—Por favor, ¿podrías contar un poco sobre tu relación con el mundo ruso? ¿Cómo surgió el interés por la literatura rusa (soviética) y, posteriormente, por su traducción en el ámbito hispano? —La relación con el mundo ruso me viene por la literatura rusa que se leía en traducción en todo el mundo hispano. Y por otro lado por ser un país comunista (hasta 1990) que siempre estaba en el centro de la noticias políticas, económicas, literarias, artísticas en el mundo cuando yo era estudiante de escuela secundaria y luego en la universidad. La lectura de los clásicos novelistas rusos como Dostoyevski, Tolstoi, Gorki, Pasternak, Solzhenitsin, entre muchos más, así como los poetas hombres y poetas mujeres, eran leídos por todos los escritores latinoamericanos. No hay escritor que no mencione a la literatura rusa como una de sus influencias. También películas rusas hechas durante el periodo soviético. Por ejemplo, el cine del famoso director Sergei Eisenstein. Pero en mi caso hubo un libro de poesía rusa que me introdujo durante mis años de adolescente en algunos poetas rusos más conocidos.
El poeta chileno Nicanor Parra (1914-2018), tradujo una antología de poesía rusa la cual se editó en 1971 en Chile bajo el título de Poesía Rusa Contemporánea(contenido pdf). Eran 30 poetas rusos que iban en esa antología. En esa antología de 30 poetas rusos donde por supuesto estaba Yevstushenko, hay algo interesante que tiene que ver con el proceso de la traducción que hizo Nicanor Parra desde otra lengua al castellano sin saber él ni una palabra de ruso pero cuyas versiones al español son lo mejor que he leído. Y él lo dice de esta manera, y que en cierto modo se parece, pero se diferencia también de mi propia traducción. Así lo explica Nicanor Parra: “Traduje esa antología de poesía rusa sobre la base de una primera versión literal al castellano preparada por José Vento. Se eliminaron las rimas de los poemas. Trabajé en Moscú durante el año 1964 contando con la colaboración de dos asesores lingüísticos Agustín Manzo y Vicente Arana.” Hay que destacar que esa antología fue una de las primeras que se publicaban en América Latina en 1971 y con una excelente selección de poetas que iban desde Alexander Blok, Mayakosvski, Serguei Esenin, Boris Pasternak, Anna Ajmatova, Marina Tsvetaeva, Yevgueni Yevstushenko, entre los 30 poetas rusos antologados allí. Parra trabajo sobre ese material y le dio una dimensión poética en español cuyo resultado fue muy bueno. Sería interesante comparar los poemas de esos 30 poetas rusos traducidos de una traducción literal al español que Parra usó para darle una dimensión poética a todos esos poemas. Quizás le interesó a Parra traducir a esos poetas por recomendación de Pablo Neruda quien tenía a su vez una buena amistad con Yevstushenko, amistad que ambos comenzaron en 1964.
Aquella amistad entre Neruda y Yevstushenko se estrechó aún más en el año 1967. Fue en aquel año cuando él fue invitado por Pablo Neruda a recorrer todo Chile leyendo poesía desde Antofagasta hasta tierra del Fuego. Tenía entonces 34 años y él ya era muy conocido en Rusia como también su famoso poema Baby Yarde 1961. Esa fue mi primera entrada en la poesía rusa y la poesía de nuestro poeta que seguí leyendo desde aquellos años. Pero no sería hasta mayo de 2007 cuando lo conociera personalmente, y más aún, para sorpresa mía, allí en Guatemala, en Quezaltenango, en un Encuentro Internacional de Poesía, me pidió tradujera 20 poemas hasta ahora nunca traducidos al castellano. La traducción no la hice del ruso sino desde una versión ya existente en inglés al castellano (ver con más detalle mi artículo Traduciendo a Yevgeny Yevtushenko, http://letras.mysite.com/jcam300414.html).
