Ramón Díaz Eterovic:
Las motivaciones de Heredia.
Periódico Literario "Carajo".
N° 5, edición del mes de noviembre de 2005.
Ramón Díaz Eterovic:
"Yo sólo busqué un punto de vista diferente para
mirar la sociedad chilena".
A la sombra del dinero se llama el último episodio
de las aventuras policiales del detective Heredia, luego de la serie
televisiva que mostró sus aventuras en la pantalla chica. El
investigador vuelve con un caso de corrupción que podría
ser extraído de la mezcla entre la crónica policial
y política de la prensa de los últimos años.
Como siempre, Ramón Díaz Eterovic construye aquí
una
novela donde los chilenos pueden mirarse como en un espejo de agua,
pero en la desembocadura de cualquier río, en esa agua grisácea
y oscura que porta la suciedad encubierta de la ciudad. En esta entrevista
el autor reconoce la profunda relación que existe entre las
motivaciones justicieras de Heredia y sus propias motivaciones. A
Díaz Eterovic le molesta la injusticia, las desigualdad y la
marginación, sin embargo, sólo acepta llamar al detective
"su hermano interior" y no su alter ego, porque para
eso tiene al gato Simenon cuya única misión es lanzar
un par de frases para luego sentarse frente a la ventana y ver pasar
la vida sin preocupaciones.
- ¿Tendrás que asesinar a Heredia en algún
momento de tu vida?
- No, de ninguna manera. Sin perjuicio de que más adelante
escriba sobre otros temas, Heredia es un personaje que me acompañará
hasta que no me quede más hilo en la carreta. Siempre me he
visto escribiendo una última novela de Heredia, en una época
en que los dos estemos más viejos. Solo espero tener la oportunidad
de hacerlo. Además, ya tengo lista la próxima novela
de Heredia: "El segundo deseo" y trabajo en la siguiente
que, por ahora, se llama "Cita con la memoria". O
sea, hay Heredia para rato.
- ¿Cómo te relacionas con el personaje?
- He llegado a la idea de que Heredia es una suerte de otra personalidad,
de amigo o de hermano interior, citando a Paul Auster. Imagino que
todas las novelas que escribo salen de encuentros y de conversaciones
que tenemos, por lo tanto es un amigo con el cual todavía me
resulta muy atractivo sentarme a conversar y escuchar sus historias
y luego tratar de pasarlas al papel. Y creo también que sigue
siendo un punto de vista válido y vigente para seguir observando
la sociedad chilena y hablando de temas que me interesan tratar a
través de la literatura.
- ¿Por eso los episodios de Heredia siempre están
en el contexto de nuestra realidad social y política?
- Más de alguna vez he dicho que las novelas de Heredia han
terminado siendo una cronología social del Chile de los últimos
30 años. Creo que uno de los puntos de interés para
algunos lectores es precisamente la posibilidad de encontrarse con
una mirada de la historia chilena. Hay otros que buscan el personaje,
que buscan sus diálogos con el gato o sus preferencias literarias,
pero creo que hay un grupo importante de lectores que buscan en las
novelas la mirada del Chile nuestro, de ayer y de hoy, porque las
novelas de Heredia no se quedaron clavadas en la época de la
dictadura, han evolucionado con la transición democrática
y con la época actual.
- Evoluciona, pero no transa y sigue estando al margen…
- Eso es parte de la magia del personaje, que no transa con su manera
de ver las cosas, su manera de ver la vida, con los valores que él
sustenta y por lo tanto, termina siendo un personaje que está
en un lado completamente opuesto al faranduleo y el individualismo
exacerbado que hoy vivimos, alguien que todavía cree en la
solidaridad, que todavía cree en la justicia, en la verdad,
en jugársela por otro. No está vendido al sistema. Tiene
que ver también con un Chile que subsiste y que no se relaciona
con la modernidad neoliberal que se nos vende como la gran panacea.
Basta con recorrer la calle Bandera, que es una de las calles favoritas
de Heredia, para darse cuenta que hay un Chile subterráneo,
que no es el Chile de los mall ni el de la farándula televisiva,
ni el de los diario para lectores unineuronales. Por ejemplo, me impresiona
mucho ver, lo que probablemente sea un tema que luego aparezca en
una novela de Heredia, la existencia de tiendas de juguetes de segunda
mano y ver a niños en la vitrina alucinando con un juguete
que a simple vista está usado y descolorido.
