por Juan Carlos Ramiro
Quiroga
Especial para Proyecto
Patrimonio
1. El olvido
precede a esta línea. No sé si fue Barthes, Canetti o Kundera; pero
uno de ellos dijo que la literatura de Franz Kafka se ocupó de
desentrañar al hombre doméstico. Desde diferentes visiones,
los poetas Benjamín Chavez (Santa Cruz, Bolivia, 1971) y Sergio
Parra (San Rosendo, Chile, 1964) abordaron la misma temática: el
primero desde el "continuun" de la relación en pareja y el segundo
desde su truncamiento.
2. Benjamín ejecuta el poema con el solo
recurso que le ofrece las cosas mensurables del ejercicio lírico: el
soliloquio, la tautología, la anáfora y la fijeza, con palabras
puntuales que no recuerdan a ningún precedente formal en la literatura
escrita por bolivianos. Su mayor ostentación es la sobriedad. Todo el
poema se sujeta sobre una bisagra que es la acción del verbo "abres".
El poeta abre la ánfora de Pandora y uno ya imagina lo que puede
pasar.
3. En cambio Sergio trabaja su poema con todos los
recursos de la poesía moderna: es coloquial, irónico, fragmentado,
abierto y, en contrapunto, con palabras precisas y desenfadadas, casi frías. Su mayor atributo es la
reticencia. Es más, todo el poema está fundamentado sobre el verbo
pasado: "HUI". El poeta huye sobre la faz de la tierra como una suerte
de maldición.
4. Plural Editores de La Paz publicó "Y allá
en lo alto un pedazo de cielo", el cuarto libro de Benjamín, en
abril de 2003, después de ominosos ajetreos y postergaciones que
duraron más de un año. Por su parte, Mosquito Comunicaciones de
Santiago de Chile incluyó nuevamente en su lista de publicaciones
"Poemas de Paco Bazán", la segunda de las tres obras de Sergio
en una segunda edición, en el mes de septiembre de 2000.
5.
Además del tema señalado entre ambas obras, otra de las similitudes
que comparten es el poema concebido como una estructura de largo
aliento, es decir, que necesita de la morosidad de la palabra para
inscribirse. En una y en otra obra es un poema largo que se asoma casi
inagotable. En Benjamín irrumpe en la forma de un hilo de Ariadna que
paradójicamente asciende desde un reciento hacia lo alto mientras en
Sergio se establece como una telaraña extendida en toda la superficie de una ciudad y que también abarca a
otras ciudades distantes.
PERFECTO ANILLO DE
MOEBIUS
6. Vidas domésticas: un perfecto Anillo de Moebius que
revela un mismo rostro. Benjamín contempla y enmudece de palabras ante
el objeto amoroso. Casi se diría se postra ante la imago (imagen) que
está no sólo dormida, sino semidesnuda allá en lo alto. Al calor de
esa fascinación, el poeta deja brotar sus palabras sentimentales como
un rebaño de ovejas que es dirigido a una especie de pastor
indiferente que está sumido en un sueño milenario. En el poema se
establece una estrategia provenzal: la devoción mística de un
caballero inexistente por el sueño femenino que está indiferente como
un pedazo de cielo. Un animal busca sentar cabeza o domesticarse.
Benjamín proyecta intercambiar los anillos de la alianza
matrimonial.
7. En simetría invertida, Paco Bazán alias Sergio
Parra ha hecho algo más que enmudecer ante el sujeto amoroso, sino que
la ha auscultado hasta hacerle parir un hijo. Pero el encuentro
furtivo con una "belleza" de boite (deidad momentánea) provoca la
rebelión del poeta contra todos: la familia, amigos y poetas. Desde
entonces en el poema se genera una fisura que afecta de sobremanera la
existencia del hombre que se ahonda en la soledad por la pérdida del
sujeto amoroso y de su hijo, ya que éstos hacen vida propia lejos de
su entorno. Asistimos a una caída. Un hombre se derrumba en cualquier
cuarto y en cualquier ciudad, completamente abandonado a su suerte y
desesperanza. Paco prácticamente se zafa de las alianzas
matrimoniales: deja a un lado lo doméstico.
8. En medio de esas
relaciones que están "por hacerse" en Benjamín y está "truncada" en
Paco: las palabras del poema se magnifican hasta la transparencia o
una suerte de objetividad que describe otro drama (el más importante
de ambas obras): el que vive y siente el hombre de letras en su
affaire con la vida doméstica. En el poema de Benjamín, aunque parezca
forzado decirlo, se genera una suerte de ánfora de Pandora de la que
por mano del mismo poeta emergen sus propios males que trata de
conjurar con ese único bien (esperanza de unirse a ella) que podría
trastocar en la dulce placidez de la vida doméstica: es decir caer en
brazos de la amada una y otra vez " y que pare el mundo/ y se caigan
los cielos/ y se sequen los mares/ y silencie este poema largo/
larguísimo como tu pelo/ y caiga yo/ una y otra vez/ en tus brazos/ y
tú en los míos/ y así/ abandonados ya/ el uno en el otro/ crucemos
triunfales/ ese umbral que sólo los dos conocemos". Pero los males del
poeta son tantos que hasta parece que no hay una mínima esperanza de
poder surcar esa llanura (cuerpo amado) con la expedición y la
conquista, porque siempre hay la imposibilidad de que ello no suceda.
"¿Será una piel impalpable/ y yo el tatuaje/ que nunca surque tus
tobillo?", se interroga el poeta y marca la tensión de todo el
poema.
