Cántico de la 
                visitación
              Un día podrás ver que el invierno es un 
              ojo frío.
Se sabe por los granos que forma el viento
Sobre 
              la hierba distraída. La idea de un viaje
Es ese tambor sorde de 
              las hojas. "El agua
Es más filuda este año. Naturalmente, los 
              huesos
Necesitarán otro médico". Y otro sol me 
              hablaba
Cuando empecé a andar por ese jardín inolvidable.
No 
              debo dudar, sino creer. ¿Basta decirlo?
Un día podré contar los 
              eslabones del tiempo y uno
A uno formarán esta imagen del ojo 
              frío.
              No, no quiero contar con el tatuaje del 
              cuerpo.
El verano formó el fuego y el invierno la ceniza
En 
              un día sin fin. Ahora pienso en la tranquilidad
De mi muerte ya 
              que yo también formé mi muerte.
Una nube inflada de pronto y el 
              grito de una lámpara
En mí, en ti y en una sala especial para 
              viajeros.
¿Recuerdas el color de un mar invisible?
Con esa 
              idea estarás a mi lado en la hora
De la gloriosa disolución. 
              Sentada ahí
Como al borde de un precipicio, con los 
              ojos
Fijos en mí a través de la tierra. Ninguna duda
Te 
              impedirá verme en mi sombría desnudez.
Y yo sabré hacer el 
              ruido justo, el signo
Revelador de que estás exactamente junto 
              a mí.
Ya ves, mi breve resurrección. Un minuto de un 
              siglo
Abierto de par en par entre tus ojos y mi cuerpo.
Un 
              río lejano deslizándose en puntillas, 
Un golpe de llave en la 
              puerta profunda.
Y tu sol risueño paso a paso por las hojas 
              secas
En conversación con el aroma irresistible.
Quizás 
              busques el signo del hueco misterioso
Dejado por la 
              desintegración. Quizás te turbe
Saber que todo sigue donde 
              mismo. No te baste
Creer ni dudar. Si puedes, recuérdalo,
Tu 
              mirada será ahí el día de la creación
Con los pájaros en 
              profunda invención de la música.
Y como tuya será mi muerte, 
              tuya será la mano
Creadora de la nueva noche para que no haga 
              ruido
El tren que te cruce la boca al descubrirme.
Si 
              quieres saber, escucha lo que te diga la tierra.
Ahí seré el 
              profeta de palabras arrugadas. El misterio
Que nos unió seguirá 
              con nosotros en esa sala de espera.
"Todo tiene un sonido de 
              arpa. Con algunas notas
Se teje la putrefacción. Con algunas 
              miradas
Sobreviven los huesos. No hay nada que temer. Se 
              viaja
Como una nube al atardecer".
              Oh pero yo pienso
En el sonido de 
              arpa de tus ojos fijos. En la leve
Inclinación del mundo 
              inanimado hacia lo inanimado.
En el resplandor del camino a 
              través de absortos terrones,
En el cielo en descenso a 
              semejanza del nacimiento de las lilas
Y sobre todo en tu ser en 
              la muerte y sin la muerte todavía.
Unos ojos fijos, fijos. Un 
              taladro radiante
Perforando el abismo que entonces me aparte de 
              la vida.
La última visión en visita antes de la definitiva 
              sequedad,
Antes que la casa del cuerpo pierda los pilares. 
              Antes
Que se deshaga en ti tu mar y en mí la 
              resurrección.
              Sé que hay un viento de ojos grises 
              alrededor de los muertos.
Tú podrás oírlo pasar por el jardín 
              en viaje
Y quizás confundas ese ruido con una visión entre tú y 
              yo.
Así sea. Pero no habrá necesidad de que preguntes.
Nadie 
              intervendrá en el hilo de sol con que me mires.
En esa sala de 
              espera. Y seguido de cebras y leones
Vendrá un dios a 
              interrumpirte. "¿Por qué
Interrogar al hueco si el viajero está 
              en el Paraíso?
Se asciende por la misma cuerda del descenso. No 
              sólo
carne envuelve a esa visión que llaman cuerpo. Así
Por 
              mí conversarás con quien te está escuchando".
Hay mundos 
              creados para no ser vistos y palabras
Para no ser oídas. Ni el 
              trueno sabrá ese día
Que habrá un silencio ardiente entre tu 
              sol y mi noche.
No voces seguidas de cebras y leones
Ni 
              abejas cargadas de sueño, ni un tercer viento
Cambiando el mar 
              delante de nosotros. Sólo tus ojos
Fijos en mi sed y en mi 
              júbilo como grillo entre cañas.
¿Habrá otro tiempo más vasto 
              para recordar?
¿Paras recordar qué, entre tantos sonidos? ¿Y si 
              esa fuera
La mejor hora y si ése fuera el único modo de 
              sentirse
Danzar entre visiones todavía? Lo sabremos. Tu 
              mirada
Decidirá. No olvides mi colección de signos.
              Quiero
Sellada tu boca. Soy el rey 
              con fastidiosa corona
En tu sala de espera y en mi sala de 
              figuras de cera.
