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ORÁCULO: TRÁNSITO TANGIBLE

Rodrigo Flores Sánchez


Soy el encargado de leer esta ponencia ante ustedes el día de hoy. Debo hablar acerca de Oráculo. Revista de poesía. Formo parte de un equipo que ha trabajado de manera regular en este proyecto desde hace siete años. A pesar de lo anterior, me resulta difícil estar aquí. Oráculo es parte importante en mi vida y, justo por esta razón, carezco de la distancia crítica imprescindible para comentar objetivamente nuestra labor editorial. Sin embargo, también me siento feliz de representar a una publicación que nos ha dado tantas satisfacciones personales y colectivas.

Esta revista es, fundamentalmente, una obra colectiva, polifónica y heterogénea, y en ella participamos editores, colaboradores, una diseñadora y diversos corresponsales. Lo que yo pueda decir acerca de Oráculo resultará insuficiente y muy limitado respecto a lo que el resto del equipo editorial y, especialmente, nuestros lectores y colaboradores opinan.

En un país tan vasto y plagado de contrastes, la participación de Oráculo en el espacio de la cultura es restringido. Ubiquémonos en la esfera de las revistas. De acuerdo con el Catálogo de revistas de arte y cultura, editado por CONACULTA en 2006, nuestro universo está conformado por 310 publicaciones periódicas vigentes editadas en México. Las disciplinas son múltiples: antropología, historia, arquitectura, artes visuales, dramaturgia, cultura infantil, cine, etc. Las revistas dedicadas a la difusión de la literatura son 67 y dentro de este ámbito son seis las que se especializan en la divulgación y reflexión en torno a la poesía. Este cuadro se vuelve más problemático si sumamos los cientos de libros, editoriales, recitales, antologías, encuentros, apoyos institucionales y premios vinculados con la poesía que tienen lugar en México año con año.

Estos datos parecieran indicar, como alguien señaló alguna vez, que son tiempos venturosos para la poesía o que es evidente la vitalidad del quehacer poético en la actualidad. Sin embargo, es necesario insistir en incómodas preguntas que permanecen en el aire desde hace tiempo: ¿todo este quehacer responde a un universo real de lectores?, ¿la numerosa producción en torno a la poesía ha movilizado la reflexión crítica y estética en un grado comparativo? En este punto es oportuno citar un razonamiento de mi amiga Daniela Ramos lanzada en el marco de una serie de conferencias realizada en la Casa del poeta en 2004:

¿Cómo es que se editan tantos libros de poesía al año? ¿Cómo si no tienen estantes en las librerías? ¿Cómo si nadie asiste a sus presentaciones? Y más grave aún, ¿para qué si nadie los leerá? Si ya los últimos 15 años de poesía en México han producido más de 300 poetas con un promedio de 1.5 libro por cada uno… ¿cuántos más produciremos en otros cinco años?

Ahora que todo esto, más allá de convertirse en un análisis estadístico, me lleva a la siguiente reflexión: ¿por qué en un país donde "no hay lectores"; donde la poesía no sirve para nada, donde no se vende, siguen gestándose voces, propuestas y ediciones múltiples que buscan su difusión a toda costa?

No podemos responder de forma precisa a estas preguntas. En Oráculo hemos intentado, si bien no ofrecer una respuesta certera, al menos construir un núcleo de intimidad, lectura y reflexión en torno a la poesía. Detrás de nosotros existen 24 números (ahora son todos tan equívocos como certeros fueron en su momento), incontables reflexiones sobre el horizonte histórico y social desde el cual actuamos, innumerables discusiones sobre qué material hemos de seleccionar para cada número, noches largas de diagramación, interminables lecturas buscando una errata, múltiples disputas con los impresores y distribuidores. En suma, hemos trazado un camino que casi siempre ha sido arduo, en ocasiones difícil y otras dichoso.

