DEL FINAO
Aquella tarde se habló del finao
La viuda que estaba
presente
hizo una que otra acotación fue
el Lucho quien tocó
el tema
la
mesa estaba repleta casi no habían
extranjeros Sólo chilenos unos
cuantos
cigarrillos el sol alumbraba fuera del recinto
y los
niños gritaban en dos idiomas
fuera
de que se conversó mucho sobre otras cosas
era imposible que no
se le mencionara
era imposible
todos sentimos el corazón
adentro
cuando
aquella tarde por estos lados
se habló del finao que
cuatro años atrás
se la jugó sin asco
LAS
ENCOMIENDAS
Algunos somos lo suficientemente jóvenes
como para tener
madres.
Por eso a veces los carteros ingleses
golpean con los
pies nuestras puertas
y traen inmensas encomiendas de
Chile.
Dicen
"somos los carteros y traemos
encomiendas"
entonces nosotros
"pasen a tomarse un
cafecito"
y ellos
"no, no, somos ingleses y trabajamos de 8 a
12"
y nos dejan paquetes amarrados con mucha fuerza
y grandes
letras muy marcadas como
si las madres temieran que el avión
perdiera el rumbo
y la encomienda fuera a parar a manos de algún
Africano
Costarricense o Florentino de parecido nombre al
nuestro.
Pero
eso no es todo, no es ni la mitad
las encomiendas traen pequeños
milagros
traen retazos de luces y aromas traen
fieles formas
de sombras preconcebidas
por nosotros traen suciedades para
el
alma del que todos sabemos.
Sí,
acá llueve firme y
el exilio no puede impedir que las
madres
nos envíen encomiendas
con gruesas letras y
cáñamo
escogido.