Entrevista
a Raúl Zurita
Por Ana María
Falconí
En
Santiago de Chile en la calle Pedro Valdivia del lado norte, casi esquina con
Providencia, queda el Cafetto, un café anclado en el Hotel Orly; aquí
nos encontramos con el poeta chileno Raúl Zurita, quien responde, además
de mis preguntas, las de seis poetas peruanos, las que especialmente llevé
en mi maleta para esta charla.
- Rossella di Paolo:
¿Qué puedes decirnos acerca de la relación
entre gesto y palabra en tu/la poesía? ¿Has sentido la influencia
de Jorge Eduardo Eielson en este aspecto y en el de la plástica?
-
El Gesto y la Palabra yo la entiendo un poco así: o sea que es una vieja
batalla invencible en la cual somos eternamente derrotados; es la relación
arte-vida; la única obra de arte que finalmente merece la pena ser contemplada,
ser abrazada, ser amada, es la que entiende a la vida de cada uno como una obra
de arte. Entonces, Gesto-Palabra no son sino formas todas de apuntar hacia horizontes
donde la poesía deja de ser necesaria porque cada segundo de la vida desde
las cosas más simples como tomarse un café, por ejemplo, hasta las
operaciones mentales más complejas, como resolver una ecuación diferencial
de quinto grado, todo pasa a ser un acto creativo. Entonces siempre
el sueño es un mundo y un universo donde el poema cesa. Cesa porque, como
digo, cada vida pasaría a ser la más grande obra de arte cada segundo,
la más grande sinfonía, el más grande poema, las más
grandes obras de teatro, el más grande mural. Entonces, en la obra, entre
Palabra-Gesto las diferencias son solamente casi ritualísticas; son diferencias
conceptuales pero que nos ponen enzarzados en la vida. Yo entiendo que lo importante,
en última instancia, no es la obra en sí sino lo que hay entre obra
y obra. Es decir, tu haces un poema y en dos meses más haces otro y esos
poemas son como los letreros que hay en un camino; te dicen, Tacna a tantos kilómetros,
Arequipa a tantos otros, desvíese por allá y va a llegar a Ica.
En fin, es como los poemas o las obras de arte; pero lo importante es el camino,
el camino que hay entre Tacna y Lima, el camino que hay entre Lima y Arequipa.
Lo importante son los trayectos de vida concretos, la vida segundo a segundo;
esa es la obra de arte. Todos los poemas, todo desde El juicio final de
Miguel Ángel hasta el último poema de Whitman o de Eielson o de
Belli es como si estuvieran diciendo no te fijes en mí, en esa obra que
somos sino fíjate en lo que está afuera de nosotros. Esa es la obra
por construir, no este poema.
Eielson a mí me impactó mucho
pero fue por una novela que se llamaba El Cuerpo de Giulia-no, que era
Giulia-ano o Giulia-no, y realmente eso influyó en Severo Sarduy, a todos
creo que trajo un cambio muy profundo, muy radical en la ampliación de
los universos que estaban considerados dentro de la literatura. Ahora, su poesía
la admiré y la vi de lejos hasta que yo estuve en Italia; entonces allí
conocí sus instalaciones, conocí, por así decirlo, su obra
visual. El vivía en Milán; yo estuve cinco años en Roma,
y nos vimos varias veces. Y junto con tener una enorme admiración a su
obra, siento que eran como caminos paralelos. El era más conceptual, más
lúdico y al mismo tiempo tenía una distancia física con el
Perú. Tremendamente fuerte. Una distancia elegida, por así decirlo,
incluso una vez hablamos sobre los valsecitos peruanos, que a mí me encantan,
y Eielson los detestaba, los odiaba. Me decía cómo te pueden gustar
esas cosas, y yo le decía a mí me encantan. Entonces creo que era
un artista, un poeta completísimo, brillante, casi renacentista, pero que
su acento era fundamentalmente conceptual y de paisajes que estaban en el trasfondo,
el desierto, sus nudos, sus cuerdas, obras, poemas que se fundían en una
sola con su poesía; pero creo sentir que teníamos, por así
decirlo, aproximaciones distintas, y que, por supuesto, coincidíamos en
lo visual, en lo gestual; pero era de ángulos muy distintos. Aunque si
hubiéramos sido parecidos no lo hubiera admirado.
- Carlos López
Degregori: Desde tus primeros libros aparecidos a
fines de los setenta (Purgatorio, Antiparaíso), tu poesía
ha formado un proyecto unitario. ¿Qué lugar ocupa en ese proyecto
tu último libro INRI?
