“Fue tan
populoso como un recital de Juan Gabriel”, dice Lemebel.
El autor de “Tengo
miedo torero” se zampó una petaca de whisky antes de dejar
boquiabierta a la audiencia que lo aplaudió a rabiar durante
su gira por Estados Unidos.
Cuentan, quienes asistieron a la deslenguada charla -performance
incluida- de Pedro Lemebel en el departamento de Literatura
de la Universidad de Harvard, que el ex "Yegua del Apocalipsis"
se bajó
una petaca entera de whisky mientras dictaba su charla.
Entre discusiones sobre la crónica urbana -el tema que definitivamente
convocó ayer a los estudiantes latinos de la universidad-,
Lemebel también dictó cátedra ante los académicos,
convirtiéndose en la vedette de los expositores que han pasado
por el centro académico de Boston en el último tiempo,
todo esto aumentado por la entrada de su novela "Tengo miedo
torero" ("My tender matador", editorial
Grove Press) al mercado norteamericano.
"Fue una presentación en la que no estuvieron ausentes
los temas que yo trato en mi escritura: minorías y memoria.
Y culminé la presentación con un homenaje a los detenidos
desaparecidos. Dije que, de alguna manera, en términos simbólicos,
los aviones que bombardearon La Moneda habían despegado desde
acá", relató ayer Lemebel directamente desde la
oficina del profesor de Letras chileno Luis Cárcamo, ubicada
en un ala del departamento de Literatura. "Fue tan populoso como
un recital de Juan Gabriel", detalló.
-¿Y cómo lo recibieron?
-Con una risa media torcida, pero también con muchos aplausos.
Si bien es cierto que éste es un lugar del saber ortodoxo,
del saber blindado en términos imperiales, también se
permite la autocrítica. Lo que he echado de menos es la ausencia
del discurso político. Nadie habla de la guerra, ni de los
torturados iraquíes, ni de papá Bush.
-También aprovechó de hablar sobre
la farándula gay chilena.
-Es pura pose y puro cuento. De alguna manera es un lugar que no ha
sido ganado en términos militantes. Es un espacio cómodo
y coqueto que instala el poder. Es un discurso forzado porque sólo
pueden hablar de la homosexualidad, del fashion, del glamour y de
todas estas tonteras frívolas que maneja la farándula.
Es el circo y ellos son los nuevos payasos de la fiesta neoliberal.
-¿Como Jordi Castell?
-No. Yo creo que Jordi me interesa porque desmarca su discurso hacia
otros temas. Es
lo único rescatable de ese zoológico tan superficial
que es la televisión.
-¿Qué tan distinto es ser maricón
a ser gay?
-A ver. No te voy a contestar eso porque creo que es agresivo en tu
boca.
-Pero si eso es algo que usted mismo ha dicho,
pues. Tal como su analogía entre salir del clóset o
del ropero.
-Es que yo era tan pobre que no tenía ni clóset, ni
ropero. Es más, yo nunca salí del clóset, porque
salía directo a la intemperie. Uno pone algunos límites,
pero cada gay o cada homosexual lleva en sí mismo muchas diferencias.
La categorización dual de decir maricón o decir gay
no es tan así. Hay un abanico infinito de posibilidades de
ser homosexual o ser gay.
-¿Qué es lo más detestable
de la televisión? ¿Yerko Puchento?
-¿Lo más detestable? Yerko, no. Yo soy amigo de Daniel
Alcaíno. Tampoco puedo ser una tonta grave.
-¿Passalacqua también es un aporte?
-No, no, no. No voy a caer en la trampa de la farándula. Córtala.
Yo soy un escritor y no voy a aceptar que me trates como la loca de
las letras. Ya, chao no más. Me chorié contigo.
Foto: Héctor
Ruz
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Hilarante escritor
sacó aplausos de universitarios
Lemebel estremeció
a todos con su relato de zoofilia
por Marianela Cisternas
Las Ultimas Noticias, Viernes 9 de
abril de 2004
“Quise
darle un espacio a algunas amorosas perversiones sexuales que ocurren
en la urbe y que se publicitan de forma demoníaca”, contó.
La homosexualidad y el travestismo siempre han sido el gran tema de
la hilarante y sabrosa pluma de Pedro Lemebel, pero ahora el escritor
quiso ir más allá. En sus nuevos relatos, que ayer leyó
a un auditorio repleto de estudiantes de la Universidad Academia de
Humanismo Cristiano y que planea publicar próximamente, habla
sobre la zoofilia y el incesto.
“Quise darle un espacio a algunas amorosas perversiones sexuales
que ocurren en la urbe y que se publicitan de forma demoníaca”,
dijo al comenzar a leer su relato “Noche quiltra, ¡oh, San Francisco
nunca lo pensó!”.
Lemebel sacó carcajadas y aplausos de los estudiantes cuando
contó la vez en que llegó de madrugada a su población
y después de unos tragos y unos “cuetes” se despertó
y se dio cuenta que “todos los chicos se habían ido, en realidad
casi todos, pensé con los ojos cerrados, sintiendo un bulto
tibio pegado a mi pierna... y era tan suave el pelaje arisco de su
quiltra piel y era tan velludo ese cuero canino que dormía
a mi lado, que no parecía humano ese animal que lamía
mis dedos en el estruje de la caricia”.
“Era más que humana la orfandad negra de sus llorados ojos
y estaba tan solo, tan infinitamente triste, como yo en esa noche
quiltra, que me sentí generoso en la repartija de mi mano multiplicando
fiebres, me sentí San Francisco de Asís, lujuriosamente
enamorado de su lobo, y dejé correr su cochambre tiñienta
por mis yemas... por eso archivé la moral ecológica
en el estante de Greenpeace y le mandé a mi cholo una paja
gloriosa, que nunca una caricia le había concedido y así
se fue, meneándome la cola caninamente agradecido y yo también
le dije adiós...”.
Después de leer otros relatos que también sacaron aplausos,
como el que relata la vida de Benjamín, el primo gay de Violeta
Parra, explicó que en su libro “puedan estar presentes ciertas
sexualidades marginadas o ciertas perversiones, entre comillas, demonizadas
como la zoofilia o el incesto”.
-¿Cómo hablar del incesto sin demonizarlo?
-El título de la crónica te lo puedo adelantar.
Se llama “Me acosté con mi hijo para salvarlo de la droga”.
-Qué fuerte.
-Son realidades poblacionales urbanas, pero tratadas literariamente
y con cierta distancia. No como noticia condenatoria. Cuando estos
temas son tratados por los medios de comunicación ahí
se hace el pecado, no antes.
-¿Alabas, pontificas o muestras?
-Muestro, muestro con la ternura pioja de mis letras
Foto: Abraham Márquez
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El Mercurio
13 de mayo de 2004
Pedro Lemebel se refirió a la revolución mediática
gay que se está generando en Chile, durante su presentación
en la Escuela de Literatura de la Universidad de Harvard, Estados
Unidos. El literato dijo que esta farándula es pura pose, puro
cuento, como todo en Chile, no hay un destape revolucionario, sino
que una tímida muestra contenida. Sobre su propio destape homosexual,
explicó que él nunca tuvo que salir del clóset:
los pobres no tenemos clóset, sino ropero, pero a mí
se me notaba a la legua. El tema que lo llevó a la universidad
norteamericana fue la crónica urbana, género al que
define como un reflejo de la realidad de localidades inocentes y olvidadas.