El autor lleva a la ficción los
últimos tres años del enigmático inmigrante que, a comienzos del siglo
pasado, conmovió a Valparaíso al matar, como si se tratara de una obra
teatral, a extranjeros que consideraba usureros.
Un personaje y una ciudad comparten, casi al mismo nivel, el protagonismo
de “La vida privada de Emile Dubois”, la nueva novela de Patricio
Manns: el enigmático asesino en serie de origen francés
que pasó a la historia policial chilena a comienzos del siglo pasado
y Valparaíso, escenario en que este hombre vivió y cometió sus crímenes,
y cuyos múltiples rincones el autor describe detalladamente.
En el libro, recién publicado por Editorial Alfaguara, el escritor
-también ampliamente conocido como músico- traslada a la ficción los
últimos tres años del protagonista, un sujeto apuesto, refinado y
seductor que fue fusilado en 1907 sin que se comprobara cabalmente su
responsabilidad en varias muertes que habría ejecutado para vengar a
víctimas de abusos económicos.
“En apariencia, Dubois era inocente, al menos en algunos crímenes que
se le imputan. Sin ir más lejos, después de su fusilamiento se cometió
un asesinato similar a los que se le adjudicaban”, comenta Manns, quien
relata las fechorías del criminal sin revelar al espectador las
pesquisas de la policía.
-¿Por qué se interesó en la historia de Dubois?
-La conocí
hace más de treinta años, y se ha escrito y hablado mucho sobre ella. En
Valparaíso hay un bar que lleva el nombre de Dubois y en el cementerio
de Playa Ancha existe una glorieta llena de placas con agradecimientos
de gente humilde que le ha pedido favores y que va a rezarle.
-¿Fue Dubois un vengador, un antihéroe o simplemente un
desalmado?
-Según “El Mercurio” de Valparaíso, hasta último
minuto él clamaba su inocencia, comparándose con un verdugo, es decir,
un funcionario del Estado cuya profesión es matar a criminales. Es una
idea que le rondaba por la cabeza y se empeñó en convencer al juez de
ello. Yo prefiero que el lector decida.
-El protagonista hace hincapié en que sólo asesina a hombres
extranjeros.
-Él sostenía que eran usureros europeos que
estafaban al pueblo chileno. Dubois tenía inclinaciones sociales: luchó
junto al coronel Uribe en Colombia, en la guerra entre liberales (su
bando) y conservadores, y en Ecuador encabezó una huelga de
bananeros.
-También fue actor y tenía un concepto teatral del
crimen.
-Es imposible establecer cuál es la realidad y cuál es la
ficción, pero Dubois presentó en el Teatro de la Comedia, en Barcelona,
España, una obra propia en la cual se afirma que asesinó a uno de los
actores en plena representación. Y él planeaba y ejecutaba sus crímenes
como si fueran el episodio de una obra.
En el cuerpo de John Malkovich
La versión de Patricio Manns sobre la misteriosa vida de Emile
Dubois no se limitará a su recién publicada novela. El autor
también escribió el guión para la película que Nicolás Acuña
(director de “Paraíso B”) realizará con la historia del asesino en
serie, e incluso lo tradujo al francés con el propósito de
interesar a inversionistas franceses en la producción.
Sobre el protagonista del filme, el escritor adelanta que un
posible candidato es el actor estadounidense John Malkovich, el
tipo ideal, en su opinión, para construir el perfil del personaje,
un hombre de intrincada personalidad que acudía a los escenarios
de los crímenes en carroza y mataba ataviado de capa, bastón y
sombrero de copa.
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Patricio Manns
revive a mítico asesino
por Gustavo González
SANTIAGO, abril (IPS) - "La vida privada de Emile Dubois", el
último trabajo del escritor, historiador, cantautor y dramaturgo Patricio
Manns, "es una novela para la devoción y la devoración", afirmó
el director del grupo musical Inti Illimani, Jorge Coulon, sobre este relato
basado en un asesino en serie que conmocionó a Chile a comienzos del
siglo XX.