9. Por otra parte, en el poema de Paco parece ser que
los males están extendidos sobre la faz de la tierra y no hay un
atisbo de ninguna esperanza. Su momentáneo desliz con una cabaretera
es el preámbulo de una infinidad de situaciones marcadas por la
pérdida: pérdida de Iliza, pérdida de su hijo, pérdida de la noción de
tiempo y pérdida del afán de vivir. Paco se rebela contra la vida
doméstica y asume su condición de paria en el umbral del mundo: "Hay
gente que nace con la buena vida/ mientras otros fríen huevos/ y
llevan semanas con su ropa interior sucia// Por las noches los chicos
en las esquinas/ intentan ser duros empuñando una botella de licor// y
tratan de no pensar/ que esta es una ciudad de perdedores". Si algo
importa en Paco es que desde un principio destaca su experiencia ante
lo que le ofrece la existencia. "-ERA UNA CICATRIZ A SU COSTADO-",
señala cuando goza de los forcejeos de la belleza de cabaret. Es
más, su sola presencia a su lado provoca una detención del proceso de
escribir. "-PERO YO EVITABA ESCRIBIR-", anota Paco como si el amor
fuese la única magia mayor que desplazaría a esa magia menor como
llamaba Jorge Luis Borges a la ejecución de poemas.
TERROR/INDIFERENCIA
10. Los males que aquejan al poeta en el
poema de Benjamín conllevan una suerte de moroso recuento sobre lo que
ha sucedido con la amada (un pasado profundo) y también los pasos que
daría para consolidar la vida en pareja (un futuro todavía remoto). Se
puede decir que entre uno y otro tiempo el poeta se encuentra en
vigilia e iluminado vagamente por la luna, completamente invadido por
los monstruos de la hesitación: es cuando se compara a un animal
herido o revela que es un alma atormentada. Pero ese mal no llega a
tocar las palabras pudorosas, no dichas o pronunciadas aún, que el
poema (su poema) va acumulando en un cuaderno, que a veces el poeta
deja caer entre los dedos de la amada "convertidas en dóciles
palomas".
11. Mientras los males que abruman a Paco en el poema
de Sergio atraviesan una situación distinta, porque nuestro personaje
casi no tiene tiempo de pensar en nada, ya que vive los hechos tal
como vienen a su vida que ha decidido no hacer nada. Así tan pronto
como se encuentra en algún lugar, Paco se encuentra en otro: primero
un cabaret, luego en el resto de una casa, en una calle cualquiera, en
un motel, en un bar, en una biblioteca, en una ciudad distante, encima
de una camioneta o en un balcón. Vive la realidad urbana en todos sus
extremos, indiferente, desganado, ebrio y, sobre todo, trasnochado y
con resaca. Y estos males logran contaminar y a determinar fatalmente
todo el poema de Paco: "He escrito un centenar de poemas absurdos/ de
un hombre que se lanza del décimo piso/ y siempre vuelvo al balcón/
a contemplar el inmenso vacío/ que dejó ese cuerpo/ en su caída
libre", escribe a manera de un epitafio en la parte final del
libro.
METAFORA/METONIMIA
12. Algo que admirar y adonde mis ojos no
han parado de parpadear ha sido esta línea adosada por Benjamín que
enriquece las metáforas dedicadas a la luna en todas las literaturas:
"La luna, francotirador infalible/ me ha encañonado sin
remedio".
13. También habría que añadir esta metonimia empuñada
por Paco entre su poema que trastoca la escena del amor provenzal: "Me
pasaba días tendido junto a ella/-ERA UNA CICATRIZ A SU COSTADO-/ Le
hurgueteaba la nariz con palitos de fósforo/ buscaba en basurales
pequeños obsequios/ o simples fotografías que agujeréabamos con
cigarrillos".
14. Los momentos más intensos del poema son
cuando Benjamín habla de sí mismo cuando monstruosos sobresaltos
tratan de anular ese sueño milenario que es la bienamada y la
convierten en algo siniestro. Discurría Sigmund Freud Freud sobre "lo
siniestro", asignándole un sentido bastante próximo al terror. Su
primera aproximación apuntaba al carácter ajeno que lo caracteriza (el
desconocimiento como causa de zozobra): "Lo siniestro causa espanto
porque no es conocido, familiar". Recogiendo trabajos de E. Jentsch,
incorporaba la noción de desvalimiento que contribuye a aquella
vivencia : "lo siniestro sería siempre algo en que uno se encuentra,
por así decirlo, desconcertado, perdido". Es mérito de este mismo
autor haber destacado "como caso por excelencia de lo siniestro" la
"duda de que un ser aparentemente animado sea, en efecto, viviente":
éste será uno de los componentes estremecedores en el caso de Drácula.
No obstante, Benjamín recuerda a su amada para amarla más.
15.
Los momentos más íntimos del poema son cuando Paco deja entrever
(musita) textos que recuerdan a lo que más ha amado, perdido y marcado
irremediablemente: Iliza. Paco recuerda todo los momentos malos que
hizo y fotografía los hechos de maldad que se originan en su entorno
urbano; pero sin permitir que eso toque a su corazón. Aunque parece
haber perdido toda noción del asombro y del terror, Paco huye de todo
aquello que lo ate a un solo lugar y a una sola persona. Siente
verdadero terror por la vida doméstica que le ha tocado vivir y hasta
contribuir con un hijo.
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