El día sábado 21
de agosto se realizó en Gouda, Holanda, quizá el más
sencillo, pequeño y triste de los homenaje que durante el presente
año se realizan en torno al centenario del legendario poeta
chileno, premio Nobel de Literatura 1971, Pablo Neruda. Este día
un pequeño grupo de personas se congregó en el viejo
cementerio de Gouda, junto a la recientemente descubierta tumba de
Malva Marina Reyes, única hija de Pablo Neruda, buscando recuperar
de esta manera una página poco conocida de la vida del celebre
poeta.
Tras largos meses de búsqueda, dirigida por la
traductora Gien Klaster-Oederek y en la cual participara activamente
Antonio Reinaldos, exiliado chileno residente en Holanda, se logró
ubicar en el viejo cementerio de Gouda la tumba de Malva Marina Reyes,
hija
de Pablo Neruda y de su primera mujer María Antonieta Hagenaar
Vogelzang, de origen holandés.
Malva Marina nació en Madrid el 18 de agosto de 1934. De su
existencia hay escasas referencias en la biografía y obra de
su padre. En 1936, en los albores de la guerra civil española,
Neruda se separa de María Antonieta Hagenaar, quien viaja a
Holanda con Malva Marina. Finalmente María Antonieta deja a
su hija al cuidado de la familia Julsing en la ciudad de Gouda. Malva
Marina sufría desde muy pequeña de hidrocefalia, enfermedad
que finalmente la llevo a la muerte el 2 de marzo de 1942, antes de
cumplir ocho años de vida.
Entre los presentes el sábado 21 de agosto, junto
a la tumba de Malva Marina Reyes, se encontraban Fred Julsing, uno
de los tres hijos de la familia que acogió a Malva Marina y
Nelly Lys-Bekker, la nodriza que cuidara a la niña los años
previos a su muerte. Nelly Lys-Bekker, hoy de 85 años de edad,
dio lectura a un breve mensaje dirigido a Malva Marina a quien recuerda
como una niña alegre.
También participó en este homenaje el poeta español
Marcos Ana, quien permaneciera 22 años en cárceles franquistas,
siendo liberado finalmente gracias a una intensa campaña internacional
en la cual Neruda jugo un papel importante.
Isabel Lipthay, escritora chilena residente en Alemania leyó
un texto relativo al hallazgo de la tumba de Malva
Marina e interpretó junto a Martin Firgau algunas canciones
latinoamericanas, incluyendo una conmovedora canción de cuna,
que fue coreada con emoción por los chilenos presentes. Representantes
del Partido Comunista de Chile y de la Fundación Pablo Neruda
de Ámsterdam se hicieron presentes con breves mensajes, poemas
y flores. Al contrario de lo esperado, no hubo presencia de autoridades
o representantes diplomáticos del estado chileno.
Antonio Reinaldos, convocador de este homenaje, dio lectura a un
mensaje del poeta e investigador Bernardo Reyes, sobrino de Neruda,
que desde Chile, se hacia participe de esta, para su familia, significativa
jornada celebrada en el viejo cementerio de Gouda.
Con este sencillo homenaje de cantos, flores y poemas,
verdadero acto de reparación frente al abandono y olvido, Malva
Marina, única hija de Pablo Neruda, busca dejar constancia
de su pequeña presencia en la historia personal de quien es
celebrado este año como uno de los poetas más significativos
del siglo veinte. El rostro de Malva Marina, que permaneciera desconocido
durante 70 años, sonríe ahora desde las numerosas fotografías
entregadas generosamente por Fred Julsing, su hermano adoptivo, y
que han pasado a engrosar el historial de su breve y silencioso paso
por este mundo.
Juan Heinsohn Huala
Stichting Dunya - Coolsingel 57
3012 AB Rotterdam - Nederland
00 31 10 233 09 10
letteren@dunya.nl
* * * *** * * *
Con la presencia del poeta español
Marcos Ana y de personas que conocieron a la niña, a quien
el escritor llamó "un ser perfectamente ridículo"
Realizan homenaje
póstumo a hija abandonada de
Neruda en Holanda
Un grupo de chilenos, holandeses y españoles
se reunió en el cementerio de Gouda, junto a la tumba de Malva
Marina, quien murió en 1943.