- Por favor, con todas las reservas
y todas las dudas lo entiendo dentro de un solo movimiento, dentro de un solo
"golpe" de inspiración. Estas obras van surgiendo, por supuesto
no podrían estar previstas antes, ni planificadas, ni nada; simplemente
algo que surge y surge en una circunstancia súper concreta que es el reconocimiento
de que cientos de miles de cuerpos jamás van a ser encontrados porque fueron
arrojados al mar, y que transforma, por lo tanto, todos los paisajes de Chile
en un cementerio. O sea tú ves una playa y sabes ya que no es lo mismo,
que estos paisajes le otorgaron a cientos de miles de personas una vida que los
hombres jamás se la dieron. La piedad de los paisajes. Ahora, esto forma
parte de algo en lo que estoy empeñado, quisiera que algún día
definitivamente coincidiera. Tengo 56 años, el viejo tema es la atención
hacia la muerte, saber que finalmente el epílogo de todo lo que puedas
hacer son probablemente los poemas más fabulosos, las instalaciones más
increíbles, como dibujar sobre el cielo el rostro de todo lo que has querido,
con aviones y cientos de aviones, y tú sabes que tú, solamente tú
lo habrás visto y que las más fabulosas obras van a morir contigo
cuando tú te mueras, es más o menos emocionante, es como decir escribir
pero al mismo tiempo, la vida, lo que no trasmites, lo que guardas para ti, lo
que solamente ves en los sueños, lo que no podrás nunca nunca decirle
a otro, forman parte de esta especie de sinfónica general en que uno lo
único que hace es ser igual que cualquier otro ser humano, porque todos
los seres humanos tienen imágenes fabulosas, novelas increíbles,
poemas alucinantes; no solamente ellos lo miran, no solamente ellos lo ven, entonces
cómo incorporar, cómo hacer patente esa marca de todo aquello que
no está dicho en los poemas, de todo aquello que no está dicho en
la obra, que no está dicho en los libros, y que sin embargo, es la base
y el sustrato de fondo de todo lo que puedas decir, y en ese sentido persiste
un proyecto unitario. De hecho, hace veinte años sigo trabajando en algo
que alguna vez se llamó La vida nueva, y que ahora ya no creo que
se llame así; pero lo importante es lo que queda afuera, apuntar hacia
lo que está afuera, hacia aquello que va a morir contigo; decir todo ser
humano ha visto las más fabulosas obras y morirán cuando él
se muera y eso es emocionante e impresionante.
- Carlos López
Degregori: Tú conoces bastante la poesía
peruana y hasta has hecho una antología
con Maurizio Medo. ¿Qué afinidades y diferencias encuentras
entre la poesía peruana y la chilena?
- Se dice que la única
patria del poeta es el idioma, eran las típicas afirmaciones de Paz, pero
siempre me pareció una definición pretenciosa y algo arrogante.
No, yo creo que es más bien al contrario, que todo es patria para un poeta
menos la lengua. La lengua es el territorio de la expulsión, somos exiliados
de la lengua y me parece que en la poesía latinoamericana es así.
La sensación como lector, pero es una sensación básica, casi
de piel, es que la poesía peruana es más profunda y la chilena es
más amplia. Es lo que marca la diferencia de Vallejo con Neruda y Huidobro.
Siento que en general los poetas peruanos tienen una relación más
torturada con las palabras, más desgarradora y que los poetas chilenos
tienen una ambición artística más radical. Pero todas estas
consideraciones se suspenden cuando uno ve el radical quiebre de Trilce de Vallejo,
su reivención de la lengua, su vuelo y contrariamente ve la profundidad
de las Residencias de Neruda.
- Domingo de Ramos: Una
vuelta a la tradición oral, reelaborándola ante nuestro tiempo,
en las poéticas de América Latina, ¿sería viable o
el mundo globalizado la truncaría o sería como decía MVLL
una utopía arcaica?
- Siento que hay un regreso a la oralidad
impresionante y que el internet, la red, el chat, es la forma con que la oralidad
se cobra venganza de la escritura. Todas las formas electrónicas, por así
llamarlas, que ocupa el lenguaje están mucho más cerca del sonido
de la calle, de la plaza, del ruido de las conversaciones que de la inmovilidad
y rigidez del libro. Los resultados son impredecibles, lo único que podemos
saber que si ello representará un mundo más feliz será solo
el resultado de una lucha agónica, de una batalla en los límites
mismos de la sobrevivencia. La civilización de la escritura ha sido la
cultura más violenta que registra la tierra. El libro ha sido el gran sarcófago
de esa muerte y de esa violencia. Ojalá que el fin de la escritura sea
el preanuncio de algo infinitamente más bello, más amplio, más
generoso, pero no podemos saberlo.
