CON
LOS OJOS ABIERTOS
Libros
de cuentos de Marisol Jara, CalíopeEdiciones, diciembre 2006
Reinaldo
Edmundo Marchant
Conocí el trabajo literario
de Marisol Jara hace unos años. Recuerdo que mi primera impresión,
al leer sus cuentos, fue ese extraño develamiento que, por fortuna, sucede
de cuando en cuando: que estaba frente a un conjunto de relatos descritos con
asombrosa autenticidad, por el vislumbre de su escritura que narraba de forma cruda,
a ratos con tono poético, la realidad de los sentimientos y de los hechos
que habían marcado aquellos sentimientos.
Las posibilidades expresivas
de las palabras que iban retratando cada historia, de forma inevitable traían
a la memoria los alucinantes mundos de una escritora que, de espalda a la sociedad
cínica, de espalda también a las academias, daba a conocer la intimidad
de sus emociones, pesadillas y esperanzas, las cuales escondía en alguna
frase rodeada de colores, que había que extraer de un pozo, o de un torrente
donde el vértigo es la esencia, el dolor y la impronta que la escritora
buscaba.
En estos cuentos y micro cuentos, Marisol Jara, siente la creación
en forma de música, de silencio, con esa necesaria obsesión que
debe existir en todo buen escrito. Hay en ella ángeles y demonios, que
encarna en personajes juveniles y adultos, que ensueñan a la luz de una
tragedia, la tragedia del hombre y del mundo, que ensueñan en un viaje
sin retorno, en una felicidad breve, que alucinan ante lo incierto, se desmarcan
de la realidad tangible para entrar a los laberintos del alma, oscuridad donde
la promisoria escritora se mueve con soltura de oficio y, sobre todo, Con los
Ojos Abiertos. Sus ojos, también los nuestros, ojos que a menudo observan
las penurias del alma y rara vez el mundo fantástico que imaginábamos
cuando niños.
En esta selva oscura del inconsciente, que a ratos
estremecen, pulula una galería de personajes que, en vez de hacernos sentir
rechazo, nos conmueven con un elevado placer, con un goce enorme de estar descubriendo
a una escritora nueva, interesante, que se pasea con historias fascinantes, fuente
de sueños y realidad, simbiosis de magia y sentimientos, que ayudan a transitar
por bosques y paisajes celestes, aunque a la vuelta de la esquina aceche la muerte.
No sólo muerte de sus personajes, sino el lugar común de la muerte.
La
narrativa de Marisol Jara es numinosa, cargada de vibraciones y fuerza psíquica.
La autora, comienza su camino en un universo prodigioso, abre las jaulas para
que sus personajes - y ella misma- peregrinen decididos a todo, de espalda a las
tradiciones, y el lector es absorbido por el mundo desbordante que nos inunda,
quedando adentro de las peripecias, estremecido por ese lenguaje que, a ratos,
no es de la razón pura, sino de la voz abismal, esa que llevamos en la
sangre, que acoge y nos asfixia, y que nos traslada de manera mágica a
una geografía parecida a la de un sueño pesado, que no queremos
convertir en realidad.
En este su primer libro de cuentos literarios, nadie
quedará indiferente. No sólo por encontrar excelentes relatos, que
se entrelazan uno a otros, como las partes delicadas y mortales del cuerpo, que
mantienen una perfecta ilación, sino por el asombro de leer palabras, frases,
pensamientos, relatos lanzados a la atmósfera por una narradora de manos
e imaginación valiente, que, a la luz de lo que se publica actualmente,
y en medio de una realidad donde algunos escritores carecen de la bandera de la
creación, Marisol Jara se ha ganado con todo derecho una espacio en la
cultura y en las letras.