La obra, lanzada por la editorial Alfaguara el 6 de este mes, fue
calificada por el escritor José Miguel Varas ("El Correo de Bagdad",
"Neruda clandestino") como "una novela popular”, en tanto revive a un
personaje mítico cuya supuesta tumba, en el cementerio de Playa Ancha,
en Valparaíso, sigue siendo hasta hoy objeto de devoción masiva.
"No es una biografía, es una novela", aclaró Manns a propósito de las
licencias propias de la ficción a que tuvo que recurrir para construir
el retrato de Emile Dubois, un emigrante francés descrito como "un ser
carismático y apasionado que sedujo a hombres y mujeres para convertirse
en un verdadero personaje de leyenda".
Un personaje que se jactaba de ser "el mejor actor del mundo" y que
recaló en Chile arrastrando un pasado de aventurero, con escalas de
dramaturgo en Barcelona, guerrillero del bando liberal en Colombia y
minero en Potosí, Bolivia.
Llegó a este país a "montar" su obra final. "Pero en lugar de una
pequeña escena miserable, escogí como escenario todo el puerto de
Valparaíso, como si se tratara de un retablo mágico, gigantesco,
expresivo y potente para mi más importante representación trágica" ,
según lo hace proclamar el autor en la novela.
Esta representación fue una cadena de asesinatos de usureros, en los
cuales Dubois descargó su vocación de anarquista y luchador social y su
impronta de caballero, porque se jactaba de no haber matado nunca "a
ciudadanos chilenos, mujeres y niños".
El 26 de marzo de 1907 se cumplió en la cárcel de Valparaíso el
ajusticiamiento de Dubois. Los meses y semanas previos a su
comparecencia ante el pelotón de fusileros fue profusamente entrevistado
por el diario El Mercurio, dejando así uno de los testimonios en que se
basó la narración de Manns.
Para Coulon, el personaje es la quintaesencia del teatro, porque en
definitiva "es un actor que se representa como actor" en ese escenario
mágico de Valparaíso, el puerto rodeado de cerros que amenazan con caer
al mar, que semeja para algunos una mano de dedos encogidos con la palma
hacia arriba y para otros un gran anfiteatro.
Fue su devoción por el teatro lo que tal vez lo inició a nuestro
personaje en la senda del crimen. En Barcelona presentó una obra de su
creación que incluía hacia el final la escena de un estrangulamiento, en
que el victimario era él.
"Dubois consideró que el actor que hacía el papel de la víctima era
tan malo, que terminó estrangulándolo de verdad sobre las tablas", contó
Manns.
Leyenda, ficción, crónica y testimonio convergen en "La vida privada
de Emile Dubois", esta última novela de Manns, uno de los creadores
chilenos más prolíficos que ha distribuido su vida artística entre la
narrativa, la investigación histórica, la música popular, la poesía, el
ensayo, la dramaturgia e incluso el cine.
Se inició en la literatura en 1967 con "De noche sobre el rastro",
que obtuvo el Premio Alerce de la Sociedad de Escritores, cuando Manns
ya era un compositor e intérprete musical consagrado con su canción
"Arriba en la cordillera", uno de los temas folclóricos más conocidos en
el mundo de habla hispana.
En su obra como historiador y novelador de las luchas sociales
resalta el ciclo de actas que escribió durante su exilio en Francia:
"Actas de Marusia", de 1974, "Actas del Alto Bío-Bío", de 1984, y "Actas
de Muerteputa", de 1987.
"Actas de Marusia" fue llevada al cine por el director también
chileno Miguel Littin, con el actor italiano Gian María Volonté en el
papel principal. Su exhibición estuvo prohibida en Chile durante la
dictadura del general Augusto Pinochet (1973-1990).
En tanto, su novela "El Corazón a contraluz" fue publicada en Francia
en febrero de 1996 y recibió una inmediata aclamación de la crítica
internacional. La versión en español, lanzada en Argentina en septiembre
del mismo año, completó tres ediciones con 15.000 ejemplares.
"El desorden en un cuerno de niebla" , de 1999, fue la novela que
antecedió a "La vida privada de Emile Dubois" y sumó nuevos pergaminos a
la prolífica creación literaria de Manns.
