Jorge Román
Lagunas formula:
NUEVE PREGUNTAS A ERNESTO SABATO
Ernesto Sabato
(1911), comparte con Julio Cortázar el cetro de la novela argentina
actual. La traducción francesa de su última obra -Sobre héroes y
tumbas- ha obtenido una máxima atención en Europa: al fin -afirman los
europeos- América Latina nos da la gran novela barroca que
esperábamos; es soberbia y angustiosa, supera a "El tambor de
hojalata" de Guenther Grass. Sólo ha publicado dos novelas: El túnel,
en 1948, y Sobre héroes... en 1962. La última ha superado los cien mil
ejemplares de tiraje. Otras obras -de ensayo- han sido: Uno y el
universo (1945), Hombres y Engranajes (1951), Heterodoxia (1953), El
escritor y sus fantasmas (1963). Nuestro colaborador don Jorge Román
Lagunas visitó a Sabato en Buenos Aires y nos ha entregado esta
entrevista exclusiva.
en Gaceta Literaria de La
Nación
Santiago de Chile
Domingo 30 de junio de 1968.
1)
Usted ha declarado lo siguiente: "Yo escribo para no morirme de
tristeza en este país desdichado", ¿Por qué
"desdichado"?
... La Argentina es un país de
inmigrantes y probablemente el fenómeno sociológico y espiritual de
Buenos Aires, que pasó en medio siglo de 200 mil habitantes a 8
millones es único en el mundo. El crecimiento violento y tumultuoso de
esta urbe, la llegada de centenares de miles de seres esperanzados y
su casi siempre inevitable frustración, la nostalgia de la patria
lejana, el resentimiento de los nativos contra los invasores, la
sensación de fragilidad y de transitoriedad, la sustitución
reiterada de jerarquías, todo ha provocado esta mentalidad
problemática y angustiada del argentino. Si el hombre es transitorio
en Roma o en Cuzco, aquí lo es por partida doble, ya que tenemos
la sensación de vivir en medio de un campamento, sin ese respaldo de
eternidad que allá es la tradición milenaria. Esta problemática
se ve hasta en el tango, ese suburbio de la literatura. Me refiero,
claro está, a los tangos "filosóficos", del género de
"Cambalache".
2)
¿Qué tiene en común y qué no la problemática argentina con la de los
otros países latinoamericanos?
...
En parte ya mi primera respuesta responde a esta segunda que
usted me hace. Pero quizá pueda agregar algo, todavía. El mundo entero
está conmovido por una crisis total de sus valores, no sólo
económicos, sino políticos y espirituales. Como integrantes de
la civilización que sufre ese cataclismo tenemos un primer motivo de
angustia. Como pertenecientes a una de las líneas de fractura espacial
de esa misma civilización (ya que no somos ni Europa propiamente
dicha, a causa de la inmigración masiva) tenemos un segundo motivo que
es específicamente nuestro. Estamos en el fin de una civilización y en
uno de sus confines. Sometidos a una doble quiebra en el tiempo y en
el espacio, parecemos destinados a una terrible experiencia. Un
habitante de París tienen un único motivo. También un habitante del
Cuzco. En esta región de fractura estamos doblemente
problematizados.
3)
¿Cómo ve usted el futuro de nuestros países, y en particular el de la
Argentina?
... Si nos confederamos,
podemos llegar a ser una potencia mundial decisiva, con una lengua y
una literatura y una ciencia que puede marcar rumbos en un mundo
convulsionado. Si nos separamos por nuestros resentimientos y,
nuestros odios provinciales, nos podremos contar en esta formidable
catástrofe universal. En lo que a mi país en particular se
refiere, hemos empezado a ser maduros y a tener conciencia de que a
pesar de ser una zona de fractura, como dije antes, pertenecemos por
nuestra historia, nuestro territorio y nuestros problemas básicos, al
continente latinoamericano. Hemos terminado por advertir a nuestros
hermanos más pobres de América, y, con todos los defectos que nos
caracterizan, pueden estar ustedes seguros de que las nuevas
generaciones consideran con comprensión y amor el destino de los
pueblos fraternos. Tenemos muchas fallas de que avergonzarnos y
es un rasgo de maduración el que de verdad nos avergüencen, al menos
en sus espíritus más altos, que son los que siempre marcan
rumbos.
4)
¿Es Argentina un país que lucha con su existencia para lograr su
esencia?
... Sí, por lo que dije en
mis dos primeras respuestas.
5)
¿Debe el escritor comprometerse políticamente? En particular en
nuestra América, ¿debe su obra reflejar el drama de nuestros
pueblos?
