El narrador entrega este año una décima
saga del detective, A la sombra del dinero; llega a la televisión
la serie 'Heredia y asociados' y reeditarán su única
novela que escapa al género negro. Todo cuando se estén
cumpliendo 20 años desde que el puntarenense creara a Heredia.
Este año el detective Heredia, el personaje principal
del puntarenense Ramón Díaz Eterovic y uno de
los más relevantes de la letras negras chilenas, cumple 20
años. Aunque no se adelantan celebraciones,
parece inevitable que Heredia empine su copa en el bar del Hotel City,
su reducto bohemio favorito.
Además, LOM editará en abril una nueva saga del detective
privado, A la sombra del dinero, en la que además de
Heredia, su gato Simenon, el quiosquero Anselmo y el periodista Campbell,
tendrá una nueva compañía: Doris Fabra,
una llamativa detective del Servicio de Investigaciones. En la nueva
novela Díaz Eterovic coquetea con la contingencia; un caso
levemente similar a lo que ha ocupado la agenda policial-política
de los últimos años es el nuevo misterio a desentrañar.
“En A la sombra del dinero Heredia debe investigar la muerte
de un funcionario público y seguir las huellas que lo llevan
a descubrir las relaciones de la víctima con una red de prostitución
que funciona a través de la Internet y con oscuros manejos
financieros destinados, en apariencias, a proveer las arcas electorales
de un partido político”, adelanta Díaz Eterovic.
Junto con ello, este año y después de varias postergaciones,
llegará hasta las pantallas de Televisión Nacional la
serie Heredia y Asociados, en la que Claudio Arrendondo encarna
al personaje. "Tengo ganas de que se muestre la serie de una
vez por todas. Es una serie policial a la chilena, que rescata el
perfil popular, urbano, que tienen de las novelas de Heredia, con
personajes y casos que tienen que ver con nuestras historias de todos
los días", cuenta el autor, que esta tarde estará
en una mesa redonda en la Feria del Libro del Parque Forestal junto
a Arredondo e Ignacio Agüero, uno de los directores de la serie.
Para este año LOM también tiene planificado reeditar
la novela Correr tras el viento, la única de las de
Díaz Eterovic que no está protagonizada por Heredia
y que también se aparta del género negro. “Es una historia
de amor dentro del marco de la Primera Guerra Mundial, vista desde
el Estrecho de Magallanes”, explica el autor, que añade que
después de 10 años de su edición original "aun
se mantiene fresca". Sin embargo, el detective no desaparece
pues la editorial también publicará Muchos gatos
para un solo crimen, un volumen de cuentos protagonizados por
el personaje.
Escribir el crimen
Hasta ahora, Díaz Eterovic ha escrito 11 volúmenes
de la saga de Heredia, entre los cuales se destacan: Los siete
hijos de Simenon, La ciudad está triste, Ángeles y solitarios,
El Ojo del Alma Nadie sabe más que los muertos y Solo
en la oscuridad. Su plan es llegar hastas la novela número
20, sin embargo, a estas alturas sólo el "cosmopolita"
Cayetano
Brulé le hace el peso en las investigaciones al interior del
mundo literario chileno. Claro que en las calles de Santiago, difícil
que Heredia tenga competidor.
Por lo demás, Díaz Eterovic debe uno de los autores
que domina con mayor precisión la novela policial. El 2002
organizó un encuentro en torno al género y hace una
"punta de años" editó la antología
de cuentos policiales chilenos Crímenes Criollos. Hoy
asegura que la narrativa policial latinoamericana goza de buena salud
y a "vuelo de mala memoria" lanza un par de nombres para
tener en cuenta: Rubem Fonseca (El gran arte), Juan Sasturaín
(Manual de perdedores), Santiago Gamboa (Perder es cuestión
de método), Fernando López (El mejor enemigo), Leonardo
Padura (Pasado Perfecto), Paco Ignacio Taibo II (Sombra en la sombra),
Fernando Vallejo (La vírgen de los sicarios), entre otros.
- Pese a que se ajusta a una fórmula antigua, sigue teniendo
cultores y lectores. ¿Qué posibilidades a tu juicio
permite el género?
- Ocurre que el crimen nunca pasa de moda y que a través de
sus manifestaciones, un escritor atento puede hacer buenas radiografías
de la sociedad y de la época que le toca vivir. Por otro lado,
creo que existen pocas formas narrativas tan seductoras como la novela
policial y eso hace que no pierda vigencia y siga ganando adeptos.
Además, es un género que ha tenido la virtud de saber
renovarse. Tenemos una narrativa policial clásica, y la que
conocemos como novela negra. Pero, también podemos hablar de
novela policial histórica, étnica, psicológica.
