"CINEMATOGRAFÍA
DE UNA ADOLESCENCIA"
EL
MELLIZERO
Dedicatoria:
A
la mar brava: A sus espumosas arremetidas que arrastraron la memoria hacia las
hacedoras orillas de este poemario.
A la mamá Emma y al papá Fermín: Abuelos con su brisa paterna
soplando sobre mi corazón adolescente.
Al papá "pelón" y a las distantes olas que siguen reventando
en su sanguínea melancolía: La tía "china" y el
tío "papi".
A la
mamá Alicia: Eterna costurera propiciando costuras vespertinas en el alma.
A Martín y Clara: Hermanos con sus invernales crepúsculos pincelando
sus melancólicas humedades en mi horizonte.
A las empolvadas y salobres cuadras de la Perla Baja: Violento y sofocante señorío
del Callao.
A la inolvidable mancha
de mi adolescencia: "chino" / "chuli" / Daniel / "negro"
y "cucharita": Peloteros imbatibles en la terrosa evocación de
mis latidos.
I
El
viento recontra salado
es una nostalgia que emerge marítima y violenta.
El atardecer siempre se pone en esta memoria por cuya pedregosa
superficie
revientan furiosamente las olas
y las lágrimas son tan erosivas que
las gaviotas deben pender a
prudente distancia de las traicioneras resacas
pues
este mar arrastró a los más avezados nadadores con la droga
y
el alcohol hundidos hasta la tortura en su sangre
entonces sus aguas grises
inundan nuestra adolescencia
donde cotidianamente damos hasta el alma en cada
trompeadera
y la mierda de las balaceras rozando apenas la soledad desguarnecida
los indefensos callejones donde hace mucho tiempo ya se han derruido
las
precarias esperanzas
con las luces de los postes venidas abajo a punta de
pedradas
pero ya comenzó a oscurecer
y el recuerdo ahora soplará
melancólicamente hacia el cuarto de la abuela.
II
El grueso candado y su óxido y la abuela postrada
con sus pesadas soledades:
como si el alma, ya irreversible, ya con una rigidez infinita,
hubiera decidido
ser absoluto ensimismamiento
irrecuperable ancla clavándose sobre estancadas
aguas
y la muerte que nos va inmovilizando dentro de los remansos de la eternidad
porque en este cuarto todo parece no fluir:
como una sombría espalda
que cuelga en carne viva sobre el frío horizonte
y esta sofocante oscuridad
que nos va diezmando
y este candado y su pesado óxido que no me han
permitido
nuevamente asomarme al empolvado corazón de la abuela.
III
¿Por qué la existencia empolvada desde entonces,
percudida sus
ropas, se arrojó siempre hacia las terrosas entrañas
de la eternidad?.
Y era el atardecer y los extensos pampones justo frente a
nuestras casas
y
no quedaba otra cosa que mentarnos la madre y rasparnos el
alma y las rodillas
requintar al "negro" que en las puertas del arco sentenciaba,
en
las postrimerías, el partido en nuestra contra
después nuestras
madres con la cólera ya disuelta refregaban
y enjuagaban la rebelde
suciedad de nuestra adolescencia
desplomándose luego la bruma
... .. .. .. .. . .. ... . .. .. .. .. extendiéndose
sobre la nocturnidad
de las esquinas
... .. .. ..
.. . .. ... . ahora muy limpios y muy peinados y muy olorosos
allí
de seguro nos estarían aguardando para reconocernos:
lorena / betty
/ rosita / yackie / yulissa / carmen /
besándonos, manoseándonos
y desbordando
este finito polvo del que estamos hechos eternamente,
...
.. .. .. .. . .. ... . inevitablemente…
IV
...
.. .. .. ... .. .. .... . .. ... . Abuela:
hiriéndonos viviente
y cíclicamente la nostalgia existencia
mientras lentamente transitas
por las largas avenidas de nuestra
niñez en pos de nuestro corazón
bendiciendo nuestra malcriada persistencia por
y aquella intuición
que nunca cicatrizará de la salir a la calle
sin tener siquiera cuidado
de pasar, y todavía con las pesadas
orfandades a cuestas, las pistas
escondiéndonos, corriendo y atrapando a las muchachas que suelen
ocultarse en el edificio durante horas
entonces el crepúsculo comienza
a asomarse y el lonche debe
compartirse en familia
y mamá haciendo
alcanzar para todos la diaria bondad de su mirada
limpiándonos el
mantel y el miedo que siempre nos propiciaba saber
que pronto se desplomaría
maciza sobre nosotros la noche
pesadamente sobre nuestras brumosas melancolías
y tristemente sobre el destino de papá que sigue varándose sobre
nuestras herencias y metafísicas miradas.
