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"No sé lo que busco / No sé dónde buscarlo/ No encuentro lo que busco
/ Pero sigo buscando".
..... Un eterno
errante. Durante treinta años, Manuel Silva Acevedo ha explorado entre
sus "grietas internas" para despertar la "memoria" de nuestra
sociedad. El resultado de su constante clamor por la memoria de los
maestros de antaño recibirá hoy, a las 19:OO horas, el Premio "Eduardo
Anguita", reconocimiento que otorga la Editorial Universitaria a la
trayectoria de poetas nacionales.
-Hace treinta
años usted publicó "Perturbaciones", ¿sigue perturbado por las mismas
cosas?
"Tenía 25 años ... Mi primer libro hablaba de las cosas
que me siguen perturbando. Es el caos, el desorden del mundo. Vivimos
en el reino de lo monetario y la usura, como decía Ezra Pound. El
fundamento del arte, que es el interés por hacer cosas en forma
desinteresada, ha muerto ... Creo que es necesario contar con poetas
vivos".
-¿Han
muerto?
"Las poesías de hoy son menos memorables. Nuestros
abuelos recitaban textos que pertenecían a una tradición. Si se pierde
esto, la sociedad termina por olvidar a sus Poetas, lo que sería una
catástrofe. Es necesario recordarlos porque ocupan un lugar especial
en la tribu: despiertan y sensibilizan la memoria
colectiva".
-¿Por qué prefiere la poesía sobre la prosa?
"El mismo Sartre, sin ser un hombre que creía en lo
trascendente, decía que en la poesía las palabras adquieren libertad.
En la prosa, el verbo se somete al yugo de la prosodia y de la
sintaxis. La poesía ha sido un espacio de encuentro de la verdad que
está más allá de las convenciones culturales o históricas. El poeta
intenta saltar sobre el abismo, realizando una proeza necesaria para
la humanidad".
"El abismo es la muerte. Frente a ella, nuestra
civilización no tiene respuesta. La cultura se alejó del sentido
verdadero de la vida, del orden de la naturaleza. Hemos probado todos
los escarnios, las vejaciones y las iniquidades igual que en la
Parábola del Hijo Pródigo. Pero no nos hemos dado cuenta de que no es
tan grato comer bellotas junto a los cerdos. Creo que la civilización
dilapida la fortuna del Padre".
-¿Cuáles son
los mitos que aborda su poesía?
"Rilke decía que los poetas
pasan por el corazón todas las cosas del mundo para llevarlas a la
condición de ángeles. Esto quiere decir que en el trasfondo de todo
decir poético está lo sagrado. Cuando escribí "Lobos y Ovejas".
(1976) chocaron dos placas en mi interior y se abrió una grieta por la
cual pude mirar. Fue una escritura impactante, porque contenía todo el
sufrimiento que veíamos en nuestro tiempo de juventud. Ese dolor tomó
la forma de dos naturalezas opuestas que pugnan dentro del ser humano,
pero que se necesitan mutuamente. Es la misma tensión que encontré en
mis raíces cristianas, que indican cuál es el verdadero sentido de
nuestro paso por el mundo: es el mito del Paraíso".
-En la segunda
parte de "Canto Rodado" (1985) usted demuestra dolor por el hecho de
ser...
"Es que estamos prendados de muchas cosas que no nos
permiten descubrir las dimensiones verdaderamente importantes del
individuo. La imagen, el éxito y la fama nos limitan. Sólo en la
pobreza total, y en el sufrimiento, el ser humano descubre su nombre.
Es un hundimiento que, necesariamente, provoca mucho
dolor".
-¿Cómo ejercita
su escritura, a través de versos libres o hace predominar a la
técnica?
"Lo que manda es el texto, que siempre nace
libremente. Cada uno, al revelarse, fija sus condiciones materiales y
formales. Me formé en un ambiente que exigía quitar las ataduras de la
escritura ... Prefiero el verso libre".