......... Este poeta, nacido
en 1927, en la calle Echaurren de nuestro viejo Santiago, se estrena con
su libro "Cortejo y Epinicio", sin ninguna huella adolescente. Lo
decimos en el aspecto técnico de la cultura, del dominio expresivo y
también por el desenfado para cantar muchos ángulos escabrosos de esa
multiplicidad inconmensurable del hombre. Además, un atento y hábil leer
ha dado a Rosenmann un amplio registro formal; adjetivación
sorprendente, formas captadas de la técnica musical y de la más noble
poesía. Los grandes líricos alemanes y la Biblia, en cuanto ella
encierra un inmenso tesoro de conocimiento del ser humano, perdido en la
inmensidad del tiempo, han servido para adosar la expresión original de
este poeta, a nuestro juicio el más interesante surgido en los últimos
veinte años. Leamos su primer acorde de la sugerente profundidad del
genio de Weimar.
Después,
después el viento entre dos cimas, y el hermano alacrán que se
encabrita, y las mareas rojas sobre el día. Voraz volcán; el
nimbo pasaremos. El buitre morirá; laxo
castigo. |
........, No es más ni menos
que "laxo castigo" la muerte para el que busca el vellocino de oro o el
fuego sagrado. La idea de la muerte, hermanada a una disociación
erótica, anterior a la afirmación o la queja definida del sexo,
caracteriza esta poesía, mitigada, en sus impulsiones tiernas, con el
sarcasmo:
Con
trapitos de musgo, cariño mío, te envolveré. Haga tuto mi niño
lindo. Te envolveré bien, hijo, con esmeraldas y halos
alabastrinos, y a tus manitas cubriré, cariño mío, con
gusanos bonitos. Haga tuto mi niño, niño
podrido. |
......... El sarcasmo no
parece fruto de un escepticismo prematuro del joven poeta, sino de una
conciencia diáfana de la vida que no carece de amor; pero que al
desahogar la vivencia lírica, se hace angustiosa, propensa a ser
confundida con el sadismo incestuoso, sin importancia en el fenómeno
puramente estético.
Esta niña se
vistió de novia para casarse con la muerte, se puso galas y
galas y a La Que Hiede; de tastaz llenó su boca para
alegrar humanos jueces. Reconocióse en la mañana, como un
atado de serpientes. |
......... Y así como la muerte
se asocia en dos vocablos de distinta alcurnia: "laxo" y "castigo", como
quien dice de movimiento y origen ético, el amor a sus antepasados se
hace símbolo, nada más que en una alusión de este poema con raigambre
hebrea:
"Ay si te
pudiera volver a ver y te saludara y aún no me diera cuenta.
¡Oh! cogería tus manos, te miraría largo, y a lo mejor -es muy
posible- estaría mirando hacia otro lado mientras
hablabas pero sabría que estabas ahí de donde venía tu
voz". |
......... En una ligera
crónica anterior sobre este mismo poeta, basada en la impresión de un
recital, le exigíamos una mayor plenitud de vida, lo que implicaba un
reproche a cierto estatismo erudito, más de anciano que de muchacho, que
secaba, probablemente, la vivencia.
......... Sin embargo, la lectura pausada de su
libro "Cortejo y Epinicio", nos hace rectificar, en parte, este juicio.
Porque, en verdad, la extraordinaria riqueza psicológica y el finísimo
estro de David Rosenmann, sublima su propia limitación objetiva,
llevándola al límite de la más pura poesía, restándole trascendencia a
todo aspecto temporal.
......... Nunca se
pierde en el curso de este libro denso, la invocación a Dios, un Hacedor
severo y cósmico, lírico y judaico:
"El cielo
enardecido late campos llameantes. Es la boca de Dios la que
muerde la cumbre" |
......... Y tal vez por estas
mismas causas, basadas en una absorbente tradición racial, cuando el
poeta David Rosenamnn canta a Cristo lo hace con tonalidad directa y
humana que nos recuerda el "Poema al hijo" de Joaquín Cifuentes
Sepúlveda:
"Entra como
varón, humanamente segando mis entrañas; con tridente haz
lava y lava el corazón, hazme cobarde, no
valiente". |
en revista OCCIDENTE - marzo
de 1950