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Ramón Díaz Eterovic, escritor:

Estudios en negro


por Patricio Tapia


Publicada la novena novela de la saga protagonizada por el detective Heredia, editorial LOM las recoge todas en una caja. Su autor, Ramón Díaz Eterovic, se siente orgulloso y sigue trabajando. Probablemente sea necesario agrandar la caja pronto.


En un tiempo ya lejano, cuando los pintores pintaban, solían llamar sus cuadros "estudios" en tal o cual color. Conan Doyle tituló su primera entrega de Sherlock Holmes Estudio en escarlata basado en esa idea y así, en algún momento, afirma el propio Holmes: "En la madeja incolora de la vida hay una hebra escarlata para el asesinato, y es deber nuestro desenredarla, aislarla y poner al descubierto hasta el menor detalle de la misma", citando a su vez, según informan las ediciones anotadas, la Biblia ("Como hebra escarlata son tus labios", Cantar de los cantares, 4:3).

La creatura de Ramón Díaz Eterovic, el detective Heredia, suele investigar asesinatos - al hacerlo habla de hebras y de desenredar madejas- , tiene por el sexo femenino una debilidad similar a la del rey Salomón, entregándose a pasajeros amores con mujeres invariablemente adjetivadas bellas (no sabemos bien si debido a su atractivo viril, suerte o quizá poca exigencia), pero sus historias no se limitan a la resolución abstracta de un crimen, pues desfilan por ellas algunos de los temas más sensibles de la realidad social chilena.

Se ha discutido si la novela de detectives clásica y la llamada negra responden o no a modelos distintos: aquélla, casi un juego formal; ésta, testimonio de una época. En realidad, no siempre es fácil distinguirlas, pero, como sea, las de Heredia corresponden indudablemente al segundo tipo. Son, si se quiere, estudios en negro.

 

El autor

Heredia le cuenta sus historias a un amigo escritor. Se supone que es Díaz Eterovic. Quedamos de reunirnos con éste en su departamento en San Miguel, después de su jornada en el Instituto de Normalización Previsional. De manerasimilar a otros autores de novela policial, ha sido activo en distintos dominios literarios - poemas, cuentos, novelas no policiales; ha hecho antologías y revistas- , pero a diferencia de muchos de ellos, no las escribe de manera marginal ni oculta. De cierta forma se ha transformado en el primero del curso: razonablemente prolífico, muy profesional, cree con intensidad en el género que practica.

Nos sentamos a conversar. Es atento. Serio. Cuando aparece una sonrisa en su rostro, lo hace como con timidez, brevemente.

- Se dice que, siendo ministro, Alberto Edwards se encerraba en su despacho, pretextando grandes ocupaciones, para escribir sus cuentos policiales. ¿Cómo es su caso en el INP?
"Allí no puedo escribir. Ha sido un medio de sustento y un cable a tierra, que me mantiene en contacto con el mundo real, además de alimentarme de ideas para las cosas que escribo. En todo caso, la literatura chilena tiene una larga tradición de escritores que eran parte de la administración pública: Droguett, Coloane. Gonzalo Drago contaba que alguna vez llegó a ser jefe de una sección, con muchas máquinas de escribir. Terminada la jornada, llegaban sus amigos escritores a pasar en limpio sus textos. Cierta vez se dejó caer un inspector, y escuchó cómo se tecleaba animadamente, pasadas las 8 de la noche. A los pocos días le llegó a Drago una carta de felicitación por la entrega funcionaria de los empleados".

- En un poema de su primer libro, cuenta que de niño "... lloraba todas las noches / por no saber dividir ni multiplicar". ¿Supongo que habrá aprendido más tarde?
"
Francamente, no muy bien".

- En todo caso no fue por horror a los números que se dedicó a las letras...
"Es que en castellano tampoco me iba muy bien. No lo sé, ¿será un gen? Mi primer acercamiento fue como lector. Desde que aprendí, he leído casi desesperadamente todo lo que ha pasado por mis manos. De niño hice el ejercicio de contar la misma historia de libros leídos cambiando los personajes por mis amigos de barrio. Luego, escribí en la universidad, obtuve premios, conocí escritores. Hasta que se convirtió en algo que es esencial en mi vida. Recuerdo que en Punta Arenas, en invierno, los vidrios de las casas se empañaban. Yo escribía en los vidrios y a través de las letras veía la calle, a las personas. Creo que la literatura es eso: contar las cosas del mundo que veo a mi alrededor".

