Publicada la novena novela de la saga protagonizada
por el detective Heredia, editorial LOM las recoge todas en una caja.
Su autor, Ramón Díaz Eterovic, se siente orgulloso
y sigue trabajando. Probablemente sea necesario agrandar la caja pronto.
En un tiempo ya lejano, cuando los pintores pintaban, solían
llamar sus cuadros "estudios" en tal o cual color. Conan
Doyle tituló su primera entrega de Sherlock Holmes Estudio
en escarlata basado en esa idea y así, en algún
momento, afirma el propio Holmes: "En la madeja incolora de la
vida hay
una hebra escarlata para el asesinato, y es deber nuestro desenredarla,
aislarla y poner al descubierto hasta el menor detalle de la misma",
citando a su vez, según informan las ediciones anotadas, la
Biblia ("Como hebra escarlata son tus labios", Cantar de
los cantares, 4:3).
La creatura de Ramón Díaz Eterovic, el detective
Heredia, suele investigar asesinatos - al hacerlo habla de hebras
y de desenredar madejas- , tiene por el sexo femenino una debilidad
similar a la del rey Salomón, entregándose a pasajeros
amores con mujeres invariablemente adjetivadas bellas (no sabemos
bien si debido a su atractivo viril, suerte o quizá poca exigencia),
pero sus historias no se limitan a la resolución abstracta
de un crimen, pues desfilan por ellas algunos de los temas más
sensibles de la realidad social chilena.
Se ha discutido si la novela de detectives clásica y la llamada
negra responden o no a modelos distintos: aquélla, casi un
juego formal; ésta, testimonio de una época. En realidad,
no siempre es fácil distinguirlas, pero, como sea, las de Heredia
corresponden indudablemente al segundo tipo. Son, si se quiere, estudios
en negro.
El
autor
Heredia le cuenta sus historias a un amigo escritor. Se supone que
es Díaz Eterovic. Quedamos de reunirnos con éste en
su departamento en San Miguel, después de su jornada en el
Instituto de Normalización Previsional. De manerasimilar
a otros autores de novela policial, ha sido activo en distintos dominios
literarios - poemas, cuentos, novelas no policiales; ha hecho antologías
y revistas- , pero a diferencia de muchos de ellos, no las escribe
de manera marginal ni oculta. De cierta forma se ha transformado en
el primero del curso: razonablemente prolífico, muy profesional,
cree con intensidad en el género que practica.
Nos sentamos a conversar. Es atento. Serio. Cuando aparece una sonrisa
en su rostro, lo hace como con timidez, brevemente.
- Se dice que, siendo ministro, Alberto Edwards se encerraba en
su despacho, pretextando grandes ocupaciones, para escribir sus cuentos
policiales. ¿Cómo es su caso en el INP?
"Allí no puedo escribir. Ha sido un medio de sustento
y un cable a tierra, que me mantiene en contacto con el mundo real,
además de alimentarme de ideas para las cosas que escribo.
En todo caso, la literatura chilena tiene una larga tradición
de escritores que eran parte de la administración pública:
Droguett, Coloane. Gonzalo Drago contaba que alguna vez llegó
a ser jefe de una sección, con muchas máquinas de escribir.
Terminada la jornada, llegaban sus amigos escritores a pasar en limpio
sus textos. Cierta vez se dejó caer un inspector, y escuchó
cómo se tecleaba animadamente, pasadas las 8 de la noche. A
los pocos días le llegó a Drago una carta de felicitación
por la entrega funcionaria de los empleados".
- En un poema de su primer libro, cuenta que de niño "...
lloraba todas las noches / por no saber dividir ni multiplicar".
¿Supongo que habrá aprendido más tarde?
" Francamente, no muy bien".
- En todo caso no fue por horror a los números que se dedicó
a las letras...
"Es que en castellano tampoco me iba muy bien. No lo sé,
¿será un gen? Mi primer acercamiento fue como lector.
Desde que aprendí, he leído casi desesperadamente todo
lo que ha pasado por mis manos. De niño hice el ejercicio de
contar la misma historia de libros leídos cambiando los personajes
por mis amigos de barrio. Luego, escribí en la universidad,
obtuve premios, conocí escritores. Hasta que se convirtió
en algo que es esencial en mi vida. Recuerdo que en Punta Arenas,
en invierno, los vidrios de las casas se empañaban. Yo escribía
en los vidrios y a través de las letras veía la calle,
a las personas. Creo que la literatura es eso: contar las cosas del
mundo que veo a mi alrededor".