V
El día domingo se alegraba
el barrio:
doña tolola -¿te acuerdas?- vendiendo sus dulces de
mango y camote
y no sé por qué el sol se me antojaba también
muy calurosamente
salado y con su mediodía enfervorizando las pasiones
callejeras
porque lo esencial tenia que estar dentro -pero muy dentro - de
nosotros
para luego salir feroz y con toda la mierda encima durante esos
inolvidables
fines de semana
y en los ojos desorbitados por la pasta vendiéndose
como pan caliente
para saciar la soledad que sigue oscureciendo al alma
pero
¿cómo podías hacer eso con la pelota que se suspendía
celeste
en el aire?
¿cómo hiciste que nuestro corazón
sintiera que una simple pelota
resumía la inmensidad del cielo en nuestra
mirada?
¿te sostenía apenas esa droga maldita para crearte después
una más
negra dependencia?
pero el domingo no era un día
de respuestas sino de simplemente más
vivencias:
Lorena apoyándose
sobre mi hombro todavía acostumbrada a sostenerse de mi amor
resistiendo
juntos las repentinas pendejadas de la vida
los mareos vespertinos y las frías
cervezas que rebalsaban nuestras
lagrimas sobre nuestra callejera existencia
pero
sobre todo los ricos dulces de mango y camote - ¿te acuerdas?-,
baratísimos,
de doña tolola.
VI
Tres
olas de su vientre desbordaron hacia las orillas.
La abuela fue ese otro mar
extendiéndose hacia nuestras raídas
y marítimas memorias.
Pero las traicioneras resacas siguen ensañándose contra los
acantilados
... .. .. .. .. . .. ... . entonces
...
.. ... .. .. .. .. . .. ... . .. .. .. . .. ... . ¿qué mar
prevalecerá finalmente en nuestro
corazón ?
...
.. .. .... ... . ¿ hacia dónde podrán recalar su dolor,
abuela, aquellas
tres olas si todo lo has inundado con tu muerte?.
VIII
Las
tres olas también tuvieron sus sobrenombres
en los labios de la abuela
sonaban con la misma encrespada
... .... .. .. .. ..
. .. ..... .. .. .. .. . .. ... . . . . .. .. .. . .. ... . intensidad
para
parirlos nuevamente azules y limpios
mientras el mar remontaba hacia las entrañas
del viento
pues aquí cada recodo es un montículo de tierra y
sal
por eso la esperanza a pesar de todo no se pierde:
...
.. ..... .. .. .. .. . .. ... . ... .. .. .. .. . .. ... . .. .. . .. ... . tía
"china"
espero que no tengas a la abuela encerrada todo el santo
día
ten en cuenta que la pesada soledad tiene la puerta oxidada
y
un fuerte olor a orines derramándose en la apretujada oscuridad
por
favor no la arrincones allá en el fondo para que deje de joder
sintiéndose
abandonada por la cercana tardanza de nuestro diario desamparo
la puerta necesita
abrirse también para el alimento cotidiano del corazón
pero ¿
por qué te asustas que el mar se haya salido de nuevo de las orillas ?
y
se encrespe y se interne en el viento
puede ser que nuestra bondad y el amor,
azules y limpios y todavía incorruptibles,
finalmente se abran para
inundar las puertas y los cerrojos de esta deshumanizada ciudad.
IX
Los
domingos no sólo eran los festivales de fulbito
con las trifulcas coronando
como siempre el atardecer
también la "huguito" alcanzaba el
cielo en cada mate
retumbando sus furibundos gritos en nuestros corazones
entonces
la orfandad de las olas nos amenazaba ensañándose con los acantilados
pero
acaso ¿ es una imperdonable deslealtad presumir por un momento
que nuestro
ser no está hecho de sustancia ribereña y espumosa?
