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Mujeres de armas tomar

Por Ramón Díaz Eterovic
La Tercera Cultura, sábado 31 de marzo de 2007


Al abordarse la presencia de las mujeres en la narrativa policial, inmediatamente se piensa en escritoras inglesas o estadounidenses. Ellis Peters, Agatha Christie, P. D. James, Dorothy Sayers, Ruth Rendell, Sara Paretsky, Donna León y Patricia Highsmith, entre muchas otras, son autoras que le han dado estatura al género y han incursionado con propiedad en una literatura que durante mucho tiempo fue territorio de hombres. Todas ellas son escritoras de buena ley que han creado intrigas y personajes inolvidables.

En el ámbito hispánico, las escritoras policíacas que han trascendido son bastante menos, destacando nombres como los de la española Alicia Giménez Bartlett, creadora de la singular policía Petra Delicado, y los de algunas argentinas, entre las que suele mencionarse a Luisa Valenzuela, Angélica Gorodischer, Silvina Ocampo, María Angélica Bosco y Claudia Piñeiro. También cabe mencionar a la mexicana María Elvira Bermúdez, pionera del género en su país.

En Chile, con una narrativa policial que hasta hace unas décadas tenía una presencia esporádica en nuestra literatura, sólo hay huellas femeninas que rescatar hasta después de 1990. Desde entonces han aparecido algunas escritoras que han abordado el género policial. Marcela Serrano (Nuestra Señora de la Soledad), Alejandra Rojas (Legitima Defensa), algunos cuentos de Alejandra Basualto y el notable conjunto de relatos Asuntos Privados de Gabriela Aguilera, publicado el 2006. En este marco, esbozado a vuelo de memoria, se anuncia la publicación de una saga policial de Elizabeth Subercaseaux que sin duda, y dada la calidad de sus textos anteriores, como Silendra o Una Semana de Octubre, tendrá que ser un aporte al desarrollo del género en nuestro país.

El recuento anterior es cuantitativamente pobre si se le compara con la narrativa policial femenina de otros países, pero es una base para la aparición de otras autoras, considerando que hoy la presencia de la mujer en los asuntos policíacos y criminales es algo normal en la realidad de cada día, y que la narrativa policial ha ganado un prestigio y un espacio editorial del que carecía anteriormente. A fin de cuentas, y más allá de notas como estas que se hacen desde una caprichosa perspectiva de género, escribir una buena novela, policial o de otro tipo, no es cuestión de polleras o pantalones, sino simplemente de talento. Y talento es algo que les sobra a muchas de nuestras narradoras actuales.






*Escritor, autor de El Ojo del Alma y Los Siete hijos de Simenon.

 

 
 

 

 

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