Sergio
Badilla Castillo o La desvirtualización del tiempo
Por
Ignaci Fort
www.lasiega.org
septiembre
2006
La obra de Sergio Badilla
Castillo está entre las realizaciones más relevantes de la poesía
latinoamericana actual, cuya edificación y arquetipos poéticos,
nacen de una percepción del mundo que está relacionada con los grandes
cambios que experimentan las realidades, científica e imaginativas en la
historia contemporánea. Es un escritor que trasiega territorios físicos
profundos e imaginarios virtuales anchurosos. Así, de esta manera, pone
en contacto a su argumentación lírica con el dictamen de la ilustración
y de la ciencia para generar una nueva territorialidad poética: El transrealismo
poético.
El maderamen de la obra de Badilla se articula con
la percepción del trashumante que tiene los sentidos vivificados de erudición,
observaciones, preferencias y recordaciones. Sin embargo, sería injusto
decir que éste es el elemento primordial de su nutrientes empírica
y doctrinaria en poesía porque él es un vástago, también,
de la aprehensión concluyente del mundo profético de Neruda, de
Huidobro, de Vallejo y de Parra, además de la tradición clásica
lírica universal, de poetas contemporáneos tales como Trakl, Kavafis,
D’Anunzzio, Pound, Thomas hasta Auden, Ekelöf, Södergran y Diktonius.
Badilla Castillo es, sin lugar a dudas, un poeta sobretodo academicista,
lector y mundano a quien no le es indiferente la cotidianidad del lenguaje callejero,
ni le es ajeno tampoco esa solemnidad erudita que transcurre y transita en sus
poemas.
El minucioso cuidado del lenguaje, es otra de las categorías
distintivas de este creador, ya sea, a través de la implementación
de un coloquialismo rompiente o de la adecuación del verbo docto
en el rastreo de la unidad de la palabra, su imagen y sus derivaciones.
La
expresión de sus iconografías líricas, tras conseguir una
precisión esencialista, en medio de la perplejidad que constituye
cualquiera de sus textos, conduce a la constitución de una poética
mayor en nuestro mundo hispanohablante, porque su producto textual, particularizado
o total, constituye hoy una raíz necesaria de la poesía de Hispanoamérica.
Badilla Castillo, se mantuvo durante un largo tiempo desconocido y excluido
por su tenaz acracia, recién, con su regreso a Chile a finales de 1993,
su obra comienza a tener una relativa difusión, en círculos de eruditos
o en escenarios cults. Es necesario aclarar que él deja su país
natal, Chile, en febrero de 1974, debido a circunstancias políticas contingentes
y flagrantes. Como consecuencia, de esta situación vivirá alrededor
de 20 años en diversos países de Europa, donde como él mismo
señala, en una entrevista, a la revista Parsimonia: “me nutrí
de hechuras y torpezas, de imágenes y lenguas”
Sergio Badilla Castillo,
nace el 30 de noviembre de 1947, en Valparaíso, de padre marino y madre
de origen sefardí. “Tal vez por que mis padres eran personas de viajes
y de transtierra, por eso me interesé en el desbarajuste del tiempo” señala
Badilla, en otro acápite, de la misma entrevista en Parsimonia,
haciendo alusión directa a la paternidad de su transrealismo poético,
basado en la corriente fictiva del norteamericano Rudy Rucker.
