.......Los
turbios pormenores que han rodeado la crisis económica de la Editorial
Universitaria, uno de nuestros grandes patrimonios culturales nos
obliga a cuestionarnos si la crisis se debió simplemente a una suma
de desaciertos o errores de gestión o si, por el contrario, hubo una
acción deliberada cuyas razones últimas se desconocen.
.......Por otro lado, más allá de la
responsabilidad institucional que debe asumir la propia Universidad
de Chile, como dueña mayoritaria de las acciones, responsabilidad
que moralmente se hace extensiva al Estado dado el régimen jurídico
de la Universidad, creo que la crisis debería obligar a un debate
más profundo respecto al verdadero compromiso del gobierno, durante
todos estos años, con la cultura. ¿No ha seguido imperando acaso la
ley de la oferta y la demanda, según modelo neoliberal tan denostado
en el discurso público concertacionista pero aplicado implacablemente
al interior del sistema? ¿Cuál ha sido desde esa perspectiva el aporte
real del Estado, en los últimos diez años, al fortalecimiento intelectual
de este país? ¿No es vergonzoso que el cuestionado Rector Lavados,
después de los desaciertos cometidos, sea "premiado" con un cargo
en la Unesco? ¿O ver como Cecilia Bolocco es nombrada representante
de la cultura por la ex primera dama de este país? ¿Cuál es el parámetro?
.......
Más delicado y preocupante es el tema de los poderes fácticos y de
los fundamentalismos al interior del mundo cultural. Fundamentalismos
de izquierda y de derecha. Beatério. Mistificaciones y pontificaciones.
Fetichismos. Hay una censura implícita y explícita. ¿O se ha olvidado,
a título meramente ejemplar, el lamentable incidente que afectó a
una crítica literaria de su distinguida revista en la Feria de Guadalajara?
¿O la censura de que fue objeto Armando Uribe Arce en el canal nacional,
a propósito de su libro Carta abierta a Patricio Aylwin? ¿Dictadura
en democracia sustentada hipócritamente por quienes medran el poder?
¿Qué ocurre con los "disidentes", con aquellos que no entonan sus
salmodias y jaculatorias al gobernante de turno? ¿Por qué se le negó
el premio nacional de literatura a Jorge Teillier? ¿Envidia intelectual?
¿Resentimiento literario de parte del jurado? ¿Tendrían nuestros próceres
el coraje de premiar con ese galardón a escritores "politicamente
incorrectos" como el ya citado Armando Uribe, o como Volodia Teitelboim
o Miguel Serrano, quienes más allá de sus posiciones ideológicas diferentes
y discutibles, poseen una trayectoria tremendamente relevante en la
literatura nacional? ¿No fue penosa la reacción "sindical" de una
buena parte del gremio de los narradores contra las declaraciones
de Roberto Bolaño? ¿Se puede verdaderamente discrepar de la mediocridad
moral y cultural de este país sin merecer por ello algún tipo de sanción?
La respuesta está pendiente.
Rocinante mayo 2000.
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, Armando Roa
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