¡Grande Maestro!
en El Mercurio
de Antofagasta, 8 de marzo de 1999.
Cuando "Fatamorgana de Amor
con Banda de Música" avanza a pasos agigantados para convertirse
en una obra teatral, también la última novela de Hernán Rivera
Letelier sigue encabezando las listas de los libros más leidos a nivel
nacional.
Catorce semanas ya son
las que la obra del "autorcito" se ubica en el primer lugar de las
ventas.
Si "las cosas" continúan de esta
forma, no sería extraño que cuando "Fatamorgana.. ." aparezca en
Argentina en abril, durante la Feria del Libro de Buenos Aires, ya
supere las veinte semanas. Entonces, ¿que podría pasar en mayo, cuando
se edite en España, o en noviembre en México, cuando se presente en la
Feria Internacional del Libro de Guadalajara?.
Tampoco debiera sorprender si en poco tiempo más el
más reciente libro del escritor nortino, comienza a ser leido en
idiomas distintos al original, como ya ocurrió con "La Reina Isabel
Cantaba Rancheras", con ediciones en alemán, italiano, portugués y
francés, o con su penúltima obra, "Himno del Angel Parado en una
Pata".
"Fatamorgana de amor con
banda de música",
Hernán Rivera Letelier,
novela,
Editorial Planeta, 1999, segunda edición, 3 17 páginas.
en El Mercurio de
Valparaíso,
19 de abril de 1999.
¿Dónde reside el encanto de
Hernán Rivera Letelier, que en un país indiferente a la buena
literatura consigue dos ediciones para su tercera novela, en el breve
plazo que va de noviembre de 1998 a enero de 1999? ¿Y que además ha
agotado varias ediciones de sus dos novelas anteriores, exitosas
también en el extranjero y en sus versiones teatrales? La respuesta es
simple: en la magia. En la magia del mundo que describe, un mundo
muerto y sepultado por el desierto; el de las viejas salitreras del
norte de Chile, el territorio más árido del planeta que hoy aparece
sembrado de esqueletos de pueblos que alguna vez fueron escenario de
vida bullente, de riqueza inmensurable. Y que desaparecieron de
pronto, tragados por el olvido, cuando los alemanes, acuciados por la
atroz necesidad de la guerra, inventaron el salitre sintético, que
decretó la sentencia de muerte para las salitreras
chilenas.
Pero además de la magia del
escenario que Rivera Letelier describe con tanta propiedad porque
buena parte de su vida transcurrió en él, está la magia de su prosa.
Una prosa exuberante, plagada de figuras poéticas, de imágenes
sorprendentes, que a veces agobian con "el efluvio del sentimentalismo
que comenzaba a flotar empalagoso en el ambiente".(Pág.
199).
Esa frase de la novela puede
aplicarse con justeza a este relato cuya atmósfera de singular
irrealidad, que trasunta sin embargo una poderosa vida mundana, va de
la comedia picaresca a la tragedia shakesperiana. Y que consigue
cautivar al lector, insensiblemente envuelto en la magia de la
ambientación y en la curiosa historia de amor entre un trompetista
vividor y una pulcra y casta señorita treintona, educada en las
monjas, que va a caer subyugada en un amor apasionado, nada de
platónico, pese a su temperamento romántico y virginal. La música
tiene una alta cuota de responsabilidad en estos amores de aparente
incongruencia.
Rivera Letelier es un buen
tejedor de historias. Construye pacientemente el andamiaje que ha de
soportar el romance insólito, y lo va armando de tal manera que todo
resulte admisible. El lector no se sorprende con las disparatadas
secuencias porque actúa la magia del autor. Dentro del mundo que
edifica con sus palabras poéticas, todo resulta posible. La banda de
músicos dipsómanos, de nombres a cual más extravagante; los chinos que
venden carbón, fuman opio y elevan volantines y globos luminosos en
las noches transparentes; los lenocinios que despiden un halo de
lascivia bulliciosa que se yergue como un aura luminosa en la
oscuridad del desierto; el peluquero anarquista que se inmola por sus
ideales; la visita del Presidente de la República a un pueblo
oficialmente sin existencia, que no llega a concretarse.
El verdadero protagonista de
esta novela, más que el trompetista Bello Sandalio, que la señorita
Golondrina del Rosario y su padre el barbero Sixto Pastor Alzamora,
más que los músicos y las rameras, es el pueblo de Pampa Unión. Un
pueblo extraño surgido en medio del desierto, como respuesta a las
necesidades vitales de los habitantes de las oficinas salitre ras
salpicadas en la vastedad del desierto de Atacama, incluido el
comercio sexual que pareciera haber sido el más importante en la zona.
Pampa Unión nació por casualidad. Se desarrolló naturalmente. Albergó
a una importante masa humana y aglutinaba a poblaciones equidistantes
de diferentes asentarnientos mineros. Y desapareció como todos los
poblados nortinos cuando sobrevino la decadencia del salitre natural.