Oráculo. Revista de poesía comenzó a publicarse en el año 2000, año coyuntural y problemático. Durante una de las sesiones del taller de poesía en casa de Enriqueta Ochoa, en la calle de Amores, al calor del café y la lectura, Eduardo Oláiz nos propuso, a Enriqueta, a Daniela Ramos, y a mí, fundar una publicación periódica. El propósito: abrir un espacio editorial para mostrar nuestros propios poemas. La estrategia: vender suscripciones por adelantado. Entonces nos dimos a la tarea de buscar un nombre para la nueva publicación. Recuerdo algunas propuestas: Centauro, Tiresias. Al final acordamos que el nombre sería Oráculo, tal vez por malformación del Romanticismo, tal vez porque en ese momento conveníamos en que la poesía era en cierta forma vaticinio y profecía, oración lanzada desde el baldío.

Si el día de hoy tuviéramos que emprender la tarea no sé si hubiéramos escogido otro nombre. De hecho no sé si hoy en día tendríamos el vigor y la ingenuidad necesarias para comenzar un proyecto de estas condiciones. Desde esa tarde en la casa de Enriqueta muchas cosas han cambiado: el equipo editorial ha sufrido cismas y se ha reestructurado, hemos conocido a muchos amigos, y fundamentalmente ha cambiado nuestra posición respecto a la escritura. En resumen, poesía se ha convertido en un concepto cada vez más problemático y ambiguo. Me gustaría decir que hemos madurado, pero como diría mi amigo Jorge Solís, esto sería un autoengaño. En realidad, hemos perdido el rumbo, y este extravío ha significado hallazgos diversos.

Regreso al año 2000. Nuestros padrinos fueron la propia Enriqueta y Max Rojas, quienes consintieron en ceder algunos poemas suyos para el primer número de Oráculo, que en ese entonces consistía de 32 páginas en papel bond, 22 poemas de autores mexicanos, una traducción que tomamos prestada de una antología del poema "Caro papa" del italiano Eros Alessi, a cargo de Guillermo Fernández, y algunas ilustraciones similares a ciertas monografías que utilizábamos en nuestras clases de primaria.

A siete años de su inicio, puedo decir que Oráculo es una publicación distinta a ese primer número que recogimos en imprenta en Texcoco. A diferencia del acto de escritura, hacer una revista significa crear un objeto tangible. Aunque el soporte físico cada vez es más relevante en la literatura, todavía hoy resulta más importante el contacto con la palabra, que superficialmente se nos aparece etérea y desterritorializada, sin dimensión material. El quehacer editorial es justamente trabajar con la coporeidad del lenguaje, o más bien hacer del lenguaje materia palpable. A la par que nuestra forma de percibir la poesía ha cambiado, Oráculo, en tanto objeto, también ha sufrido mutaciones. Paulatinamente nos hemos acercando al cuerpo específico que la revista necesita, sobria, legible, con una caja tipográfica amplia, con un papel más apropiado.

Podría decirse que los primeros números de Oráculo fueron colecciones de poemas seleccionados sin mayor rigor que nuestro antojo, prescribible e impulsivo. En cada una de esas revistas abundan los poemas de los editores y de los amigos de los editores, aunque desde entonces buscamos acercarnos a otras voces fuera del núcleo de nuestros conocidos. Recuerdo una selección de poetas tzotziles contemporáneas, una muestra de poesía de Puerto Rico y otra de poetas griegos contemporáneos. Sin embargo, creo que lo que más nos impulsaba era el narcicismo de ver nuestro trabajo impreso, de verlo en las páginas de una revista por primera vez. Más tarde, cuando disminuyó nuestra cuota de hedonismo comenzamos a buscar material distinto y a interesarnos por discutir más lo que publicábamos. Así llegó el número 12; celebrábamos nuestro tercer aniversario, luego de una guerra de secesión al interior de la revista y de la incorporación de varios amigos, como Ramón Peralta. En ese número intentamos hacer una pequeña muestra de poesía mexicana emergente e incluimos el trabajo de gente con quienes hasta ese momento no habíamos tenido contacto, como Luis Felipe Fabre, Segio Valero, Alejandro Tarrab y Cosme Álvarez.

