Rainer María Rilke, Cartas a un joven poeta
...discusión,
nota crítica o prólogode tal laya, y aun si usted no tuviera
razón, el crecimiento natural de su vida íntima lo conducirá,
despacio y con el tiempo, a otras certezas. Deje que en sus juicios
se opere el desarrollo propio, tranquilo, no perturbado que, como todo
progreso, tiene que derivar de lo íntimo, sin que pueda ser acelerado
o instado por nada. Todo es: llegar hasta el término, y después
dar a luz. Dejar completarse cada impresión y cada germen de
sentimiento absolutamente en sí, en lo oscuro, en lo indecible,
en lo inconsciente, en lo inasequible al propio entendimiento, y esperar
con profunda humildad y paciencia la hora del nacimento de una nueva
claridad; sólo eso es vivir como artista: en la comprensión
como en la creación.
......Para
ello no hay ninguna medida de tiempo; un año no cuenta; y diez
años nada son. Ser artista es: no calcular y no contar; madurar
como el árbol, que no apura sus savias y que está confiado,
entre las tormentas de primavera, sin la angustia de que no pueda llegar
un verano más. Llega sin embargo. Pero solamente llega para los
que tienen paciencia y viven despreocupados y tranquilos como si ante
ellos se extendiera la eternidad. Lo aprendo diariamente; lo aprendo
en medio de dolores a los cuales estoy agradecido: Paciencia es todo.
.....Ricardo
Dehmel: Me ocurre con sus libros ( y dicho sea de paso, también
con el hombre, a quien apenas conozco), que cuando doy con una de sus
hermosas páginas, temo que la siguiente pueda destruirlo todo
y cambiar lo digno de estima en indigno. Usted lo ha caracterizado bastante
bien con las palabras: "vivir y crear en celo". Y es que,
en realidad, el sentimiento artístico, tan increíblemente
cerca está de lo sexual, de su dolor y su placer, que ambos fenómenos
no son, en rigor, sino diferentes formas de una misma ansia y ventura.
Y si en vez de celo se pudiera decir sexo, en su sentido elevado, amplio,
puro, libre de suspicacias de iglesia, el arte de Dehmel sería
entonces muy grande e infinitamente importante. Su fuerza poética
es grande y vehemente como un instinto; contiene ritmos propios, atrevidos;
surge de él como de montañas.
.....Pero
parece que esta fuerza no es siempre del todo sincera, y que no se halla
exenta de afectación. (En verdad, una de las más dificiles
pruebas para el creador consiste en que debe permanecer inconsciente,
distante de sus mejores virtudes, si no quiere quitarles su ingenuidad
y su integridad). Y entonces, allí donde ella, a travéz
de la tumultuosa naturaleza de Dehmel, llega a lo sexal, no encuentra
un hombre tan puro como necesitaría. Allí no hay un mundo
sexual, del todo maduro y puro, sino uno que no es bastante "humano",
que solo es "masculino", que es celo, ebriedad y agitación,
que está cargado de los viejos prejuicios y vanidades con que
el hombre ha desfigurado y lastrado el amor. Él "sólo"
ama como hombre, no como humano; he aquí por qué en su
sentimiento del sexo hay algo estrecho, aparentemente salvaje, hostil,
transitorio, no eterno, que menoscaba su arte y lo hace equívoco
y dudoso. Su arte "no" está sin mácula; está
marcado por el tiempo y la pasión, y poco de él durará
y permanecerá. (¡Pero casi todo el arte es así!).
No obstante, puede uno alegrarse profundamente por aquello que tiene
de grande, sólo que es preciso no extraviarse en él, no
volverse un artidario del mundo dehmeliano tan lleno de miedo de adulterio
y confusión, lejano de los destinos verdaderos, que hacen padecer
más que las turbaciones pasajeras, pero que dan más ocasiones
de ser grande y más valor para conquistar la eternidad.
.....Finalmente,
en lo que se refiere a mis libros , con mucho placer le enviaría
todos los que pudiesen alegrarlo algún tanto. Pero soy muy pobre,
y mis libros, una vez que aparecen, dejan de pertenecerme. Ni siquiera
puedo comprarlos -como a menudo lo quisiera- para darselos a quienes
mostrasen por ellos cariño.
.....Por
eso, escribo en un papel los titulos ( y editoriales) de mis obras recientemente
aparecidas ( de las más nuevas; en total he publicado, más
o menos, doce o trece), y debo dejar que usted, querido señor,
encargue algunas de ellas ocasionalmente.
.....Me
complace saber que mis libros estarán con usted. Adiós
..............................................................................Rainer
María Rilke
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