La Tercera
Miércoles 25 de agosto de 2004
El poeta español Marcos Ana pasó 23 años en cárceles
franquistas. Al salir en libertad en 1961, tenía al menos dos
cosas por hacer: primero, perder la virginidad y luego, agradecer
a Pablo Neruda, quien hizo gestiones para que dejara las rejas. Si
el asunto carnal lo arregló con una prostituta apenas quedó
libre, lo segundo es una deuda que todavía sigue pagando.
En junio Ana participó en diversos homenajes al Nobel chileno
y el fin de semana pasado fue uno de los principales asistentes al
tributo a Malva Marina -la hija que Neruda abandonó poco después
de nacer- realizado en Gouda, una localidad holandesa donde está
la tumba de la pequeña a quien el autor de Parral llamó
"un ser perfectamente ridículo, una especie de punto y
coma, una vampiresa de tres kilos".
Un capítulo silenciado
El
caso de Malva Marina, que nació el 18 de agosto de 1934 en
Madrid y que a los pocos días evidenció ser víctima
de hidrocefalia, es uno de los más oscuros y penosos de la
vida del poeta. Cuando Malva tenía dos años, Neruda
la dejó con su madre y ambas se fueron a Holanda. Desde entonces
la niña, a quien García Lorca dedicó un poema,
fue un capítulo que quiso cerrar para siempre: no asistió
a su funeral -en plena Guerra Mundial, cabe decir- ni volvió
a hablar de ella, al menos en forma pública, tras su muerte,
ocurrida el 2 de marzo de 1943.
Sin embargo, como las vidas no pueden diseñarse igual que
los libros, este capítulo que Neruda intentó silenciar,
ahora cobra vida y logra difusión gracias al hallazgo, en Holanda,
de las primeras imágenes que se conocen de Malva. Junto a las
fotografías aparecieron -en la revista Fibra- los testimonios
de Fred Julsing, cuya familia acogió a la hija de Neruda, y
de Neil Leys, su ex niñera. Ambos la recuerdan como alguien
"muy dulce, de hermosa sonrisa". Julsing
y Neils estuvieron también en el homenaje que un grupo de chilenos,
holandeses y españoles le hizo a la pequeña el 21 de
agosto en el cementerio de Gouda, donde hay una tumba que dice: "Aquí
descansa nuestra querida Malva Marina Reyes. Nacida en Madrid, 18
agosto 1934. Fallecida en Gouda, 2 marzo 1943".
"La tumba de la niña se llenó de flores, canciones,
discursos, lágrimas furtivas, fotos de ella, entre sol y chubascos",
cuenta Isabel Lipthay, una de las presentes. "Tal vez esta singular
reunión pública, sin autoridades ni vinos de honor,
íntima, profunda, haya provocado que en algun lugar indefinido
se reconcilien las almas de Neruda y Malva. ¿Quién sabe?",
agrega.
Francisco Torres, director ejecutivo de la Fundación Neruda,
dice que ya pidieron a Julsing las fotos de la niña. "Es
un tema que nos llama a reflexionar. Nos parece interesante que se
llegue a reconstruir esta historia, de la que no se conocía
mucho. Lo que sabemos es que Neruda le enviaba dinero", comenta
Torres sobre un episodio que empaña la cuidada imagen pública
del poeta, en el centenario de su nacimiento.
El terrible silencio del poeta
Cuando Malva Marina nació en Madrid en 1934, del primer matrimonio
de Neruda con Maria Hanegaar, el poeta estaba feliz. Pero la alegría
duró poco. Pronto fue evidente que la niña estaba enferma.
Sufría un mal llamado hidrocefalia, que hace crecer desproporcionadamente
la cabeza y es de pronóstico complejo. Federico García
Lorca le dedicó un poema: "Niñita de Madrid, Malva
Marina,/ no quiero darte flor ni caracola". Neruda, en cambio,
guardó silencio sobre la pequeña y no la menciona en
sus memorias. Hay un poema terrible, eso sí, que se llama Enfermedades
en mi Casa y termina de esta manera: "Por una sonrisa que no
crece, por una boca dulce,/ por unos dedos que el rosal quisiera/
escribo este poema que sólo es un lamento,/ solamente un lamento".
El poeta, enamorado de Delia del Carril, abandonó a esposa
e hija en 1936. Ellas se fueron a Holanda y la madre, empobrecida,
dejó a Malva al cuidado de una familia de Gouda, los Julsing,
uno de cuyos hijos ha recuperado ahora las fotos de la niña.