Ese momento marcó un giro en la revista. A partir de entonces el perfil de Oráculo comenzó a definirse. Dimos prioridad a propuestas de poetas nacionales emergentes y simultáneamente tendimos puentes con otras otros países, la mayoría latinoamericanos, como Argentina, Ecuador y España. Asimismo descubrimos una línea afín en el trabajo del poeta Mario Santiago Papasquiaro, autor del que recuperamos el largo poema "Consejos de 1 discípulo de Marx a un fanático de Heidegger", publicado íntegramente en tres números consecutivos. El número 17 de Oráculo marcó otro cambio en la revista. Este número se dedicó casi íntegramente a poetas chilenos recientes. En ese momento, sentíamos que la insolente obra de estos poetas jóvenes sudamericanos cuestionaba cierta línea de la poesía precedente, y se aproximaba a ciertos ámbitos desdeñados por las generaciones inmediatamente anteriores. Política, oralidad, performance, ética, sexualidad, y sobre todo otra forma de concebir la palabra dentro de su soporte físico, fueron algunos espacios que provocaron el interés exhaustivo de Oráculo por lo que se escribía en otra latitudes y por trascender la acción editorial de la revista hacia otros órdenes. Muestra de lo anterior fue la presencia de la revista en Estoy afuera. Encuentro iberoamericano de poetas jóvenes, realizado en 2005, y las tres primeras muestras binacionales de poesía de cordel, realizadas de manera conjunta entre México y Argentina, llevadas a cabo desde hace tres años.

Recientemente un nuevo grupo de personas se integró a la publicación, lo que abrió aún más el compás de los intereses de la revista y consolidó su vocación mundana y nómada, sin asignaciones preestablecidas y sin creencias rígidas e inflexibles. Nuevas traducciones de poetas estadounidenses como Muriel Rukeyser, Leslie Scalappino y Jack Spicer; de la brasileña Virna Teixeira; del ruso Arkadii Dragomoschenko son síntomas de la efervescencia presente en los números publicados este año y en anterior. Lo mismo ocurre con la presencia en páginas de la revista de artistas gráficos como el argentino o el chileno Marco Antonio Sepúlveda, Hugo Padeletti; de escritores como el guatemalteco Alan Mills, la mexicana Maricela Guerrero, la cubana Damaris Calderón, el chileno Gustavo Barrera, el uruguayo Roberto Echavarren o el español Pablo García Casado quienes, al igual que muchos otros, han enriquecido a la publicación con sus textos. Asimismo, se han abierto distintas secciones destinadas a la reflexión como es el suplemento de ensayo, entrevista y crítica Hojas de Laurel dirigido por Jorge Solís Arenazas; Poiesis, espacio de reflexión que consiste de una sección rotativa en la que hay un artista invitado cada número y Bonus Track, columna a cargo de Julián Herbert. De igual forma, se consolidó un decoroso proyecto de distribución que permite que la revista trascienda las fronteras de nuestros libreros domésticos.

Los esfuerzos y caídas en torno al tema de la distribución de nuestro proyecto han sido múltiples y no todos afortunados. Quizá de alguna forma, el tema de la distribución sea uno de los más complicados y difíciles de subsanar. Llegar al libro, el objeto que conjunta las propuestas de todos esos poetas que nos han venido acompañando los últimos siete años, hoy por hoy es ya la parte aprendida y menos complicada. Llegar a la distribución ha sido más difícil. Hasta hace apenas unos ocho meses comenzamos un verdadero y serio proyecto de distribución que hoy coloca a la revista en las estanterías de por lo menos 35 librerías en toda la República Mexicana.

