Bolaño:
Elegía y alegría
Chris
Andrews*
Revista Mensaje N°494, Noviembre de 2003
Es propio del poema lírico captar un momento, suspender
el flujo del tiempo. El poema lírico es enemigo de la sucesión.
Y esta característica es la que marca los inicios de Roberto Bolaño
en la literatura, pues es justamente la poesía la pista de despegue de
la cual dijo provenir como narrador; su amor primero y persistente hasta su muerte.
Venía precisamente de la poesía lírica post-surrealista:
el infrarrealismo que fundó y practicó en México con
el poeta Mario Santiago se situaba en este linaje. Los orígenes poéticos
de Bolaño se ven en su prosa narrativa, no sólo en la temática
(hay muchos personajes poetas o aspirantes a poetas), sino también en la
escritura misma.
No duda en emplear imágenes sorprendentes, incongruas o exorbitantes. Como
los surrealistas, confía en los sueños, y los relata con gran naturalidad.
Con sus frecuentes numeraciones y variaciones sobre un tema proyecta el paradigma
sobre el sintagma: ensarta en sus oraciones elementos similares entre sí
(puede ser una similitud de sonido o de sentido). Para Román Jakobson,
esto es el proceso fundamental de la poesía.
Y, sin embargo. Roberto
Bolaño no escribe lo que se llama una prosa poética o lírica,
es decir, cargada, ornada o preciosa. Más bien, en su caso, los recursos
poéticos están al servicio del relato, de manera que, junto con
sorprender, las imágenes también profundizan la descripción
de un ambiente o la caracterización de un personaje. Por ejemplo, el narrador
de Nocturno de Chile(1) describe
así los ojos de Farewell, suma autoridad de la crítica literaria
chilena (personaje que oculta al ya fallecido y mítico Alone): "entrecerrados
como trampas para oso fallidas o destrozadas por el tiempo y las lluvias y el
frío glacial" (p. 1 18). Este símil es como una pequeña
bifurcación en la trama —vemos fugazmente un paisaje nórdico— pero
también tiene una justificación sicológica: Farewell envidia
a Urrutia Lacroix, pues éste ha conocido a los generales de la Junta. El
crítico ha gozado de su poder en el mundo de las letras criollas, pero
hubiera querido acercarse al verdadero poder. En este sentido ha fallado, como
las trampas para oso.
Los surrealistas relataban sueños en pequeños
textos sueltos, y apreciaban su carácter de fragmentos enigmáticos.
Bolaño procede así en algunos textos poéticos (como "Un
paseo por la literatura"), pero en su narrativa integra los sueños
en la trama. Y en muchas ocasiones los sueños proporcionan una lectura
lúcida de los hechos vividos por los personajes. En Estrella distante(2)
por ejemplo, después de leer las revistas dejadas por el detective
Romero, el protagonista sueña con el naufragio de un galeón. Ve
a Carlos Wieder flotando, agarrado a un tonel de aguardiente y a sí mismo,
agarrado a un palo de madera podrida (p. 131). Comprende que ha viajado en el
mismo barco que Wieder, un barco que simboliza innegablemente la República
chilena de los años setenta. (Se podría discutir largamente acerca
de los sentidos simbólicos del tonel y del palo, pero cabe decir que el
aguardiente es un veneno donde no hay agua dulce).
En cuanto a las enumeraciones
y variaciones, no van necesariamente en contra de la tensión narrativa.
