Miguel
Naranjo, un poeta que se las trae
Por
Oscar Barrientos Bradasic
Un gesto significativo en la poesía chilena ha abordado el tópico
del habla chilena. Me refiero a un discurso poético que dé cuenta
de nuestra oralidad, atravesada por el río caudaloso las sincronías
históricas y las retóricas callejeras, de toda la picaresca chilensis
y también de las tristes fracturas que
los acontecimientos le han impuesto a las palabras. Creo que Pablo de Rokha fue
fundacional al momento de transuntar en su poesía el habla chilena con
una poderosa carga de dramatismo y tragedia. Inolvidable el aporte rotundo de
Nicanor Parra al momento de desnudar la oralidad, a través de la consigna
"escribir como se habla" y su proclama de que los poetas bajaron del
Olimpo.
Tengo la impresión que las señales de ruta de este
tópico también se pueden encontrar en la prosa barroca y atrapante
de Pedro Lemebel, y en la poesía de Pepe Cuevas.
También,
sin duda, en Miguel Naranjo Ríos.
Ediciones Tácitas ha tenido
la feliz ocurrencia de sacar a la luz el libro "Verso" del ya
mencionado autor. En sus páginas encontramos una poesía viva, que
respira por todos los poros, una mirada urbana y atenta, perspicaz al momento
de ingresar a la dialéctica de la realidad, pero profundamente escéptica
de las narrativas totalizadoras.
Un poeta de este tiempo, que seguramente
será leído con toda detención por los buscadores de alegorías
y palabras en los tiempos futuros. Su libro tiene la estampa de los textos viajeros,
aquellos que viajan de mano en mano por diversas repúblicas dialectales,
en mesas donde caen los dados del juego.
Su mirada bien puede definirse
como punzante. El que habla en sus poemas es el individuo desolado frente a la
inmensidad de un mundo deslavado y de una conciencia cuyos paradigmas de derrumban
como las columnas de un templo. Y la precariedad de la palabra, ese eterno grillete.
Adónde, mi Señor, por dónde, en dónde
estás, dime, no cabes en mis rezos
tampoco?, por favor, Dios, corresponde.
Dónde debo dejar a ti mis lesos
restos de sal, el llanto si es que
es llanto
y cuando fine en qué lugar mis huesos.
En qué
miseria acabará el encanto,
estas palabras en cuánto lamento
fulero o santo.
Dónde mis dichos si a veces nos miento,
dónde,
mi Señor mío,
y en qué momento.
"Verso" es un libro polifónico. Una gran casa habitada
por muchas voces. A veces desde un rincón nos habla el soldado desconocido
desmitificando el níquel de las estatuas, desde otro lado habla el discurso
pastoril degradado en el poema Bucólica.
Otro aspecto importante
del libro son sus seguidillas, donde el poeta ensaya el viejo oficio de la rima,
pero nutrido de un lenguaje posmoderno y de una aguda ironía.
Creo
que es muy importante esta capacidad de revisar los límites del discurso
poético tradicional y refrescarlos con la mirada lacerante de nuestro tiempo.
es derecho de autor
indagar pistas
de los originales
soy el copista
escribo en castellano
lengua
que ahínca
chileno mestizoide
yo soy el güinca
Esta poesía no se niega a comunicar el enjambre de las contradicciones
cruciales sino que más bien se imbrica con esas islas de lucidez que sólo
los buenos poetas pueden habitar. Representa la erosión de la vida con
un humor agudo, usando el sarcasmo como una preciosa criba.
Por lo pronto,
es momento de apreciar el calibre poético de Miguel Naranjo, interesante
autor que esconde bajo el poncho las verdades precarias de esta época disparatada.