Heredia

Bebedor, sin dinero, desesperanzado y nostálgico, moviéndose por un gris Santiago de tugurios, Heredia - acompañado por su humor negro y los diálogos imaginarios con su gato- ha estado metido en casos donde se traslucen asuntos delicados y problemas acuciantes de nuestro país: desde la represión política y los detenidos desaparecidos hasta el narcotráfico y el contrabando de armas, desde los negociados políticos y económicos de los poderosos hasta la xenofobia chilena frente a la inmigración peruana.

- Es obvia la referencia con el gato Simenon, pero Heredia, ¿no tiene relación con el escritor mexicano Ramírez Heredia?
"No, el nombre no tiene nada que ver con mi amigo Rafael Ramírez. Como tantas cosas que pasan en la creación literaria, el nombre nació de una búsqueda al azar en la guía telefónica. Heredia, nombre con reminiscencias garcíalorquianas y gitanas, me pareció que era llamativo, sonaba bien y ahí quedó. Después, el personaje se ha encargado de dotar de significado a su nombre y de hacerlo amigable entre los lectores de mis novelas".

- En más de una oportunidad él llama "ángeles" a las mujeres con que se relaciona. Dentro de su visión pesimista, ¿no será un optimismo excesivo?
"Sostiene Heredia que las mujeres son las que aportan algo de ternura en su solitaria existencia y que en muchas ocasiones ellas lo socorren cuando está en aprietos o maltrecho. Por eso piensa que son ángeles que aparecen de la nada y llegan a iluminar su existencia. Cosas de Heredia".

- ¿Los años han vuelto menos violento al detective? En las novelas la tasa de mortalidad de los personajes parece mostrar una tendencia a disminuir.
"La edad ha puesto más reflexivo a Heredia, y más que accionar con respuestas agresivas ahonda en las motivaciones existentes tras un hecho criminal. Le interesa indagar en las trastiendas de los criminales, en sus pasados, en sus intereses. Eso, entre otras cosas, le ha permitido ganar profundidad como personaje literario. También hay que considerar que la violencia existente en la sociedad chilena de hoy no es la misma que existía cuando nació Heredia, caracterizada por una sistemática violación a los derechos humanos, y eso, en tanto parte de su entorno, también influye en la conducta del personaje. Esto, en todo caso, no significa que no se haga respetar cuando corresponde".

Novela negra

- ¿Hay características distintivas de la novela negra frente a la policial clásica? ¿y cuáles, si las hay, de la latinoamericana frente a la estadounidense?
"Se suele decir que la novela negra sacó al criminal del cuarto cerrado y lo puso en la calle. En términos muy generales, esto apunta a que la novela policial tradicional centraba sus historias en acertijos ingeniosos y en crímenes con motivaciones más individuales: celos, venganza, lucro, etc. La novela negra en cambio habla de un crimen que está en el corazón de la sociedad, que es generado por las condiciones en que está se desarrolla, por sus arbitrariedades, carencias de justicia, lucro organizado. Así mismo, el investigador en la novela negra ya no es el sujeto ingenioso, sabelotodo, de la novela clásica. Es, la mayoría de las veces, un marginal, un perdedor, un ser de carne y hueso con las flaquezas y virtudes de todas las personas. También la novela negra aporta un lenguaje más directo y coloquial que el empleado en la novela clásica".

"En cuanto al neopolicial latinoamericano, es un fenómeno relacionado con la reinstalación del género policíaco como una forma literaria que apunta a reflexionar sobre la realidad sociopolítica latinoamericana, marcada por situaciones donde la criminalidad, en muchos casos, proviene del poder político y económico. Una realidad condicionada por los antivalores que se imponen en la sociedad, y por la vivencia y sobrevivencia a regímenes dictatoriales, la caída de las certezas ideológicas y la instalación de un modelo neoliberal que se traduce en inseguridad y miedo para muchas personas. A eso, añado que el neopolicial latinoamericano, es asumido por un grupo de escritores interesados en dar al género estatura y trascendencia literaria. Escritores que asumen el género; que siguen sus claves, las parodian, reelaboran o las discuten pero que se acercan a él sin prejuicios. La creatividad de este esfuerzo está en la recodificación del género para hacerlo apropiado a la realidad de nuestros países".

