Proyecto Patrimonio - 2006 | index | Santiago 
              Bonhomme | Jorge Rosas Godoy | Autores | 
            
            
              
              
            Fábulas de la Muerte, de Santiago Bonhomme
            Por 
              Jorge Rosas Godoy
              Chillán-Chile
            
             
          
          
            PRIMERA FÁBULA: GÉRNESIS.
          
            
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                 Gérnesis desnudo nos miró a los ojos 
                  la lámpara apenas iluminaba su cuerpo. 
                  posamos flores y ungüentos a los pies de Gérnesis 
                  fui yo el que más gritó su nombre 
                "En el principio creó Dios 
                  los cielos y la tierra"                  | 
            
          
          
              
          
          En esta, casi transrrealidad; el hablante lírico es el mismo 
            "transhistórico" espacio de la creación o 
            del comienzo, es decir, "estoy empezando", "abran camino" 
            que aquí vengo yo con una nueva visión 
de 
            mundo, con una nueva verdad: Gérnesis, que no sólo es 
            un lugar transhistórico sino que es un sujeto, transhistórico 
            envuelto en un mitopoiesis que genera la nueva transrrealidad, sin 
            ser, por cierto, Transrrealista, sino simplemente joven idealista 
            y creativo que se cuestiona este mundo de cosas más allá 
            del simple capitalismo, como lo harían todos los jóvenes 
            de su edad; incluso no inscribirse en los registros electorales porque 
            no creen en los políticos, y no creen en ellos por que la utopía 
            ha desaparecido en ellos, dando paso a la distopía (al infierno), 
            y esto es lo que nos muestra Santiago Bonhomme, como el gran Santiago 
            que muestra el camino a la victoria y como el "Buen Hombre" 
            que cree y busca en un mundo enclavado en la distopía, lejos 
            inclusive de la modernidad tardía o la lógica capitalista 
            de Jameson, a pesar de que el sujeto lírico aquí no 
            tiene otro interés, más que el de revelar, denunciar 
            la cronotopía prescrita por la condena del infierno hasta los 
            márgenes de la historia y límites del hombre, es decir, 
            una acentuación de actualización de un mito (como primer 
            acto de la narración) o adaptación a una realidad generada.
            
          
          SEGUNDA FÁBULA: PECAVIMUS.
          
             
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                 Ya sin fuerzas hemos pecado. 
                  la colección de gemidos está en venta, 
                  una herencia nueva, para quien todavía no crece 
                  inhumanos la mujer y el hombre. 
                  A otra tierra la pureza fuimos a sepultar, 
                  a otras manos los cuerpos ajenos, 
                  que siempre fueron nuestros 
                  y que se derrumbaron en la primera vocal,  
                  ceniza del habla.                  | 
            
          
          En este primer poema de la segunda fábula podemos apreciar 
            de inmediato la fuerza del pecado, y que no sólo es religioso 
            sino humano; vale decir, lo divino no es lo cuestionado, esto está 
            superado por el mismo acto de poetizar o mitopoiesis, es la realidad 
            la que se cuestiona como resultado del sujeto moderno produciendo 
            una "transrrealidad postmoderna", pero que no es ni transrreal 
            ni postmoderna, sino simplemente real (como apropiación del 
            mundo).
          Y por otra parte, puede que el sujeto lírico: Gérnesis 
            nos conduzca por la distopía para sentir "residencialmente" 
            el mundo y poder buscar la solución: la utopía.
          En definitiva Pecavimus, no sólo es una muestra sino que es 
            una denuncia, inclusive a partir de la cultura machista:
          
             
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                 Terminamos con la inocencia 
                  y empezamos a escribirles del mundo que conocimos 
                  para tentarlas a que apaguen sus flores 
                  con nuestra sangre derramada en los vestidos.                | 
            
          
          
            
            TERCERA FÁBULA: LOS VENCIDOS.
          
             
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                 Como explicarle a los vencidos 
                  que los nuevos días vendrán 
                  a tocar la puerta húmeda 
                  y que las calles se llenarán de espinas, 
                  y reiremos como niños al pisarlas 
                  las nubes pasarán a un nuevo establo 
                  y el cielo se repintará con el color de los ojos de las 
                  madres 
                  que botaron hasta el último pensamiento envuelto en lágrima.                | 
            
          
          Aquí, en esta última fábula nos enfrentamos 
            a la esperanza, pero de un joven idealista, de alguien que cree que 
            la vida es utopía desde la locura de jugar de jugar como niño 
            pisando las espinas, realidad que no sólo es dolorosa sino 
            que es desautomatizadora y por lo tanto aleccionadora para poder levantar 
            un mundo-otro; con sangre nueva, llena de dolor, pero nueva. 
          No obstante ello: 
          
             
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                 Y a los que quedamos bajo tierra 
                  se nos obligará a vestirnos de negro 
                  con corbata negra, con abrigo negro, 
                  con los pies negros de tanta sangre arrastrada                | 
            
          
          Ya que: 
          
             
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                 La corte no huele lo mismo que nosotros, 
                  lo racional que somos 
                  la corte no bebe, ni come lo que nosotros 
                  bebemos y comemos, 
                  pálido el último pecado. 
                  confesamos a esa voz 
                  que dejamos este lugar 
                  para quitarle los velos al tiempo.                | 
            
          
          En suma, queramos o no, jóvenes o adultos, poetas o cuentistas, 
            no podemos realizarnos en la "no-palabra", ya que la condena 
            de la modernidad, de la ilustración y de la historia humana 
            no se puede separar, aún, de la verdadera historia racional 
            del hombre y la mujer que quieren gobernar este mundo.
          Por lo tanto la utopía no podrá ser:
          
             
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                 No es que la urna se haya cerrado 
                  y que el párpado caído desde antes 
                  dibuje corazones en la tierra, 
                  es solo el destino que llega a avisarnos 
                  que un lugar no extranjero 
                  viene sobre coronas de guijarros.                | 
            
          
          Probablemente este poemario pase sin pena ni gloria entre nosotros, 
            ya que obedece a una primerísimo intuición del autor, 
            novato en estas lides, puesto que es su primer libro; y por cierto, 
            le critiquemos la osadía y la no- animalidad literaria que 
            se le exige a todo ser escrib/iente//ano//idor/ pero lo que dice el 
            pequeño poeta es precisamente esto:
          
             
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                 La no-palabra no es bastante 
                  na no-palabra y la quietud con que se toca el sueño al 
                  amanecer 
                  no es bastante. 
                  Se imprime la hoja en la frente 
                  y no es bastante recordar que fuimos niños ególatras 
                  atrincherados al invierno.                | 
            
          
          
          Invierno e infierno son un mismo significado, sólo se ha modificado 
            su morfología significante: la /v/ por la /f/ y cuya fonación 
            es muy similar. Y es a partir de esta mínima realidad significativa 
            que nos trasladamos a la realidad mayor, y que no es la oración 
            precisamente, sino la no-posibilidad o condena de la no- superación 
            racional de la historia, y que llegado el momento no se puede traspasar 
            de generación en generación sin provocar una carga negativa: 
            la Caída desde el Paraíso.