Su orden no es casi nunca indiferente. En muchos casos hay un crescendo,
como en el episodio del descubrimiento de la sala de tortura en Nocturno de
Chile. Hay tres versiones sucesivas de la visita al sotano, culminando con
la visión del cuerpo torturado, y cada versión agrega detalles que
profundizan el horror de la escena (pp. 138-141). Aun en el cuento "Fotos"
(Putas asesinas(3)), que a primera
vista parece ser una enumeración sin argumento de poetas francófonos
encontrados al azar por Arturo Belano en una antología, los elementos supuestamente
discretos empiezan a relacionarse. Fantaseando sobre las fotos, Arturo Belano
imagina una historia de amor entre Claude de Burine y Dominique Tron, historia
que prefigura su propio encuentro con la imagen de NadiaTuéni, "la
musa provisional", que, encabezando la legión de poetas olvidados
y consagrados, da al poeta chileno perdido en África la fuerza de levantarse
y ponerse a caminar, dejando atrás el pueblo devastado donde se agarró
a la antología como a una cuerda de salvamento. Como a Georges Perec, uno
de sus autores preferidos, a Bolaño le gustaban las listas; y, como Perec,
sabía convertirlas en historias.
"Fotos" representa el
polo enumerativo o paradigmático dentro de la cuentística de Bolaño,
pero hay muchos cuentos que relatan también una historia lineal. Estos
tienen al lector en vilo muy eficazmente, y sin embargo no se conforman a modelos
ya catalogados. Su eficacia puede explicarse en parte por un análisis formal.
Borges, Ricardo Piglia y Guillermo Martínez han elaborado una teoría
del cuento como ocultación y revelación de una historia (o una lógica)
secreta. En la versión de Guillermo Martínez, a la lógica
inicial, la del sentido común, se va sustituyendo la lógica de la
ficción, de lo que va a pasar (porque hay un pacto tácito entre
el autor y el lector de que "algo va a pasar"). La lógica de
la ficción va "adueñándose poco a poco de la escena",
llevando el lector hasta el final con un sentimiento de necesidad, si las cosas
han salido bien ("El cuento como sistema lógico" (4)).
Esto vale para el cuento clásico, pero, como dice Piglia, la versión
moderna del cuento "abandona el final sorpresivo y la estructura cerrada;
trabaja la tensión entre las dos historias sin resolverla nunca" ("Formas
Breves''(5), p. 108). Bolaño
ha inventado nuevas maneras de trabajar esta tensión.
En "Compañeros
de celda' (Llamadas telefónicas(6)),
por ejemplo, se invierte el proceso por el que la lógica de la ficción,
fantástica en este caso, va adueñándose de la escena. Sustentada
por alusiones a una serie de tópicos (casa encantada, vampiro, súcubo),
la lógica fantástica emerge poco a poco y luego se retrae, sin dejarse
asir ni disipar del todo. En "Dentista" (Putas asesinas) parece
que la lógica de la ficción va armando la historia de una "salida
del armario", pero el argumento da un giro, y la supuesta historia secreta
queda marginada por algo más secreto aún: la revelación inefable
del "misterio del arte" a través de los textos del niño
prodigio José Ramírez. En "Últimos atardeceres en la
tierra" (Putas asesinas), más que desdoblada, la lógica
de la ficción está fragmentada. Va sembrando dudas y cultivando
una lectura paranoica (¿puede ser que el ex clavadista haya tendido una
trampa al padre de B?). Sabemos que algo va a pasar, pero en este caso tenemos
la impresión de que puede pasar cualquier cosa en cualquier momento. Una
vez creado el ambiente ominoso, Bolaño consigue levantar sospechas simplemente
enfocando un objeto o un movimiento, como en una película de David Lynch.
Intensidad
y Extensión
Bolaño, por supuesto, no sólo fue
un cuentista. Supo compaginar la intensidad del cuento corto con la extensión
de la novela mediante dos procedimientos característicos: el de entretejer
sus relatos para hacer una red, como en la parte central de Los detectives
salvajes, y el de dilatar un relato ya escrito, como en Estrella distante
y Amuleto, que 'explotan' sendos capítulos de La Literatura nazi
en América y Los detectives salvajes. Bolaño describe
el segundo procedimiento en el pequeño prólogo a Estrella distante.
