BENEDETTI
Por Reinaldo Edmundo Marchant
Uno de los escritores más maravillosos y solidarios que he conocido ha sido Mario Benedetti, el gran escritor uruguayo, hoy muy afectado de salud y que, no obstante sus 87 años, en el lecho de enfermo continúa creando, fiel a su prolífica creación literaria, que han aportado a la cultura y la imaginación sesenta y siete obras en todos los géneros de la escritura.
Lo había conocido fugazmente en un congreso de escritores en la época de la dictadura, en España, pero donde establecí una profunda amistad con él fue en 1994, cuando residí en Montevideo en calidad de agregado de cultura y prensa de la embajada de Chile.
Innumerables ocasiones visité su departamento en la mítica Avenida 18 de Julio con Ejido, ubicado en pleno centro de Montevideo. El trato que teníamos era simple: él me esperaba en su taller rodeado de miles de libros y yo me dejaba caer con un par de botellas de vino tinto, del bueno. Nos quedamos hasta muy tarde practicando esa bella cultura rioplatense de la cual nosotros carecemos: charlar. En otras ocasiones partíamos a caminar a la Rambla, para terminar siempre en un boliche compartiendo conversaciones interminables.
El gran escritor uruguayo es muy cercano a la gente, no sabe de pose ni de farándula, puede acoger y encontrarse con un literato de renombre como con un joven poeta que empieza a dar sus primeros pasos en el oficio de las letras.
Benedetti sufría de asma. Para el tenaz invierno uruguayo, partía al verano de las Palmas, España. El último tiempo, por problemas de salud, se fue quedando en su país natal. Hace unos años, fue operado del corazón, y cuando lo llamé para saber como estaba, me dijo que después de la operación se le había desaparecido el asma pero quedó con un molestoso hipo …
No le resultó fácil su consagración como insigne escritor. Debió auto publicar sus primeros ocho libros, con créditos que personalmente tomaba con los bancos. Luego vino esa pequeña obra maestra, La Tregua, texto que contó con una excelente acogida en Uruguay; sin embargo se trató de un éxito local, que no traspasó fronteras.
Cuándo la dictadura uruguaya lo mandó al exilio de Argentina y Perú, el mismo Benedetti reconoce que ese hecho, por la connotación política y cultural, lo hizo conocido y posibilitó que sus libros fueran tomados en cuenta, aplaudidos, publicados y destacados casi a nivel mundial. Le sucedió ya cerca de los cincuenta años.
El consagrado autor es de una línea social y política inalterable, asunto extraño en tiempos de advenedizos. El multifacético escritor uruguayo abrazó la causa de los deshabitados de forma auténtica, sin considerar lo “políticamente correcto” ni los provechos personales. Sus ideales y utopías lo han marginado de premios internacionales que merece de sobra.
No existe género literario que Mario Benedetti no haya incursionado. No sólo ha recitado sus poemas con grandes cantantes, sino además ha participado en dramaturgia, en películas inspiradas en sus textos, etc. La facilidad creativa de Benedetti no la he visto en otro escritor. A veces, a modo de broma, cuando me despedía, le decía: ¿qué libro presenta esta semana, don Mario?
Generoso, hicimos juntos la primera Antología de escritores chilenos y uruguayos, que coquetamente se tituló: “Santiago/Montevideo, Primer Vuelo”. Este libro lo presentamos en Chile con el Presidente Julio María Sanguinetti, en la Sala Ercilla de la Biblioteca Nacional, y en la Sala Vaz Ferreira de Montevideo, con la presencia de los autores antologados.
En el año 1996, por una indicación personal, el gobierno de Chile le otorgó la máxima distinción que concede a los artistas que con su talento han desarrollado un aporte artístico fuera de lo común: “La Condecoración Orden al Mérito Docente y Cultural Gabriela Mistral en Grado de Gran Oficial”. Es un tanto largo el nombre, pero de este modo se denomina.
Para la ceremonia de entrega, nos acompañó la enorme poeta uruguaya, Idea Vilariño, y el embajador de Chile Augusto Bermúdez, y destacadas figuras culturales, diplomáticas y políticas de Uruguay.
La vasta producción literaria de Benedetti siempre ha corrido a contra pelo. La clara identificación de hombre genuinamente de izquierda lo llevó, incluso, a publicar con editoriales menores. Los dueños de los monopolios editoriales claramente no lo integraron a sus sellos y, también, lo privaron de galardones que por calidad superaba a escritores que nadie ahora los recuerda.
Junto a Juan Carlos Onetti y Eduardo Galeano, Mario Benedetti forma parte de una delantera uruguaya extraordinaria. Sus libros y su grandiosa humanidad, perdurarán como un inmarchitable reflejo de un artista de talento único.