CUATRO MIRADAS A RAÚL ZURITA
Por Iván
Baca
UNO
Una de las características del poeta moderno es su situación
paradójica de cara a la modernidad, no sólo siendo un
agudo crítico de ésta, sino para recuperar su legado
más valioso que es justamente la crítica tanto de su
lenguaje como del mundo. "Arremeter contra los límites
del lenguaje", diría Wittgenstein; en términos
poéticos, esto sería ir más allá de las
formas. Las vanguardias arrasaron con
todo, dejando únicamente el esqueleto. Ante esta actitud, el
poeta debe de ser ético y consciente de su momento histórico
y social. Su postura ante una respuesta de desconfianza por parte
del lector se entiende en términos de cambio.
En la soledad de su lectura, el poema dice la voz de la humanidad,
pues incluso la misma soledad de la palabra está predibujada
por la sociedad individualista, su carácter general vive de
la densidad de su individuación, por eso pensar el poema como
una obra de arte está justificado y obligado a preguntarse
concretamente por el contenido social, a no contentarse con el vago
sentimiento de algo universal y comprehensivo.
Entonces la situación del poeta es la de habitar no el mundo
en sí, sino el nuevo mundo, desde las trincheras de la ruptura
con las formas canónicas como una respuesta positiva ante la
negatividad de no arriesgue de lo mismo por lo mismo, como sucede
en casi toda la poesía latinoamericana, con sus excepciones,
que son las que siempre salvan una época, un momento en que
parece que la poesía tiende a desaparecer, entonces esos estados
latentes de la poesía resurgen, me refiero a Héctor
Viel Temperley, Coral Bracho, Gerardo Deniz, Raúl Zurita, Gonzalo
Rojas. El quehacer poético no debe ser únicamente de
impasse o de Paz como es el caso de México, la poesía
tiene que ser piedra angular con sus múltiples caras y brillos,
debe agotar todos sus recursos como modo de expresión, desde
salir de la página hasta regresar a ella en un tenor de vitalidad
nueva, nunca la misma, sin temor a equivocarse, sin pena ni miedo.
DOS
Un pensador, un escritor, un militante y por fin un poeta, un gran
poeta que ha pagado, incluso con su cuerpo, el hallazgo de un acto
agresivo contra sí mismo, de un poema, de un canto, de un libro
tanto de dolor como de alegría, de desgarradura como de angustia,
de un silencio; y esto a sabiendas de que la poesía es un acto
total de compromiso y que lo que dice no es sino el riesgo asumido
por aquel que ha querido hacer de las palabras del poema una poesía
de vida en todo su esplendor trágico.
Cuando la página en blanco ya no es suficiente, cuando el silencio
es significante, entonces el refugio de sus ojos es la vida nueva;
epopeya mítica y redentora del amor.
Un mapa poético trazado, no sólo en la página,
en la fotografía, en los electroencefalogramas, sino en las
grafías del mundo: en la arena, en el mar, en el cielo, y hasta
sus últimas consecuencias en el rostro.
En la vida nueva, el cielo se fragmenta en quince poemas, justamente
en el lugar donde más lo necesitan, donde la gloria y el poder
son el pan de cada día y la corrupción del hombre mancilla
al mundo, justo ahí en el cielo de Nueva York, el dedo divino
que me recuerda la obra de Miguel Ángel, donde lo humano y
lo divino parecen dialogar, un hombre de carne y hueso tentado por
la locura -el poeta-, envía un mensaje hacia el cielo. Esta
vez ya no hay profeta, ese Dios que un día huyó horrorizado
al ver su creación, recibe un mensaje de aliento y esperanza:
aquí estamos.
TRES
¿Quién soporta tanta realidad? Es la respuesta que
le da Demócrito a Hipócrates en su tratado sobre la
melancolía, el hombre que la puede vivir, y no sentir el mínimo
dolor ante estos actos de locura, o el hombre que prefiere introyectarse,
para cuando menos pensar en su habitar como un punto de felicidad.
¿Cómo soporta uno el dolor humano? Este sólo
se contrarresta con el dolor mismo: mi mejilla es el cielo estrellado,
el dulce sabor de la cordura y la locura y, al igual que el acto de
Miguel Ángel, sucede lo mismo: La creación. La escritura.
*
Masturbarse frente a una obra de arte no es un acto agresivo, sino
de un alto grado de conciencia y creación, simbólicamente
recrea otra obra, operación matemática de multiplicación,
el poeta pretende reproducirse frente a una obra de arte -acto fallido
biológico, acertado en lo artístico. Este acto a su
vez representa una nueva obra de arte, en este sentido transgredir
la realidad del arte es una manera de crear: performance.
*
Luz, luz material, luz corporal, luz espiritual, tres estadios del
alma: Luz-Beatriz.
Cómo encarnarla si no conocemos la oscuridad total: amoniaco
en su purificación absorbiendo la vida desde sus ojos, la vida
nueva es una premonición de lo que vendrá, un mensaje
a lo supremo, a lo terrenal. Su rostro no es la imagen de Jesús
Cristo, es la imagen del Hombre, del dolor.
*
El cielo: lo inasible, lo invisible, lo inalcanzable, lo innombrable,
un puente entre el hombre y lo divino: una mancha en el cielo está
a medio día, Amor.
*
Desierto: metáfora de búsqueda, el camino al cielo,
a la libertad, a lo imposible: ni pena ni miedo: un barco encalla
en el desierto.
*
Arrecife: finitud y totalidad, el libro en el libro, el mundo en
el mundo: la poesía
*
Las estrellas son los orificios órficos del exterior del gran
día, sólo desde allá podrán ser leídos,
respondidos. Los grandes mensajes, no grandes por su dimensión,
sino por su intensidad y por su intención: mi mejilla estrellada,
la vida nueva, ni pena, ni miedo, diálogo con Chile: el hombre
se enfrenta a su ser, a su origen.
CUATRO
Y lo veremos ahí
Y su voz ya no será
Pero sí su mejilla estrellada
Y entonces miraremos al cielo al mar al desierto
Y él seguirá ahí
Y lo veremos ahí
Sin temor ni miedo
Y la noche no será
Pero sí su mejilla estrellada
Y entonces las estrellas cantarán
Y lo veremos ahí
En la vida nueva
Y sus ojos verán
Y vuelo de pájaro habrá
Y entonces el desierto hablará
Y lo veremos ahí
Y lo veremos ahí
El cielo,
El cielo siempre estuvo ahí
Tú no
Entonces no habrá voz
humana que lo pueda entender
entonces el cielo brillará
su mejilla sanará
esa cicatriz
será un canto a su Chile desaparecido
A su inmensa epopeya de libertad.
Texto leído en la presentación
del poeta Raúl Zurita en la ciudad de Puebla, el 21 de noviembre
de 2005. Este intertexto dialoga con las obras de Raúl Zurita,
sean editadas en el cielo, en el desierto, en las cordilleras, en
el mar o en la página en blanco.
Iván Baca es ensayista y poeta mexicano.