Y en sus cuarenta años de vida, jamás tuvo existencia legal ni
reconocimiento de las autoridades.
En ese pueblo, que vivió al
margen de la realidad oficial, se desarrolla esta novela, en torno a
la anunciada visita del Presidente de la República, general Carlos
Ibáñez del Campo.
Es una novela mágica,
convincente, entretenida. Muestra un jirón de vida, de historia
nacional. Envuelve una realidad dura, de insensibilidades, de odios,
de abusos. De mucho dolor, de una amargura disfrazada de perpetua
fiesta en burdeles anémicos, de música y bullicio, de mentiras y
violencias. Una vida redimida, sin embargo, por los sentimientos más
puros que hospeda el alma humana: el amor, la justicia, la dignidad,
la fidelidad a los ideales y la valentía de morir por
ellos.
Cuarta Novela del Autor de La Reina Isabel cantaba
rancheras
Rivera Letelier novela fin del tren
nortino
Andrés Gómez B
en La Tercera, viernes 26 de marzo de 1999
El escritor, que está preparando
su cuarto libro, presentará Fatamorgana de Amor en Argentina y
España, para luego viajar a Francia, donde apareció Himno del Angel
Parado en una Pata. También está terminando un volumen de cuentos
que se disputan dos editoriales chilenas.
Hernán Rivera Letelier sigue
haciendo rabonas desde la pampa. Escribe su cuarta novela, un homenaje
al desaparecido tren del norte; se apronta a viajar a Buenos Aires y
Madrid para presentar Fatamorgana de Amor con Banda de Música,
la editorial Metaillie acaba de sacar la versión francesa de Himno
del Angel Parado en una Pata y desde Israel le han solicitado su
clásico, La Reina Isabel Cantaba Rancheras. Todo eso mientras
afina un volumen de cuentos que se disputan dos editoriales chilenas.
"Me he convertido en el vendedor más grande del mundo",
dice.
Fue el autor del verano, con una
Fatamorgana encabezando el ranking de ventas. La ocasión más
natural para presentarla en Argentina era la Feria del Libro
bonaerense, pero él ha preferido dejar esperando por anticipado a sus
lectores trasandinos. Irá a la capital argentina, pero después de la
vorágine ferial, durante la primera semana de mayo. Desde allí viajará
a Madrid y luego al Salón del Libro Latinoamericano de Gijón, que
organiza Luis Sepúlveda; En junio también estará en París, donde su
editorial francesa -Metaillie- celebrará 20 años de vida con el
lanzamiento de una antología de relatos eróticos, que incluye su
cuento Lentes Oscuros, Gafas Ahumadas. "Es el texto que ganó el
concurso de cuentos de El Mercurio el año pasado. Pero está
completo, porque al diario mandé una parte no más. Es tan erótico que
no habría ganado. Hasta el Clarín de Buenos Aires lo rechazó", cuenta.
El texto, que apareció en la revista "Viva" en febrero, estará también
en el volumen de cuentos que está corrigiendo y que aparecerá a fin de
año. Pero aún no sabe si saldrá con el sello que siempre ha acompañado
sus trabajos en Chile, Planeta, o con el de Sudamericana. "Le han
hecho una oferta muy buena a mi agente y él lo está manejando",
agrega.
Sin duda que el interés que generan sus ficciones le
halaga, como la propuesta de publicar La Reina Isabel en Israel. Pero
lo que más concentra su atención es la cuarta novela que escribe, que
‘será mejor que todo lo que he escrito". Fiel a su espacio, también
estará ambientada en la pampa: ‘Es una especie de homeiaje al tren del
norte, que demoraba cuatro días y cuatro noches desde San:iago hasta
Iquique. Ahí pasaba de todo: nacía gente, moría gente y se hacía
gente. Los viajeros se iban enganchando de tren en tren. Ese
era el único medio que tenían los habitantes del desierto de viajar al
sur. Era una odisea increíble, que duró desde 1915 hasta 1976,
porque el gobierno de Pinochet lo hizo desaparecer".
-¿Será una crónica épica,
como Fatamorgana?
-No tendrá un desenlace
trágico, pero sí va a ser nostalgiosa. Si tú conversas con cualquier
pampino todos te van a decir que anduvieron en ese tren. Es un tema
muy rico, pero difícil.
-Cada vez tienes más llegada
en el extrajero y hace un par de años vives de lo que escribes. ¿No
has pensado establecerte en otro lugar?
-Tengo fama pero me falta la fortuna. Vivo de mi
literatura, pero vivo con muy poco: no tomo whisky, no tengo auto y no
mantengo amantes. Hay tres lugares en los que viviría: Ciudad de
México, Madrid y Buenos Aires, pero estoy bien en Antofagasta. Acá
están los viejos de la pampa y aún sigo escribiendo de ella. Voy a
escribir de la pampa hasta que ella lo decida.