A propósito de Riesgo País.
Un Encuentro Que Dará Sus Réplicas Desde El Sur De $Hile.
Por Rodolfo Hlousek Astudillo
Riesgo País fue y será una ironía inteligente de nuestra situación como poetas lesionados, en la intemperie o en la calle. Este apunte puede incluso resultar aplicable al film La Naranja Mecánica, donde es dulcemente triste la mirada de Alex. Porque, aunque venga cualquier canon, es difícil corregirnos la desilusión armada en la cual avanzamos.
Quizás esto se deba a la total inadvertencia de belleza (ejercicio otorgado al desgarrarnos –para no caer en petulancias- en 1 poema), de la cual no queremos acostumbrarnos en el Chile de hoy, empachado de empresarios comunicacionales u opinólogos.
Deberá reconocer, el apreciado lector, que es más que inadvertencia, esto está correlacionado a un país militarizado, brutalmente violentado en todos los campos (urbanos y rurales, cof!).
Resultó ser, aquélla experiencia en Valdivia, que unos cosacos delirantes de literatura hecho vertedero clandestino, se reunieron a beber los discursos lisiados de las ediciones anónimas de un país anónimo.
Bajo sus responsabilidades formales y de base, en tres días se hizo posible un evento más dialéctico que mítico, y se expandiera el horizonte, para que más se “cuadren” en mesas de lectura poética y de presentaciones teóricas.
El esfuerzo incluso incurrió en una brava antología homónima, inscrita por editorial Alquimia y, que fue apreciada por los poetas invitados, confiados en esta savia salvaje, quienes nos hicieron ver que la poesía está construida similarmente a la estela de un caracol o una estrella fugaz; dependiendo de la posición que se tome el bate. En esta M, de mosaico o de muesca, nos acompañaron los poetas Yanko González, Paulo Wirimilla, Mario García, Heddy Navarro, Verónica Zondek, Bruno Serrano, Bernardo Colipán, Clemente Riedemann, Yenny Paredes (en orden aleatorio), en la categoría de invitados. Y más de 32 poetas de diversas soledades citadinas, donde lo que se levanta en fulgor de la poesía, es sólo por cuestión de autonomía, nada más. Hecho ya constante y que es obviamente triste, puesto que al arrogar institucionalmente dos nóbeles, se ha velado el vigente incendio de la poesía chilena actual; ya estén entre ellos la novísima, los de Santa Rosa, los de provincia, o aquellos adscritos a la lectura indígena, de Concepción, Santiago, Chillán, Temuco, Osorno, Puerto Montt, presentes.
El esfuerzo esta vez fue de Roxana Miranda, Cristina Bravo, Guido Arroyo, Bruno Serrano, responsables del encuentro. Gracias al gentil aporte de la Universidad Austral y la ciudad de Valdivia. Las lecturas se realizaron en la sala Ainilebu, museo Phillipi, y bar Las Gringas.
No se puede dejar de mencionar que el encuentro pactó con los autores quienes lanzaron sud/libros: “Una temporada en paraíso” (Alfredo Erlwein), “Anomalías” (varios autores), revista “La Fosa”, “Santa Rosa 57”. Y las Mesas Crítica I y II. Panorama de la poesía Chilena (Sud-americana) Joven: Problematización de los géneros y aparentes rupturas generacionales. Fronteras de difusión, distribución y recepción crítica de la poesía chilena.
Creo que falta reconocer las políticas, tratamientos y/o procedimientos escriturales de cada uno y sus afiliaciones.
