Entre
paréntesis Ocho segundos de Nicanor Parra
por Roberto Bolaño
(Prólogo del catálogo de la
exposición de Parra que se inaugura hoy en Madrid).
..... Sólo estoy seguro de una cosa con respecto a la poesía de
Nicanor Parra en este nuevo siglo: pervivirá. Esto, por supuesto,
significa muy poco y Parra es el primero en saberlo. No obstante,
pervivirá, junto con la poesía de Borges, de Vallejo, de Cernuda y
algunos otros. Pero esto, es necesario decirlo, no importa
demasiado. ..... La apuesta de Parra,
la sonda que proyecta Parra hacia el futuro, es demasiado compleja
para ser tratada aquí. También: es demasiado oscura. Posee la
oscuridad del movimiento. El actor que habla o que gesticula, sin
embargo, es perfectamente visible. Sus atributos, sus ropajes, los
símbolos que lo acompañan como tumores son corrientes: es el poeta
que duerme sentado en una silla, el galán que se pierde en un
cementerio, el conferenciante que se mesa los cabellos hasta
arrancárselos, el valiente que se atreve a orinar de rodillas, el
eremita que ve pasar los años, el estadístico atribulado. No estaría
de más que para leer a Parra uno contestara la pregunta que se hace
y nos hace Wittgenstein: "¿Esta mano es una mano o no es una mano?".
(La pregunta debe uno hacérsela mirando su propia mano). ..... Me pregunto quién escribirá ese libro que
Parra tenía pensado y que nunca escribió: una historia de la segunda
guerra mundial contada o cantada batalla tras batalla, campo de
concentración tras campo de concentración, exhaustivamente, un poema
que de alguna forma se convertía en el reverso instantáneo del
"Canto general" de Neruda y del que Parra sólo conserva un texto, el
"Manifiesto", en donde expone su ideario poético, un ideario que el
mismo Parra ha ignorado cuantas veces ha creído necesario, entre
otras cosas porque para eso, precisamente, están los idearios: para
dar una vaga idea del territorio inexplorado en el que se internan,
y no muy a menudo, los escritores verdaderos, pero que a la hora de
los riesgos y peligros concretos sirve de muy poco. ..... El que sea valiente que siga a Parra.
Sólo los jóvenes son valientes, sólo los jóvenes tienen el espíritu
puro entre los puros. Pero Parra no escribe una poesía juvenil.
Parra no escribe sobre la pureza. Sobre el dolor y la soledad sí que
escribe; sobre los desafíos inútiles y necesarios; sobre las
palabras condenadas a disgregarse así como también la tribu está
condenada a disgregarse. Parra escribe como si al día siguiente
fuera a ser electrocutado. El poeta mexicano Mario Santiago, hasta
donde sé, fue el único que hizo una lectura lúcida de su obra. Los
demás sólo hemos visto un meteorito oscuro. Primer requisito de una
obra maestra: pasar inadvertida. .....
Hay momentos en la travesía de un poeta en la que a éste no le queda
más remedio que improvisar. Aunque el poeta sea capaz de recitar de
memoria a Gonzalo de Berceo o conozca como nadie los heptasílabos y
endecasílabos de Garcilaso, hay momentos en que lo único que puede
hacer es arrojarse al abismo o enfrentarse desnudo ante un clan de
chilenos aparentemente educados. Por supuesto, hay que saber
atenerse a las consecuencias. Primer requisito de una obra maestra:
pasar inadvertida. ..... Un apunte
político: Parra ha conseguido sobrevivir. No es gran cosa, pero algo
es. No han podido con él ni la izquierda chilena de convicciones
profundamente derechistas ni la derecha chilena neonazi y ahora
desmemoriada. No han podido con él la izquierda latinoamericana
neostalinista ni la derecha latinoamericana ahora globalizada y
hasta hace poco cómplice silenciosa de la represión y el genocidio.
No han podido con él ni los mediocres profesores latinoamericanos
que pululan por los campus de las universidades norteamericanas ni
los zombis que pasean por la aldea de Santiago. Ni siquiera los
seguidores de Parra han podido con Parra. Es más, yo diría, llevado
seguramente por el entusiasmo, que no sólo Parra, sino también sus
hermanos, con Violeta a la cabeza, y sus rabelesianos padres, han
llevado a la práctica una de las máximas ambiciones de la poesía de
todos los tiempos: joderle la paciencia al público. ..... Versos tomados al azar. Es un error creer
que las estrellas puedan servir para curar el cáncer, dijo Parra.
Tiene más razón que un santo. A propósito de escopeta, les recuerdo
que el alma es inmortal, dijo Parra. Tiene más razón que un santo. Y
así podríamos seguir hasta que no quedara nadie. Les recuerdo, de
todas maneras, que Parra también es escultor. O artista visual.
Estas puntualizaciones son perfectamente inútiles. Parra también es
crítico literario. Una vez resumió en tres versos toda la historia
de la literatura chilena. Son estos: "Los cuatro grandes poetas de
Chile/ Son tres/ Alonso de Ercilla y Rubén Darío". ..... La poesía de las primeras décadas del
siglo XXI será una poesía híbrida, como ya lo está siendo la
narrativa. Posiblemente nos encaminamos, con una lentitud espantosa,
hacia nuevos temblores formales. En ese futuro incierto nuestros
hijos contemplarán el encuentro sobre una mesa de operaciones del
poeta que duerme en una silla con el pájaro negro del desierto,
aquel que se alimenta de los parásitos de los camellos. En cierta
ocasión, en los últimos años de su vida, Breton habló de la
necesidad de que el surrealismo pasara a la clandestinidad, se
sumergiera en las cloacas de las ciudades y de las bibliotecas.
Luego no volvió a tocar nunca más el tema. No importa quien lo dijo:
La hora de sentar cabeza no llegará jamás.
|