1.- A mediados de octubre del año de 1994 apareció
en la ciudad de La Paz (Bolivia), aunque su edición culmino
el 5 de diciembre de 1993, una antología de poesía que
llevaba el título siguiente “Album de la nueva poesía
chilena” elaborada por el poeta Humberto Quino Márquez,
autor de más de seis libros de poesía entre ellos “Crítica
de la pasión pura” (1993) y “Tratado de la superstición
de los mortales” (1986). Aunque no he logrado cotejar el dato,
hay una posible segunda edición que fue publicada en Santiago
de Chile en el año 1998.
2.- Más que una figura solitaria, Humberto Quino Márquez,
nacido en 1950, constituye el nudo visible de una variada hilera de
poetas que en la década de los 70, bajo la égida del
anarquismo contra la tiranía gubernamental, se propusieron
enfrentar los modelos académicos y lo hicieron de una manera
continua pero fragmentaria a través de pastiches poéticos
y revistas que no pasaban del número inicial o primicial.
3.- Quino Márquez hace tiempo que venía trabajando en
el acopio de poemas
para este libro, posiblemente desde 1985 ó años antes.
Para entonces ya tenía un borrador donde el autor enfáticamente
hacía resaltar algunos poemas de Raúl Zurita
quien aún era un desconocido en la lectura de los literatos
bolivianos.
4.- Un dato más, Quino Márquez un tanto para vérselas
con todos y con nadie publicó antes “Fosa Común”
(1985), una antología que recogía la producción
poética boliviana un tanto para “confundir” un poeta con otro
poeta y no para diferenciarlos. Se podría pensar que esta obra
es el precedente opositivo de “Album de la nueva poesía
chilena”.
5.- Contrario a “Fosa Común”, “Album de la nueva
poesía chilena” presenta claros objetivos literarios: puntualizar
una línea de lectura y algunos nombres relevantes de la poesía
producida por chilenos. Cada poeta chileno está representado
con uno o tres poemas breves o no tan breves. De ese modo, el Album
incluye a poetas como Juan Luis Martínez, Carmen
Berenguer, Juan Cameron, Gonzalo Millán,
Javier Campos, Rodrigo Lira , Raúl Zurita,
Hernán Rivera, Diego Maquieira, Paul Jolly,
Ricardo Wilson, Natasha Valdés, Jorge Montealegre,
Jorge Ragal, Sergio J. Gonzales, Armando Rubio,
Ramón Diaz Eterovic, Eduardo Llanos, José
María Memet, Mauricio Electorat, Gonzalo Santelices,
Luis Kong y Edinson Carrasco. Además incluye
una bibliografía de los libros consultados.
6.- El Album de Quino es un tajo en la literatura chilena y un proyecto
ambicioso en el que, rara avis, inicia el proyecto poético
con el inconfundible creador de “La Nueva Novela” (1977) que
ha trastocado la visión literaria heredada de Vicente Huidobro
y que recientemente van columbrando actualmente las nuevas generaciones
de poetas de Santiago. No es gratuito que Quino anote estas líneas
en el prólogo que acompaña el Album: “No es una casualidad
(un juego de poetas no abolirá el azar), que esta arbitraria
selección empiece con Juan Luis Martínez, su obra configura
una nueva propuesta verbal, una ruptura/apertura en el espacio lírico
chileno”, anota en su peculiar forma de escribir. El que esté
el poema “La Casa del Aliento” de Juan Luis Martínez
en la apertura del Album, casi edifica las nuevas sensibilidades en
la que se movía la poesía chilena y que eran develadas
por Quino. Esas nuevas sensibilidades eran Carmen Berenguer, Juan
Cameron, Gonzalo Millán, Raúl Zurita, Jorge Montealegre
y José María Memet, entre otros.
6.- “Album de la nueva poesía chilena”, en ese sentido, fue
un proyecto ambicioso por parte de Quino Márquez. Y como todo
proyecto ambicioso sus defectos sobresalían más que
sus virtudes. Sin embargo, esos defectos visibles a los lectores conllevan
algunas certezas poéticas que describen el alma de la poesía
chilena o la heteróclita esencialidad de sus deseos más
profundos y perversos, sus frustraciones, su marginalidad y la doble
moral en la que batalla su hundimiento santiaguino.
7.- “Album de la nueva poesía chilena” es un texto que compromete
más que a los autores citados al propio autor, porque le obliga
a una justificación literaria, acto inexistente en la “Fosa
Común”. De ahí la necesidad de incorporar un prólogo
en dicha obra que tiene la característica de pretexto y hasta
de una confesión de sus propios goces estéticos. “”
titula Quino Márquez ese prólogo. La loca poesía
de una loca geografía
8.- “Album de la nueva poesía chilena” no es una antología
en términos estrictos, sino un extraño libro que bajo
el pretexto de presentar ejemplos de la poesía chilena, impone
el sello personal de un gusto estético. “Parábola/antología”,
la denominó su autor. Se ve que la selección de la poesía
chilena no marca contradicciones ni diferenciaciones entre una voz
y otra voz: pareciera que Zurita toca los mismo temas que toca Cameron
o Millán. En otras palabras, los poemas de estos poetas están
ahí para satisfacer –casi en resonancia o en eco- la misma
variación de una misma voz: la de las preferencias y obsesiones
de Quino. He ahí también su valor más fundamental.
9.- Como las selecciones particularísimas de Bioy Casares o
Borges, “Album de la nueva poesía chilena” configura la revelación
de ese misterio humano que constituye el gusto u obsesión por
determinado poema, tan difícil de evadir cuando se coteja o
lee tal o cual poema chileno: Un Narciso encuentra reminiscencias,
resonancias, ecos, guiños, simpatías, simetrías,
de su propio sentir y vivir en el mundo.