Más allá, pese a lo extraño que parezca, la revista tiene sus redes y subterfugios de comunicación. Algunas personas en otros estados se han topado con ella, un amigo se las ha presentado, o súbita y misteriosamente ella ha llegado hasta ellos. Lo que comprueba que el quehacer poético, al menos el de esta revista, se ha hecho un poco sólo, un poco en el azar y en la fortuna. Hoy, por extraño que parezca, Oráculo. Revista de poesía tiene una presencia y colabora en el clima cultural.

La revista parece ir hacia adelante, al menos en lo tocante a su difusión y distribución. Ese es al menos ya un paso ganado. Otros se han quedado esperando respuesta. Los alcances han sido muchos pero también habría que buscar otros. Nuevos retos dentro y afuera de la revista. Espacios que permitan hacernos, colaborar y crecer en la Idea, esa que surgió de hedonismo y que hoy es un proyecto incluyente, serio y comprometido.

Como conclusión, quiero decir que a diferencia de otras publicaciones, Oráculo no pretende predicar y convencernos de los beneficios de una estética en particular o rendir tributos al maestro en turno. Tampoco confiamos en el criterio temático, donde se rotulan las literaturas, se rubrican pedigrís estéticos en base a la ocurrencia o al capricho. En estas publicaciones lo mismo pueden armarse números de literauras feministas, de género, postmodernas, nacionales o del barrio de mi escuela. Si de algo estoy seguro, es que Oráculo es una publicación mutante y que es posible que ahora que he terminado de leer, esté arrepentido de todo lo anterior.

México, DF, junio de 2007

Texto leído en el marco de la Feria de revistas culturales, llevada a cabo en la Casa Universitaria del Libro

 



- Muestra de poemas de Oráculo (número 24) -


Damaris Calderón (Cuba)

DURO DE ROER

Hasta la quebradura de las rodillas sus huesos
habían sido siempre domésticos. Como los
huesos de pollo que había visto en el caldo,
en la sopa, cloqueando en el corral, antes
de terminar triturados en los dientes del
padre.

- Guárdame este hueso como hueso santo.
Y se sentaba en el portal, a chuparlos, comparándolos
con las propias falanges. Y si le salía un orzuelo,
el tío milagrero lo curaba con una peseta caliente
o con un mate, y si una verruga, con la cruz de
un hueso, que había que enterrar en el patio, para
que se pudiera. Como los otros.
La abuela se pudrió y quiso verlos a todos. Un racimo
de plátanos para consuelo de una vieja: una familia.
Hasta que las rodillas se volvieron locas o se enfermaron
de rabia y empezaron a morder lo que se les pusiera por
delante. Y hubo que quitarle el bozal al perro y ponérselo
en las piernas.
Luego los huesos escaparon de casa, cogieron su propio
rumbo. Y su vida fue simple, descarnada. Como una articulación.

 

 

PAREDES

Las paredes indican nuestra posición de
verticalidad. La superioridad de la especie.
Yo soy el homo sapiens (lo leí en una parte
antes de estar entre estas paredes).
No son comestibles como en los cuentos de
infancia, aunque se puede rumiarlas toda la
noche.
Las paredes son un símbolo de vida.
Erguidas.
Como la tumba, horizontal, es un símbolo
de muerte.
Y el hecho de que podamos engendrar de pie
o acostados demuestra nuestro albedrío.
Hermosas como el espectro solar, las paredes
van de la gama de la privacidad, la protección,
al encierro.
No se debe desesperar de estar entre ellas.

Yo soy un hombre honesto. No tengo trastiendas.
Tengo paredes.
Y las paredes (como ya he dicho antes) sólo
indican nuestra ambición de verticalidad.

 

 

LENGUA Y VERDUGO

Entre el verdugo y la lengua hay una serie
de relaciones. Entre la lengua, natural, y
el verdugo, antinatural, existe, como en la
sangre, un sistema de vasos comunicantes.

