1. La
idiosincrasia paceña marcó fronteras interiores y no dejó pasar al
público vulgar que debería haber estado presente en el Encuentro de Escrituras del Sur
"Surescrituras". El evento tachó a los mirones y curiosos de un
plumazo como si fuera pecado hacer un poco de bulla previo a la
lectura silenciosa del escritor de marras o poeta de poca monta (esto
es una ironía) ya sea de La Paz o de Santiago, de Cochabamba o de
Córdoba en la instalación de los coloquios en la Universidad Católica
Boliviana (UCB), en el Instituto Normal Superior Simón Bolívar (Inssb)
o en el Paraninfo de la Universidad Mayor de San
Andrés.
2. Pero aunque el enemigo no estaba presente ni al frente ni en
los sillones ni en los pasillos, la apertura de "Surescrituras"
realizada el pasado miércoles en el Salón de Honor de la Umsa, donde
un mural de Walter Solón Romero atestigua la ruina de las mentes más
lúcidas del país, mostró que lo que más odiamos insuflaba vitalmente
los textos inaugurales desde diferentes perspectivas: una, la de la
poeta boliviana Blanca Wiethüchter, desde el mito aimará del
retorno y otra, la del poeta santiaguino Andrés Ajens, desde la
historia del remordimiento de la pérdida de los lenguajes
indígenas.
3. En otras palabras, redención y culpa fueron los términos
analizados o citados, metafórico en Wiethüchter y metonímico en Ajens,
en el acto de inauguración de "Surescrituras" que congregó en su
primera cita a 10 escritores chilenos y más de 20 bolivianos. Aunque
no hace falta referirse en detalle de las cosas que sacó a relucir la
fascinante narración de la poeta boliviana, el retorno del Gigante de
Piedra a Tiwanaku puso al descubierto la estrecha relación del español
de la academia universitaria local con la cosmogonía indígena. Por el
lado más recurrente, la tesis reinvindicativa planteada por el poeta
chileno, dejo entrever la gigantesca maquinaria de la imposición de la
lengua española por encima de los idiomas indígenas que por millares
se replegaron a lo ancho y largo de la agónica historia precolombina.
Nada de lágrimas o de gesticulaciones, Wiethüchter y Ajens fueron tan
precisos como la lluvia o el relámpago.
4. Pero ¿quiénes
son Wiethüchter y Ajens?. Copio una nota que me impresiona por lo
escueta al que no agregó casi nada: "Blanca Wiethüchter es poeta y
ensayista, nació en La Paz en 1947. Egresó de la Facultad de Letras de
la Universidad Mayor de San Andrés, La Paz. Es Licenciada en Ciencias
de la Educación y obtuvo en París una maestría en Literatura
Latinoamericana. Formó parte del grupo de poetas próximos a Jaime
Saenz. Sus principales libros de poemas son: Asistir al tiempo (1975),
Travesía (1978), Noviembre 79 (1979), Madera viva y árbol difunto
(1982), Territorial (1983), El verde no es un color: A la luz de una
provincia tropical (1992), Los negros labios encantados (1992),
Memoria solicitada (1992), El rigor de la llama (1994), La Lagarta
(1995). Su antología La Piedra que labra otra piedra (1999) incluye el
poema en primera edición: Qantatai (Iluminado)".
5. Copio otra nota como
Julio Cortazar hubiera transcrito textos luminosos y fugitivos:
"Andrés Ajens nació entre Concepción y Santiago, 1961. Es poeta,
ensayista y traductor. Publicó Conmemoración de inciertas fechas y
otro poema (1992), La última carta de Rimbaud (1995), Más íntimas
mistura (1998). En traducción, del portugués: Poemas inconjuntos y
otros poemas, de Alberto Caeiro / Fernando Pessoa (1996). Un conjunto
de sus ensayos sobre cultura latinoamericana aparecieron bajo el
título Lecturas meridianas en 1998. Poemas suyos han sido traducidos
al inglés y al francés y publicados en revistas de Francia y Canadá
(Prétexte, Quaderno, The Globe and Mail). La poeta canadiense Erin
Mouré publicó en Inglaterra un volumen con traducciones al inglés de
Más íntimas mistura (Cambridge, 2001). Diplomado en la Escuela de
Altos Estudios en Ciencias Sociales de París. Es el primer escritor
latinoamericano en haber sido invitado a participar en la prestigiosa
Cambridge Conference of Contemporary Poetry (1999)".
6. Quisiera
detenerme a gozar esta línea pronunciada por Wiethüchter al inicio de
su texto inaugural parece delinear esa zona donde no existen fronteras
ni miedos: "La tradición dicta ejemplarmente el siguiente diálogo: 'Yo
soy de los que usan asiento de plata/ Tú de los que lo usan de oro/ Tú
eres de los que adoran a Viracocha, preceptor del mundo/ yo soy de los
que adoran al Sol'.?
A partir de esta declaratoria de principio,
dice el texto, beberemos y comeremos y conversaremos./
Testimonio
pues, que crea los hilos para hacer nudo y convertir el Encuentro en
un poder aceptarse, abrirse y dialogar sin ninguna frontera", dijo la
autora de La Piedra que labra otra piedra.
7. Una frase de
Ajens que sirvió para cerrar su texto inaugural nace desde la
intimidad chilena y muestra el amor de Chile hacia los andinos en un
momento cuando todo hace creer que los bolivianos odiamos todo lo que
signifique la idiosincrasia chilena: "En la medida que no hay
encuentro posible, quisiera buscar una en el pasaje de una saya
yungueña: ¿Qué queremos? Queremos salir. ¿Qué queremos? Queremos
salir. ¡Viva Bolivia, fuera Chile!", dijo el autor de Conmemoración de
inciertas fechas y otro poema.