¿
qué te cuesta mar brava abandonarnos empolvados y percudidos?
nuestras
roncas gargantas no quieren dejar de gritar a toda hora sus emociones
¿
para qué queremos ahora tus violentas aguas si las cervezas que
se vierten
sobre el depósito de nuestras almas humedecen ahora
nuestro jolgorio?
además
ya estamos en edad para tomar aceptando que la "pamela"
recepciona
muy bien la pelota y se maneja un cuerpazo
y la "raúl" tiene
unos pechos formidables
y que la mariconada también divertía
los domingos nuestras vidas
y que todo esto tenía muy impregnado en
nuestras ropas el polvo
transitorio de nuestras fugaces alegrías.
X
...
.. .. ..... .. .. .. .. . .. ... . .. . .. ... . Abuela:
¿Por
qué todos los destinos miran fijamente hacia el horizonte?
¿por
qué nos reflejamos tan bien y nítidamente en sus pálidos
espejos?
¿por qué las nubes se expanden enturbiando siempre al
atardecer
una metafísica y nostálgica distancia?
...
.. .. .. ......... . .. ... . ¿por qué, abuela, por qué?
... .. .. ¿Por qué nuestras furiosas
pedradas son tan inútiles para
reventar sus sutiles entrañas?
¿por
qué no nos sirve de nada esta contundente resistencia contra la niebla?
¿por
qué se hacen ruidosamente añicos sólo nuestras edades?
... .. .. .. .. . .. ........ . ¿por qué,
abuela, por qué?
¿Por qué es esta frágil existencia
la única que se cae, haciéndose
constantemente pedazos?.
... .. .. .. .. . .. ... . Por eso ¡Quiébrate
muerte de una vez y por tu
... .. .. .. propia
vidriosa potestad!
o por lo menos raja tus difusas fronteras para que la abuela
desvíe
por un momento su mirada hacia los empolvados espejos de mi corazón.
XI
Al
hijo de doña cañona lo abalearon ahora en la mañana
muy
cerca de aquí junto al grifo
la humareda se difundía en todo
lo sombríamente aceitoso
la muerte como siempre incapaz de consumirse
y la brisa incapaz
también de ennegrecer la despanzurrada rebeldía
tirada en el pavimento,
la inútil huída y la fatigosa respiración
fueron el inevitable
preámbulo de esta definitiva caída
pues
este cuerpo terriblemente acribillado es la fatídica
consumación
de nuestros riesgosos amaneceres
asesinando a sangre fría y sin remordimiento
la esencia que nos habita
un enfrentamiento avezado en medio de un infernal
tiroteo que sólo
dejó indemne este poema que fue escrito con
tu muerte que se lo ha
llevado todo:
la desafiante mirada lanzada hacia
los líquidos disturbios que
intuías habías heredado del
mar
el corazón siempre armado para hacer frente al eterno abandono
de
tu padre
las lágrimas que sólo fueron conocidas por los furibundos
disparos
que saldaban una vieja deuda con la vida
muriendo en tu ley lindante
a esa maldita humareda que nunca te dejó
ver nítidamente el otro
y distinto horizonte de tu fatal existencia.
XII
Dios
y la abuela
siguen atesorando -a pesar de todo- la naturaleza más
profunda
de nuestros latidos en sus brumosos horizontes.
XIII
...
Como casi todos los días junto a "cucharita"
sobre
nuestros hombros el aire matutino expándiendose
hacia las espumosas
riberas
nuestra mirada cabizbaja reflejando la asfixiante suciedad de los pampones
Daniel
como siempre asistiendo puntualmente al colegio
"chuli" en la lancha
sacando para el sustento diario
y para las juergas de fin de semana con la
mancha
el "negro" no nos acompañaba porque no le había
dada la reverenda gana
para nosotros era simplemente matar el tiempo
escapar
del viento que sentíamos despuntar sombrío sobre el mustio
horizonte
de nuestras casas
hallando pitillos que tal vez ayer habían incinerado
unas angustias
que siguen propagándose sucias y gordas como las moscas
que
sobrevuelan junto a estos montículos de basura
tapándonos
la nariz para poder ofrecer a nuestra manera unas cuantas
oraciones para Lassie
pero
dime "cucharita" ¿por qué esta cotidiana mortandad canina
si
basta un solo balazo para disminuirles la amarga y verdosa sensación
de
la terrible agonía?
seguro que fue doña cañona
no se
contenta con haber llenado la cuadra con esa maldita pasta
que también
anda tirando por allí esos malditos bocados
Dios te tenga en su gloria
mi querida Lassie
la lealtad siempre tendrá el sonido solidario de unos
ladridos
muy cerca de mi corazón
¿verdad "cucharita"
que la muerte no ha podido arrancharnos del
alma, la pescuezuda y ruidosa
compañía de Lassie?