La narrativa policial no se detuvo en Conan Doyle o Agatha Christie,
como piensan algunos.
- ¿Crees que hechos policiales –y de ribetes políticos
y sociales- como el caso Spiniak, afectan de alguna manera al género?
Te lo pregunto porque inicialmente Heredia habitaba en la dictadura
y las circunstancias obviamente le afectaban.
- Hechos como el caso Spiniak y otros similares que hemos conocidos
en los últimos tiempos, afectan al género en el sentido
de que aportan nuevos temas y hacen verosímiles situaciones
en las que uno de pronto ha reparado y luego descartado, pensando
que no puede habitar tanta perversidad en nuestra sociedad. Pero la
realidad siempre puede ser más dura de lo que uno la imagina.
A veces, leyendo las crónicas políticas y policiales
de los diarios, tengo la impresión de estar viviendo dentro
de una novela negra de infinitas aristas y proyecciones, y por lo
tanto, si de algo no debe quejarse un novelista que aspirar a escribir
una historia policial, es de la falta de temas.
Insiste Heredia
-Hasta ahora, Heredia ha dominado tu literatura. ¿Cómo
trabajas tus novelas: aparece primero una trama policial, o es Heredia
el que reaparece y trae consigo un nuevo caso?
- Habitualmente las novelas parten con una idea muy amplia, general,
a la que trato de descubrir sus posibilidades y ramificaciones. Y
a partir de eso me largo a escribir, tratando de seguir un hilo invisible
que le da sentido y unidad a cada historia. Bueno, creo que es así
el proceso, porque a menudo tengo la sensación de que no necesito
pensar en nada, y que es Heredia el que aparece frente a mi escritorio,
abre una lata de cerveza, enciende un cigarrillo y me dice: Escriba,
tengo una buena historia para ti. Con el tiempo , y parafraseando
a Paul Auster, siento que Heredia es una suerte de “hermano interior”
que me sigue como una sombra y con él cual nos divertimos bastante.
- Supongo que a estas alturas hay una relación de cariño
y hasta cierto punto debe ser catalizador de preocupaciones tuyas
personales que no puedes sino manifestar a través de la literatura.
¿Crees que te sea posible dejar la estructura narrativa que
impone Heredia y desarrollar narraciones donde el detective no aparezca?
- Sí, yo pienso que tengo el oficio y el olfato narrativo necesario
para caminar sobre varias cuerdas a la vez, y por ejemplo, cuando
escribo cuentos, suelo navegar por aguas muy diferentes a las que
recorro con Heredia. Tengo varias novelas de otra índole en
la cabeza, pero siempre falta tiempo para sentarse a escribirlas.
Podría escribir novelas policiales sin Heredia, pero hasta
el momento no me ha interesado hacerlo. La estructura de las novelas
de Heredia no la siento como una camisa de fuerza, ni tampoco me siento
obligado a seguir escribiéndolas eternamente. Si persisto en
ellas es, primero, porque en mi imaginario personal tengo la idea
de desplegar la historia de Heredia entorno a una veintena de novelas
que me permitan profundizar en esa suerte de crónica social
chilena que siento son las novelas protagonizadas por él. Voy
en la novela 11.
-¿En qué caso dejarías a Heredia?
- Las novelas de Heredia son un punto de vista que me resulta atractivo
para hablar de los temas que me interesan. El día que no sea
así y que no disfrute la escritura de una de sus novelas, tendré
que ubicar a Heredia en el “City” y pedirle que no me cuente ningún
otro caso más. También puede ser al revés; que
Heredia se canse de ejercer su oficio de investigador privado y me
mande al carajo, como sucede transitoriamente en la última
novela que he escrito, llamada El segundo deseo, y en la cual
Heredia se dedica a investigar su propia historia, tras las huellas
del hombre que pudo ser su padre.
- Más allá de la narrativa policial, ¿cómo
vez a la literatura nacional de los últimos años?
- Destaco, desde luego, esa suerte de “tsunami narrativo” que es la
obra de Roberto Bolaño. Acabo de leer “2666” y sin duda
es la mejor muestra de un talento narrativo singular que va a perdurar
en el tiempo, entre otras cosas, porque noto su impacto en muchos
narradores jóvenes. Autores de mi generación y mayores
me parecen que han seguido produciendo dentro de las líneas
que se podía esperar, desarrollando sus proyectos con distintas
suertes, con reapariciones interesantes como la del cuentista Juan
Mihovilovich o la consolidación de Mauricio Electoral con su
novela “La burla del tiempo”. Entre los autores más jóvenes
me han llamado la atención autores como Roberto Contreras,
Francisco Miranda, Jaime Pinos, Max Valdés, Roberto Fuentes,
Cynthia Rymsky. Desde luego, todo esto dentro de lo que he podido
leer.