Poesía
Rodolfo 
Ybarra 
 
ANILLO 
DE MOEBIUS 
Entro en Sano Juicio.
Me apersono en persona por una 
persona que no conozco. 
Embaucado guardo en los bolsillos una cajita de fósforos 
y un gesto residual parecido al sarro. 
Entrego todas las pruebas para ser 
juzgado sin más defensa que mi propia culpabilidad. 
Poseo un antifaz 
para cualquier raudo delator-impostor y un código multiusos para 
cualquier 
improvisa complicación. 
Una puerta que da al lugar donde 
estoy está a la vuelta de esta puerta que no se abre ni 
se cierra ni 
para adentro ni para afuera; 
pero es seguro que esta puerta me protege de 
otra puerta donde alguien con una llave 
inglesa busca nervioso las clásicas 
preguntas sin respuestas. 
Ahora guardo en mi bolsillo a todo el 
universo y me quedo afuera de este círculo de 
sucesos ocurrentes, 
de 
hechos que giran como llantas usadas con una pregunta colgando de la comisura 
radial de mis labios 
y otra respuesta goteando en la absurda realidad 
del caucho de mis zapatos, 
pues como todo el mundo que se precie no ando descalzo 
y me miro en el espejo antes de salir por esa puerta que da al patio 
donde 
un hombre atrapado y silencioso juega a leer serenamente este poema; 
poema 
que empieza a su vez cuando guardo en los bolsillos una caja de fósforos 
e imagino al impostor-delator a quien conozco 
y a quien por enésima 
vez he venido a defender. 
(del libro inédito “Helectrónica”) 
 
  
RUPTURA 
DE HEJE 
X 
Extraños apareados 
extrayendo 
la maleza cuadrada de sus cuerpos. 
Octopus de la voz sacrílega a hora 
cien 
cuando el neumático ha rodado lo suficiente para atropellar beneméritos 
acertijos, 
los que taperujan el pensamiento inerte de los lisiados clitemnésicos 
la maquillada serie viviente 
deformada calvicie del ser codiciado en alopécicos 
temores. 
No des-cuerda a tu reloj quarzo-solar 
masculla la rapsódica 
calamidad metalmecánica 
del que cava alrededor de su ethos, 
del 
que ingresa a las externas cavidades craneanas. 
No seas de mi yo tu volátil 
perfume ponzoñoso 
aliviado ombligo buscando a su gerontofeto, 
cordón 
o soga umbilical atrapando mis neoespacios. 
Te entrego mis óvulos al 
vacío, 
mis espinas de pescados atrapando sus presas 
partepierna 
o partepecho 
sediento de la sed por lo gore, 
esos paisajes costumbristas 
donde un color desprendido de su nuclear eje luz 
salpica de la sartén 
al fuego 
del fuego al agua de los ojos extirpados; 
y enciendo el foco 
taller del baño para bajar la palanca centrífuga 
y obtener nucleótidos 
por circunvolución a velocidad licuadora casera 
la que nos muestra 
lo esencial banal girando fórceps sobre cucharas soperas. 
Lo fútil 
eterno haciéndose un espacio a mano armada / mano contrahecha, 
y si 
se enfocara desde aquí el cañón de luz beduína 
abríamos 
roto el eje del inicio-medio-final 
acacharrando nuestros rostros de floripondios 
licuefactos capaces del embrujo. 
Oh tierras de afrecho nicovita y cerdos siderales, 
tierras de mares potenciados en lechugas hidropónicas 
mascarienta 
propiedad radioactiva de zoocuerpos impensados 
al caer la tarde en un órgano 
bazo de cicuta: 
jugo seminal en el fanal útero histórico 
catequesis 
de lo ionizado en botella de azufre, 
la que se efectúa con un tizón 
caliente o en su defecto 
con un alambre de cobre al rojo vivo entrando por 
el anoboca, la anorexia del equilibrista 
y reencauchar la llanta reventada 
en pleonasmo 
y echar a rodar los dados de nueve caras o la pelota triangular 
atrapada por arquerobomba 
que ha decidido alinearse en zig zag del electro 
cuando da a luz a su parca walkyria 
alunada en un camastro de emergencia sci 
(sala de cuidados intensivos) 
pero esto es más que una sensibilidad 
punzocortante, 
es la voz articulada de la máquina al vacío 
la 
que cuenta con números arábicos el reptar de la existencia paranoica, 
la razón crepuscular del maremágnum espectante 
siempre solícito 
cuando de firmar la entrega se trata 
siempre la encomienda de gusanos ectoparásitos 
o lombrices intestinales, 
lampreas y monocelular ser convicto carcomiendo 
la lengua, el bife y otras vacunas viscerales; 
pero hoy basta con el rengo 
caminar seudópodo 
tántrica es la manera de insistir en el mandala 
deshojando cactus de agujas hipodérmicas con labios lujuriosos 
y 
una idea tan remota como el deconstructuvismo linguofaríngeo 
u otorrinolinguofaríngeo 
de misceláneas incorporadas en el textocuerpo 
para explicar los desayunos 
órficos de un Pantagruel enloquecido por los signos que lo descifran 
y 
hasta aquí no se ha dicho más amén, sí señor, 
genuflexión lameculo 
perfecta la petición al santo de las once 
mil virgenes 
que se toman de las crenchas para arrendar este pedazo de caja 
toráxica, 
este cráneo cinocéfalo y fémures en 
cruz 
diciendo de mí lo que no puedo vomitar 
en el acné rostro 
falaz de las ninguneadas pasiones, 
las que se cocinan a fuego lento (50 C) 
en una hornilla Etna de vulcanos criogénicos 
invitándome a mi 
fiesta graduada en manómetro alcalino 
mi radiada inercia, mi cacumen 
cerebroso 
estragado velorio rojo de mis cepos. 
(del 
libro inédito “Ruptura de Heje")
 