—Entre todos los poetas rusos de la segunda mitad del siglo XX, ¿por qué tienes un especial interés por la obra de Yevtushenko? —Debo contar desde el principio mi acercamiento a la poesía de Yevtushenko que también conté en ese artículo que cito en la repuesta 1. Fue en un mes de la primavera de 1967 cuando Pablo Neruda y un joven poeta ruso de 34 años, Yevgeny Yevtushenko, llegaron a leer poesía en un pueblo del sur de Chile donde yo vivía. El pueblo era Tomé. Y mientras recitaban sus poemas en la Plaza del pueblo, el cura de la iglesia, y con las sotanas puestas, hacía sonar las campanas tirando del largo cordel del campanario. Dicen algunos, los que lo vieron, que el santo padre mientras subía y bajaba tirando de aquel cordel, se le iba formando una maliciosa sonrisa en sus labios. Fue a partir de ese día que comencé a leer, a mis 17 años, la poesía de Yevtushenko porque el cura del pueblo no me dejó escuchar qué es lo que estaba recitando aquel joven, espigado y rubio poeta ruso. Alguien dijo en el pueblo, días después, y que le habían oído decir al cura de su propia boca: “era para hacer callar a dos poetas comunistas”. Desde entonces mi interés por su poesía. Me gustó porque contaba una historia y no era hermética ni difícil de entender. Tenía muchas imágenes que me llamaron la atención por su lenguaje narrativo y conversacional. Yo en esos años comenzaba a escribir algo, pero fue Yevtushenko quien me abrió una ventana para ver que la poesía podía ser clara y profunda. Su poesía de amor fue otro tema que me atrajo. En Guatemala, como también conté en pregunta 1, el primer poema que tradujimos allí, desde el ruso al español, en la pieza de su hotel, fue el maravilloso poema, Libros prestados (está en el libro Manzanas robadas, editado por la editorial VISOR en España). Es un poema muy hermoso en mi opinión. Era parte de su propia historia, me dijo. Esa relación entre un hombre de mucha edad y una hermosa joven estudiante, relación que empezó por el amor a la literatura rusa y la literatura de otros lugares del mundo,
—¿Cómo nació el proyecto de edición de la antología poética Manzanas robadas (2011) y de Dora Franco (2015)? (¿fue una iniciativa del traductor o por un encargo de la editorial?) —En el viaje a Chile que hicimos en junio de 2009, porque el gobierno de Chile le dio una distinción especial a Yevtushenko (ver mi artículo arriba citado en respuesta 1) yo ofrecí a la editorial LOM de Chile si deseaban publicar unos 20 poemas que yo había traducido junto a él, desde 2007. Y como él viajaba invitado por el gobierno de Chile sería bueno si hubiera un libro de él, y reciente, en español. Dijeron inmediatamente que sí pues se conocía en Chile la obra y la persona de Yevtushenko. Él había sido muy amigo del poeta Pablo Neruda, así como del presidente Salvador Allende. La hermosa edición con ilustraciones de pintor nicaragüense Orlando Sobalvarro se llamó Caminado sobre el tejado. Ese mismo año el Festival Internacional de poesía de Granada, Nicaragua, ofreció publicar también ese libro Caminando… De allí se abrió una puerta para que la editorial VISOR le interesara nuestra propuesta de publicar hasta ese entonces todos los poemas que teníamos traducidos. Yevtushenko decidió poner a la edición de VISOR el título, Manzanas robadas, 2011, cuya introducción la escribió el poeta granadino (España) Luis García Montero por pedido del mismo Yevtushenko a la editorial VISOR. Luego la Editorial Valparaíso de Granada, España, me escribió que deseaba publicar el libro inédito en español, traducido por mí, Dora Franco (2015). En 2016 también se publicó en Lima, Perú (Editorial Nido de Cuervos). Este libro ya tenía ediciones en ruso e italiano en años previos 2013 o 2014. En Italia el libro había obtenido un importante premio por esos años. Yevtushenko me pidió traducir al español desde versión al inglés y así tener una edición en español. Yo hice la traducción de una versión al inglés que había hecho un amigo académico de Yevtushenko de la universidad de Tulsa, Oklahoma, EE. UU. junto al propio hijo mayor de Yevtushenko desde la edición en ruso ya existente. Debo decir que la versión mía al español fue revisada amablemente por el escritor nicaragüense Sergio Ramírez, y esto es la primera vez que lo menciono pues fue un honor para mí que él revisara todo el poema e hiciera comentarios. Ese fue el texto que se publicó en la editorial Valparaíso de España en 2015. En síntesis, las distintas ediciones de nuestras traducciones fue ofrecerlas y no hubo en general ningún rechazo de publicar esas traducciones al español. Pero Yevtushenko me decía que quería se publicaran como libro y no en revistas. Yo creo que era su prestigio a nivel internacional y también porque era uno de los grandes poetas vivos rusos que las editoriales no rechazaron ninguna oferta que hicimos a alguna editorial o invitación a leer en algún festival de poesía tanto en América Latina como en España.