- ¿Y que te provoca eso?
- Tristeza, porque para mi un juguete está asociado a lo nuevo,
al misterio de una caja o un paquete que se abre por primera vez.
Me da rabia pensar que hay un montón de niños que deben
conformarse con un desecho. Eso habla de un horizonte muy estrecho,
y si tu lo extrapolas encuentras que ese niño que mira en la
vitrina el juguete usado es el mismo que después va a tener
que conformarse con la peor educación, con la peor salud que
le puedan dar en el país, con los peores trabajos, con los
trabajos más mal pagados, entonces es el inicio de una vida
marginal, de poca o escasa proyección.
- ¿Es claro que te provoca fuertemente la desigualdad,
hay también ahí un germen para lo que te provoca escribir?
- Heredia también responde a una visión de mundo del
autor y a mí desde siempre me ha inquietado el tema de la injusticia,
de la desigualdad, de la falta de oportunidades, y de la existencia
de lo que ya no se habla: las distintas clases sociales. Y escribo
de eso, porque son temas que duelen y sobre los cuales no es posible
quedarse al margen.
- ¿Se podría decir entonces que el detective Heredia
es tu alter ego?
- Después de una decena de novelas protagonizadas por Heredia,
he llegado a la conclusión de que mi alter ego es el
gato Simenon. Por el humor que se gasta y porque es un tipo que siempre
anda con impertinencias, por lo menos contra Heredia y porque me encantaría,
si existiera la reencarnación en la que creen algunos, ser
un gato que pasara todo el día echado frente a la ventana viendo
pasar la vida, sin muchas inquietudes.
- ¿Y entonces que rol juega Heredia en relación
a ti, al autor?
- Heredia al comienzo puede haber tenido ciertas cosas del autor,
como la ironía, cierto humor negro, desde luego la mirada de
las cosas, pero en la novela ha ido adquiriendo una personalidad propia
y termina siendo diferente al autor. Una vez me decía un amigo
muy querido, el fallecido crítico Mariano Aguirre: "Se
ve que inventaste a Heredia para hacer las cosas que tu no eres capaz
de hacer" y puede que haya tenido razón.
- Decías que hay lectores que se interesan por otros aspectos
de Heredia, por ejemplo las citas literarias. ¿Tú te
alejas de las referencias de Heredia o son el reflejo de tus lecturas?
- Las lecturas de Heredia son mis lecturas. Yo soy un buen lector
de poesía y a medida que voy leyendo voy encontrando versos
que reflejan los sentimientos de Heredia. Entonces los guardo y utilizo,
porque las citas que hace Heredia son un ordenamiento de su pensamiento.
De pronto hay cosas que por sí mismo no las puede explicar,
pero encuentra un verso que sintetiza su pensamiento frente a determinada
situación o estado de ánimo. Desde un comienzo me interesó
vincular a Heredia con el mundo de los libros, porque también
los libros y la poesía son parte de un mundo que vive en la
marginalidad. Cada vez menos gente lee, cada vez se lee menos poesía.
También hay un rescate de algo que nos pertenece pero que va
cayendo en el olvido, como ciertos sectores de la ciudad que van desapareciendo
y que son rescatados en las novelas de Heredia. Eso contribuye a la
identificación con el personaje y con sus historias.
- Heredia pone límites morales a su oficio, por ejemplo
no considera casos de celos conyugales, ¿cuáles son
las limitaciones morales que pones en tu oficio de escritor, cuáles
son los casos que no tomas?
- Como escritor no escribiría cosas por el mero hecho de ganar
plata, que me significaran escribir sobre temas y personajes que no
me interesan. Otro límite es no transar con las cosas que quiero
decir, si alguien quisiera cortarme un capítulo porque no es
políticamente correcto yo no lo aceptaría, porque la
escritura es mi espacio para la libertad, donde digo lo que quiero
decir y no acepto que se metan en ese territorio.
- ¿Será que de alguna manera radica en la libertad
de Heredia tu propia libertad?