Heredia
Bebedor, sin dinero, desesperanzado y nostálgico, moviéndose
por un gris Santiago de tugurios, Heredia - acompañado por
su humor negro y los diálogos imaginarios con su gato- ha estado
metido en casos donde se traslucen asuntos delicados y problemas acuciantes
de nuestro país: desde la represión política
y los detenidos desaparecidos hasta el narcotráfico y el contrabando
de armas, desde los negociados políticos y económicos
de los poderosos hasta la xenofobia chilena frente a la inmigración
peruana.
- Es obvia la referencia con el gato Simenon, pero Heredia, ¿no
tiene relación con el escritor mexicano Ramírez Heredia?
"No, el nombre no tiene nada que ver con mi amigo Rafael Ramírez.
Como tantas cosas que pasan en la creación literaria, el nombre
nació de una búsqueda al azar en la guía telefónica.
Heredia, nombre con reminiscencias garcíalorquianas y gitanas,
me pareció que era llamativo, sonaba bien y ahí quedó.
Después, el personaje se ha encargado de dotar de significado
a su nombre y de hacerlo amigable entre los lectores de mis novelas".
- En más de una oportunidad él llama "ángeles"
a las mujeres con que se relaciona. Dentro de su visión pesimista,
¿no será un optimismo excesivo?
"Sostiene Heredia que las mujeres son las que aportan algo
de ternura en su solitaria existencia y que en muchas ocasiones ellas
lo socorren cuando está en aprietos o maltrecho. Por eso piensa
que son ángeles que aparecen de la nada y llegan a iluminar
su existencia. Cosas de Heredia".
- ¿Los años han vuelto menos violento al detective?
En las novelas la tasa de mortalidad de los personajes parece mostrar
una tendencia a disminuir.
"La edad ha puesto más reflexivo a Heredia, y más
que accionar con respuestas agresivas ahonda en las motivaciones existentes
tras un hecho criminal. Le interesa indagar en las trastiendas de
los criminales, en sus pasados, en sus intereses. Eso, entre otras
cosas, le ha permitido ganar profundidad como personaje literario.
También hay que considerar que la violencia existente en la
sociedad chilena de hoy no es la misma que existía cuando nació
Heredia, caracterizada por una sistemática violación
a los derechos humanos, y eso, en tanto parte de su entorno, también
influye en la conducta del personaje. Esto, en todo caso, no significa
que no se haga respetar cuando corresponde".
Novela
negra
- ¿Hay características distintivas de la novela
negra frente a la policial clásica? ¿y cuáles,
si las hay, de la latinoamericana frente a la estadounidense?
"Se suele decir que la novela negra sacó al criminal
del cuarto cerrado y lo puso en la calle. En términos muy generales,
esto apunta a que la novela policial tradicional centraba sus historias
en acertijos ingeniosos y en crímenes con motivaciones más
individuales: celos, venganza, lucro, etc. La novela negra en cambio
habla de un crimen que está en el corazón de la sociedad,
que es generado por las condiciones en que está se desarrolla,
por sus arbitrariedades, carencias de justicia, lucro organizado.
Así mismo, el investigador en la novela negra ya no es el sujeto
ingenioso, sabelotodo, de la novela clásica. Es, la mayoría
de las veces, un marginal, un perdedor, un ser de carne y hueso con
las flaquezas y virtudes de todas las personas. También la
novela negra aporta un lenguaje más directo y coloquial que
el empleado en la novela clásica".
"En cuanto al neopolicial latinoamericano, es un fenómeno
relacionado con la reinstalación del género policíaco
como una forma literaria que apunta a reflexionar sobre la realidad
sociopolítica latinoamericana, marcada por situaciones donde
la criminalidad, en muchos casos, proviene del poder político
y económico. Una realidad condicionada por los antivalores
que se imponen en la sociedad, y por la vivencia y sobrevivencia a
regímenes dictatoriales, la caída de las certezas ideológicas
y la instalación de un modelo neoliberal que se traduce en
inseguridad y miedo para muchas personas. A eso, añado que
el neopolicial latinoamericano, es asumido por un grupo de escritores
interesados en dar al género estatura y trascendencia literaria.
Escritores que asumen el género; que siguen sus claves, las
parodian, reelaboran o las discuten pero que se acercan a él
sin prejuicios. La creatividad de este esfuerzo está en la
recodificación del género para hacerlo apropiado a la
realidad de nuestros países".
- Ha dicho que en sus novelas le interesa el rescate de lugares
y costumbres...
"Dado que Heredia es esencialmente un personaje urbano, santiaguino,
decidí convertir a la ciudad, o algunos de sus barrios, en
personaje de mis novelas. Con esto creo haber desarrollado una poética
urbana, un registro que contribuye a preservar la memoria de Santiago.
