La lluvia escurría sus brazos por sobre los tejados de Valparaíso. Ese ruido ensordecedor que provoca el golpe del agua sobre las fonolas que cubren los antiguos tejados de los hogares porteños.
Llegamos a casa de Rami de madrugada y con un frío penetrante, en calle Ferrari, la misma que cuadras más arriba alberga la Casa Museo de Neruda “La Sebastiana”. La noche bohemia nos había arrastrado desde el Cinzano[1], mítico bar de más de 125 años de antigüedad y su célebre noche de Tango ubicada en Plaza Aníbal Pinto. En el taxi la conversación giraba en torno a una poeta maravillosa nacida precisamente en Valparaíso: Alicia Galaz Vivar[2].
Adoro a Alicia Galaz Vivar, le dije a Rami, recordando nuestros paseos por las calles de México DF un año antes, siguiendo los pasos de otro poeta entrañable: Roberto Bolaño.
Pero volvamos a Alicia Galaz Vivar, autora de un libro impresionante, muy desconocido para el público en general llamado “Jaula Gruesa para el Animal Hembra”[3], sin duda una de las primeras grandes feministas militantes de que se tenga antecedente en el Chile de los sesenta y setenta.
A Rami primero dediqué este breve poema, muy ad-hoc a lo vivido hacía sólo un par de días en su maravillosa casa de calle Ferrari:
"Juana ama a Juan
... que simple
es todo
en rito erótico bipartito
la sábana de la noche se extiende”.
El reto poético ya está lanzado. Rami, maravillosa poeta y musa de alas de luciérnagas, coge de su biblioteca un libro del Enrique Lihn y con entonación teatral recita:
“No hay tiempo que perder en este mundo
embellecido por su fin tan próximo.
Se te ve en todas parte dando vueltas en torno a
cualquier cosa como en éxtasis.
De tus salidas a la calle vuelves con los bolsillos
llenos de tesoros absurdos: guijarros, florecillas.
Hasta que un día ya no puedes luchar a muerte
con la muerte y te entregas a ella, a un sueño
sin salida, más blanco cada vez, sonriendo,
sollozando como un niño de pecho”.[4]
Tal como lo consigna Matías Rafide, se lo menciono a Rami, mientras se sucedían las copas de vino, en su reseña sobre el libro “Jaula Gruesa para el Animal Hembra” de Alicia que nos ha servido de libro de ceremonias, escribió: "A primera vista, se advierte rebeldía ante los convencionalismos y prejuicios que limitan al ser humano y le impiden proyectar su existencia más allá de esquemas preestablecidos. Existe un evidente conflicto de valores con la sociedad que pretende esclavizarnos, someternos a rígidos moldes de pensamiento y de conducta"[5].
Alicia Galaz es testigo omnisciente y a la vez, una especie de sacerdotisa invitada. Una poeta que nos enseñó a leer su obra desde los cerros mudos de Valparaíso, entre lluvias, lágrimas y sueños colectivos inconclusos o interrumpidos abruptamente.
Tal como nos recuerda Floridor Pérez sobre la obra de Alicia: “En medio de un clima político de vanguardia, Jaula gruesa para el animal hembra obligaba a repensar el papel de la mujer, primero, en la literatura chilena y, luego, en la política cotidiana cuyo proyecto utópico era alcanzar el socialismo como horizonte de igualdad. Así, al problema del rol de la mujer en la sociedad chilena de comienzos de 1970 se sumaba el problema del rol futuro de esta en una sociedad socialista”[6]
Terminamos el libro de Alicia, miro el rostro de Rami y antes de caer juntos extasiados en el suelo de su cuarto, le susurro estos versos que recuerdo de otro chamán, Baudelaire, de su poema “La Cabellera”
“¡Oh melena, que cae ensortijada sobre la espalda!
¡Oh bucles! ¡Oh perfume cargado de descuido!
¡Éxtasis! Para poblar esta tarde la oscura alcoba
Con los recuerdos que duermen en esta cabellera,
¡yo la quiero agitar en el aire como un pañuelo!”.[7]
El silencio nos da una pausa, su hermosa silueta desnuda se ilumina con los primeros rayos de sol que penetran el cuarto después de una persistente lluvia que no dio pausa.
De pronto recuerdo sin razón aparente a Georges Perec, quien en su obra maestra “La Vida instrucciones de uso”[8], nos transporta a otros cuartos como el nuestro, donde desnudos nos damos calor entre besos y caricias. Perec que, junto a Alicia Galaz y Enrique Lihn se han constituido en nuestra santísima trinidad de la noche porteña, nos susurra sutilmente: “Me imagino un edificio Parisino al que se ha quitado la fachada… de modo que, desde la planta baja a la buhardilla, todos los aposentos que se hallan en la parte anterior del edificio sean inmediata y simultáneamente visibles”
A estas alturas, la casa de calle Ferrari, rebautizada por Rami como el “Factor Ferrari”, es nuestra buhardilla y las calles de Valparaíso nuestro París privado y confidente.
Despertamos ya pasado el mediodía. Me quedo extasiado contemplando su cuerpo y rostro abrazados por los repentinos rayos de un sol primaveral, que nos acaricia en medio de un invierno que ha sido inclemente.
En ese instante nuevamente los versos de Baudelaire se agolpan en mi boca, liberándolos raudamente en los cabellos de Rami y, antes que despierte, se convierten en mi primera caricia hacia ella:
“¿Vienes del cielo profundo o sales del abismo,
Oh Belleza? Tu mirada, infernal y divina,
Vierte confusamente la buena acción y el crimen,
Y se puede por eso compararte al vino.
Contienes en tus ojos el ocaso y la aurora;
Esparces perfumes como una tarde de tormenta,
Tus besos son un filtro y tu boca un ánfora
Que vuelven cobarde al héroe y valiente al niño.
¿Sales del negro abismo o bajas de los astros?
El Destino hechizado sigue tus enaguas como un perro;
Siembras el azar el gozo y los desastres,
Y lo gobiernas todo sin responder nada.”[9]
[3] Ediciones Mimbre-Tebalda, Arica, Chile 1972, con xilografías de Guillermo Deisler.
[4] Enrique Lihn, “Monólogo del padre con su hijo de meses” de su libro La Pieza Oscura, año 1963
[5] Matías Rafide,"Jaula gruesa para el animal hembra de Alicia Galaz". El Heraldo, Linares, 2 de septiembre de 1972, pág. 3)
[6] Floridor Pérez, "Jaula gruesa para el animal hembra". La Tribuna. Los Ángeles, 19 de junio de 1972, página.4.
[7] Baudelaire Charles, Obras Selectas, traducción Enrique López Castellón
[8] “La vida instrucciones de uso” (título original en francés: La Vie mode d’emploi) es una de las obras maestras del escritor francés Georges Perec, publicada en 1978
[9] Baudelaire, Charles, “Las flores del mal”, Traducción Nydia Lamarque, 4.ta ed., Ed. Losada, Buenos Aires, 1965, p. 63.
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com El Factor Ferrari.
En homenaje a Alicia Galaz Vivar
Por Rony Núñez Mesquida
Publicado en Le Monde diplomatique, 18 de junio de 2024