EL
COMPROMISO POÉTICO
-
de uno con uno -
Por
Tamym
Maulén
.......... ¿Dónde está
el compromiso? En el agua.
Me comprometo. No importa lo que pase,
lo que pueda pasar. No hay otra forma. No quiero otra forma. Yo me comprometo.
¡Y tú lector, tú que te estremeces de vida, orgullo y amor
lo mismo que yo; a ti, pues, sean las líneas que siguen! ¡Tú,
hipócrita lector, mi semejante, mi hermano! Y así como Whitman o
así como Baudelaire, yo te digo lo mismo: no importa lo que pase, lo que
pueda pasar. No hay otra forma. Escapatoria no hay, no hay escapatoria. ¿Y
qué haces ahora, lector? Tu silencio es cómplice. Tu silencio y
tú no miran solamente, y el aire les empieza a faltar.
Para decirlo
fácilmente, sin hacer un juramento hemos hecho un compromiso. ¿Cuál?
¿Dónde? El aire escasea, ese es un grave inconveniente. Pero diré
lo que vine a decir, por entre las algas y por debajo de la tierra, aunque algo
pase, pueda pasar. Recuerda la pregunta: "¿Qué es...?"
(ti esti, was ist..., historia, episteme, philosophia). "¿Qué
es...?" llora la desaparición del poema, otro inconveniente, otra
catástrofe. Al anunciar eso que es tal como es, una pregunta saluda el
nacimiento de la prosa. Y justamente es lo que acontece ahora. Algo pasa y se
escapa cual un respiro.
Digamos pues, primeramente, lo primero. Por supuesto,
no es la prosa. Mucho menos el discurso, el tratado, menos aún, el ensayo,
el argumentum, modo filosófico par excellence. ¿Par excellence?
Por supuesto, no. El origen es otro, se encuentra más allá y justamente
por ello más acá. La razón... no hay razón. No es
argumentum, ya te dije. Olvídate del "¿Qué es...?",
eso no hará más que devolverte el aire. Olvídate de salir,
ya estás en laberinto de salidas tupidas. Olvídate del fin, pues
te hablo del principio. Eso es, pues, lo que corresponde ahora. Y en el principio
?cuenta la tradición? era el lógos. ¿El lógos?
Sí, el lógos, la palabra, pero no como la piensas, no como
se te ha dicho, olvídate ya de pensar. Te hablo de algo que estaba perdido,
gastado, que simplemente pasa y se va. Que simplemente ha pasado y se ha ido.
?Me es inevitable, a propósito, contarte y repetirte lo que Eliot me dijo,
casi sin oxígeno:
Si la palabra
perdida está perdida
Si la palabra gastada está gastada
Si
la inaudible, inefable
Palabra es inefable, inaudible;
Aún es la
inefable palabra, la Palabra inaudible,
La Palabra sin palabra, la Palabra
dentro
Del mundo y para el mundo;
Y la luz brilló en la oscuridad
y
Contra el Mundo el inquieto mundo aún giró
Al rededor del
centro de la Palabra silenciosa
Algas
y ahora moluscos, todo eso aquí dentro. Pero es indispensable seguir escarbando
hasta encontrar el origen. Qué empresa más terrestre y poco submarina.
El lógos, en el comienzo era el lógos, pero no como
lo pensaste, sino como aquello silencioso, dominante, herida y a la vez hiriente.
Y es que, según confiesan, antes, la palabra perdida, la palabra gastada,
se decía mytos, don único del sabio y del profeta, aquello
que no necesitaba explicarse, ni siquiera pensarse, un acontecimiento, libre de
toda verdad y mentira en el sentido que sea. Y el mytos se hizo lógos,
y el lógos se hizo carne, y la carne devino en espíritu,
y el espíritu se elevó tanto que se hizo invisible, se olvidó
y nos olvidamos, su efigie desapareció. Primer escalofrió: recuerda
olvidar, salta a la línea siguiente, ahora lo harás, muy pronto,
ahora, ahora, ahora
¡viste! Qué te dije, eso es, debes incendiar
la biblioteca, desmantelar la memoria, celebrar, jugar, conmemorar la amnesia.
¿Y qué haces ahora? Segundo estremecimiento: cada vez más
profundo. Leve risa, aparece el pez payaso.
Se me olvidaba, para responder
en tres palabras, ¿Dónde está el compromiso? Primera línea.
'Se-me-olvidaba' un signo de que todo va bien, una señal de acontecimiento.
Eso es lo que pasa, cuando se está cada vez más dentro, cuando el
corazón palpita y el aire escasea, y aunque aparezca el pez payaso, tras
él, aún más abajo, se vislumbra, pasa, el acontecimiento
pasa. ¡El erizo! Echo un ovillo, ciego, con sus púas hacia fuera,
vulnerable y peligroso, calculador e inadaptado, siempre diferente, siempre retirado.