¿verdad que estos pampones solamente
cobijan sus envenenadas osamentas?
¡Dímelo "cucharita"!
¿las lágrimas que estás botando son por Lassie, verdad?
o
es que la salada melancolía del mar ha humedecido nuestros ojos
que
no se cansan de buscar la redención de un nuevo día.
XIV
Para
los ojos melancólicos de Martín.
Tu mirada de
ninguna manera puede ser distinta
las olas fueron incapaces de arrastrarla
lejos de ese crepúsculo
que sigue varándose sobre nuestro horizonte
el
mar sólo se ha llevado nuestros polos y camisas
no sólo los náufragos
apilan sus remendadas desesperaciones
pues mamá no paraba de propiciar
costuras vespertinas en el alma
y no le guardaba rencor a esa mar tan voraz
apropiándose de nuestras
precarias vestiduras
porque hay adolescencias
que están destinadas a ponerse solamente
ropas ya usadas por la lástima
que provocan nuestras
huesudas orfandades
por eso nos regalamos este poema
porque lo fuimos gestando con las
turbulentas corrientes de la existencia
porque
todo lo compartido contiene las mismas lágrimas sobre el
horizonte
entonces
tu mirada que de ninguna manera puede ser otra
siempre podrá sostenerse
sobre la varada y salobre melancolía de mis ojos.
XV
¿Por qué las almas buenas pueden dormir solas y con la
apretada
oscuridad cayéndoles sobre el cuerpo?
¿acaso nuestro temor a
la oscuridad será para siempre?
¿qué hacer para atenuarlo
y no siga provocando este fuerte hincón
en la boca del estómago?.
... .Mamá Alicia recrimina a mis primos para
que se callen,
ya el corazón está muy aterrado con los homicidios
y los terribles
ajustes de cuentas que se empozan en mi mirada
para soportar
el crujido de dientes de la "carcancha" en sus sádicos labios
además
los escalofríos siguen espeluznando a pesar de la doble frazada
y el
Dios te bendiga que es la vigorosa esperanza para reencontrarnos
felizmente
vivos por la mañana
mientras los maretazos siguen torciendo todavía
los acantilados de la adolescencia
y entonces ¿por qué no habremos
heredado de la abuela su valiente orfandad?
¿por qué nos preservó
azules y limpios si nunca levantamos
públicamente nuestra voz contra
los candados y los óxidos?
¿acaso toda la familia sólo
se congregará, abuela, cuando seas esa
plena inmovilidad que confiere
la vidriosa eternidad?...
XVI
... En el barrio y en el callejón un saludo
no era completo
sin nuestro sobrenombre
y sin las lisuras que resultaban
ser nuestras más eficaces defensas
la vehemencia estaba, rojísima
y belicosa, surcando contundentemente nuestra sangre
trompearse uno a uno era
la carta de ciudadanía de nuestra hombría
sacarse a punta de
patadas la mierda y la excesiva furia que nos
definía tan bien y no
terminaba de desbordarse completamente
llenándonos los vasos para colmar
esta áspera necesidad de
tirarnos unos cuantos tragos con la mancha
y
es que la infelicidad es más tolerable tomándola del mismo vaso
durante
las madrugadas para que las lágrimas no nos descubran como lo que realmente
somos:
unos tristes adolescentes languidecidos por la callejera hostilidad
de
la existencia que, colisionando contra los acantilados, desmorona
las plenitudes
del día:
como haberle propinado una humillante goleada a los de la otra
cuadra
y desahuevado, levantándolo en peso, rompiéndole la falsa
dignidad
de invencible al matón "arañita"
y cortándonos
las venas
... .. .. .. .. . .. ... . marcándonos
... .. .. .. .. . .. ..... .. .. .. .. .... . . gramputeándonos
rompiendo
las vaciadas y negras botellas sobre las frías y oscuras
esquinas de
nuestra adolescencia.
XVII
La
libertad
en el marítimo y raído corazón
soplando el
viento vespertino de sus utopías.
XVIII
A Héctor Lavoe: sonero de nuestras
empolvadas elegías.