En 1998 se saldó una vieja deuda con él, cuando se le entregó el
Premio Municipal de Literatura de Chile por su novela "Buenas noches los
pastores". El reconocimiento había sido acordado en 1973, pero el golpe
que derrocó al presidente Salvador Allende el 11 de septiembre de ese
año postergó su materialización por un cuarto de siglo.
"Buenas noches los pastores" fue reeditada en 2000.
A fines de 2001 Manns ganó el Premio del Consejo Nacional del Libro y
la Lectura, considerado el reconocimiento literario más importante de
Chile, en la categoría de cuentos inéditos con una serie de relatos
publicada en 2002 bajo el título "La tumba del zambullidor".
"La vida privada de Emile Dubois" será sin duda otro éxito literario
de Manns, según Varas, quien en forma humorística le deseó al libro "una
pronta aparición en el 'mall' de la cuneta", aludiendo a los altos
volúmenes de comercialización callejera que alcanzan ediciones ilegales
de los best-sellers.
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Malo de
adentro:
"La vida privada de Emile Dubois", de Patricio Manns
por Vicente Montañés
Las Ultimas Noticias, Miércoles 28 de abril de 2004
Más conocido por sus afanes expresivos poético-musicales que literarios,
Patricio Manns ha escrito no menos de diez novelas durante
los últimos 35 años. Vista su experiencia narrativa, no debe sorprendernos
la soltura de su pluma al iluminar, en "La vida privada de Emile
Dubois", las andanzas criminales, afectivas y sexuales de ese
célebre asesino francés que hace cien años heló la sangre a los habitantes
de Valparaíso.
Se trata, hay que decirlo, de una ficción elaborada a partir de un
personaje real, y en ella Dubois aparece como el vanidoso actor y
escenógrafo de su propia y escalofriante obra, montada paso a paso
(crimen a crimen) y noche a noche en las habitaciones, calles y cerros
de nuestro puerto principal. Amancebado con la bella Léa, una francesa
de las Antillas, Dubois alterna sus elegantes asesinatos (la víctima
es casi siempre un usurero llegado a Chile desde otras tierras) con
la inquietante tentación de incitar a Léa a que lo imite o acompañe
en sus correrías, como si, parafraseando al marqués de Sade, le explicara
a su amante que en el crimen premeditado habita una forma de felicidad.
Dubois va complicando su propio argumento con consideraciones casi
místicas sobre la venganza como vocación social, pero intuye que,
tarde o temprano, la justicia le echará el guante. La novela se inicia
con buena prosa y una ágil secuencia de diálogos y acciones, intrigando
de inmediato al lector con los manierismos filosóficos de un soñador
que se ha impuesto la fascinante misión de mandar al otro mundo a
especuladores enriquecidos gracias al ahorro de los demás. Diversos
personajes secundarios (como Mercuriano Aponte, notable cochero-ladrón
de latente homosexualidad, o la sodomizada Gioconda, ramera portuaria
que ejerce en El Dedo Sin Uña) amenizan estas escalofriantes aventuras,
dotando al relato de una seductora atmósfera entre gótica y "belle
époque", donde cualquier paradoja, sea crimen, cópula o delirio, parece
posible.
Pero cuando Manns se detiene a describir los encuentros eróticos del
asesino con la disipada Gioconda (a quien descubre abrazando a otra
mujer), vacila por vez primera su pulso narrativo, y la escena amenaza
entonces con traicionar su propia estética, resbalando hacia la frase
obvia o la tórrida -aunque insípida- estampita cuasiporno. El narrador
se recupera, es cierto, pero esta "vida privada" del inescrupuloso
Dubois ya ha perdido su misterio (su tenebroso encanto), y ni el sexo
ni el crimen vuelven a ser lo que eran hasta ese momento: una metáfora
que insinuaba los contornos de una mente enloquecida y poderosa, el
alma llena de sorpresas de un fanático de sí mismo que cree estar
de parte de los oprimidos. Tristemente, y no sin antes estrechar la
mano del poeta Carlos Pezoa Véliz entre los escombros de un Valparaíso
terremoteado, nuestro diabólico héroe pierde densidad poética y va
decayendo hasta convertirse en su referente histórico, un personaje
de crónica libre de toda metafísica: el verdadero Emile Dubois, ese
que enfrentó a ojos descubiertos el pelotón de fusilamiento y que,
fumando su pipa, se declaró inocente hasta el final.