Uno querría tomarlo entre las manos, aprenderlo y comprenderlo, guardarlo
para sí, próximo a sí. Uno quisiera... y es justamente lo
que pasa, el erizo pasa. Porque en última instancia, a saber, en el origen,
detrás de todas las rocas, la palabra innombrable, incluso anterior al
lógos, incluso anterior al mytos, yace vestida de poíesis,
el ser mismo, lo que acontece, el poema.
Recuerda sólo esto, todo
lo demás quémalo y olvídalo: el "¿Qué
es...?" llora la desaparición del poema. Es así como rezó
el pensamiento: "¿No tendría que convertirme en un erizo? Pero
tener púas es una dilapidación, incluso un doble lujo, cuando somos
dueños de no tener púas sino manos abiertas..." Dijo,
y la poíesis se hizo mytos, y el mytos se hizo lógos...historia
sabida. Pero olvídate, es únicamente así como puedes hallar
al erizo, es así como te puede herir y dejar sin aire. ¿Y tú,
que haces ahora? En el silencio te contemplas jugando, te ahogas, intentas salir
a superficie.
Aparece, tras toda razón, tras toda lógica,
en el origen de tu filosofía, la poíesis, el hacer, acto
inventivo, palabras saltadas, acontecimiento de la lengua, origen sin antecedentes,
sin anterioridad, erizo hecho un ovillo en medio del océano. ¿Y
tú, qué haces? El poema, el poema aparece, sin haber hecho ningún
juramento, sin ser ningún juramento.
Un respiro. Tal es
el afán al intentar atrapar el erizo, escondido en sus corazas, lanzándote
las púas que hieren tu corazón. Quisieras respirar, retener en el
corazón aquello que se presenta, aprehender y dar sentido a aquello que
se retira. Porque tú, al igual que Hiperión, "tú quisieras
un mundo; por eso lo tienes todo y no tienes nada". Se te escapa el poema,
cual un respiro, esa es su naturaleza. Quisieras ordenar el pensamiento, dar sentido
a esto que pasa ahora, a esto que vine a decirte. Pero no digo yo lo que sigue,
sino Hegel en Eleusis.
El pensamiento,
vuelto en sí, cae en desconcierto
Tiembla ante el infinito, se llena
de estupor.
No comprende la profundidad de esta contemplación.
Sólo
la imaginación pone a la eternidad al alcance del espíritu.
Primeramente, lo primero: el pensamiento es en su fondo, en su origen, un acto
poético, inventivo, desprovisto de historia. La razón... no hay
razón, recuerda que se escapa al "¿Qué es...?",
es anterior a la pregunta. No hay aire siquiera, las heridas en tu corazón,
en tu querer retener par coeur (de memoria) son la única prueba
de la promesa que hiciste en un comienzo. ¿Cuál? ¿Dónde?
Otra vez Hiperión:
¡Sí!
El hombre cuando ama es un sol que todo lo ve y todo
lo transfigura; cuando
no ama, es una morada sombría en la
que se consume un humeante candil.
Pero
tú, lector, tú te estremeces de vida, orgullo y amor lo mismo que
yo, por eso te escribo, por eso estoy aquí contigo compartiendo lo que
pasa. -Vamos más lento, para que algo se retenga par coeur, para
que algo pueda entenderse. Imposible. El erizo se ha hecho ovillo, redondo como
una burbuja, y se lo lleva una ola.
Tú me preguntas, ¿Pero
dónde me hablas del compromiso? Y yo te respondo ¿Quién se
compromete realmente? ¿Acaso tú? Por supuesto que tú, pues
estas conmigo y con lo que pasa, ahora, en este segundo, y el corazón se
te hiere, pues quisieras atrapar lo que pasa, tomarlo entre tus manos, guardarlo
para ti, próximo a ti, pero tú sabes... te olvidaste. Y el aire
ya se fue completamente.
El erizo pincha tu corazón, y algo pasa
Ahora,
la prosa, ella muere, no es origen
Haz avanzado lo suficiente
Te aproximaste
a la palabra inefable
A
tal punto que la tienes enfrente
Y te hace estremecer.
No puedes respirar.
Algo
pasa, ¡ahora!
Ahora, pasas a la línea siguiente
¡Viste!
Estás jugando
Venciste la barrera del querer
Abriste el nudo de la
anterioridad
Y nada, nadas, te sumerges, te ahogas.
El poema aparece
Pero
no lo puedes sujetar
Pues te ahogas, te quedas sin aire.
¡No hay poema
sin accidente!
No hay poema sin que se abra una herida
Pero también
que no sea hiriente.
¿Y qué haces ahora?
Te metes, con-migo
En
pro del retirado erizo
Te com-pro-metes
¿Dónde?
Ya
lo dijiste,
Tú, yo,
Me comprometo,
No importa lo que pase
Lo
que pueda pasar
No hay otra forma
No quiero otra forma.
Yo me comprometo,
pero
¿Dónde está el compromiso?
Primera línea.
¡En
medio del agua!
¿Y a qué me comprometo?
A seguir ahogado
A
seguir hundido
Sin aire
En medio del mar
Contigo
Hecho un erizo.