................................ NICANOR PARRA
 


Entrevista a Nicanor Parra


En este trabajo se transcribe el mensaje del profesor y poeta Nicanor Parra a un grupo de alumnos de una escuela de Combarbalá.
Este trabajo fue presentado al Segundo Concurso Nacional Compartamos Experiencias, organizado or la Revista de Educación en 1982. Transcribímos la conversación sostenida por el profesor Aliro Caupolicán Flores con el poeta en su casa como el testimonio vivo acerca de un Premio Nacional de Literatura que la Revista de Educación estima conveniente difundir, para que compartámos la iniciativa y el resulatado periodístico logrado por este profesor normalista que dirige la Escuela 332 de la comuna de Combarbalá, provincia de Limarí, Cuarta Región.

por Profesor Aliro Caupolicán Flores
Escuela D 332. Combarbalá

Parra: En primer lugar, muchas gracias por sus cartitas. No las he leído todavía, pero no necesito ni abrirlas para imaginar su contenido. Lástima que no pueda agradecérselas personalmente. El drama de la distancia. Ahora quiero hacerles una pequeña observación  sobre el texto del poema que les ha servido de base para sus estudios, para su visión del mar.
.....Ocurre que el poema, para empezar, no se llama Visión del Mar. Aquí hay problema delicado, un problema de los adaptadores, o mutiladores de poesías. Vamos a partir de la base de que son adaptaciones de buena fe. Pero, de todas maneras, quiero que ustedes sepan que el poema se llama "Se canta al mar". En este momento, y estoy en la página 21 de un libro titulado OBRA GRUESA, que es una especie de suma teológica de la antipoesía. Ustedes van a ver la diferencia que hay entre el texto que ustedes conocieron y el texto original del poema. Esto no lo hago por razones de vanidad, sino para dejar las cosas en su punto, solamente. El poema no es Visión del Mar y no consta de n versos, sino que de n más uno o de n más dos, no sé cuántos. Ustedes verán aquí y podrían comparar.


SE CANTA AL MAR

"Nada podrá apartar de mi memoria...

(Perdón; este poema lo voy a leer en homenaje a ustedes y como una muestra de agradecimiento por sus cartitas):

Nada podrá apartar de mi memoria
La luz de aquella misteriosa lámpara,
Ni el resultado que en mis ojos tuvo
Ni la impresión que me dejó en el alma.
Todo lo puede el tiempo, sin embargo
Creo que ni la muerte ha de borrarla.
Voy a explicarme aquí, si me permiten,
Con el eco mejor de mi garganta.
Por aquel tiempo yo no comprendía
Francamente ni como me llamaba,
No había escrito aún mi primer verso
Ni derramado mi primera lágrima;
Era mi corazón ni más ni menos
Que el olvidado kiosko de una plaza.
Mas sucedió que cierta vez mi padre
Fue desterrado al sur, a la lejana
Isla de Chiloé donde el invierno
Es como una ciudad abandonada.
Partí con él y sin pensar llegamos
A Puerto Montt una mañana clara
Siempre había vivido mi familia
En el valle central o en la montaña
De manera que nunca, ni por pienso,
Se conversó del mar en nuestra casa,
Sobre este punto yo sabía apenas
Lo que en la escuela pública enseñaban
Y una que otra cuestión de contrabando
De las cartas de amor de mis hermanas.
Descendimos del tren entre banderas
Y una solemne fiesta de campanas
Cuando mi padre me cogió de un brazo
Y volviendo los ojos a la blanca,
Libre y eterna espuma que a lo lejos
Hacia un país sin nombre navegaba,
Como quien reza una oración me dijo
Con voz que tengo en el oído intacta:
"Este es, muchacho, el mar. El mar sereno,
El mar que baña de cristal la patria".
No sé que decir porqué, pero es el caso
Que una fuerza mayor me llenó el alma
Y sin medir, sin sospechar siquiera,
La magnitud real de mi campaña,
Eché a correr sin orden ni concierto,
Como un desesperado hacia la playa
Y un instante memorable estuve
Frente a ese gran señor de las batallas.
Entonces fue cuando extendí los brazos
Sobre el haz ondulante de las aguas,
Rígido el cuerpo, las pupilas fijas,
En la verdad sin fin de la distancia,
Sin que en mi ser moviérase un cabello,
¡Cómo la sombra azul de las estatuas!
Cuánto tiempo duró nuestro saludo
No podrían decirlo las palabras.
Sólo debo agregar que en aquel día
Nació en mi mente la inquietud y el ansia
De hacer en verso lo que en ola y ola
Dios a mi vista sin cesar creaba.
Desde ese entonces data la ferviente
Y abrasadora sed que me arrebata:
Es que, en verdad, desde que existe el mundo,
La voz del mar en mi persona estaba."