Sobre este
diseño insurrecto de Badilla Castillo, respecto a la tradición poética
imperante, el investigador en literatura de la Universidad de Illinois, Felipe
Arredondo, manifiesta que los términos o expresiones, en la transrealidad
badilleana, no son sólo jerarquías sublimes, sino también
escombros del caos en el que él sitúa parte de la realidad y la
propia historia de la humanidad y; añade: “Sergio Badilla, genera la
transposición del tiempo, es decir, conjunta situaciones del pasado
y las entrevera, con el presente o futuro, en la contextura del desarrollo textual
del hablante lírico principal y de los hablantes subalternos que conviven
en el mismo texto; Así por ejemplo, en unos de sus textos, puede estar
refiriéndose a la Comuna de París (de 1871) e incorporar, en tiempo
equivalente, allí, en esa contingencia, la muerte de su hermano en 1986,
como si fuera parte de un misma singularidad histórica. Incluso puede aparecer
su propia subjetividad, como un elemento subordinado, ya sea engarzador, como
disruptivo
El tiempo adquiere así, un carácter paracrónico
que significa borrar o alterar su presencia, para darle mayor importancia a la
ficción, a las otras dimensiones de este fenómeno y ucrónico,
en el sentido de darle reconocimiento a aquello que pudo ser y que no se gesta
o manifiesta, en la textualidad, pero que se exterioriza de modo implícito
a través de las imágenes y complementaciones que hace el propio
lector
En la poesía transreal, como lo explica Badilla Castillo,
el tiempo es un elemento circunstancial, multidimensional que aunque es una representación
virtual, ésta se relaciona con la materialidad misma, y de allí
su ligazón con la teoría de la relatividad de Einstein y Planck
y con lo indeterminable y expansivo de la visión del universo, la manera
de Hawkins. El gran universo comienza en la capacidad ficcional del cerebro, ha
señalado Badilla Castillo en sus exposiciones públicas, como por
ejemplo en una charla dada, en la Universidad de Antioquia, con ocasión
del festival de poesía de Medellín, Colombia, el año 2005:
“ En el ámbito cuántico, el mundo concreto de la experiencia
aparente se disuelve entre la mezcla de transmutaciones subatómicas. El
caos se encuentra en el corazón de la materia; los cambios al azar, comprimidos
solamente por códigos probabilísticas, conceden a la construcción
del universo una particularidad incierta. El espacio tiempo, en su prodigio, no
es tan absoluto o inmutable como se creía tradicionalmente. Tiene también
condiciones dinámicas, que admiten su curvatura y poder torcerse, desarrollarse
y mutar. Estos cambios en espacio y tiempo ocurren tanto localmente, en la vecindad
de la tierra, y de manera cósmica cuando el propio universo se ensancha
o se dilata.
La ciencia consiente, desde hace mucho, que las ideas de la
teoría del quántum deben emplearse a la dinámica del espacio-tiempo
así como a la materia, una asignación que tiene ramificaciones portentosas
para cualquier otro saber y en especial para la poesía”. En este contexto,
por ejemplo, es que se expresa la construcción alegórica de su poema
la Comuna de Paris:
“Una
clarinada de alerta con un ritmo estridente suena como cuerno medieval
............................ en alguna parte del fragor
de la batalla
Thiers escapa de la turba con
sus 12.000 soldados derrotados en Prusia
En
las trincheras los andrajosos anhelan un brindis / con sus enflaquecidas cataduras
/
.............para
celebrar la victoria.
¡Qué victoria!
Si tiene la fugacidad de un rayo
Duval, Eudes,
Brunel y todos los de Montmartre querían marchar sobre Versalles
(recibo
mi primera herida en la Comuna de París)
¿Qué
herida!? Si es mi hermano que muere en 1986 lentamente en ese municipio
de
peste.
.........También
los anarquistas Louise Michel,
................los
hermanos Reclus,
............................
y Eugene Varlin que construían sueños
/
el 28 de marzo de 1871 / entre barricadas y descargas.
Bakunin
idealiza / al mismo tiempo / una ciudad central que se declare autónoma
en San Petersburgo como si fuera vidente
una
comunidad inédita que se funde de abajo hacia arriba
............................ diría el príncipe
Piotr Kropotkin en sus divagaciones
de irreparable
insomnio
Los esqueletos del poder se organizan
para destripar las utopías
ya no se
oye más que el ruido sordo de los adoquines
que
caen unos sobre otros en las últimas estampidas.
En
las zanjas los harapientos ya no ansían un brindis / con sus macilentas
apariencias / ¿Para qué? ¿Para vitorear la ruina?
Un
trompetazo de atención con una cadencia discordante retumba como cuerno
gótico
............................
(en algún sitio) en la quietud de la derrota”
Los
inicios
Como respuesta a la generación de esta nueva forma de
entender el fenómeno poético y su lenguaje, es que Badilla Castillo,
se ha transformado hoy en uno de los poetas más interesantes de Hispanoamérica,
teniendo, a estas alturas, de su perspectiva creativa, seguidores en todas partes
del mundo. La travesía poética de Badilla Castillo empieza en su
natal Valparaíso en su relación creativa con el poeta, ya fallecido,
Juan Luis Martínez, renovador del discurso de la poesía contemporánea,.