* * * *** * * *
PATRICIO
MANNS, UN ESCRITOR CABAL
La novela pictográfica
Una secuencia de 37
capítulos breves, armados bajo el efecto de una mirada que
estructura bocetos
que buscan atrapar la esencia literaria de Emile Dubois, la persona
real.
por Javier
Edwards Renard
Revista
de Libros de El Mercurio
viernes 7 de mayo de 2004
Larga es la trayectoria de Patricio Manns - poeta, narrador
y músico- como para tener alguna duda sobre su capacidad para
administrar los lenguajes de cada género, siempre al servicio
de su tendencia, casi voraz, a interpretar el mundo.
En su más reciente novela, La vida privada de Emile Dubois,
Manns entrega un texto fiel a su vena más característica,
aquella que lo diferencia de muchos de nuestros narradores en ejercicio:
el amor vital a sus personajes, el entusiasmo por la historia que
relata, a veces y como en este caso, tomada a préstamo de la
vida real. Pero, al mismo tiempo, intenta contener el expresionismo
desbocado de otros de sus libros, el romanticismo extremo que legitima
el relato hasta en su delirio. No estamos aquí ante su desbordante
novela El corazón a contraluz, escrita en torno a la
figura de Julio Popper, el épico cazador de indios patagónicos,
sino frente a un texto preciso, intenso, de rienda corta, de capítulo
breve, escrito como si se tratara de una larga secuencia de bocetos,
en los que el dibujante se aproxima con intimidad a su objeto, rescatando
lo elementos indispensables para registrar su mirada, a través
del trazo grueso y sintético y no con detalle explícito.
Así, La vida privada de Emile Dubois nos entrega aspectos
del iter criminalis de este francés que vivió
en Valparaíso a principios del siglo pasado - arriesgando una
hipótesis, discutible, que desde la dedicatoria justifica ciertos
crímenes como tenebrosos actos de justicia- sin expandirse
a otros territorios, concentradamente en el círculo más
cercano a los hechos, rasgos que ha elegido como relevantes para trazar
su retrato.
El resultado es opuesto y similar al de El corazón a contraluz,
quizás por aquello de que los extremos se topan. Precisa, seca,
cruda a ratos, escrita desde una mirada que pareciera querer congelar
cualquier exceso de emoción, La vida privada de Emile Dubois
también es un excelente texto literario, en el que la pasión
de Manns por su personaje, sus circunstancias, no deja de estar presente.
Entonces, lo que se logra es la épica mínima y monstruosa
del paisaje interior de un alma: la megalomanía de este Emile
Dubois, francés, actor de teatro, personaje frustrado, que
se siente llamado a montar un drama justiciero y total: "Soy
un actor, un gran actor, el mejor actor del mundo y estoy frente a
mi público... escogí como escenario todo el puerto de
Valparaíso, como si se tratara de un retablo mágico,
gigantesco, expresivo y potente para mi más importante representación
trágica".
Patricio Manns no sólo entrega aquí un retrato de la
vida secreta de su personaje, sino que dibuja un ego hipertrofiado
que bien puede ser una certera metáfora de lo que ocurre, en
diferentes niveles, en nuestro país y el mundo, repletos de
justicieros de pacotilla. En este sentido, La vida privada de Emile
Dubois se deja leer como la historia de un terrible Robin Hood,
pero, también, y aquí difiero del exceso de romanticismo
ético de este escritor, como la historia de un auténtico
asesino, porque no hay crímenes que puedan asimilarse a actos
justos, porque nadie puede asumir que el espacio social es su gran
teatro ajusticiador. Tengo en mente las imágenes de prisioneros
iraquíes torturados por los militares americanos; las víctimas
inocentes en la Estación de Atocha; las burdas modalidades
que nuestra política y nuestra farándula han asumido
para "hacerse justicia".
La vida privada de Emile Dubois.
Patricio Manns.
Alfaguara, Santiago, 2004, 204 páginas.
Precio de referencia $7.400.
Visite: Emile Dubois, el
enigmático asesino de Valparaíso, por Rubila Araya.
.......... Emile
Dubois, estilista de la muerte , por Felipe Acuña.