¡Listo! Este es el poema.

 

Flores: Como una pregunta de mis alumnos, debo manifestarle que surgió la duda en el aula sobre aquella expresión "frente a ese gran señor de las batallas". ¿Cuál es la explicación válida que dio usted en aquellos momentos?

Parra: Bueno, yo pensé en el movimiento permanente del mar y en el choque de las olas contra las rocas. Y pensé en el subconsciente, lo imagino, que puede haber ocurrido en las batallas homéricas y, a lo mejor también, en el Combate Naval de Iquique: probablemente que todo eso esté operando. En realidad todo lo que uno puede asociar a ese verso es lícito hacerlo. Esta es una de las maneras de funcionar que tiene la poesía.

Flores: O sea, que es válido que todo lo que los niños puedan interpretar.

Parra: Es válido todo lo que puedan decir. Cada cual lee el poema como quiere y lo interpreta a su manera. No hay una manera única y definitiva y para siempre de leer un poema. Incluso una misma persona y en diferentes momentos, y éstos son hechos establecidos en la teoría literaria moderna, cada persona en cada momento hace una lectura diferente. Influye el estado de ánimo, incluso las condiciones exteriores. Si hace mucho frío, si hace mucho calor. Son otras las cadenas que van surgiendo. Yo creo que los niños están en su pleno derecho de leer a su manera el poema y darle la interpretación que les parezca. Y siempre está bien. Claro, porque ésa es una de las formas en que se expresa la dimensión llamada libertad, que es algo básico en la poesía. Insisto, cada lector es libre de leer el poema como le parezca.

Flores: Y una segunda pregunta. Por ahí se lee "en aquel tiempo yo no comprendía, francamente, ni cómo me llamaba", los niños aventuraban unos cuatro o cinco años de edad. ¿Le parece a Ud. que la aproximación en sus recuerdos podrían datar de aquel entonces?

Parra: No. En realidad aquí hay una exageración, una licencia poética. Porque esto es una aventura real. Yo no sabía, aún lo recuerdo, todavía ni ver la hora. Y recuerdo que aprendí a leer la hora en el reloj de Ancud. Porque éste fue un viaje que hicimos con mi padre a Chiloé, que era profesor de escuela; o sea, yo debo haber tenido en aquel tiempo unos seis años.
.....Bueno, este es un poema autobiográfico; claro que un poco diluido en el recuerdo. Por ejemplo, las hermanas son personajes concretos. Una de esas hermana es nada menos que la Violeta Parra. La Viola. Otra es Hilda. Fundamentalmente, en estas dos hermanas pensaba yo cuando escribí el poema. Por eso se puede agregar que éste es un poema realista y, más que realista, autobiográfico. El viaje fue efectivo, los nombres también lo son. Llegamos a Puerto Montt, allí fue donde tuve mi primer contacto con el mar, al cual no conocía. Claro que la experiencia, ahora me doy cuenta, fue muy superior al reportaje que hice de la experiencia. El reportaje está dado en el poema.

Flores:...Y no este otro que aparece publicado en el libro de lectura...