La lengua, como el verdugo, no es homogénea
ni unitaria (un verdugo está hecho de todos
los pedazos de sus víctimas, además de
los suyos). En ambos, fatalmente, no hay
solución de continuidad. Por razones obvias,
el verdugo prefiere siempre las lenguas muertas,
aunque en los restos de las lenguas habladas
( y las reconstruidas) es posible encontrar
la misma ceniza que en la ropa del verdugo.

En lo que se refiere a su brutalidad, el verdugo
no es un sistema, sino un conjunto de sistemas,
opera siempre por selección, prefiriendo
la expresividad a la comunicación, y es anónimo,
como la mejor literatura.

El hecho (la hipótesis) de la existencia de una
lengua madre, de cuyas ramas se derivaría
un tronco común, sólo facilita, (qué duda cabe),
la tarea del verdugo.

 

 

TENEDOR Y CARNE

La carne es otra superstición. Lo digo yo, un
místico, que ha visto el mundo como deglución,
como un proceso digestivo de Dios y los hombres.
"Hambre tenemos, filosóficos andamos".

En sucesivas revelaciones se me ha mostrado
Dios aguzando, pinchando a su criatura.
He visto el movimiento del tenedor hundiéndose
en la carne con cierta muestra de deseo y un
vago remordimiento.

La carne succionada, herida, flagelada, redimida,
es una crisálida: en ella avanza el gusano.
Como en un ascensor cerrado, por la carne
ascendemos y descendemos. Lo digo yo,
hundiendo el tenedor.

Los pueblos más disímiles, las culturas más
diversas, no han podido sustraerse al influjo
de la carne, ya sea exaltándola, ya sea
reprimiéndola.

Los griegos, que lo inventaron todo, incluso
la ficción de ser griegos, nos han dotado de
precisas y hermosas etimologías, duras de
masticar. Por ejemplo, la palabra sarcófago,
que explicaría este proceso de deglución.
Sarcos: carne, y fago: comer. De ahí el
implacable ataúd que conduce al occiso
(el fiambre) hasta su última morada.

 

 

Maricela Guerrero (México)

 

POEMA EN QUE SE RETOMA EL BEATUS ILLE

No sé qué pero yo, hoy ni mis muertos
con Mahler y toda la cosa, ni Pearl Jam, ni la santa suerte
de vivir en un departamento sin jardín interior exterior
-ni una plantita, vamos ni sapos, palmerines-
pastizales;
no concreto la imagen, la heráldica de cada cosa: por ejemplo, los
ingenios azucareros, sin dulce nada -un terroncito-.
Sabíamos que se nos iba a subir el azúcar a las barbas,
habrá que sintetizar proteínas, carbohidratos, semen sintético;
azúcar fermentado: alcohol -OH;
con todo, ni la química la biología entiendo,
nadie sacó oro de las piedras, tampoco vida eterna ¡benditos!
Pierdo los dientes, el cabello:
las uñas crecen (se entierran) con los años....
a los señores del belive or not:
un hombre de India o Pakistan o de Almería (exóticos lugares modernistas)
no gustaba de cortarse las uñas y de todo le hacían hasta subirle
los calzones:
cuarenta y dos centímetros de calcio y años y años y años de
sacrificio para que las uñas crecieran tangencialmente;
si así los pechos crecieran, Dolly Parton, seríamos qué cosa;
pechos como melones (melus- melitus) de nuevo la dulzura, baladas
Dafnis y Cloe cosechando melones del verano,
pese a que los pechos no crecen después de los dieciocho,
a menos que la gestación y no amamantes, pero se cuelgan como
el cordón del teléfono (yo te llamo) o la piola del ahorcado.
Después de todo, no somos eternos:
gocemos del abril y mayo que ya vendrá el agosto,
una golondrina de sí sola no hace verano, no crecen los pechos
ni las uñas, créalo o no....
polvo seremos, y a estas alturas, vaya a saber si polvo enamorado;
quizá enormes pechos consagrados por el celuloide, los platillos
mahlerianos, qué otra cosa
el azúcar se disuelve
te friega los dientes y las arterias,
por eso los ingenios y sólo te pagan las horas de la zafra,
zafremos palabras dulces del verano,
ferméntense que ardan -OH, también mis muertos,
scripta manen, todo se combustiona, los cuerpos
se corrompen, desaparecen,
el pelo, las uñas
polvo polvo nada.