Allí dice haber discutido con Arturo Belano y el fantasma de Pierre Menard
'la validez de muchos párrafos repetidos'. Entre esos párrafos en
que sólo se han cambiado los nombres de los personajes, hay páginas
e incluso capítulos enteramente nuevos. Como Balzac y Proust, que iban
incansablemente rellenando sus textos, Bolaño fue un escritor expansivo
en el sentido más literal. Los resultados de su procedimiento dilatador
se ven tanto en la sintaxis de sus frases como en la estructura narrativa. Respondiendo
a las preguntas de sus traductores, a veces no sólo clarificó el
sentido de una expresión, sino que dio una versión ampliada, que
no habría desentonado en el texto original. Fue como si la pregunta, obligándolo
a volver al texto ' 'provisoriamente definitivo' (como dicen los miembros de l'Oulipo(7))
lo hubiera movido a relanzar el proceso de expansión. Lejos de diluir la
materia de su ficción, esta dilatación la enriqueció de nuevos
detalles y retoños narrativos que hubieran podido servir de puntos de partida.
De ahí, en gran parte, la impresión de facilidad que, como notó
Nora Catelli, se desprende de la obra de Bolaño.
Paradoja
Literaria
Tocó en suerte a Roberto Bolaño ser un escritor
elegiaco. La historia le dio su gran tema: las desdichas de su generación
perdida, la de los latinoamericanosque se hicieron adultos, a veces muy bruscamente,
en los años setenta. Al final de Amuleto(8),
Auxilio Lacouture ve a una legión de jóvenes caminando hacia un
abismo y cantando. "Quiso mi mente, dice Auxilio, recordar un texto que hablaba
de niños que marchaban a la guerra entonando canciones, pero no pudo"
(p. 152). Conjeturo que ese texto es La Cruzada de los niños, de
Marcel Schwob, autor francés que estaba casi olvidado en Francia hasta
las recientes reediciones de su obra, debidas en gran parte a la influencia de
Borges. Los jóvenes idealistas de Bolaño son harto menos idealizados
que la pequeña Allys de Schwob, guiando al ciego Eustace, pero su idealismo
está igualmente abocado al fracaso. Las vidas que nos relata Bolaño,
imaginarias o no, están llenas de esperanzas y proyectos fallidos. A él,
como a Samuel Beckett, el éxito le parece pobre y monótono, comparado
con la casi infinita variedad del fracaso. Y sin embargo, leer a Bolaño
no es deprimente, muy por el contrario. Muchos lectores han atestiguado los efectos
vigorizantes de su prosa.
Nos hallamos ante una paradoja afectiva comparable
al viejo problema de la tragedia —¿por qué da placer?— que ha preocupado
a los teóricos de la literatura desde Platón hasta Terry Eagleton.
En su reciente libro, Sweet Violence(9),
Eagleton sostiene que el placer que procura la tragedia radica en el impulso de
muerte freudiano. No creo, sin embargo, que se pueda explicar así la alegría
que da la escritura elegiaca de Bolaño. Por el contrario, sus personajes
más ejemplares y memorables lo son por su voluntad de perseverar en su
ser y no participar en su disolución. Rechazan lo que Spinoza lláma
las 'pasiones tristes', las que nos separan de nuestra potencia activa. Para estos
personajes, el impulso de muerte parece no existir; la muerte viene de afuera.
A nivel del individuo, esto vale tanto para los malos como Carlos Wieder en Estrella
distante como para los buenos, personificados, a guisa de ejemplo, en Auxilio
Lacouture, la madre (y la santa) de la poesía mexicana en Amuleto. A nivel
del grupo, en cambio, el malo (ya sea Carlos Wieder o los asesinos de Roque Dalton)
encarna el impulso de muerte, y así, precisamente, se distingue del bueno.
Carlos Wieder es "dueño de sí mismo" como muy pocos, pero
sólo de sí mismo, y por eso no es adulto (p. 153). Los buenos no
suelen triunfar en la obra de Bolaño, pero aun derrotados comunican alegría
simplemente por su existencia y su modo de ser: valiente sin necesidad de heroísmo,
generoso sin el prurito de complacer a todos, ajeno al sadismo como al masoquismo.
