Bajo qué
techo te amaré
en qué calle
en cual ciudad del
mundo
qué luna habrá
cuál será la exacta posición
de
los astros
cuando yo te ame
cuando yo te ame
Cuando entre
en ti
me hará escolta el tumulto
de los mares
con sus
arduas mareas.
Cuando entre en ti
entraré como el jabalí
enardecido
y habrá boda y banquete
y los rojos
amantes
caerán borrachos bajo la mesa
enlazados en la más
voluptuosa
de las cópulas
QUIÉN PODRÍA
Quién podría desear la inmortalidad
después de haberte
hecho el amor delicadamente,
diosa de la tierra
abanico
mudo.
AMANTES DOLIENTES
La elocuencia de mis besos
tu silencio de
vagabunda
y esta colisión de nubes
arrebatadas de
tempestad
es todo lo que tenemos
para amarnos
IMPRONTA
A Cecilia Boisier
Oh verso de mi enloquecida razón
dónde me
llevas
con los pies enterrados en la nieve
Oh verso de mi
extraviada razón
cómo quisiera desoír tus sombríos
presagios
tus siniestros rumores tus venales consejos
Oh
verso de mi desconsolada emoción
yo soy tu viudo
tu
fantasmal deudo enlutado
BUENOS
DESEOS
Que nada malo te pase
miserable paloma arrancada del
limbo
De verdad no te deseo nada malo
Que mi luz no te
manche
ni el sudario te empape de sangre
Que el estampido
de mis versos
no te rompa los huesos
ni el trueno de mi
voz te sepulte
entre escombros
No fui malo contigo
Te
quise con espanto
Pero algo se quemó con tu
partida
Ventanas ardieron y postigos y colchas
Tus fotos
se pusieron amarillas
en una sola noche
Un agua como suero
de muertos
inundó la sala de máquinas
Todo salió a
remate
Compradores, buitres y alcatraces
se arrebataron
todo a picotazos
Yo no quise impedirlo
Solo en
cubierta
conduje la nave al varadero
Tropecé con el
mar
No había fondo ni remeros había
Todo se hundió en un
espeso sudor
de medicamentos
Una gran multitud se
congregó
frente a la casa
Tu estatua de mármol fue
arrancada
de cuajo
Tu cuerpo fue vejado
Me sacaron los
ojos y las manos
y tú, mi pobre gallina blanca,
enterraste
la cabeza en cenizas
SOY UN MORTAL
Señores serios, tristes, circunspectos
pido permiso
para hacer el amor con esta dama
solicito autorización para
abrir broches y faldas
respetuosamente ruego a Usía darme su
venia
para soltar la melena dorada
de esta leona que orina
como un ángel
Soy un mortal
quiero comer tierra a
puñados
y beber mar y lamer la colmena
Quién podría
oponerse
a que desnude a esta mujer palidecida
REFUTO A LA
TRISTEZA
Desmayados poemas donde los amantes
se despiden con un
beso de tijeras heladas
Habitaciones muertas y muertos en los
muros
sorbiendo sopas con escalofríos
Clavos doblados con
sus cabezas tímidas
Enmudecidos muebles con cajones y
nichos
Y cartas arrugadas
como desesperados pañolones de
viuda
Quiero cambiar mis versos
por racimos de uvas de
Italia
por toneles de pólvora
desclavar ataúdes hacer
crecer la luna de un soplido
despertar a las bellas
narcotizadas
zanjar todas las deudas de los
desposeídos
despejar el camino de los rezagados
darle
camisa al triste y colores al humo de los cielos
donde los
viejos dioses se baten sin cuartel
No puedo más con esta
marcha fúnebre
A veces me asomo a las ventanas
y llamo y
grito y doy voces de júbilo
agito mi consigna como un
abanderado
o caigo de rodillas rezando, ardiendo,
blasfemando
o me atraco a las tapias, embozado
porque ya
viene el sol
y es la hora de desatar los nudos
y reventar
los diques
y abrir paso a las corzas con su oleaje de
carnes
ULTIMO
¿Qué habrías hecho para apoderarte de mi oído
y mi
sangre y mis hundidos huesos parietales
y mi soledad de ropa
sucia
y mis palpitaciones y bramidos
como trenes
subterráneos estremeciendo el mundo?
¿Qué habrías hecho si en
lugar de teléfonos
hubiera habido huracanes
desatados
sombreros arrancados por el viento
velocidades
más veloces que la luz
trampas mortales abiertas
sepulturas
aldeas desmanteladas árboles rotos
puentes
quebrados por una mano impía
casas abandonadas por la
luna
mansiones sin techo y sin relojes
calendarios atroces
hierros retorcidos
calamidades públicas epidemias
solares
orquestas enloquecidas
platos humeantes con guisos
de pánico
fantasmas incurables relámpagos
arañas
cucarachas saliendo del subsuelo
ratas hambrientas
y mojadas?
¿Qué habrías hecho si en lugar de tu voz
un sol
se hubiera abierto
como una naranja dinamitada
si el mundo se
hubiera puesto ausente
por un siglo
si el plan del
universo hubiera cambiado
de una vez para siempre
si las
fieras se hubieran vuelto mansas
y si mi poema se hubiera
vuelto puño
carcaj palanca bronca acero vivo
daga mala volcadura
de vino
mano trunca traición puerca
abandono de huérfanos
y viudas
infierno zoo casa de remates
tropel de banqueros
y ladrones
derrame colosal de sangre seca
último
habitante?
MONTE DE
VENUS
Manuel Silva Acevedo
Editorial del Pacífico -
1979
MANUEL SILVA ACEVEDO nació en
Santiago en 1942. En 1967 publica "Perturbaciones",
poemas, Ediciones Renovación. En 1976 edita "Lobos y
Ovejas", libro de poemas que, en 1972, obtuviera el
Premio Luis Oyarzún, otorgado por Revista "TRILCE" y la
Universidad Austral. En 1977 su obra "Mester de
Bastardía" obtiene el "Libro de Oro" en mención
poesía. Sus poemas han sido traducidos al inglés,
alemán, holandés y francés.
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