"Mi
vestido verde esmeralda” de Alister Ramírez Márquez
UNA EXCELENTE NOVELA
Por Reinaldo E. Marchant
Presentación del Libro, 19 de Agosto
de 2005.
En esta maravillosa, brillante y extraordinaria novela de Alister
Ramírez Márquez (Colombia, 1965), “Mi vestido
verde esmeralda” se despliega un intenso relato de carácter
costumbrista, mágico y profundamente humano. En efecto, a los
90 años una mujer alucinante, Clara,
protagonista y narradora se transforma en un inolvidable personaje,
que sobrevive a hechos terribles, en un período y un país,
Colombia, lleno de violencia, y lo hace sin perder nunca el valor,
la dignidad, el buen humor, la persistencia y el singular modo de
relatar las peripecias de su vida.
La protagonista es una mujer que de manera sabia e inocente va entregando
las vicisitudes de su vida como madre, esposa y habitante en una geografía
cruzada por los acontecimientos naturales y sociales, que sobrelleva
con una dignidad propia de cualquier mujer de Latinoamérica,
en ese tiempo, en este tiempo y en cualquier tiempo.
Un rasgo importante en la narración de Alister Ramírez
Márquez es la perspicacia fabuladora para interpretar el alma
de la mujer, expresado con una naturalidad vigorosa, que asombra y
sentimos cual si escucháramos la historia que aflora verdaderamente
por los propios labios del personaje central.
La novela se convierte en una enternecedora historia de comienzos
del siglo XX, donde los personajes anónimos o reales son los
grandes protagonistas que sobreviven de forma abigarrada, en un peregrinaje
incesante, dejando en el camino estremecedoras fórmulas para
ganarle a una vida injusta, todo ello construido en un ensamble y
rompecabezas donde todo acaba por encajar, en un retablo de palpitante
resistencia, amor y casi heroísmo por parte de Clara y de otros
personajes.
Alister Ramírez Márquez, en este su primer libro ha
logrado narrar con maestría, profundidad y excelente economía
de lenguaje el destino de habitantes que interpretan de forma poéticamente
dramática la saga de la colonización antioqueña
del Viejo Caldas en Colombia, todo ello divido en cuatro primeros
capítulos que corresponden al periplo que hace Clara en su
lugar de origen que hoy conocemos como Antioquia, hasta las exuberantes
montañas de la zona cafetera ubicada en Armenia. Posteriormente,
en otros capítulos, se relata el asentamiento personal y familiar
que le permite procrear y tener un buen pasar vital Enseguida viene
el dramático paso del tiempo, la violencia a partir del asesinato
de Jorge Eliécer Gaitán, la expropiación de sus
tierras que causan el derrumbe material, obligándole a un exilio
hacia la ciudad, como lo hacen los actuales desplazados.
Posteriormente, los últimos capítulos describen el
destino ambiguo de su descendencia y la determinación de desaparecer
de la tierra siempre con dignidad, en pasajes notablemente contados,
con una estructura perfecta como telón de fondo, donde la alegría
y nostalgia es un hecho recurrente, y el dramático dibujo de
esta maravillosa historia que se teje permite que el lector emprenda
un imaginario viaje junto al influjo de un placer inagotable y un
desenlace perfecto.
Totalmente de espaldas al sentido de la buena crianza, sin tapujos,
con el máximo de desenfado, acudiendo a todas las posibilidades
expresivas de la palabra Alister Ramírez Márquez, a
través de Clara nos muestra un mundo realista y alucinante,
con hombres perversos hasta lo satánico, quienes por un extraño
mecanismo resultan a la vista seres de carne y huesos, capaces de
lo indecible, y reveladores de una época y una realidad que
pudo acontecer o que sucedió en cualquier pueblo o ciudad de
Latinoamérica.
Ningún lector va a dejar de estremecerse ante este mundo que
representó nuestra historia, nuestro origen, y que late bajo
la delgada máscara de nuestra cultura y civilización.
El lenguaje utilizado por Alister Ramírez Márquez es
completamente pulcro, coherente con el espacio, los personajes y el
acontecer. Se nota claramente que el autor maneja las técnicas
indispensables para crear una obra artística que deslumbra.
La narradora y su discurso son una emanación del mundo que
representa. En efecto, la narrativa de Ramírez Márquez
es luminosa, cargada de vibraciones y fuerza síquica. Le abre
decidido a todo la jaula a sus ángeles y demonios y se deja
conducir por ellos permitiendo que la novela sea una perfecta obra
representativa de hechos que aún existen en algunos rincones
de nuestro continente.
La importancia de develar a esta mujer, Clara, de forma genuina,
detrás de las convenciones y mistificaciones, permite que el
relato gane con una intensidad y amenidad prodigiosas. De esta manera
la fuerza expresiva de este hábil autor colombiano atrapa al
lector desde un comienzo sin soltarlo hasta oír las palabras
finales de Clara, momento en que se siente que el mensaje transmitido,
es decir, el sufrimiento, la belleza, la naturaleza, y la realidad
de esa zona, ha penetrado sin darnos siquiera cuenta en nuestra propia
conciencia.
“Mi vestido verde esmeralda” es la representación certera
y fidedigna no sólo de la mujer latinoamericana, sino también
de los hombres. Se trata de un libro serenamente narrado, heredero
de la rica tradición literaria de Colombia y Sudamérica,
donde Clara, protagonista y narradora, insisto, se convierte en un
personaje difícil de olvidar, lo mismo que la descripción
de los paisajes, y los hechos de la colonización de la geografía
cafetera, que nos lleva a comprender la eterna violencia de nuestro
continente y, en especial, de Colombia.
La buena prosa le brota espontánea a Alister Ramírez
Márquez. En esta obra destacan sus buenos reflejos del lenguaje
narrativo y su escritura lleva la marca de la alegría creadora,
hechura de buen y ameno narrador, la pluma bien suelta, a ratos pareciera
estar escribiendo o pensando, tiene el poder de transformar la realidad
en un mundo mágico, todo por el arte de la palabra bien escrita
y la desmesura narrativa que sólo de cuando en cuando encontramos
en un literato que domina con soltura el oficio de la palabra perfectamente
escrita.