La
obra de Roberto Bolaño es una vasta elegía que, paradójicamente,
emana energía y alegría, una red de relatos que creció vertiginosamente
por dilatación sin diluirse. Los relatos individuales mantienen la tensión
narrativa por un juego sabio y siempre renovado con las expectativas del lector,
y están enriquecidos por un empleo ingenioso de recursos propiamente poéticos.
La narrativa de Bolaño, tan singular y valiosa en sí, pone también
en duda las oposiciones con las que pensamos habitualmente el espacio literario,
sea en América Latina o en el mundo anglosajón, y así abre
paso a nuevas búsquedas, no todas abocadas al fracaso.
*
Profesor en la Escuela de Lenguas de la Universidad de Melbourne, Australia. Ha
traducido al inglés Nocturno de Chile de Roberto Bolaño [By
Night in Chile, Harvill, 2003] y está trabajando en la traducción
de Estrella distante.
NOTAS
(1)
Anagrama, Narrativas Hispánicas, N° 293, Barcelona, 2000, 150 pp.
(2)
Anagrama, Compactos, N° 242, Barcelona, 2000, 160 pp.
(3)
Anagrama, Narrativas Hispánicas, N° 314, Barcelona, 2001, 232 pp.
(4)
Ver
http://guillermomartinez.8m.net/ArticulosyEnsayos/elcuento.htm
(5)
Anagrama, Narrativas Hispánicas, N° 292, Barcelona, 2000, 142 pp.
(6)
Anagrama, Narrativas Hispánicas, N° 236, Barcelona, 1997, 208 pp. También
en Anagrama, Compactos, N° 282, Barcelona, 2002, 204 pp.
(7)
Oulipo («Ouvroir de littérature potentielle» o «Taller
de literatura potencial») fue un grupo fundado en 1960 por Francois Le Lionnais,
matemático apasionado por la literatura, y por el escritor Raymond
Queneau,
también devoto de la lucubración aritmética. Al grupo se
le une gente de la talla de Georges Perec, Marcel Duchamp o Italo Calvino. Oulipo
no es un movimiento literario ni una escuela teórica o crítica,
sino una especie de grupo de investigaciones de literatura experimental, cuyo
propósito es
proporcionar formas literarias susceptibles de promover
creaciones novedosos. (N. de la R.)
(8)
Anagrama, Narrativas Hispánica, N° 267, Barcelona, 1999, 160 pp.
(9)
Sweet Violence. The Idea of the Tragic. Blackwell Publishing, 2002, 384
pp.
Obras
de Roberto Bolaño
Libros de poesía
-Reinventar
el amor (1976)
-Muchachos desnudos bajo el arcoiris de fuego(1979)
-Fragmentos
de la Universidad Desconocida (1993)
-Los perros románticos
(2000)
-Tres (2000)
Volúmenes de cuentos
-Llamadas
telefónicas (1997)
-Putas asesinas (2001)
-El gaucho
insufrible (2003, postumo)
Novelas
-Consejos de un discípulo
de Morrison a un fanático de Joyce (1984)
-La pista de hielo
(1993)
-La literatura nazi en América (1996)
-Estrella
distante (1996)
-Los detectives salvajes (1998)
-Amuleto
(1999)
-Monsieur Pain (1999)
-Nocturno de Chile (2000)
-Una
novelita lumpen (2002)
-Amberes (2002)
En preparación
-2666
(libro dividido en 5 volúmenes, cuya publicación se iniciará
el próximo año).
Estudios sobre Bolaño
-Roberto
Bolaño. La escritura como Tauromaquia. Celina Manzoni y otros (2002).
-Territorios
en Fuga. Estudios Críticos sobre la Obra de Roberto Bolaño,
Patricia Espinosa y otros, Santiago, Frasis Editores, 2003.