LA POESÍA DE PAOLO DE LIMA EN SILENCIOSA ALGARABÍA
La poesía de Paolo de Lima da un sustancial giro en esta breve pero significativa colección. No hay referentes claramente determinados, el poema nace de una imagen mental o de una música y se enhebra por extraña asociación léxica para constituir el acabado textual. Podría decirse que el poema se va encontrando a sí mismo en el proceso de su fragmentada creación. Al principio es sólo un impulso sobre el papel en blanco y luego una palabra (un sonido) –cada uno de ellos- se conecta a otro configurando la cadena fónica: imaginaria, compacta, altamente elaborada en el plano del lenguaje. Por eso no hay un tema específico, sino una disgregación conceptual: no hay llegada ni regreso. El periclitante conversacionalismo se asoma a veces, pero incrustado en un expreso devenir neo-barroco. Porque se trata de un tour de force con las palabras –esas putillas del rubor helado- como arrancadas sorpresas del tránsito. Pensado, frío –en el mejor sentido- el estilo de Paolo de Lima da un salto con Silenciosa algarabía demostrando el dominio del oficio de su autor, cuyas raíces remiten al barroco ancestral: Algo está viajando / Y no sé exactamente qué sea. Incertidumbre que es nítida sin embargo en su fijado destino para atrapar el frágil aliento de la humanidad y devorarlo.
[Roger Santiváñez / Hervores de Agosto / el día que se mató Marilyn, 2009]
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MAREAS EN LA PLAYA DE PIEDRA
Donde habitaban mis ojos la luz se ha ocultado
y mis miradas invierten el horizonte—
ya no se adivina más el lento caminar de las mareas en la playa de piedra.
¿El invierno rasguña la corteza del pez? ¿Los alces
pisotean la nieve en desbandada? ¿Cuáles son los ríos
que como lengua astillada rasguñan la cal del silencio? ¿Y cuál es
el silencio, cuál esa lengua como una daga
de improperios en los despojos? Nada siendo útil
se aferra como polvos de alquitrán en las heridas,
nada siendo inútil lo supera en sus llagas.
Y no hay que interrogar al estruendo que la nieve desmorona
ni habitar la forma en cuya función se enreda
una pequeña niña.
No es un trazo esta línea que balbucea
como mancha de ceniza en las heridas del día
las heridas del mundo como un parche
o una ruina dentada buscando las imprecaciones en los péndulos del estío
en los silencios de cristal que la daga hunde
para invadir el invierno.
Pero ahora que los huesos del cielo ya no son de los rezos
ahora que como de un lugar abandonado alejamos nuestras verdades
para depositarlas en la superstición del gatillo
no es un monstruo el que bucea en la línea del sueño
por donde las cosas se deslizan
en la vibrante madrugada de la arrojada marea.
No lo es en el como, no lo es en la letra, no lo es en la sustancia del tiempo.
No lo es: mareas en la playa de piedra.
Paolo de Lima. Lima, noviembre 1971. Ha publicado los poemarios Cansancio (1995)
y Mundo arcano (2002).