- César Panduro: ¿Cuál
es tu opinión sobre los premios de poesía y la aparición
de poetas "oficiales" en los textos escolares?
- No sé
cómo será en el Perú, pero en Chile los libros escolares
tienen una persistencia casi heroica, casi conmovedora, por incluir los poemas
más malos del mundo.
- Carlos López Degregori: ¿No
sientes que es un obstáculo para la creación y la búsqueda
poética, el haberte convertido en el poeta canónico y hasta cierto
punto "oficial" de Chile?
- Yo creo que son caricaturas.
Yo dudo que haya vivido en Chile un poeta más solo que yo y con menos poder
que yo. Entonces decir a alguien “poeta canónico” y "poeta oficial"
son formas de machacarnos. Nada más. Entonces mi experiencia ojalá
fuera un poquito oficial. Todo lo que he querido hacer no lo he podido hacer.
Estoy absolutamente al margen de todas las estructuras de poder, políticas,
y por el contrario es totalmente distinta. Es la sensación de no haber
salido nunca del purgatorio. De estar absolutamente y radicalmente al margen.
-
Alessandra Tenorio: ¿Crees que hay una
nueva generación de poetas jóvenes a nivel hispanoamericano o aún
no han surgido voces independientes que estén alejadas de la tradición?
No
solo creo que ha surgido una nueva generación sino que eso es lo más
importante que ha sucedido en poesía en los últimos 30 años;
y por supuesto, está la poesía escrita por mujeres. Podríamos
nombrar a tantas personas jóvenes pero creo que más allá
de nuestra buena voluntad o decir, ah qué bueno que escriban los jóvenes,
es impresionante, es de una fuerza que yo la comparo generacionalmente con lo
que sucedió en la poesía en castellano cuando irrumpieron prácticamente
simultáneamente Vallejo, Neruda, Huidobro, Gabriela Mistral y Pablo de
Roca, es tan fuerte como eso. Creo que poetas como Héctor Hernández
Montecinos o Paula Ilabaca, por nombrarte los chilenos, o un poco mayores que
ellos como Javier Bello y Germán Carrasco. Pero a nivel hispanoamericano
en el Perú, incluso en México, está emergiendo una poesía
de una fuerza, de una contundencia, escrita por hombres, por mujeres indistintamente
y a mí me da esperanza, pero no una esperanza por el arte porque el arte
al final no es importante, sino me da una esperanza porque está emergiendo
una mirada profundamente crítica de las sociedades de las que han surgido.
La poesía chilena joven de autores menores de 25 está haciendo ver
un país que es todo lo contrario de la imagen oficial y bonita que se tiene
de Chile; ellos están mostrando el sustrato de violencia, de horror de
un país surgido de la dictadura y de la tortura, eso nos está mostrando
la poesía latinoamericana, los estratos más profundos de nuestras
sociedades; eso no lo muestra ni la narrativa, ni los nuevos narradores que por
razones incluso de mercado pueden ser bastante más complacientes. Es mucho
más que decir, "¡qué bueno, están saliendo nuevos
poetas!", "¡Qué bueno, la poesía no está
muerta!", es mucho más que eso; la poesía puede morirse un
millón de veces, no importa, lo que importa son las visiones alucinadas
y profundamente críticas que están surgiendo para poder encontrar
tal vez las señas de nuevas esperanzas.
- Cecilia Podestá:
¿Cómo definirías el medio en el
que estás creando?
- Si te refieres al medio social, lo defino
como una mierda, en otros son discutibles (risas).
- Ana María
Falconí: Me viene a la mente el poema de una
poeta polaca Wislava Symborska que dice que en la prosa puede haber poesía;
pero que en la poesía solo puede haber poesía. Ahora que la poesía
es muy narrativa, ¿cuánto de narrativa puede tener la poesía
para que siga siendo poesía?
- Yo no sé si el Ulises
de Joyce es un poema o una novela; deja de importar si El juicio final
de Miguel Ángel es un cuadro o un canto épico. No importan las clasificaciones.
Creo que llevada a sus extremos toda obra de arte es finalmente poesía,
y en ese sentido hay tres, diez, veinte novelas que son también poemas.
¿Qué es más poema los Cantares de Pound o Finnegans Wake
de Joyce? No lo sé. Entonces me cuesta hacer esas distinciones cuando las
obras están llevadas a sus extremos y con consecuencias máximas.
Se dice que la diferencia entre poesía y prosa es que la poesía
gasta un galón de gasolina por metro y la prosa gasta un litro de gasolina
cada cuarenta kilómetros; es un asunto de intensidad.
- AMF:
Tu poesía tiene un tono épico pero, a
su vez, maneja un registro lírico finísimo. ¿Crees que el
poeta busca el tema o el tema busca al poeta?
