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"CARAVANA DE
COBIJA"
La estrella de los
cateos entra en las manos de
Coca Dice José Santos
Ossa: ............. ¡Deme el diablo un
derrotero!
Pálido el indio hasta el
hueso Donde Dios, sombrío,
llora, Persigna su frente
angosta:
.............¡ No somos hijos de perro...!
Y con negrísimo seño: .............¡A usted el Santos le
sobra...!
Ríe el patrón y en sus
botas Fragua el polvo de un vago enredo. Hermenegildo, sin
gestos Seguro en su diestra toma Oscura tierra y la sopla Sobre
el rostro del misterio: Ahora sólo esperemos lo que nos triga la
aurora... Mordiendo luna entre lomas, Las mulas caen al sueño. El
saco frío del cielo De vetas puras se corta, ¡si pudiera Santos
Ossa volcarlo en su campamento!
"VISPERAS DEL
DESCUBRIMIENTO DEL MINERAL DE CARACOLES"
Sobre las huellas en
fuga
transpira la caravana, donde "El Cangalla" es palanca con sol de mando en las puntas. La ambición hunde en las nucas
la espina de una palabra
: -¡Plata, plata, plata,
plata! Y el azar casi relumbra. Aunque las ruedas
reculan Y las mulas se desmayan, ciega de horror y
distancia, nadie se queja ni asusta. Contra el vértigo y la
puna, contra la sed disfrazada, caminan los del
"Cangalla": ¡hasta el aire aceza y suda! El cateador les
adula, palmoteando su esperanza: Ya tendremos en la
cama
desnudita a la fortuna! Más que leyes y escrituras vale José Díaz Gana. ¡Por él los hombres trabajan, haciendo al tiempo una burla!
"EL QUISCO"
CANDELABRO del viento, silencioso ermitaño, tus agujas de antaño enceguecen al tiempo, Entre
el ¡ay! De los cerros es tu verde un engaño; lo mantiene en su
daño el furor de los muertos. Barbas tiesas de tedio, las
del liquen huraño, te revisten de paño de sandalias de
espectro, ¡ Quisco heroico y reseco, increíble peldaño de la
escala del año sostenida en un
hueso!
"HIMNO EN LA
CORDILLERA DE LA COSTA"
¡ La piedra ¡ yo quiero cantar la
piedra: ¡ oh, madre oscura, mía,
repartida! Cuando mi amor la toma
y acaricia, en la mano me queda,
pura y tibia, la forma tenebrosa
de la Tierra. La piedra es flor
dormida en su tristeza, espuma de
la Muerte, grave harina Tal vez la
piedra sea una sonrisa: la del
silencio puesto de rodillas, levadura de rabias y osamentas. La piedra en cuajos, como fruta seca, o en multitud de inmóvil fantasía, recuerda al hombre su raíz
marchita: ¡ ella – la piedra –
mendicante o cima, siempre es una
más allá de sementeras!
"DIBUJOS ELEMENTALES"
Alcatraz: tosco abanico para la mar en letargo. Tres gotas de sol amargo en
el triángulo del pico.
MUELLE EN
DESARME
Solo cabe un cargamento en tal llagada madera: lingotes de sol y viento y
algún pájaro de seda
TOCOPILLA,
(medianoche)
En las mejillas del mar: la peca de algunos botes. Entra la luna en un bar, pidiendo besos de azote
"EL
CHICHERO" A
Manuel Durán Díaz
SILVERIO Lazo, "El
Chichero", Mitad gaviota y
navaja, ante nadie se
rebaja con su cuchillo
minero. Por donde pasa
altanero vida se desencaja,
porque a Silverio no
ataja ninguna mueca de
acero. De Tocopilla, "El
Chichero" trajo su corvo y su
faja. Trajo, también, la
baraja madrina de su dinero. Rojo varón
pendenciero a la sangre da
ventaja: ¡ninguna mano
trabaja, matando con tanto
esmero! Dice el mejor
coracero, un indio de vista
baja: -Para Lazo no hay
mortaja.... ¡El diablo es su
compañero!
"DÉCIMAS"
Compuesto por el poeta popular
Juan Cerro Durante la
Ocupación de Antofagasta
I
El Catorce de
Febrero del bravo Setenta y
Nueve,
aquí, donde nunca llueve, hubo truenos y aguacero. (Era el cielo una guerrera). La cueca puso un halago de lunas oliendo a mosto. Ningún gaznate fue angoto, ¡hasta el mar pidió su trago! (El sol cavó una trinchera.)