- Indudablemente, el espacio de escritura es el espacio donde está
la libertad absoluta, digo lo que quiero y voy a donde quiero. Es
el lugar donde habitan mis sueños y mis verdades más
amadas.
- ¿Te es placentero escribir entonces?
- Si, por supuesto, soy tremendamente feliz cuando escribo. No hay
nada más placentero que trabajar en un capítulo de novela,
en un cuento, y sentir que la historia fluye fácilmente, que
avanzan las páginas y que de "la nada" comienza a
crecer un mundo autónomo que, llegado cierto momento, incluso
deja de pertenecerte.
- ¿Cómo comienzan tus novelas?
- Parto con una idea general de lo que puede ser y luego me hago un
pequeño esquema de los acontecimientos, un esquema que puede
ser una frase por capítulo, más bien como recordatorio,
un pequeño memo. Busco que cada capitulo sea un cuento, se
planteen situaciones, se desarrollen y lleguen a una especie de final,
un final abierto desde luego, para que continúe en el siguiente
capítulo. Ahora bien, siempre la planificación inicial
es algo frágil, porque al correr de la novela aparecen elementos
y situaciones que te llevan a otro lugar, distinto al inicialmente
concebido. Eso es parte de la magia de escribir.
- ¿Cuál es la diferencia entre escribir novela policial
y otros géneros?
- Escribir novela policial talvez sea más difícil que
escribir otro tipo de novela, porque implica un grado alto de coherencia
con la historia, de verosimilitud.
- ¿Qué busca un lector de novela policial?
Hay cierto lector que lee pensando en el puzzle, en la sorpresa, en
el enigma, a pesar de que no es algo que a mi me interesa mayormente.
A mi me interesan más los lectores que buscan las características
de los personajes, las ambientaciones, las causas últimas de
los crímenes que se narran. Me interesan los lectores que buscan
buena literatura en la narrativa policial y no sólo un acertijo.
- ¿Y cuál es tu relación de lector con la
novela policial?
- He leído los clásicos y procuro estar al día
con los nuevos autores que aparecen. Pero en general he leído
menos narrativa policial de lo que se pueda pensar. Para acceder a
los trucos del oficio he leído libros de criminología,
revistas de armas, medicina forense, etc. Pero no soy un experto en
el tema, como puede serlo un policía o detective profesional.
Y bueno, Heredia tampoco es un investigador profesional, y por eso,
para las cosas más técnicas del oficio policial, se
apoya en amigos que son periodistas, policías o abogados. Heredia
es un aficionado que confía en el olfato para resolver sus
casos y cuya formula de éxito es "S y S". O sea,
sudor y suerte.
- Escribir novelas de tipo policial fue espontáneo para
ti, sin embargo te agregaste a un grupo de escritores latinoamericanos
que se optaron por el mismo género, se habla incluso de que
es una situación semejante al boom, ¿porqué crees
que ocurre eso?
- Había publicado dos o tres novelas cuando me di cuenta que
en otros países había otra gente haciendo algo similar.
Existía un proceso donde un grupo de escritores, sin ponerse
de acuerdo y en muchos casos, sin conocerse, decide dar estatura literaria
al tema policial, agarrarse de este género ya clásico
y trabajar con sus fórmulas pero a partir de la realidad que
cada cuál vive y con la firme convicción de hacer buena
literatura a partir de los códigos de un género que
hasta entonces era mirado en menos. Y claro, hay similitud, porque
los proceso sociales, políticos que se han vivido en Latinoamérica
son semejantes: dictaduras, violación de derechos humanos,
crímenes irresolutos, corrupción política, narcotráfico,
tráfico de armas, marginalidad, son todos fenómenos
que con más o menos fuerza se expresan en toda Latinoamérica.
Hoy día hay muchos estudiosos que piensan que después
del boom de los años setenta, este fenómeno del neopolicial
es una de las cosas más destacadas que ha pasado en la narrativa
latinoamericana. Yo sólo busqué un punto de vista diferente
para mirar la sociedad chilena desde la perspectiva de un antihéroe
marginal, desprovisto de medios, pero por sobre todas las cosas, honesto.