... .Cada época y su música con sus
fines de semana:
"qué piernas que se maneja lorena", decía
con mañosa convicción
el pendejo del "negro"
y
la ternura no podía estar en mejores ojos que en los de rosita
con
su absorbente corazón para que las corrientes de aire tardaran
su arremetida
contra el "chino",
mientras que en los salsódromos el cuerpo
acogía el candente swing
de las canciones
enorgulleciéndonos
de nuestros nuevos pasos
calando profundamente la salsera plenitud en los
huesos
y los senos de carmen bamboleando con erguida concupiscencia
sobre
la visual lujuria de "cucharita"
porque para nosotros las puntiagudas
chavetas de la esperanza
todavía insistían en desgarrar las
insepultas tribulaciones.
XIX
A
mi tío "papi"
Los oleajes arrastran
espumosas soledades
el corazón sigue ocultando sus latidos lejos del
horizonte
varado en nuestros ojos
y el fuerte olor a mierda de los pampones
impregnándose en el alma:
la vida ha derrumbado también estruendosamente
mis cosas
un callejón también puede ser una inmensa casa perdida
además el viento salobre sigue refrescando mi afligida epidermis
por
eso entiendo tu cutánea melancolía
y tu soriasis y nuestros
espumosos destinos.
XX
Todos los viernes a eso de las nueve
la mancha zarpaba (surcándoles
violentamente el deseo)
con las amarillentas y abundantes espumas que habían
comenzado a inundar la virilidad de sus destinos
entonces el "negro"
era el más apurado por entrar donde celeste
pues era la que mejor impregnaba
su profunda melancolía
pero "chuli" no podía aguantar
más y se metía donde la
más culona del burdel
mientras
"cucharita" se justificaba tratando de sacudir
los turbios pecados
del alma
Daniel ya no iba a entrar porque el recuerdo de betty
había
enfriado súbitamente sus testículos
y qué esperan para
entrar nos dijeron entonces
pero el "chino" y yo sólo quisimos
ese día calcular
el espumoso esperma que se vierte sobre aquellas islas
que se encuentran muy distantes de las azules costas
...
.. .. .. .. . .... .. .. .. .. ... .. .. .. .. . .. ... . . .. ... . . ... . de
la felicidad.
XXI
A
la mamá Alicia.
Diligente costurera zurciendo
las raídas y marítimas memorias
porque a veces uno quiere rasparse
a propósito
deteriorar las distintas indumentarias que se pone al atardecer
... ..... .. .. .. .. . .. ... .... .. .. .. ... .. ..
.. .. . .. ... . .. . .. ... . .. .. .. . .. ... . la nostalgia
pero
los hilos de mamá eran invisibles
por eso por más que nos lanzábamos
para atajar un furibundo disparo
o recibiendo salvajes patadones del bronquero
del "figurita"
su costura ya desde entonces se me daba insondable
y constantemente reparadora
entonces aprendí que el verdadero amor cose
las entrañas
porque además uno tiene ganas de mandar todo a
la mierda
olvidarse de las terrosas y espumosas vivencias
que han marcado
con el infausto estupor del humo nuestro horizonte
¿la nostalgia te
debe sus remendadas sobrevivencias en mi corazón
verdad, mamá
Alicia?
además las agujas también fueron invisibles como aquellas
brisas
que se alargan dentro de las profundas hendiduras de mi existencia
entonces este poemario con sus indelebles prendas propiciando
costuras
vespertinas en el alma.
XXII
La
sangre sigue evaporándose - como el abundante líquido
del dolor
- de las negras pistas.
XXIII
A
mi abuelo paterno.
Los latidos del
abuelo se sostienen de un bastón.
La muerte asedia y cuando es perentoria
propicia la costumbre
vespertina de frecuentar el mar
para bañarse
dentro del incorruptible recuerdo de un corazón
adolescente,
por
eso abuelo sigue contemplando el pálido horizonte
habitúate
a sus entrañas que se contraen para que cobijes
pronto el espíritu
al lado de la abuela
porque intuyo que los precarios latidos anhelan -ya de
una vez-
sostenerse de una eternidad sin óxidos y sin candados.
XXIV
"Kento" de mierda no sigas prendiéndote llenando de humo desgarrador
nuestros latidos
... .. .. .. .. . .. ... . Clara
no salgas que el peligro acecha con su guadaña alevosa
porque solo mientras
comparten los cordeles y los pedazos del agua
los vecinos son buena gente
... .. .. .. .. . .. ... . saludándose
... .. .. .. .. . ... .. .. .. .. . .. ... . .. ... . dándose
las buenas tardes
chismoseando
... .. .. .. .. . ..