Esta es una ciudad que se destruye y transforma a diario y por eso
me interesa recrear espacios marginales o a punto de desaparecer dentro
de Santiago. Es un rescate memorioso, una suerte de narrativa lárica
referida a la desaparición de los espacios urbanos. Me gusta
recorrer Santiago, descubrir sus rincones, y creo que la presencia
de estos elementos contribuye a generar una mayor cercanía
con los lectores. A muchos de ellos le gusta ver en las novelas los
mismos espacios que ellos habitan o conocen, y no faltan los que emprenden
verdaderos tours por los rincones descritos en las novelas del detective
Heredia".
- Hacia el final de la primera novela de Heredia, éste
le dice a un mozo: "Vendrán tiempos mejores"; a poco
avanzar en la última, muchos años después, el
detective le dice a la peruana de la que se ha enamorado: "Siempre
cabe esperar tiempos mejores". ¿No es mucho esperar?,
¿vendrán tiempos mejores?
"Si lo vemos desde un punto de vista político, probablemente
Heredia fue excesivamente optimista en la primera novela, y para él,
como para muchos otros chilenos, los "tiempos mejores" son
una deuda pendiente y un anhelo al que me parece fundamental no renunciar
jamás. Todos aspiramos, en lo personal y colectivo, a veces
con ingenuidad, a que el futuro sea mejor. No está mal. Después
de todo, el anhelo de cambio y de una vida mejor es lo que ha provocado
el progreso de la humanidad, aunque a veces no se note y nos quede
la impresión de que seguimos, con otros ropajes y medios tecnológicos,
en la edad de piedra o en la esclavitud".
- Para Heredia la amistad parece ser muy importante, ¿también
lo es para usted?
"Los amigos son el sustento afectivo de Heredia y los que suelen
ayudarle a resolver sus investigaciones. Los policías Solís
y Serón lo ayudan en las pesquisas; el periodista Campbell
lo pone al tanto de las copuchas políticas y de la vida social;
el quiosquero y ex jockey Anselmo lo abastece de buenos datos para
apostar en las carreras de caballos y ganar los pesos que necesita
para sus gastos. Y Simenon, el gato, es su principal y cotidiana compañía.
En lo personal también la amistad es algo esencial. Tengo buenos
amigos desde mi época de estudiante en Punta Arenas, de la
universidad, del trabajo, y en el medio literario tengo la fortuna
de contar con la amistad de muchos escritores, mayores y menores que
yo, con los que compartimos nuestros afanes creativos. En un medio
donde los estímulos para escribir son mínimos, tener
amigos que compartan el oficio es un buen tónico para el ánimo
que se requiere para seguir batallando con las palabras y la imaginación.
Y bueno, creo tener una buena cantidad de amigos entre mis lectores,
quienes me suelen estimular con sus comentarios. Al igual que Heredia,
confío en que el Paraíso tan mentado sea un gran bar,
instalado sobre una gruesa nube, donde pueda sentarme a beber algunas
copas con mis amigos, por toda la eternidad y sin preocuparnos de
las cuentas, desde luego".
Heredia en dos cajas
En la caja que recopila todas las novelas de Heredia, editorial
Lom ha reunido: "La ciudad está triste" (1987), "Solo
en la oscuridad" (1992), "Nadie sabe más que los
muertos" (1993), "Ángeles y solitarios" (1995),
"Nunca enamores a un forastero" (1999), "Los siete
hijos de Simenón" (2000), "El ojo del alma"
(2001), "El hombre que pregunta" (2002) y "El color
de la piel" (2003).
También estará en la llamada "caja de los idiotas".
A fines de febrero se comienzan a filmar los 8 capítulos de
la serie "Heredia y Asociados" a ser transmitida por TVN,
basada en algunas de las novelas de Díaz Eterovic. Será
dirigida por Arnaldo Valsecchi e Ignacio Agüero.
Ramón Díaz Eterovic: Nació en Punta Arenas
en 1956. Es administrador público titulado en la Universidad
de Chile, en Santiago. En sus inicios publicó 2 libros de poemas.
Ha escrito 4 libros de cuentos y realizado varias antologías.
Fue presidente de la Sociedad de Escritores de Chile y el año
2002 organizó un Encuentro Latinoamericano de narrativa policial
en Santiago. En 1985 escribió la primera novela de la serie
Heredia, publicada en 1987. La han seguido 8 más, con las que
ha obtenido una serie de premios en Chile y en el extranjero. Han
sido traducidas a varios idiomas, entre ellos el alemán, griego,
croata y francés.