... Un intelectual lúcido y
generoso no puede sino propugnar la liberación y la unificación de
América Latina. La justicia social y la elevación de los pueblos
miserables constituyen un imperativo que ningún escritor puede
soslayar bajo pena de convertirse en un literato apócrifo. Pero
debemos ponernos ponernos en guardia contra el disparate del
"arte social", principio en virtud del cual es más grande escritor
Howard Fast que William Faulkner. Una novela se escribe con todo
el cuerpo, con la sangre, con la piel, con la cabeza. Con la
conciencia, pero también con los dictados de ese universo oscuro que
está debajo de los niveles de conciencia. Por eso expresa la realidad
total del hombre y su circunstancia: realidad desgarrada y ambigua. Y
por eso, si es auténtica, constituye el más cabal testimonio de la
condición humana. A un novelista, pues, no se le debe solicitar (como
tantas veces hacen los beatos del catolicismo y del comunismo) que
haga propaganda en favor de la Iglesia o de los Soviets, que demuestre
tal o cual tesis, que sirva para edificar el alma o para construir el
socialismo. Una genuina novela no sirve para esos menesteres. Para eso
hay mejores instrumentos: el panfleto, la conferencia de ateneo, el
discurso de barricada, el libro de política o sociología, el sermón o
el affiche. No la novela. Y aunque esa novela sea áspera y
aparentemente negativa es en todo caso el testimonio de su época y
sirve para sacudir las conciencias, para despertarlas y enfrentarlas
con los grandes dilemas de la condición humana.
6)
Su punto de vista -existencial- ¿en qué se acerca y en qué se aleja
del de Jean Paul Sartre?
...
Sartre siente al Otro como a un enemigo, cuya mirada lo petrifica y
convierte en objeto o en esclavo. La convivencia es así un infierno.
Pascal decía que somos galeotes encadenados a la misma galera, a la
espera de la muerte. Si a esta idea se le quita la esperanza en Dios,
lo que resta se parece bastante al pensamiento Sartriano. Es probable
que el sentimiento de culpa que en el hombre Sartre produce esta
creencia lo lleve (ya que por otra parte tiene el sentido del deber,
quizás inculcado por sus abuelos protestantes) a propiciar el
cooperativismo entre los hombres, a repudiar en sus opiniones
políticas o que surge de su doctrina filosófica. Yo creo que la
coexistencia de los hombres no es obligadamente un infierno, y que la
comunión no es imposible . El amor, el arte, el trabajo en común son
puentes positivos entre las conciencias. En la cuarta parte de Héroes
y Tumbas intenté (no sé si lo he logrado) lo que podría llamarse
"una metafísica de la esperanza", que impide el suicidio del muchacho.
Si como dicen los existencialistas, la angustia es la prueba de la
Nada, la esperanza sería a mi juicio, la prueba de "Algo". Y ya que la
esperanza es invencible en la raza humana (de otro modo estaríamos
todos ya suicidados), ya que a a larga vence siempre a la angustia, y
si estos sentimientos tienen valor ontológico, debemos inclinarnos a
pensar que más bien hay Algo que Nada.
7)
¿Y del de Kierkegaard?
... Frente
al hombre abstracto de los Iluministas, ya en Hegel se observan los
primeros elementos de la reacción, pues para él el hombre no es
aquella entelequia ajena a la tierra y a la sangre, a la
sociedad misma y a la historia de sus vicisitudes: sino un ser
histórico que va haciéndose a sí mismo, realizando lo universal a
través de lo individual. Este sentido histórico del hombre, sin
embargo, se hará una genuina reacción contra el racionalismo extremo
en Marx, al convertir la criatura humana no sólo en un proceso
histórico, sino en un fenómeno social. El hombre de la ratio es una
abstracción, pero también es una abstracción el hombre solitario.
Resulta superfluo llamar la atención sobre la semejanza de esta
doctrina con el nuevo existencialismo, que, después de Husserl,
logrará superar el subjetivismo extremo de Kierkegaard. Así nos
encontramos que la doble vertiente que proviene de Hegel, la de Marx y
la de Kierkegaard (cualesquiera sean los insultos que esta síntesis
provoque en la escolástica stanilista) se está llegando a una
integración en que cada uno de sus compañeros contribuye con algo,
pero también debe renunciar a algo. En el caso de Marx, a su
fetichismo de la ciencia. Porque conviene repetir aquí algo que a mí
me parece cierto: no sólo hay la alienación producida en el hombre por
las estructuras económicas vista y denunciada por Marx) sino otra que
él no vio; la que ha convertido al hombre en un robot por obra de la
técnica; obra que es independiente del régimen social como lo prueba
el desarrollo de la misma mentalidad cientificista en Rusia que en los
Estados Unidos.
8)
Una pregunta que el público siempre espera: ¿podría contarnos algo
sobre sus próximas publicaciones?
...
"El viento y la muerte", novela que aún me llevará unos dos
años. "Dialéctica de la novela contemporánea",ensayo sobre la novela y
la crisis total del hombre.
9) Y
para terminar este breve interrogatorio, su opinión sobre dos
escritores argentinos de plena actualidad en nuestro país: Cortázar y
Marechal.
... Cortázar es un
magnífico cuentista y un brillante escritor. Prefiero sus cuentos a
sus novelas, que creo son proclives al juego del ingenio. Marechal es
un gran poeta y autor de una novela que fue para nosotros precursora
de una renovación. Cuando estaba en el anonimato total, a causa de
motivos políticos, Cortázar y yo luchamos por traerlo nuevamente a la
notoriedad.