II
De sus puños de breñal Irene sacó la
guerra. Cantaba, ardiendo, la tierra. Fue la esperanza un
puñal. (Rugía cerca el nitrato.) La Morales a la
tropa dijo, besando un
fusil:
............. La patria no es un
cubil
de soldaditos de
estopa.... (¡Por Chile tomo y
combato!)
III
Emilio Sotomayor con doscientos rotos pillos hizo un arco de cuchillos para el noble tricolor. (El viento sembró tonadas.) Un niño fino y moreno, robándose yodo y venda al
coronel le
encomienda:
¡Por si hieren a un
chileno...!
Llora(n, de honor, las
espadas.)
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"LA
PORTADA"
¡ Oh, misteriosa llaga del azar, donde
la luz dialoga con el viento; arco de soledad cuyo
lamento empalidece la razón del mar! Ojo del Tiempo, duro
colmenar, flor de enigmas labrada en sufrimiento, las mareas te
nombran monumento: el sol en tu vacío va a llorar. De turbio
acantilado te contemplo, ave sonámbula, boca de templo, garra
volcada sobre las gaviotas Si he de morir en tu heredad, yo
quiero tu sombra de fantástico velero para mortaja de mis cales
rotas!
MADRIGAL
PARA CANTAR ACOMPAÑANDOSE DE
SARTENES"
En la tu carne
rosada
de castísima señora fulge, ¡oh, límpida albacora !, luz de salar y alborada.
Fragante dama enlutada, un joven sol condecora la planicie de tu eslora, con guiños de joya alada.
Ciega manejas tu espalda, donde la muerte labora ; y eres tranquila pastora de la luna de esta
rada.
DOMINGO EN
LA BAHIA DE NUESTRA SEÑORA A Nibaldo Mardones
Bascuñan y Juan Luis Aguilera
Del opaco gemir de sus
gaviotas cae a Taltal la tarde
forastera. Taltal es una historia
de madera donde el tiempo olvidó
sus viejas botas. Una luz de
venturas ya remotas le entristece
la sangre calichera: se acuna el
oro en una calavera... ¡En qué
asfixias de horror, Taltal, te agotas! Por el perdido brazo de Montero, el de tus rotos floreció bravío: labrada fuiste en corazón humano. De las alhajas de tu mar sereno hasta los cerros de mentón sombrío, "El Manco" siembra el rayo de su
mano!
"OBRERO DEL
SALITRE"
En ti ruge la sangre como un río donde
el sol restregara su cabeza. Tu
puño es una flor de fortaleza. Da
a las piedras tu pecho el señorío. El espejismo eras con tu brío y del viento recoges tu destreza. Si quisiese la tierra otra corteza Sólo tu piel sirviera a su albedrío. Establece tu espalda nueva rampa: allá la luz su médula difunde, y te penetra y dora el esqueleto. Un rajo fecundo, ávido y
secreto te prolonga la frente y la
confunde con la huella más tibia
de la pampa.
"FUNDACION DE
ANTOFAGASTA"
ENTONCES, el mar devoraba su ración
de soledad. En la
costa hablaban las
arenas, con su lengua de
tiempo. Se escuchaba el jadeo del
sol fatigado por los
días. Dulcemente,
la tierra le creaba un
nido
en medio de sus llagas. Todavía el hombre no inventaba las huellas
donde llora la sed, todavía la piedra crecía desde el
tiempo. La sombra de las nubes
adelgazaba el cielo. Reían las
aguas.
Juan López – El Chango- mojó su corazón en estas olas que el viento deshojaba. Desolados, los
terrales corrían por su frente. Las gaviotas comenzaron a besarle. Armó una carpa en cuya
puerta se detuvo el sol. Llegaba a
disputar al cobre sus enigmas, a
sembrar calles y acomodar la tarde
a sus ventanas. Aquí, la primera
esquina dialogaría con la
luna y la primera
parturienta sería el primer jardín
de la caleta. Aquí, los
niños equivocarían el patio de sus
casas, jugando a los pies del
horizonte. Un ancla saltaría a las
estrellas, los vapores
descargarían la distancia en esta rada. le traerían hombres con el azar entre los
dientes. Aquí, pianos y
locomotoras cruzarían la noche con
sus cantos, la muerte y la
cuchilla danzarían abrazadas. Aquí, los
cerros y las algas formarían su familia Juan López tocó la tierra victoriosa de sal. Le llamaron las vetas. Juan López Levantó sus
brazos: ¡una pala y un remo!
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