... . suponiéndose desempolvados y felices
mientras en el barrio
los malditos cerrojos siguen amordazando
nuestra callejera existencia.
XXV
Para la flaca de mi adolescencia
y el espacio donde la memoria ha estancado
su erosivo devenir,
sospecho que hasta la mar brava en sus honduras existe
sin detrimento
pues los acantilados solo conocen sus cambiantes humedades.
Entonces la flaca de mi adolescencia
es un arrecife reposando dentro de aguas
insondables
además siempre supimos que las miradas habían sido
hechas para la
inmersión y las honduras.
Por eso la flaca de
mi adolescencia
y sus labios profundamente abiertos dentro de mi nostálgica
memoria.
XXVI
Estos rastros nunca se difuminarán porque las vivencias
/no tienen sustancia
humeante.
XXVII
Ahora miércoles me encontraba con el "negro"
el cielo con
su diaria humedad igualmente limpia y espumosa
desde siempre la existencia
quiso encresparse como el mar
porque sólo las olas se embravecen mientras
las pedregosas
orillas no las hagan salpicar sobre nuestros rostros adolescentes
que
siguen transpirando por el ardiente sol y el atardecer corporal
cagando sobre
los pampones para recibir -ruidosamente
pulverizados- el destino y la agonía
de nuestros húmedos latidos.
XXVIII
El viento y su horizontal salinidad sopla sus latidos hacia la ovalada claridad
de la playa:
... .. .. .. ... .. .. .. .. . .. ... . ..
. .. ... . salobre y extendida
como el nostálgico mar de la adolescencia
pero
las corrientes de aire desplazan una coordenada oscura
y recta
porque la
muerte sopla con una letal insipidez
hundiéndonos
v
e
r
t
i
c
a
l
m
e
n
t
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en
sus angostos y absorbentes dominios …
XXIX
Para
el que principió la muerte en nuestra
mancha.
La marea me está revelando la nocturnidad de la existencia
aquel rastro
que dejaste en las insondables orillas de la adolescencia
porque esta marea
no podrá llevarse la melancolía que aprendimos
cuando lo vespertino
era el horario de la agonía
y las corrientes de aire soplando contra
los acantilados
donde tu humanidad reposaba como las jóvenes gaviotas
desesperadas
por alzar pronto el vuelo eterno:
hacia la muerte fresca y
más lozana para los que expiran tan adolescentemente
entonces tu rastro
es un hueco largo y muy estrecho
porque la arremetida cuando es vertical tulle
el cuerpo
y nuestro jolgorio por las tremendas goleadas propinadas al adversario
más
tenaz y encarnizado que tuvimos:
el dolor con sus obstinaciones revanchistas
pero
finalmente te has consubstanciado :
tu eternidad nos empolva como los pampones
haciendo
más terrosas estas nostalgias y tu entrañable sobrenombre :
......
.. .. .. .. ... .. .. .. .. . ... .. .. .. .. . .. ... . .. ... . . .. ... . ..
.. .. .. . .. ... . el "chino".
XXX
... .. ... .. .. .. .. . .. ... . ..
.. .. . .. ... . A mis treinta años:
ese otro y distinto horizonte
afanosamente buscado durante mi adolescencia
la abuela ya lo tiene eternamente
inmovilizado y vidrioso
su mirada contempla nítidamente un resplandor
y la belleza
sosteniendo mis latidos
y al abuelo le sirvió de mucho
acostumbrarse vespertinamente
a sentirse contraído frente al mar
y
el horizonte de mamá aunque un poco apolillado no ha variado
desde entonces
:
sigue mirando fijamente su máquina de coser y las eternas costuras
en
nuestras almas
y el papá "pelón" con su bibliotecaria
existencia / mientras Clara
expande su libertad hasta altas horas de la noche
y
Martín sólo necesitó para colmar su horizonte dos pequeñas
gaviotas
y un navío al atardecer
y las hembras de la mancha seguro que su horizonte
ya fue ocupado
por otros mucho más pendejos y terrosos
pero a excepción
del "chino" y su vertical gruta salobre
¿qué ha acontecido
a la mancha de mi adolescencia?
¿sus vidas han sido resplandecidas por
un distinto horizonte?
... .... .. .. .. .. . .. ...
. . .. .. .. . .. ... . ¿¡Quién sabe¡?
entonces
sólo queda iluminarlos con la poesía :
redención de mi
existencia empolvando el corazón del mundo.