Parra: ¡No, no! En realidad ya me olvidé de la diferencia que hay entre un poema y el otro. De aquí en adelante me voy a referir exclusivamente al poema "Se canta al Mar". Este poema, por si a ustedes les interesa, está escrito en versos endecasílabos, o de once sílabas, con rimas asonantes. Es un verso típicamente latino introducido en España en el Renacimiento. Es un  verso de origen italiano, pero que fue impuesto en toda la línea no tan  sólo en España, sino también en Hispanoamérica, extrañamente, y este fenómeno no lo comprendo muy bien, en la lengua inglesa. Hay que pensar solamente en los sonetos de Shakespeare que están escritos también en endecasílabos.
.....Este verso endecasílabo a mí me parece sumamente particular. Antes, en España, se escribía o bien de ocho sílabas o bien de catorce; el verso de ocho sílabas lo llamaban el mester de juglaría. Era una poesía de tipo popular y la otra era la poesía de tipo culto. Y había una gran diferencia en estas dos clases sociales extremas. A partir del Renacimiento surge una especie de clase media que prefiere el endecasílabo al octosílabo, que está demasiado bajo, y también a la cuaderna vía, o alejandrino, que está demasiado alto, muy arriba. Y este verso, el endecasílabo, es una especie de medio aritmético, porque si ustedes suman ocho, que es el número de versos del mester de juglaría más catorce, que es la longitud silábica del verso alejandrino o cuadernavía, partido en dos, es igual a once. O sea, en otros términos, esto puede haber sido también que la clase media hace una especie de promedio aritmético ente el proletariado y la burguesía, hablando ya en términos más modernos.

Flores: Don Nicanor: siempre nos ha causado un poquito de sorpresa, tal vez, incomprensión, el hecho que Ud. sea poeta y profesor de alta Matemática. Son mundos diferentes, sin embargo, cuajan tan bien en Ud. El mudo de la palabra con el mundo de la cantidad. Es un caso muy especial...

Parra: Mi profesión fue durante treinta o cuarenta años profesor de Física Teórica en la Universidad de Chile. Hace unos cinco años que dejé la ciencia, sin embargo. Y logré resolver un conflicto que tuve durante toda mi vida. Yo fui un hombre dividido, un esquizofrénico. ¡Claro! Porque por una parte era un físico teórico y por otra parte un poeta. Y a estas alturas, solamente hace cinco años, he logrado resolver ese problema, y estoy concentrado ciento por ciento en la poesía. También he retrocedido un poco a la filosofía, incluso a los estudios esotéricos orientales. En la actualidad (1979) me encuentro estudiando a Lao Tsé y a Huan Su. El taoísmo es uno de los polos de la sabiduría china. El otro polo está dado por Confucio. De manera que ahora ya la física teórica pasó a la historia. Esto, en realidad, debía haberlo hecho hace mucho tiempo... Estoy desligado totalmente de la matemática, pero no de lo que podría llamarse el problema de la epistemología científica. O sea, de la parte filosófica. Sigo, de todas maneras, preocupado de ese aspecto.

Flores: Bien, niños, Uds. escucharon una verdadera clase magistral que cuando estemos en Combarbalá se la daremos a conocer. Las palabras han sido grabadas en esta cassette, aquí en la calle Julia Bernstein Nº 272, Parcela D. La Reina, Santiago.

Parra: La casa de ustedes, pues chiquillos. Cuando vengan a Santiago no se olviden de telefonear. Me encantaría recibirlos aquí, incluso yo los puedo acomodar por algunos días, o semanas, o meses. Ustedes determinarán. Tenemos una casa donde los niños tienen un lugar preferencial. Ud. mismo ha visto aquí, don Aliro, que esta casa está llena de niños. De hijos y de nietos. Sí debo reconocer, una falla en la sesión. Yo no he abierto las cartas. Debía haberlas abierto primero, y  tal vez haberles contestado a cada uno de ustedes. Motivo de conversación escrita y  a ver si algún día nos vemos también en Combarbalá. Yo sería el ganancioso de una reunión de ese tipo. ¿Combarbalá, que población tiene?

Flores: Alrededor de cinco mil habitantes.

Parra: ¿Y está a la orilla del mar?

Flores: ¡No, no! Se encuentra en plena cordillera y a 1.080  metros obre el nivel del mar.

Parra: Fíjese Ud. la ignorancia sobre un pueblo tan importante como Combarbalá. El nombre es muy increíble. ¿Mapuche o diaguita?

Flores: Diaguita más bien por la zona en que se encuentra.