 
Z 
Y regreso silencioso con la boca repleta de palabras
Que nunca diré, 
con las ideas marchitas
Al finalizar la tarde y cuando un cuchillo me espera,
Un 
cuchillo que viene en el aire dando giros en dos líneas
Una de las cuales 
conozco y desconozco
Como la suerte que está lejos de mí y
No 
alcanza mi vuelo gótico 
Con posibilidades de ir a ninguna parte
Donde 
dejarme caer
Como semilla de mostaza, como semilla prendida
A la tierra 
y al sol-animal, obligado a brillar para mí
Como un foco en el sóquet 
de mi vuelo y
Me torno triste deambulando en la nada
Maldiciendo al minotauro 
que debo ser
La mitología que se marcha de sí misma,
El muerto 
que se marcha de sí mismo
El objeto que se levanta sin soplo de vida
Sin 
dios capaz de darle esto que late en mí
En forma de corazón destrozado,
Corazón 
endemoniado, corazón, corazón.
Y me disfrazo de loco y salgo 
desde adentro
Desde mi soledad hecha mentira ante la muchedumbre,
Sin razón 
de ser yo mismo,
La misma mentira flotando en el haz de la existencia.
Nada 
es todo en las esquinas y nada es todo lo que tengo
En mi corazón de 
alambres retorcidos
Sosteniendo cada cabeza sin espinas,
Cada aliento ahumado 
a los ojos de la noche
Donde se contemplan los cadáveres que como yo
Perdieron 
sus alas
En el espejismo del ser y el llegar a ser
Porque nadie es anónimo 
en este negro laberinto,
Laberinto cruel que se marca con un vidrio
En los 
surcos de la cara y que nadie podrá borrar
Porque la cicatriz de la 
vida es una herida abierta
Cuya sangre se pudre bajo la piel y
Cuya sangre 
se va perdiendo
En el trayecto hasta quedarnos sólo el anatema
El 
anatema que somos y que perfumamos todas las mañanas
El anatema que 
arrastramos en la soledad humana del silencio
Sintiéndonos más 
miserables, más despreciables cada día
Mientras la tristeza crece 
dentro como un hijo en las entrañas
Un hijo que sin nacer ya está 
muerto en nosotros mismos.
“Todos para sí y dios contra todos”
O 
todos para él y él contra todos o
Todos para todos y él 
para todos.
Toda espera es muerte más muerte
Si no hay alas, si no 
hay sueños
Con qué borrar pesadillas
Si no hay básculas
Con 
qué medir el poco amor
De los hombres-bestias-minotauros.
Horrorosa 
visión de neón
Porque yo
Vine sólo para irme
Engañarme 
otra vez
Con la verdad, con la mentira
En este espacio
Donde pierdo la 
brújula,
Las alas y los pasos
Que echo andar sobre rieles
Que 
conducen mi impiedad
Mi propia impiedad
Sobre círculos que dibujo
Para 
no desesperar y
Voy llevándome de la mano
Hacia mí mismo
Hacia 
lo que queda de mí
Como cualquier hombre
Que ha perdido el nombre
La 
blanca identidad para ensayar
Una sonrisa que nunca estamparé
En 
mis labios
En mi rostro sin tiempo
En mis ojos deshojados
Cuyos pétalos 
aviento
Para que alguien encuentre
El camino equivocado
La luz que 
ha de cegarnos
Antes de caer la tarde
Antes de caer el ocaso.
Y aún 
sin luz
En la oscuridad completa
Te amaré hombre dios y mi dios
Te 
amaré con este basural
En el pecho,
Este basural que crece hacia 
adentro
Donde nada hay que pueda dañarlo
Te amaré hombre dios 
mi dios
Aunque no sea posible cerrar los ojos
Y caminar a tientas
Porque 
condenado estoy a mirarme en el agua de tus ojos,
Te amaré hombre dios 
mi dios
Con este corazón de cerdo fratricida tratando de inmolarse, 
solitario
Solo sólito sol sol sol.
Oh hombre dios mi dios volaré 
esta tarde
Con mis alas rotas sobre el vértigo de la desesperación
Volaré 
así sea lo último que haga,
Lo último que intente después 
de la agonía
Volaré agitaré mis alas sobre el haz del 
paraíso
Sobre los miles de muertos que represento.
Oh hombre dios 
mi dios, volaré en búsqueda del principio
En búsqueda 
de la madeja que se desteje en hilos de vida
Hilos confundidos amarrados unos 
con otros
Siendo todos uno, un solo principio y un solo final
Una sola voluntad 
bajo miles de cielos
Que se deshacen en túmulos de arena, en polvo seco
Tras 
los siglos que sucumben esta tarde
Con mis alas rotas agitándose entre 
las nubes
Sin poder partir.
(Del libro “Construcción 
del Minotauro”)