Asombra comprobar que Números del Reo (Editorial Calabaza
del Diablo, Chile, 2004), el primer libro de Gabriel Silva
(Santiago, 1974) y uno de los más enigmáticos e iluminadores
de la poesía que se está escribiendo hoy, no haya encontrado
hasta ahora en nuestro país ningún eco. Jamás
me ha
gustado el oficio de crítico literario, pero la precariedad
de ese oficio en Chile (que deja pasar obras como esta) lo obliga
a uno a veces a multiplicarse. Lo primero que deslumbra al leer este
libro es la exactitud de su construcción matemática
que nos muestra, a través de poquísimos elementos: una
celda en el medio del desierto, un reo, una mujer que se llama Mariana,
las interminables vicisitudes del tiempo, del cuerpo, de la soledad
y de ese otro silogismo que representa la palabra amor.
Números del Reo propone un viaje donde la ceremonia
de lo humano, sus paradojas y conflictos, se enuncia en un laberinto
de proposiciones lógicas donde, desde su celda, el reo observa
y relata el perdido infinito de sus múltiples huidas. La lectura
traza una soledad extrema desde la cual paradójicamente emerge
una silenciosa historia de amor. Luz Mariana hace las veces de Beatriz
y Virgilio es el físico teórico austriaco Wolfgan Pauli
al cual Silva, visita en su tumba. Poco a poco la escritura, sin perder
jamás su distancia, su calculada objetividad, se va convirtiendo
en una suerte de plegaria "...admiro la capacidad de no contener
vida/ sal en manos de uno mismo // el espíritu es sal en la
mesa de Dios".
Lo que se ve entonces son las paradojas del tiempo, del amor, de la
vida y de la muerte, a través de una historia secreta, sensible,
que refleja una extrañeza e inquietud radical que no había
sido puesta antes en estos términos. Uno de los poetas y críticos
más reconocidos de hoy, el uruguayo Eduardo Milán, celebrando
este libro en México (reseñistas de Chile ¡lean!)
señala precisamente ese "juego extraño de intimidad
y exterioridad, de acercamiento al mundo dado por la coloquial del
lenguaje y la intimidad reflexiva y desolada, de conciencia solitaria.
Hay un cierto humor que atraviesa subterráneamente el libro,
lo que lo sitúa en esa dualidad escritural entre trágica
y humorística (no cómica) que lo acerca a Kafka".
Esa constante dualidad es uno de los mayores atributos de Números
del Reo. Sus poemas son a la vez tiempo y reflexión sobre
un tiempo que no deja de preguntarnos en qué realidad estamos
presos. El ser humano es un reo en perpetua escapatoria, teorema sin
confirmación posible "amaba lo constante de su huida/
cuando se está siempre en el mismo lugar". En síntesis:
un admirable trabajo.
* * *
Poemas de Gabriel
Silva en Cyber
Humanitatis Nº 32 (Primavera 2004)