Estar de la
Poesía o el Estilo de mis Matemáticas
por Cristobal
Solari
La
poesía de Redolés es narrativa, a veces sentenciosa, otras
ostentosamente desenfadada. Parecen poemas hablados, coloquiales,
"poco pulidos". Por una parte, recoge y registra modismos y giros del
lenguaje vivo, concretizando muy particularmente a las personas y
mundos poetizados, y, por otra parte, confiere llaneza y vitalidad a
su decir. Pero ello no es suficiente. Eliot decía, con razón, que el
poeta tiene la misión de elevar el nivel estándar de la lengua que
recibió. Incluso, pues, el habla común más tosca puede y debe ser
reelaborada por el poeta para alzarla y entregarla en un nivel más
alto. Si se piensa, guardando las distancias del caso, Dante escribió
la Comedia en lengua vulgar, plagada de giros y
modismos, y constituyó a partir de ella una lengua bellísima. No
basta, por tanto, traspasar el giro popular o vulgar al poema. Se
necesita previamente un trabajo muy duro. Y ejemplos más cercanos y
bastante logrados hay de ello.
..... La
consideración de la prosodia natural de la lengua, sus ritmos y
fraseos y de los recursos que el oficio poético ha elaborado para
tratar de lograr la conjunción entre sonido y palabra, incluido el
metro ("aquella música que controla el pensamiento y la
sensibilidad"), a veces desviaciones y otras reafirmaciones de
aquellas prosodia, son un instrumento indispensable. No decimos que
Redolés no los considere en absoluto. Pero sí de modo insuficiente y
como a tientas.
..... Del otro lado, de su
lectura queda una sensación primaria de trivialidad pese a que trama
temas que podríamos llamar graves (el amor, el exilio, la denuncia
política) además de aquellos en que brotan una vena más bien humorista
que son los menos y prescindibles. Quizás ello se deba a la
introducción de giros lingüísticos propios de habla común de distintos
estratos sociales. El poeta, ha sentenciado Eliot y también Pavese
(excelente cultivador del "poema-relato) debe tender a vislumbrar lo
inefable, debe plantar su carpa en el límite de la palabra y el
silencio, dando a luz sentimientos y pensamientos nuevos. Por ello,
además del oficio, la buena poesía es tan escasa. Esa procreación
resulta a Redolés en aquellos poemas o fragmentos en que, sin
pretensión de moralizar o pomposidad, se detiene (y es muy difícil
lograrlo) en narrar un momento, una anécdota, la breve historia de un
amigo o de un amor. Entonces, los versos adquieren un carácter
epifánico, iluminan un aspecto nuevo de la realidad, singular o mínimo
quizás, pero revelador. "Ropavieja", "Silente", "A un Luchador
Social", "Volverá el futuro", "Lunes 21 de Julio, St Matews Church,
Meeting Place", "Ciudad Mía", "En horas sucedió Todo", "La Amnesia",
"Las Encomiendas" son poemas que puede estimarse como más
logrados.
.... Parece que el autor debería
reexaminar la vinculación que establece entre su decir poético y el
decir del pueblo, del hombre de la calle, el lenguaje vivo de la gente
común. Redolés raramente habla de sí mismo; digamos de su subjetividad
más íntima, y ello es meritorio en un panorama poético en que abunda
la "poesía de autor", en la que lo importante es exhibir la "fractura
metafísica" del alma del poeta ("poesía de hospital", la llama
certeramente Goethe). Redolés habla de otros, de gentes y lugares que
amó o ama. Tener conciencia de que la poesía es más que la voz
personal de un individuo, sino que siempre se funda sobre el substrato
de la lengua real, el castellano de Chile, es fundamental. No
confundir dicho substrato con los meros giros exteriores del lenguaje,
sino recoger aquellos que devuelven al habla de la gente su sentido
más bautismal y originario, también lo es. Por ahí pasa el camino
hacia lo inefable. Esa busqueda de profundización debe hacerse con
mucho rigor, oficio y disciplina. Todavía aquí se echa demasiado de
menos.
Estar de
la Poesía o el estilo de mis Matemáticas
Mauricio Redolés
Editorial Beta Píctoris
Santiago,
2000
en Revista de Libros de El
Mercurio
23 de septiembre de 2000.