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CRÓNICA DE UNA NOCHE ANUNCIADA: EL SUR... TAMBIÉN O LA POESÍA COMO EL ABRAZO DE DOS PUEBLOS HERMANOS.


Lolo Palza V.

El Perú es complejo, no solamente por su accidentada geografía gobernada por el afán de enaltecer las bondades típicas de su región, las que se convierten en lo innato, en lo más peruano entre los peruanos, sino porque en todo este pandemonium, Lima asoma como un ogro donde reclama, y consigue todo para sí. Explico esto porque si alguna vez ese pueblo llamado capital volvió los ojos hacia el sur fue hace unos quince años, cuando gracias al apoyo gubernamental, un grupo de promotores culturales hizo obra, hasta llevar al centro histórico como "Patrimonio Cultural". No resultaba extraño que desde Lima vinieran poetas de la envergadura de Antonio Cisneros -quizá, junto a Belli, el poeta más importante en nuestro país- Pablo Guevara o José Watanabe. No resultaba extraño que los nuestros compitieran culturalmente con la capital y que Arequipa se constituyera en un puerto donde recalar a fin de aproximarse para conocer a plenitud la literatura peruana.

Cuando acabó el apoyo estatal, creado en el gobierno del entonces Presidente Alan García Pérez, nadie supo cómo tomar la posta a lo que se venía haciendo. Actividades como "La República de los Poetas" resultaban para nosotros inalcanzables, casi instantes próximos a lo mítico pues la debacle económica, la crisis estrepitosa dejada por el entonces Presidente, impedía la posibilidad de organizar promoción cultural de envergadura. La empresa privada, con las arcas en rojo, y las ruinas de las entidades estatales nos privaban de emprender tal empresa.

Explico esto pues en el Día Internacional de la Mujer la ciudad recobró la expectativa ante un evento. Nuevamente la alta poesía latinoamericana se hacía presente en la "Blanca Ciudad". Raúl Zurita -quien a mi juicio, desde Poemas Militantes hasta INRI expresa una de las manifestaciones más notables de la literatura escrita en lengua española- junto a Maurizio Medo -quien in-silado en este feudo devolvió la vida cultural a la ciudad, amén de sus extraordinarias dotes poéticas- unían sus voces, gracias a la labor autogestionaria de AQP CULTURAL.

Tal como lo expresaba, otra vez la expectativa, el lleno asombroso de un local, como el Zorba's, abocado a la difusión cultural sin esperar ninguna recompensa. La gente, incluso en pie, apostada en la entrada del recinto, aguardaba ver de cerca de Zurita, aquel quien se quemó una mejilla, aquel que escribió sobre el cielo neoyorquino, aquel que hizo florecer entre las sabanas y dunas de Atacama una frase que, a mi parecer, representó la valentía del pueblo chileno ante la barbarie y el ultraje de la dictadura. Aún recuerdo: ni pena ni miedo.

La idea de un poeta osado y espectacular contrastó con la imagen que aún guardo de él. Un hombre a quien más que importarle las consecuencias de lo que realiza vive en Poesía, a pesar de saber que va por el nuevo desierto -la ciudad posmoderna, global y telepolizada- mientras se le ignora o, absurdamente se le acusa, de la búsqueda protagónica. La lectura de Canto a su amor desaparecido como de los textos que constituyen sus Poemas Militantes cargó el ambiente de una intensidad inusual. Luego, Maurizio Medo, quien había presentado a su par chileno, leyó con los mismos decibeles, textos de sus obras El Hábito Elemental y otro inédito, el que paulatinamente llegó a ese clímax originado por Zurita.

Aquella noche ambos devolvieron la poesía a la ciudad, a esta que fuera promisoria y tal parece, enrumba otra vez, por este camino pero, y confieso mi sorpresa, no a través del nulo apoyo estatal o de la empresa privada, sino a través del esfuerzo personal y autogestionario que busca la integración de Latinoamérica, pues, tal como coincidieron Zurita y Medo: "en la poesía no existen las fronteras. Vivimos hermanados en una misma lengua, en un mismo sentir que desesperadamente busca encontrarse más allá de las banderas".

Una vez concluida la lectura, mientras Medo resolvía aspectos vinculados a la organización, Raúl Zurita, en lugar de quedarse en su pedestal de "figura" nos sorprendió al aproximarse a la mesa de los poetas más jóvenes, preguntando por sus inquietudes, intercambiando ideas como si de pronto fuera uno de ellos. La lección que dejó el profesor de la Universidad Diego Portales, fue quizá aquella que todos los escritores de su categoría debieran de imitar: recordarnos que sólo la humildad nos conduce a la sabiduría mientras que Maurizio Medo, si algo nos dejó (junto a su poesía) fue recordarnos que sólo a través de la creencia incondicional en las utopías es que éstas se vuelven realidad.

Jamás imaginamos tener entre nosotros a Zurita, por hoy el poeta chileno más reconocido en estas tierras. Sirvan estas páginas para agradecerle, y al hacerlo, a todos nuestros hermanos chilenos, tamaña lección de grandeza y humildad. Sirvan también para recordar a los peruanos que nuestro país no es Lima, nada más lejano a ella que esta Arequipa que vemos florecer, y que está aquí aguardándolos, ávida por oír y aprender. No, no fue el Día Internacional de la Mujer aquella noche, más bien fue la del abrazo de dos naciones hermanas en la voz de dos extraordinarios poetas.

 

 

 


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Raúl Zurita y Maurizio Medo en Arequipa
Crónica de una noche anunciada: El Sur...también o La poesía como el abrazo de dos pueblos hermanos.
Por Lolo Palza V.