Badilla Castillo recibirá el influjo experimental de Martínez en
su visión lírica y articulará, la primera parte de su obra
en los años setenta. Los desajustes políticos en el Chile de la
década posterior lo transforman en habitante circunstancial de Argentina,
Rumania, España y finalmente Suecia. Es en este último lugar donde
se nutre de las sagas nórdicas y sus versos se pueblan de elfos, duendes
y habitantes mágicos de las noches y de los días eternos. "Fueron
estas vivencias, diversas, distintas, pero que al mismo tiempo son partes irrenunciables
de mi yo existencial las que alimentaron mi yo lírico."
Como
antes enunciado, la mutación de la realidad o el husmeo reincidido de las
pródigas dimensiones de la realidad ("la realidad es aparente o está
sujeta a una multiplicidad de contextos que se cruzan, entrelazan, se relativizan
o son producto de la mente") conforma la originaria imagen de las peculiaridades
específicas del Transrealismo poético. A ello se agrega, entre otras
cosas, el manejo de una lengua profética, iluminada, donde el autor y su
yo lírico se fusionan; los lenguajes se entreveran, tanto con un carácter
místicos, como en la dicotomía urbana-gobal; la "desrealización"
de la ordenación logicista y racional del concepto de realidad material
ante la invasión dominante de los nuevos medios digitales.
Esta
corriente "transrealista", definida por Elena Klein, investigadora en
literatura de la Universidad de Sussex, como la de "aquel que se ubica al
otro lado de la materialidad, más allá de la realidad, pero siempre
en ella, para a partir de allí constituir y fundar su propio lenguaje poético",
tiene sus adeptos más allá de las fronteras. "No es mi angustia
ni mi fin el tener adeptos. Para mí lo importante es que los elementos
incorporados en mi propuesta sean parte de una visión lírica gnóstica,
es decir, una mirada fractal que me acerque al conocimiento absoluto e intuitivo
y que éste se proyecte en una poética.
Vuelvo a citar a Badilla
Castillo en otra exposición que hizo de su propuesta transreal en la Universidad
de la República, de Santiago de Chile, en 2004. donde señaló:
“La ciencia entera está, en este instante, rivalizando y aventurando
fórmulas para dilucidar una manera de revelar las ordenaciones perceptibles
y las inmateriales, con que se relaciona nuestra intimidad con el cosmos y, en
fin, con todo aquello que cabe dentro del vacío cuántico y su relación
de simulacro que son nuestras reflexiones y nuestro propio cerebro, es decir,
desde la actividad indeterminada y teórica de los quarks, pasando por los
hoyos negros al modo en que se desarrollan los vegetales, todo esto que señalo,
son los fractales.
¿Cómo calificar entonces el morar dentro
de un instante fractal y tener conciencia de ello, o mejor dicho, qué importa
todo aquello si lo que veo es lo que es? como lo dijo Jean Baudrillard: "lo
que vemos es lo que es", en su libro La procesión de los simulacros."
Las propiedades básicas de una relación fractal son: longitud
infinita, dimensión fraccional o fragmento a todo nivel, se conectan a
significaciones espaciales que de manera muy individual podemos concebir o ver.
Por ejemplo, si la estructura fractal determinara todo proceso de circunstancias
en el tiempo, nuestra existencia ordinaria adquiriría una adherencia transrreal.
Cada segundo de nuestra vida incluiría y refundiría el pasado, el
presente y el futuro, por lo que nos enfrentaríamos constantemente a nuestro
nacimiento, a la habitual, siendo insólito, o sea, el ahora y a nuestra
muerte, porque la geometría fractal, establece que la materia en el espacio
está en todas partes y de esta forma no sólo conformaríamos
el cosmos, sino que nosotros seríamos el universo mismo.
Con la
transrealidad podemos figurarnos una manifestación donde los sucesos que
la comprenden no se sucedieran en lapsos separados de tiempo, más bien,
nos imaginaremos, por baúles, en el interior de ellos hallaríamos
sucesos análogos comprendidos también en baúles, y en el
interior de cada uno de estos baúles, otros baúles,y así
hasta el infinito”
visitar: http://www.poesiatransreal.blogspot.com/