—Si entiendo bien, casi todos los poemas estaban traducidos del inglés. Excepto el poema Celos que fue traducido directamente del ruso conjuntamente con Yevtushenko, ¿hay algún otro poema que se ha traducido del ruso? —Primero debo decir que Yevtushenko hablaba español con acento ruso pero lo hablaba, también lo entendía y lo leía. El mismo escribió algunos poemas en español como el poema dedicado al Che Guevara, La llave del comandante (1970?) y otro poema sobre una mendiga indígena peruana que Yevtsushenko vio en las calles de Lima, Mi peruanita (1984). Así que todas las traducciones de sus poemas (publicados en inglés) las trabajamos juntos, excepto dos poemas que escribió en ruso durante unos viajes que hicimos juntos como el poema Celos escrito en 2009 en Nicaragua, y el poema Prisionero de bronce escrito en Cuba en 2010. La mayoría de los poemas que él me indicó, y quería yo tradujera al español, los traduje del inglés de unas ediciones que me dio Yevtushenko donde me indicaba que poemas les gustaba tradujera (eso lo expliqué en la páginas 13-14 de la edición de Manzanas robadas de la edición de VISOR, 2015). Luego de mis traducciones al inglés, él las revisaba y me hacía sugerencias. Trabajamos mucho por teléfono, por email, también cuando viajamos juntos a varios encuentros de poesía tanto en América Latina, incluido Centro América y Cuba, como a Granada y Barcelona en España.
Creo que trabajar la traducción, en este caso poesía, junto al autor es un gran privilegio porque se le puede preguntar algunos asuntos culturales que solo están en la cultura rusa en este caso y se necesita más información para dar una buena traducción en la lengua a la cual se vierte el poema. Por ejemplo, el hermoso poema Mi primera mujer me llevó a investigar incluso en fotografías viejas que encontré en Internet, el cine ruso de época soviética en YouTube, para empaparme de ese mundo rural de esa región de Siberia donde vivió Yevtushenko porque ese poema cuenta su adolescencia en su pueblo en tiempos de la guerra donde solo había mujeres pues los hombres se habían ido a defender su país de los invasores alemanes. También el famoso poema Babi Yar (1961) que en la edición de VISOR yo puse 3 notas para el lector no ruso. Este poema ya había sido traducido al español por el poeta cubano Heberto Padilla (1932-2000) en 1997. Yevtushenko me dijo que yo hiciera otra traducción. La trabajamos juntos y creo fue una de grandes conversaciones que tuvimos sobre el contexto de esa matanza, también el contexto cuando lo escribió y lo publicó. Y la llamada de sorpresa por teléfono del compositor Dmitri Shostakovich en 1961. Me contó que su madre recibió la llamada del compositor, y le dijo a Yevtushenko, “es para ti, te llama Dmitri Shostakovich”. Yevstuhenko pensó que era una broma, pero su madre le dijo que sí, que era el propio y famoso compositor ruso. Era para decirle que deseaba escribir una sinfonía basada en su poema. Entonces en 1962 se estrenó la Sinfonía número 13, llamada Baby Yar donde también participó Yevtushenko leyendo parte del poema.
Debo decir con orgullo que la versión final que hice de Baby Yar le gustó mucho en la versión en español y luego la recomendaba, me dijo, a los que quisieran usar la traducción que pusieran esa que quedó en la edición de VISOR.
—Dado que mi tesis doctoral en la Universidad Complutense de Madrid trata de las traducciones de los poetas rusos en España, desconozco cómo es el estado de esta cuestión en los países de América Latina. Lo que me gustaría saber, ¿si estas ediciones se han traducido directamente para los lectores hispanohablantes en España o les precedían sus traducciones más tempranas editadas por las editoriales chilenas? Una vez publicadas, ¿las editoriales Visor y Valparaíso hicieron presentaciones de estas ediciones en España? —Las ediciones para Nicaragua, Chile, Cuba-Rusia, Perú, España, Colombia no tenían el propósito de llegar a específicos lectores hispanos/as porque yo consideraba que los poemas traducidos al español no iban para tal o cual país y serian entendidos por cualquier persona de habla hispana. La poesía de Yevtushenko no está llena de términos coloquiales rusos por eso no es difícil traducirla. Lo que si es cierto que en ruso la poesía en general usa la rima. Las traducciones al inglés ya existente, me decía Yevtushenko, habían limpiado esa rima de sus poemas convirtiéndolos en verso libre. Por eso me fue fácil la traducción desde el inglés al español. La editorial VISOR no hizo presentación oficial en España de la publicación de Manzanas robadas. Pero sí las ediciones publicadas en Chile, Colombia, Perú, Cuba, Nicaragua y España (en Granada, en lo que fue la casa del poeta Federico García Lorca)
—¿Cómo fue el proceso de selección de los poemas para estas ediciones?, ¿Cuál fue el criterio principal en la selección? (en cada caso en concreto) —Fue Yevtushenko quien proponía los poemas que quería fueran traducidos, por lo general los que no habían sido aun traducidos nunca al español u otros que habiendo sido traducidos él quería una nueva traducción hecha por mí. La selección en el libro de los poemas yo le había propuesto ponerlos según la fecha en que fueron escritos. Pero luego me dijo mejor no fueran por orden de publicación y que yo hiciera la distribución. Así lo hice empezando por un poema de amor con que se abre el libro, Te amo más que a la naturaleza (1995). El aceptó la distribución que hice de todos los poemas de Manzanas robadas y de las otras ediciones. Una vez leí por ahí que un crítico no le gustó la distribución de fechas tan dispares, prefería desde el poema más antiguo al más reciente.