10. Sea como fuere, “Album de la nueva poesía chilena” es el
primer libro boliviano que se detiene en un conjunto de poetas trasandinos
nacidos después de los 40 que en la actualidad sus trabajos
aún perduran.
* * * *** * * *
La loca
poesía de una loca geografía
(prólogo)
I.- Soliloquio sobre la materia
El ejercicio de la literatura, materia vasta y controvertible, a
veces suele deslizarse y anclarse en teorías deleznables, que
esconden su fragilidad detrás de una sagrada cita; estos juegos
de artificio, permiten
por un lado, ahorrarse la molestia de pensar y por el otro, encubrir
el vacío con un dedo. El trabajo de investigación y
crítica que supone una antología, bordea el magno círculo
de la subjetividad o la objetividad, viejos instrumentos conceptuales
pre-hegelianos, para ser lo que siempre ha sido: una cópula
orgásmica/estética del lector con el texto, del texto
con el lector (Tiresias se muerde la cola): v.gr. la fiesta en el
lecho del parnaso del "lector macho" (Cortázar).
Este acto genésico, el ritual del placer estético, traspasa
ambas esferas: lo objetivo se hace subjetivo y lo subjetivo se hace
objetivo. Concebida una antología de esta manera es inútil
exigirle al "antologador", la confirmación de nuestros
gustos o disgustos, porque, o bien sería pedirle peras al poeta
o perlas al autor de esta selección. Ahora, como este fruto
no es una mónada, es decir un huevo encerrado en sí
mismo, sino un río que se interna en los dominios del lenguaje
poético, el fluir de esta savia, el péndulo en movimiento
perpetuo, no tendrá otro escollo que la ceguera del lector:
ver para no ver.
II.- Preliminar hálito
Esta muestra de la nueva poesía chilena, pretende construir,
a pesar de los vacíos y las omisiones, un nódulo poético,
diferenciado de la generación anterior: pienso en Huidobro,
en De Rokha, en G. Rojas, en Parra, en Lihn, en Neruda, etc., etc.
Más, no por eso se hecha por la borda la tradición literaria,
ella está presente en cada uno de los discursos de esta poesía.
Si por tradición entendemos, no la ciega adherencia a un modelo
previamente establecido, sino la transmisión, cuestionada y
enriquecida de un determinado caudal cultural: la tradición
no es la negación de la creatividad y la creatividad no es
la negación de la tradición. La relación entre
tradición y ruptura, ya señalada por O. Paz, nos induce
a pensar en el salto cualitativo de la vieja dialéctica: el
salto cualitativo está expresado de una conciencia de sí,
que ilumina el vínculo entre realidad y lenguaje, desde una
nueva perspectiva estética.
III.- El rostro de la palabra
Las formas de la poeticidad, es sabido, son homogéneas, y
por lo mismo irreductibles, la poetización de un lenguaje,
instaura un caos generador, así en los significantes como en
los significados: la poesía se transfigura, tanto en los discursos
llamados "herméticos" como en aquellos que suponen
una transparencia.
IV.- Llegada la noche ¿dónde el cazador?
La degustación de esta poesía, nos incita a formular
ciertas hipótesis, que dentro de la variedad de interpretaciones
que se han dado en torno a ésta: Carlos Cociña, Floridor
Pérez, Valente, etc., no carecen de cierto interés:
1) La reflexión/inflexión sobre el lenguaje poético.
2) La rearticulación del lenguaje poético con el contexto
social. 3) La absorción de otras fuentes: la tradición
anglo-americana: Eliot, Pound, W. Williams y la revaloración
de lo propio: Huidobro, Parra y G. Rojas antes que Neruda. 4) La abominación
de toda retórica. Este universo conceptual podría expresarse
como: A) La utilización de la ironía como un arma de
múltiples filos; el poeta que se revuelve en el pantano (sociedad
opresiva e injusta), el poeta que se revuelve contra sí mismo
y trata de recobrar su halo humano; B) El humor, negro/blanco/rojo:
ese líquido del cuerpo que repudia toda ilusión, el
velo que descubre lo real-real; C) La palabra que trabaja con su propio
hilo: la orgía verbal que ha dejado de ser un juego inofensivo,
para ser rigor, precisión, belleza: un oficio en el que se
va la vida. (¿Quién dijo eso?); D.- La inserción
en la costra del gran monstruo: la historia como epifanía de
la rebelión = a la rebelión como epifanía de
la historia.
V.- Justificación de la cronología
No es una casualidad (un juego de poetas no abolirá el azar),
que esta arbitraria selección empiece con Juan Luis Martínez,
su obra configura una nueva propuesta verbal, una ruptura/apertura
en el espacio lírico chileno.
VI.- De las innumerables dificultades que entraña un final
feliz
El difícil acceso a los textos, para quién no visita
Chile, desde hace más de una centuria, tuvo un obstáculo
más: la diáspora/exilio, de una parte de los poetas
aquí presentes, obra de la mano negra del papá idiota
y sus consortes. Por eso mísero y errante, sólo espero
del benigno/maligno lector, la feliz conclusión de esta parábola/antología.
VII.- Del clásico besamanos
Quiero dejar constancia (¡es suficiente!), que este texto no
hubiera sido posible, sin la generosidad de Blanca Wiethüchter,
de Ricardo Wilson, de Sergio Gaytan, de Gonzalo Santelices y de los
editores de las revistas: LA GOTA PURA, LITERATURA CHILENA EN EL EXILIO,
ETC.
HUMBERTO QUINO MARQUEZ
Madrid/ AGOSTO QUINCE/MIL NOVECIENTOS OCHENTA Y CINCO