- Ha dicho que en sus novelas le interesa el rescate de lugares y costumbres...
"Dado que Heredia es esencialmente un personaje urbano, santiaguino, decidí convertir a la ciudad, o algunos de sus barrios, en personaje de mis novelas. Con esto creo haber desarrollado una poética urbana, un registro que contribuye a preservar la memoria de Santiago. Esta es una ciudad que se destruye y transforma a diario y por eso me interesa recrear espacios marginales o a punto de desaparecer dentro de Santiago. Es un rescate memorioso, una suerte de narrativa lárica referida a la desaparición de los espacios urbanos. Me gusta recorrer Santiago, descubrir sus rincones, y creo que la presencia de estos elementos contribuye a generar una mayor cercanía con los lectores. A muchos de ellos le gusta ver en las novelas los mismos espacios que ellos habitan o conocen, y no faltan los que emprenden verdaderos tours por los rincones descritos en las novelas del detective Heredia".

- Hacia el final de la primera novela de Heredia, éste le dice a un mozo: "Vendrán tiempos mejores"; a poco avanzar en la última, muchos años después, el detective le dice a la peruana de la que se ha enamorado: "Siempre cabe esperar tiempos mejores". ¿No es mucho esperar?, ¿vendrán tiempos mejores?
"Si lo vemos desde un punto de vista político, probablemente Heredia fue excesivamente optimista en la primera novela, y para él, como para muchos otros chilenos, los "tiempos mejores" son una deuda pendiente y un anhelo al que me parece fundamental no renunciar jamás. Todos aspiramos, en lo personal y colectivo, a veces con ingenuidad, a que el futuro sea mejor. No está mal. Después de todo, el anhelo de cambio y de una vida mejor es lo que ha provocado el progreso de la humanidad, aunque a veces no se note y nos quede la impresión de que seguimos, con otros ropajes y medios tecnológicos, en la edad de piedra o en la esclavitud".

- Para Heredia la amistad parece ser muy importante, ¿también lo es para usted?
"Los amigos son el sustento afectivo de Heredia y los que suelen ayudarle a resolver sus investigaciones. Los policías Solís y Serón lo ayudan en las pesquisas; el periodista Campbell lo pone al tanto de las copuchas políticas y de la vida social; el quiosquero y ex jockey Anselmo lo abastece de buenos datos para apostar en las carreras de caballos y ganar los pesos que necesita para sus gastos. Y Simenon, el gato, es su principal y cotidiana compañía. En lo personal también la amistad es algo esencial. Tengo buenos amigos desde mi época de estudiante en Punta Arenas, de la universidad, del trabajo, y en el medio literario tengo la fortuna de contar con la amistad de muchos escritores, mayores y menores que yo, con los que compartimos nuestros afanes creativos. En un medio donde los estímulos para escribir son mínimos, tener amigos que compartan el oficio es un buen tónico para el ánimo que se requiere para seguir batallando con las palabras y la imaginación. Y bueno, creo tener una buena cantidad de amigos entre mis lectores, quienes me suelen estimular con sus comentarios. Al igual que Heredia, confío en que el Paraíso tan mentado sea un gran bar, instalado sobre una gruesa nube, donde pueda sentarme a beber algunas copas con mis amigos, por toda la eternidad y sin preocuparnos de las cuentas, desde luego".

 

Heredia en dos cajas
En la caja que recopila todas las novelas de Heredia, editorial Lom ha reunido: "La ciudad está triste" (1987), "Solo en la oscuridad" (1992), "Nadie sabe más que los muertos" (1993), "Ángeles y solitarios" (1995), "Nunca enamores a un forastero" (1999), "Los siete hijos de Simenón" (2000), "El ojo del alma" (2001), "El hombre que pregunta" (2002) y "El color de la piel" (2003).

También estará en la llamada "caja de los idiotas". A fines de febrero se comienzan a filmar los 8 capítulos de la serie "Heredia y Asociados" a ser transmitida por TVN, basada en algunas de las novelas de Díaz Eterovic. Será dirigida por Arnaldo Valsecchi e Ignacio Agüero.

Ramón Díaz Eterovic: Nació en Punta Arenas en 1956. Es administrador público titulado en la Universidad de Chile, en Santiago. En sus inicios publicó 2 libros de poemas. Ha escrito 4 libros de cuentos y realizado varias antologías. Fue presidente de la Sociedad de Escritores de Chile y el año 2002 organizó un Encuentro Latinoamericano de narrativa policial en Santiago. En 1985 escribió la primera novela de la serie Heredia, publicada en 1987. La han seguido 8 más, con las que ha obtenido una serie de premios en Chile y en el extranjero. Han sido traducidas a varios idiomas, entre ellos el alemán, griego, croata y francés.

 

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Ramón Díaz Eterovic: Estudios en negro,
Entrevista por Patricio Tapia,
Fuente: Artes y Letras de El Mercurio,
Domingo 11 de enero de 2004.