—En lo que se refiere al elemento transracional de la poesía rusa: la rima/el ritmo/metáforas, etc.: ¿qué le ha ayudado tomar las decisiones al respecto? (si mantenerlos en la traducción o no). —En esta respuesta ya creo haberme referido en la respuesta 5 arriba.
—¿Qué le ha parecido lo más difícil en la elaboración de estas antologías (seleccionar los poemas/ el propio proceso de la traducción/ hacer que la edición llegue a su lector, etc.)? —Como decía más arriba, me parece que esta antología no fue elegida por el traductor sino por el autor mismo que creo tiene más validez pues el propio Yevtushenko seleccionó a su manera los poemas que deseaba ser traducidos y otros que quería que fueran retraducidos otra vez (como Babi Yar,La ciudad sí y la ciudad no, El mar). Sobre el hermoso poema El mar debo contar la historia de su traducción. Yevtushenko lo escribió a los 19 años. La traducción original al español de una versión en portugués fue de Pablo Neruda y publicado en Chile en 1968 en el diario El Siglo del partido comunista. En septiembre de 2009 luego de regresar de Chile aquel junio donde Yevtushenko recibió ese galardón de la presidenta Bachelet (ver en respuesta 1 arriba el link de aquel artículo de nuestro viaje a Chile), yo re-trabajé todo ese poema sobre la traducción de Neruda, incluida una nueva distribución estrófica del poema por la sugerencia y aprobación de Yevtushenko. Una copia del poema publicado en El Siglo en 1968 me la dio esa ese junio de 2009 el escritor José Miguel Varas para que se lo regalara a Yevtuskenko.
Creo que lo más difícil y desafiante para un traductor de poesía, es lograr poner el corazón del poema original en el poema de otra lengua. Que la belleza imaginativa del poema original pueda implantarse en otra lengua. Creo que me sentí alagado cuando el poeta nicaragüense Ernesto Cardenal escribió a manera de introducción a la edición de 20 poemas, Caminando sobre el tejado, que publicó en 2009 en Chile la editorial LOM. Escribió Cardenal: “He leído Caminando sobre el tejado un libro de poemas nuevos en español de Yevgeny Yevtushenko, y encuentro que tiene las mismas grandes cualidades que lo han hecho uno de los poetas más famosos del mundo: una poesía realista (o tal vez es mejor decir real), clara, que se entiende, apasionada, rebelde, valiente”.
Javier Campos. Es narrador, poeta, ensayista, columnista, profesor emérito por la Universidad jesuita de Fairfield, Connecticut, EE. UU. Vive en Spring Hill, Florida. Recientes libros publicados: El bailador de tango (novela, Casasola editor, Washington, 2018), El tango en el Río de La Plata (ensayo, Editorial Corregidor, Buenos Aires, 2019), La isla del fin del mundo (novela, Mago editores, Chile, 2020), Los gatos no viven en el tejado y otros poemas de amor (poesía, Mago editores, Chile, 2020). Fui dueño de tu encanto, cuentos, Editorial MAGO, Chile, junio 2022. Fue traductor de la poesía del poeta ruso Yevgeny Yevtushenko (ediciones de Nicaragua, Colombia, Chile, Perú, Cuba, Rusia, España). La revista Review Literature and Arts of the Americas, 104, julio de 2022, Manhattan, New York, dedicó una sección a la poesía de Javier Campos en traducción al inglés (Irene Hodgson, Nick Hill y Jessica Treat traductores). Reciente cuento publicado en revista Caratula de su libro Fui dueño de tu encanto, que dirige el escritor nicaragüense, Sergio Ramírez. http://www.caratula.net/ficcion-domingo-de-milonga/ Último libro publicado Las sombras del amor, poesía, Editorial Valparaíso, España, Granada, 2022. Ha obtenido varios premios en narrativa y poesía. Ha participado en muchos festivales internacionales de poesía en diferentes partes del mundo. Ha escrito varios ensayos y artículos sobre poesía y globalización, poesía y la revolución digital. Reciente estudio, “Revisión crítica. Desde el golpe militar (1973) hasta el estallido social (2019): narrativa y poesía chilena”.
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez
Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com Traduciendo a Yevgeny Yevtushenko.
Entrevista al poeta chileno Javier Campos.
Por Irina Bulgákova.
Publicado en REVISTA ALTAZOR, diciembre 2023