Diez Notas al margen a partir de Tardanza del fuego
de Sergio Ojeda B.
Por Pablo Rumel
1. Tres son las partes que componen el poemario: Los ghettos en
la palabra, Las estaciones y Tardanza del fuego.
2. Versos cortos, precisos, de una prosodia y un ritmo calmo semejante
al sonido de las mareas, que recorre las venas del texto. Debería
agregar que los poemas tienen una arquitectura delicada, pero
sólida. Poemas que no pretenden ser estocadas ni armas de doble filo,
sino más bien una espada de dos puntas, sin empuñadura, que no hiere,
pero que sí hirió, dejando como único rastro las marcas indelebles
de la sangre:
Las fieras lamen sus huellas/ desarman sus envoltorios/ destrozan
centímetro a centímetro/ el cuerpo del enemigo/ acumulan odio
en las
venas/ transformándose en borradores de sí mismas.
3. Los ghettos en la palabra: nueve piezas enumeradas del 1 al 9
componen esta parte. ¿Por qué ghettos en la palabra? Me atrevo a decir
que alude a las zonas mudas donde el lenguaje no puede penetrar, o
mejor dicho: lo hace, pero siempre dejando un efecto residual, un
montón de cenizas barridas por el polvo, imágenes que el poeta intenta
restituir para referirse al amor, al quebranto , al odio, al mismo
lenguaje:
Esos viejos y necesarios/ lugares comunes/ repletos de miel./
Quizás/ un
camino a esas conversaciones/ a las que no dimos importancia.
4. Los ghettos de la palabra y los moldes vacíos que deja
la experiencia. Poética del contorno, pero también del extrañamiento,
del movimiento en que una pieza encaja –o intenta encajar- con su
molde.
5. Las estaciones. Propuestas de lectura: a) como un solo
poema, de golpe; b) como fragmentos que enhebran el mismo cuerpo del
poema. Propuestas de lugares de lectura: a) sentado en un vagón del
metro; b) caminando en un parque abierto, pisando las hojas secas;
c) en un restorán viejo, bebiendo vino, al lado de un muro donde la
pintura se descascara.
6. Se aprecia un gesto lárico del poeta, especialmente en Las
estaciones:
La vida –ahora-/es un árbol sin raíces/ un mapa sin puntos
cardinales/ Y
–desde el borde- tú/ pretendes/ fotografiar el paraíso.
Poesía tributaria de Teillier, pero que no se petrifica en sepia:
agrupa elementos de la (pos)modernidad y pasan a componer el telar
de Sergio Ojeda: fotografías, un walkman, el rock, el metro, las fotocopias.
7. Se presiente en la parte de Las estaciones un spleen baudeleriano,
pero imágenes, objetos y otras presencias (ir)reales intentan poblar
esa soledad. ¿Nos encontramos ante una sucesión inútil de estaciones
del año? ¿Un recorrido en un tren sin rieles (o mejor, rieles sin
un tren que los atraviese) en las paradas obligatorias de la vida,
del azar, del destino?
8. Aferrados/ a una agenda inconclusa/ como si huyéramos del laberinto./
Nuestros lugares en el vacío/ pertenecen al paisaje.
9. Tardanza del fuego, cierre y final: El fuego, que puede
ser la imagen del sexo (la carne abrasada), las formas cambiantes
de Proteo (mar y fuego), la explosión de un mundo en llamas, el infierno,
la furia, un cadáver consumiéndose lentamente en la hoguera.
10. El acto de encender una fogata: asar la carne, quemar leña para
calentar los cuerpos, fuente de luz y de calor, señuelo para despistar
al enemigo. Pero también la fogata como una fuente de relatos, literatura
oral en ebullición:
Y si fuera cierto/ que somos leños/ ardiendo al atardecer.
Y que en esa agonía/ la ficción/ es una muralla/ al fondo del
patio.