 

 

. ... ... ... .. .. ............... ... .. .. .... .. .. ... .. .. .. .. ... Para Tania y Rebeca

ENTONCES

Un día, muy jóvenes, entonces
naranjas verdes esmeraldas, verdes
naranjas agrias de principio de año, escurríamos

escurrían alegrías de nuestros pechos, entonces
¡ah! felicidad, luminiscencias en gajos centelleantes
y el verde de la vida alegre
de alegres verdes ¡qué felices! somos entonces ha:
plácidas pletóricas redondas e irrecuperables como ánfora griega o naranja de las Hespérides y ardió Troya en verde,
alrededor de círculos de amantes,
incendios de los ojos y los pechos verdes, primavera que ardía oscura,
entonces también el desierto en verde y en verde las aguas de un Leteo que encontramos en una playa del mar de Veracruz y olvidamos verdes de alegría recién nacida;
limpiamos en aguas mansas y verdes las penas envidiables, ah veranos:
naranjas dulces entonces, verdes esmeraldas, asustadizas verdes, muy jóvenes
entonces.

 

 

condúcenos

dolores dorantes (México)

 

. ... ... ... .. .. ............... ... .. .. .... .. .. ... .. .. .. .. ... casa voy a llamarle a esta boca abierta:


esto no va más allá de algún vestido al que
tenemos que buscarle los zapatos o
una noche que esconde su más preciada estrella tras la quemadura y
es ese fuego al que nos gusta entrar para mirarnos el corazón de despedidos
y desposeídos
que una época que no pudo borrarse arrastró con nosotros como
arrastra el mar un mar espeso sumergido en lo oscuro

cada paisaje hirviendo recubre lo que fuimos tomando muy a pecho y que ya es hora
de contarlo como si hubiera números para una decadencia recubierta
de centros moribundos

porque hay que alinear los cadáveres con los que te pretendo
hay
que apilar los crímenes para alcanzar la carne de un corazón que no batalla como tú

. ... ... ... .. .. ............... ... .. .. .... .. .. ... .. .. .. .. ... tú: un corazón sin remos

 

 


tu cielo también es una fosa tu cielo es también la sepultura
un transcurso hirviendo y calculado
un territorio estéril-aparente donde brota una vista

con la vista te toco y son tus ojos los que mueven mi tacto
. ... ... ... .. .. ............... (y)
recostada de espaldas en la tierra es la herida también lo que te busca

 

 


no pueden prender una cadena en la carne que conoce la lluvia de tu doloroso metal,
amor

eso
carece de vuelco natural donde te aplauden sólo
ciertos cadáveres con los que te pretendo, vida

me acerco a ti para atestiguar mi descomposición (pero te supe)

tras el vidrio en mis ojos supe
que tú estabas tranquila

Que tú estabas tranquila también es un color
el gris que únicamente veo desde tu silla

el gris brillante que no puedo dejar porque
en él está tu forma y mi presencia
y mi presencia sólo ahí se encuentra como tú

como tú que casi muero y me haces respirar
como tú en la silla del placer distraído donde también se sienta
el zumbido de un látigo rector
. ... ... ... .. .. ............... ... .. .. .... .. .. ... .. .. .. .. ... el zapato
que oprime mi cabeza y hunde mi paladar diente por diente, amor

como tú que estabas tranquila también es la ceniza de esta sangre como tú
también es el océano genital de esta conquista

 

 

un accidente cruzó zumbando la imaginación con la que te recuerdo

. ... ... ... .. .. ............... ... .. .. .... .... .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. ... .. .. .. .. ... vi la sangre:

(aquí pasa algo que no sé)

aquí pasa una mano oscura que te sujeta el cuello, princesa

que te arrodilla, vida

para que te acuerdes de mis muertos
para que te amarres de espaldas a mis mares muertos y escuches
su respiración sin ver. ... ... ... .. .. ....y esperes. ... ... ... .
otro
galope de mar. ... . y otro
golpe de mar . ... .y otro (que pase algo, amor)

que pase
. ... ... ... .. .. ............... ... .. .... (caliente igual que tu zumbido)

 

 

 


Pablo García Casado (España)

 

 

SABBAT

Los polígonos, las áreas comerciales, las oficinas iluminadas. En todas partes el rostro de la angustia, los horarios, y esa puerta que nunca cierra. El cansancio de abrimos sábados tarde, el lunes se lo instalan, Antonio, acompaña al señor hasta la puerta. Y las tarjetas pasando por todas las ranuras, los coches atestados de familia, los teléfonos de servicio. Dulces operadoras que trabajan hasta muy tarde, ahorrando para un sábado futuro de zapatillas, cine en casa y ojos cerrados. Buenas tardes, le atiende Luisa, en qué puedo ayudarle.

 

 


LA LLUVIA

La lluvia sobre el vendedor que anuda su corbata antes de subir a casa. La lluvia sobre la visera verde del taller donde unas chicas flirtean con el mecánico que de joven se tatuó un as de corazones en el brazo. La lluvia sobre el cabello moldeado de la vieja que a duras penas consigue alcanzar un autobús que está vacío. La lluvia sobre el carro de la compra, legumbres, tomate, porciones de merluza congelada. La lluvia sobre los cristales de la unidad de cuidados intensivos. La lluvia sobre los cristales progresivos de mi padre, que me llama por teléfono preocupado por mi situación laboral. La lluvia sobre el vendedor que conduce despacio su automóvil. Que sólo piensa en desaparecer, al menos, por un tiempo. Cambiar de ciudad, alquilar un pequeño apartamento. Comprar un teléfono móvil, empezar de nuevo.

 

 



SEVILLA ESTE

Es un hombre que camina solo por el barrio. Un martes por la mañana a la hora en que los demás trabajan. Que mira su teléfono móvil comprobando que funciona correctamente, que tiene suficiente batería y cobertura. Que todavía puede controlar la situación. Es un hombre a la espera de noticias, que ha salido de casa porque necesita pensar, pensar en algo. Su mujer lo mira desde el balcón con el niño en brazos, el camisón deja entrever los pechos caídos de la maternidad. Pechos una vez de brillantina, la locura de la sala de fiestas, todos esos hombres y sólo tú, con tu cara de pájaro. Ven aquí, voy a llevarte lejos de este infierno, tengo negocios. El mismo hombre que hoy se arrodilla en el cajero automático y que suplica entre lágrimas, perdónanos, Señor, perdónanos.

 

 


XENIA (fragmento)

ARKADII DRAGOMOSCHENKO (Rusia)
Traducciones de Juan Carlos Cano de las versiones al inglés de Lyn Hejinian y Elena Balashova.

 

 

Ves las montañas
y las piensas inmóviles
pero flotan como nubes

Al-Djunayd


Vemos sólo lo que
vemos


sólo aquello
que nos deja ser nosotros -
vistos.


La fotografía se niega
a incluir en ella misma
aquello que creó estudiándonos.
El frenético enredo de sales,
. ... ... ... .. .. ............... cenizas de plata.


Un gallo cantará tres veces
al amanecer. La vista
(¿en un juego de huesos arrojados? ¿una abertura en el cuerpo?
¿agujetas?
¿en la autobiografía que se acerca
detrás de tu cabeza?), al no encontrar
objeto alguno, parece perdida.