Parra: Diaguita, o molle, quizás.
....
Le debo decir lo siguiente: que la gracia que tiene esta conversación es la siguiente: yo me niego siempre a grabar entrevistas, pues le tengo un terror pánico a estos artefactos electrónicos y, además, que hace algún tiempo estoy en una situación de retiro espiritual. Que podría llamarse de silencio enigmático o de silencio elocuente. Esta es la primera vez que rompo este silencio, por tratarse de niñitos como ustedes. Con gente adulta es mucho más difícil conversar, y yo, prácticamente, he renunciado ya al diálogo con los adultos, pero con los niños, no.

Flores: ¡Que bien! Muchísimas gracias don Nicanor por esta conversación y saludo para el niño chileno. Y ahora unas palabras de despedida.

Parra: ¡Claro! En realidad no de despedida porque vamos a seguir siendo amigos. O sea, yo siempre voy a tener las cartas de ustedes acá. En el bolsillo las voy a andar trayendo. De manera que no me despido, sino ¿qué voy a hacer? Simplemente a esperar la oportunidad que nos veamos. Que nos veamos visualmente, porque nos estamos viendo ya, mentalmente, y a lo mejor ustedes también me imaginan a mí. Yo soy una especie de Viejito Pascuero. De manera que es fácil resolver ese problema. Yo ¿cómo me los imagino a ustedes? ¡Igual que el Barraquito y la Colombina que son los hijos más chicos que tengo! El Barraquito, que se llama Juan de Dios, tiene seis años, y la Colombina que tiene ocho. ¿Cuáles son las edades de los niños?

Flores: Entre diez y once años.

Parra: ¿Y los nombres? Sí, sí, habría que leer las cartas. A ver, abrámoslas, porque sería una barbaridad no abrir algunas de ellas. Aquí tengo a doña Paula Velasco Tapia. ¡Una niñita! ¡Hola Paulita! Estoy abriendo tu carta: “Sr. Nicanor Parra: Estimado Sr. y amigo mío. Yo y mis amigos estamos en el poema “Visión del Mar”. Nosotros queremos preguntarle dónde escribió Ud. el poema”.
.....¡Claro! El poema lo escribí,  a ver, sí, en Santiago. En ese tiempo era yo inspector en el Internado Nacional Barros Arana, que está frente a la Quinta Normal. “Ud. tuvo esa experiencia y sintió las ganas de hacer unos versos al mar. Bueno, no es por intrusa, pero lo que me impactó tan maravillosamente de su lindo poema es que haya sido su experiencia. Me encantaría tener una experiencia como Ud. la tuvo y si la tuvo pueda ser que me conteste para  yo también hacer un pequeño poema como Ud. lo hizo al mar de Chile”.
.....¡Admirable, Paulita! Sería bueno saber si ese poema está empezando o no.

Flores: Ahora un varoncito para que sea la pareja.

Parra: “Combarbalá, 28 de mayo de 1979. Mes del Mar. Querido y muy estimado Sr. Después de saludarlo paso a decirle lo siguiente...” En vez de señor podías haber puesto amigo. Yo prefiero el trato de amigo que de Sr. Dicen que hay un solo Señor y que está allá arriba. “ Espero que al recibo de esta carta se encuentre muy bien de salud...” Sí, así es. Estoy perfectamente bien de salud, a pesar de los años. Tengo sesenta y cuatro años. Pronto voy a cumplir sesenta y cinco. “Yo soy Hernán Aguilera Cortés, alumno del Quinto año B de la escuela AMERICA Nº 332, y me sentí muy contento cuando leí su hermoso poema. A todo el curso le gustó mucho. Cuando leí el poema me lo aprendí de memoria...” ¡Ah! Lo has aprendido de memoria, Hernán. No te imaginas lo que te lo agradezco. “ Conteste lo más pronto que pueda, Sr. Parra, para que yo reciba su carta y saber si la mía llegó a su poder...” Aquí la tengo. La estoy leyendo en estos momentos. Me despido de ti con mucho cariño. Y len envío un ejemplar de Obra Gruesa donde aparece el texto completo del poema. Con don Aliro me voy a permitir hacerles llegar un ejemplar de esta obra, que es la suma de todas la poesía escritas hasta el año 1967.

.....¡Muchas gracias, niños y niñitas!
.....¡Hasta luego!

 
en Revista de Educación, Octubre de 1984.


 

 

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