaz que la masturbación
Y menos cruel que un video porno.
A estas altura del poema
El poeta es uno
Entre millones
Intentando llegar primero
A quien sabe dónde.
Osvaldo Angel- “Silencios No
Callados”, Copiapó.
Exodo
Díganse
Polvo en los bolsillos, o sean pasado
Y sí Futuro y renovación
De lo mismo: Ah, hijos del páramo
-Potrerillos se llamó el mío-
Y no me arde hartarme un día ceniza
de teatro efigie a dos mil ochocientos
metros ni de hospital disperso, heme
semita a algunas ruinas de donde nací.
Testigo presencial la infancia
quién otra es la tierra prometida
atrás dejando aguas del ser y no estar.
S.J.Villalobos-Instrumentas-
Signos de algo
En las sombras veo
un poco de luz
sentado en una vieja
locomotora Davenport
un buen domingo en que
los niños juegan a la pelota y
se toman fotografías.
Caras bonitas frente a la máquina
aquello que me rodea es feliz
soy un puente que la vida ha tomado
para cruzar el mundo.
(Cristian Muñoz, poemas
inéditos).
Desenlace
Dulces son las gotas de sudor
de tu pecho enfermo
se deslizan suaves
surcando poros y grietas
que la vida ha dejado
en su riesgoso paso.
Tiemblan hoy
las líneas de tu vida
trazando un camino
que converge ineluctablemente
hacia la muerte
para entonces dejar
tus anquilosados huesos
tus descompuestas carnes.
Y digo dulce
porque la muerte
ha llegado como un festín de niños
que disfrutando de los juegos de un cumpleaños
revientan la piñata de la vida
por donde van cayendo
una a una
las derrotas.
(Cristian Muñoz, poemas
inéditos)
Musa
Marilyn pedazo de mujer rota
Diosa de los suburbios azules
Emperatriz de nuestra imaginación
El avión
El avión vuela lejos
allá donde las nubes
son oscuras y grises.
(Cristian Muñoz, poemas
inéditos)
Diario Atacama
7/2/2004