La historia comienza
sólo cuando se reconoce la impotencia. No
lo puedo entender: ¿los abrazos de padre y madre?
¿La transición de uno al otro?
Esta es la frontera que baila en el umbral
donde un eco flota lentamente alrededor de la razón.


Para continuar.


La muerte no es un acontecimiento, sino una ex-
foliación:
el pasado es un nudo de elipses -
. ... ... ... .. .. ............... ... .. .. .... .. .. ... .. .. .. .. ... el mediodía
sin mancha solar
cuyas profundidades se elevan a la simple superficie
por el viento mosquito de las cosas,


astillas de objetos, succionadas
en vano
por la descripción - la vista -
o las reglas para interpretar de manera
multidimensional una representación bidimensional -
una cuestión de óptica (o alegorías).


El vuelo se desvanece en el hielo amarillo y poroso
de las páginas que florecen entre los dedos secos.
El humo es negro.
. ... ... ... .. .. ............... ... .. El azul del cielo es chillante.

Una nube sin sentido desciende hacia el sur.
E inseparables, como caramelos de felicidad,
los demonios y sus reflexiones controlan los ojos
como el fuego cuya amplitud es iridiscente y llana
y también monótona
como el péndulo del amor.


No es la muerte la que es "inquietante," sino -
hasta que uno pueda moverse en partículas metabólicas -
la ausencia descubierta en cada salpicadura del día
cuyas mitades están encerradas
detrás de la espalda de la sombra (sí, definitivamente, los abrazos,
antes que nada) en cualquier lado


donde pueda ocurrir
el acoplamiento sin intercesiones -


el deterioro del tejido revelado. Velocidad.
Resbalarse. La división del tiempo: el rugido en la concha marina de un niño.
Alrededores.
El lugar de paseo analiza
sus propias expectativas. La boca
toma una forma definitiva
para que la palabra cielo adquiera la densidad de los guijarros
destrozando el caparazón de reflejos.

 

 



En cuanto a la historia de la ciudad que se ramifica. La complejidad no significa adiciones interminables. La protopercepción de los sueños. las multitudes se amotinan (entre más dinero me des más tendré - ¿y para qué lo necesitas?). Esta ramita juguetona se alza en el aire: la cortesía. Pero también el estilo epistolar, exhaustivo, siguiendo pistas (¿hablas acerca de mí? anteayer dijiste que me necesitabas para poder sentirte a ti mismo a través de mí), evadiendo las posibles señas, la propia presencia. Klebnikov - las ruinas de construcciones ciclópeas jamás erigidas. Una aglomeración estelar en la transparencia absoluta del sujeto y el objeto. el susurro de una piedra que vuela hacia abajo. Lentamente me inclino hacia ti. La cuesta se abre hacia el viento del sur. Lo que para ti es un momento para mí es un milenio, incrementado por la expectativa. ¿Paciencia? el conocimiento previo de que está predestinado a no contestar preguntas acerca de la muerte - no germinar en el cráneo de la materia. Oxidación sin prisa, pero también el método epistolar, que alcanza una ganancia inadmisible: una intersec/rupción, sin siquiera encontrar la buscada sensación de resultado en cualquier punto de la salpicadura, despertando en la noche con ex-. ¿Cuál es la diferencia entre un "juicio" y una "manifestación"? Busca en el diccionario, dices. Busca en el diccionario y la palabra ya se está convirtiendo en una palabra que se aproxima sin parar a una voz que se apaga. En cuanto a la nieve en las ramificaciones de la historia de la ciudad. Me inclino hacia ella y frente a mí la gota más delgada revela el marco temporal de China. Detrás de la ventana hay nieve. No. Las contaminaciones de la ciudad. Traeremos este olmo al campo del mapa. Un cuervo, que no conoce la pérdida. En vez de esto, para acercarse, una abertura - se retira, hasta que desaparece por completo más allá de las fronteras de la frase.

 

 

 

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Oráculo: Tránsito tangible.
Por Rodrigo Flores Sánchez.