Recuerda si quieres saber. Me verás colgado en 
              el árbol
Con los pies sobre el mar. Y tu idea era
Ser una 
              ola solitaria bajo mi garganta. Lo eres.
Mi lengua es una banca 
              solitaria entre los dientes.
Y cuando tu padre baje a buscarte 
              al fondo del mar
Se convertirá en estatua. Los trágicos 
              recuerdos.
Los espejos trágicos pegados a los muros. 
              ¿Recuerdas?
Quien recuerda está podrido. Tú eres el sol
Y yo 
              me alejo por el hilo solitario de tus ojos.
              Antiguamente se hablaba del ruiseñor. 
              Tal vez oigas
Al ruiseñor del Paraíso con su noche a mis 
              espaldas.
El viejo encantador de serpientes no pondrá más 
              celo
En hacerme comprender su fábula. Pero habrá un 
              organo.
Una SONATA EN MUERTE MENOR, Nº 1, opus 1, dedicada tal 
              vez
"A la putrefacción de un hombre", sin que el nombre
Sea 
              cambiado en circunstancias fortuitas. Podrás oírla
En ese 
              instante en que el mundo se haya detenido
Al golpe de la vara 
              fabulosa de Josué. Somos
La fábula sin fin. "Y verás crecer la 
              hierba junto a ti".
              Sentada ahí, a la manera del verdugo 
              junto a la horca.
Con un sol rojizo en persecución de pájaros 
              sin alas.
Ya no hay tranvías en la ciudad, hay corceles 
              mecánicos
Que tampoco sirven para nada. Las enfermedades 
              continúan
Y los sabios sonríen en su jardín de hongos 
              atómicos.
El joven banquero va al hipódromo el día en que no 
              hay bolsa,
Precisamente cuando las acciones bajan y se 
              cotizan
Al precio de un creyente cualquiera. Las 
              insatisfacciones
Corrosivas. Hoy se cambia de sexo con tanta 
              facilidad.
Tal vez como se sigue el llamado de la estrella del 
              demiurgo
No más mentiroso que un conejo. "El sol sale para 
              todos",
Dice el gusano, mientras se prepara para el 
              banquete.
Un sol rojizo en cada corazón humano en vez del 
              sol
Musical de las fieras de África.
              Con el libro de las visiones sobre las 
              rodillas.
El mundo sigue, pero tu mirada es un mundo 
              nuevo.
En tal trance todo será posible y me dejarás 
              hablar.
Los muertos dicen la verdad porque tienen clavos en la 
              lengua.
¿Recuerdas esa flor con tres clavos y una corona? 
              Habré
Olvidado su nombre. Lo habré olvidado, estoy 
              seguro.
Mi madre acostumbraba regarla con lágrimas. Veía
Lo 
              que ven las madres del segundo Fausto. Y yo vi
A Mefistófeles 
              en el vino del tonel ardiente. Y amé
El amor faústico. Puedes 
              suponerlo, los pecados
Surgen demasiado tarde y tardía es la 
              absolución
Porque tarda dios en hacerse presente. "Pero
No 
              tardarás en deshacerte".
Mi amigo era un fabricante de 
              alas.
Lo sabes, todo se fabrica. Menos la muerte, aunque
El 
              demiurgo sea un especialista en tatuajes. Aunque
Crea en la 
              obscura sinfonía de la resurrección.
¿Y si tu mirada se corta 
              de pronto y me deja caer?
Es difícil fabricarse la fe y la 
              tranquilidad. Espero
Que esa estrella fija dure siquiera un 
              minuto. ¿Será
Mucha eternidad para mi cuerpo 
              rescatado?
              Mi orgullo ¿qué mejor hora para el 
              orgullo?
Se esforzará por retener el contacto con tu 
              cuerpo
Cómo envejecí a la medianoche por reunir mis 
              visiones.
Y qué altos estarán los pinos para servir de 
              testigos
Del drama indescriptible. Cómo sé que las 
              hormigas
Se deslizarán más pegadas que nunca a la tierra.
La 
              estatua serás, la Gorgona serás y la rosa
Abierta hacia mi 
              noche enmarañada. ¿Qué dios pudo
Imaginar alguna vez este 
              diálogo entre el carbón y el rocío?
No, ni cuando se dispuso a 
              echar a andar la fogata
Todavía inanimada de sus gigantes siete 
              días.
              Mas esa celeste tranquilidad tendrá su 
              látigo:
Ciertamente, sabré que me estás mirando desde lo 
              alto
De la tierra y más preocupada de mí que de tu próxima 
              muerte.
¿Sabrás que el mensaje habrá llegado a su 
              destino?
¿Sabrás que el trabajo de la disolución se habrá 
              detenido?
¿Podré tocar el hilo que me estará uniendo a tus 
              ojos
Y bastará ese temblor de cuerda de arpa para que todo 
              sea
Como mi carne ciega lo ordene desde su reino?
              En todo caso, adiós dirá mi 
              ruido y adiós repetirás,
Visión sentada junto a mí y con el fin 
              del mundo sobre las rodillas.