- Planteado de esa
manera creo que el tema lo busca. Cada vez tengo más dudas sobre realmente
quién escribe; quién se toma la voz cuando escribe. Cada vez me
es más problemático sobre quién realmente escribe: ¿Quién?
La gran respuesta de los griegos era la musa. Esa es la respuesta que me parece
divertida pero no ha sido superada. No sabemos realmente quién escribe;
no sabemos quién fue ese tal Pound; yo tampoco sé quién es
ese tal Zurita, lo desconozco, me sorprende, no soy consciente de lo que allí
aparece, soy consciente de cosas muy pequeñas, de una cierta voluntad,
de una cierta disposición pero cada vez tengo más dudas sobre la
idea del autor de la obra, y no creo por lo tanto en el plagio; hay que atentar
contra todo concepto de propiedad; partiendo por el concepto de propiedad intelectual;
hay que romper con eso porque si es toda la muestra de nuestra infelicidad y la
parcialidad de la vida, entonces dudo mucho si yo soy el autor de la obra; lo
dudo como un ser humano, lo dudo como alguien que te habla en este minuto...
-AMF:
¿Casi como una esquizofrenia?
-
No, de pronto como de un pozo, emergen palabras; es como si uno prestara su cuerpo,
su voluntad para ser ocupados. Pero esas voces no los conocen todavía porque
sino la creación artística no tendría ninguna sorpresa.
-AMF:
Es como decir "si yo fuera yo". ¿Hay
varios yo o eres tú en el fondo?
-Yo creo que la Poesía
elige; si uno se cree dueño, puede tener consecuencias terribles, puede
significar el abandono, sino que lo diga Rimbaud. Rimbaud fue prácticamente
arrasado por el poema a los 15 años; radicalmente ocupado, y de pronto
ya no, no eres dueño de eso, es algo que te habla, se te manifiesta y que
curiosamente en esa multiplicidad de goce da cuenta del mundo mucho más
que de tu persona. El poeta es como un filtro, pero no es más que eso.
Si no está la disposición, si no está la voluntad de estar
dispuesto a ser ocupado, tu participación no es más que eso. ¿Quién
es Homero? ¿Qué es Pound? Es una ocasión para que el mundo
se revele más profundamente y más iluminadamente.
- AMF:
¿Qué dosis de corazón y de razón
debe recibir un poema?
- Yo creo que tiene que ser al máximo
la razón, la frialdad; porque de todas maneras eso que algunos llaman el
inconsciente va a ser lo que quiera ganar. Entonces en esos pequeños ámbitos
de dominio, la frialdad y la razón va a ser muy poca.
- AMF:
¿Qué se siente haber recibido el premio
Casa de las Américas?
- Me alegró porque siento que
lo daban los míos.
- AMF: ¿Qué
opinas de Cuba?
- Cuba ha dado una lucha heroica por la dignidad,
por el no someterse a la fuerza; y eso ha tenido también costos altísimos;
entonces no soy un "condena Cuba" para nada; para los pobres de Latinoamérica
Cuba sería el paraíso.
- AMF: Y
¿qué opinas del Perú?
- El Perú es un
país muy entrañable; es un país más profundo que el
mío; es más vasto. Un país que produce una gran poesía.
Lo que lamento del Perú, y lo lamento de tantos países latinoamericanos,
es su absoluta desigualdad; y en general la incapacidad de sus clases pudientes
por entender el sufrimiento y la marginación. Creo que el máximo
reflejo de esto viene de un autor extraordinario, pero que lo muestra tan bien
a pesar de él, que es Mario Vargas Llosa. Vargas Llosa refleja la profunda
incomprensión de las clases ricas y privilegiadas peruanas por entender
la miseria que tienen al lado. Me es un país extremadamente querido en
el que de verdad tengo grandes amigos, más amigos que acá; y soy
un admirador incondicional de su poesía, literatura y de su arte desde
Garcilaso.
- AMF: ¿Cuál es
tu vals preferido?
Me gusta mucho el famoso "déjame
que te cuente limeño" y "ódiame por piedad yo te lo pido",
son maravillosos. "Vuela mariposa del amor, juguete del destino, hoy te toca
reír a ti, mañana a mí (...) sueñas que eres muy hermosa
vives engañada, no tienes corazón tu amor no vale nada" (risas).
Y además, "qué vale más tu débil hermosura, acuérdate
que dentro de la fosa vestiremos la misma vestidura" y eso es Manrique en
las Coplas a la Muerte de su Padre, entonces en ellas están recogiendo
toda la tradición de la poesía española. Es impresionante.
En
la foto: Raúl Zurita (fotografiado por Navale Quiroz).