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En la oportunidad, el pasado agosto, el profesor Armando Uribe se presentó en los siguientes términos:

Estudié humanidades en el Colegio San Jorge, regentado por religiosos norteamericanos. En seguida estudié derecho en la Universidad de Chile e hice estudios de postgrado en la Universidad de Roma. Junto con ejercer la profesión, empecé a ser enviado por el Ministerio de Relaciones Exteriores al extranjero. Así estuve en la Agencia Internacional de Energía Atómica. Gabriel Valdés y el Presidente Eduardo Frei Montalva me mandaron como delegado de Chile a México en donde firmé, en representación del Gobierno, el Tratado de Proscripción de Armas Atómicas en América Latina. Luego vino Naciones Unidas en donde formé parte de la Comisión Jurídica. En el último tiempo me he desempeñado como profesor titular en la Sorbonne Pantheon, o Universidad de París Una. Ahora me encuentro en Chile gozando de un permiso académico. Por tradición familiar y cultura soy por generaciones contrario a las dictaduras: padre, abuelo y bisabuelo.

Con toda libertad quisiera se explayara sobre la temática de los jóvenes, dado que por su calidad de profesor, usted interactúa con mucha juventud.
... -En mis clases acostumbro hacer referencia a las ideologías. Desde hace tiempo se ha estado atacando a las ideologías. Hay un libro de un pensador español que trata sobre el fin de las ideologías. Es un libro de hace cuarenta años y todavía se habla del tema.
Un historiador muy notable, Mario Góngora, fue el primero que en Chile, a principios de los años sesenta, habló de la presencia de ideas globalizantes, que pretenden explicar el mundo a partir de un sistema de ideas. El libro de Mario Góngora al cual me refiero se titula "Ensayo histórico sobre el Estado de Chile". Allí explica la historia de este siglo, sobre todo desde los años sesenta, como una lucha de ideologías que cada una pretendía explicarlo todo. Ideológicamente, Mario Góngora combatió a las ideologías. Yo acoto que combatir las ideologías es también una actitud ideológica.
Yendo al contenido de su pregunta, es obvio que la cultura de un país o de un pueblo va más allá del país mismo. A veces la lengua que se habla en un país puede ser un obstáculo para que la cultura de aquel lugar sea recibida como mayor o recibiendo el influjo de otra. Extremando la situación, hay quienes creen que la cultura es un apartado dentro de otro. Cuando se dice lo político, lo económico, lo social y lo cultural, se está haciendo referencia a lo que un país es.

Pienso que se podría decir de la cultura algo más simple, como ser que ella es la expresión del hombre en su totalidad. Pero más que hablar de eso, yo quisiera que usted, con su experiencia de profesor, me indicara cómo capta el momento cultural que vive Chile en aquellos estrados en donde usted se mueve. Me refiero a la clase intelectual.
... -Hoy no más leía con espanto en un suplemento del diario considerado más importante una encuesta que tenía que ver con gente joven. Me produce espanto que se hable de la juventud de todo el país, gente entre los quince y veinticinco años. No es bueno usar ciertas palabras y peor aún , generalizar conclusiones a partir de ellas. Así las cosas se llega a prejuiciar.

Le ruego me excuse por interrumpirlo. Me haré el siguiente planteamiento. Un profesor está en íntimo contacto con sus alumnos. Entonces el profesor puede captar lo que sus alumnos están viviendo y están valorando. Es muy propio de los jóvenes valorar y dar juicios. Desde los años sesenta han habido tantos cambios y ellos tienden a acelerarse. Es evidente pensar que la juventud tiene una palabra que decir.
... -A veces en la conversación aparezco como odioso, porque me fijo mucho en el planteo del otro. Usted afirma que el profesor está en íntimo contacto con sus alumnos. Le voy a decir que el contacto entre profesor y estudiantes en las universidades del país es un contacto cualquier cosa menos íntimo. Es más, le digo que el contacto es mínimo. Y si de contactos se trata, éste todavía es menor entre los propios estudiantes. Entre ellos más bien hay espíritu de competencia. No hay confianza entre los estudiantes, salvo algunas amistades que naturalmente se producen entre jóvenes, como entre gentes de cualquier edad.
... Quiero ir a otro asunto. Cuando se ha estado fuera del país por largo tiempo, como sucedió en mi caso, y se retorna, uno vuelve con nuevos puntos de referencia que le permiten tal vez entender mejor el lugar en donde nació. En tal sentido, yo creo que está profundamente disgregada la sociedad formada por los chilenos. Esa disgregación se nota incluso en las universidades y aparece en la vida intelectual, en las profesiones, incluso en las actividades políticas. Claro está que en esto último y desde hace cinco años se nota una capacidad de consenso. La palabra consenso es relativamente nueva en nuetro país. Hay otra palabra o expresión más antigua en nuestro medio cultural y fue expresada por don Eleodoro Yañez en el periodo del Parlamentarismo: una solución de conjunto.
... Creo que eso de buscar una solución de conjunto es un indicio de que hay que encontrar un mínimo común multiplo y que la situación general social, económica y cultural (estoy clasificando), es una situación disgregada.
... Yo encuentro en la gente joven, y en este concepto incluyo a mis cinco hijos, un escepticismo que puede estar lleno de curiosidades de alto valor intelectual. Cuando se ha cumplido treinta años, cuando la competencia ya no es tal, sino una realidad diaria, se concluye que se ha de tener pesimismo e inteligencia, además de un optimismo de la voluntad. Es lo que noto en la gente joven y me parece grave para Chile, para que Chile siga siendo Chile.

Quiero llevarlo a otro asunto. A su juicio, ¿cuáles son los rasgos que usted estima existen en nuestro ser chileno?
... En las relacionse humanas se puede llegar a conocer hasta al bisabuelo, no más allá. También sucede con los países. El nuestro tiene características que lo hicieron tal desde la Conquista y Colonia. Durante gran parte de nuestra historia Chile fue una isla. Se llamó al país "tierra de fronteras", a causa de los frecuentes enfrentamientos con la población autóctona.
... Volviendo a Mario Góngora, este historiador sostiene que la nación en Chile ha sido obra del Estado, y esto desde antes de la República. El Estado Indiano, que así se llamaba Chile, fue subvencionado por la corona española a través del real situado, porque España tenía que mantener un ejército a causa de una guerra que se prolongó por tres siglos. Y porque en su producción, el país no daba lo que otras regiones en América, como era el caso de los Virreinatos del Perú y el de Nuev España o México.
... Esta obligación de mantener a Chile tenía dos razones de ser. Primera, controlar el paso entre el Atlántico y el Pacífico; segunda, impedir que se establecieran enclaves ingleses y holandeses que pudieran amenazar el Virreinato del Perú.
... Esta reflexión que pudiera parecer arcaica, avala lo que pudiera considerarse como un rasgo típico de Chile y los chilenos, lo cual exigió una presencia del Estado. Todo lo que el país y sus habitantes son conlleva un carácter que hace a Chile distinto a los demás países de America Latina, carácter que es necesario hacerlo realidad día a día.
... Es nuestra responsabilidad, ya que se trata de una obra de largo aliento, y es la obra de quienes de una manera u otra dirigen y controlan el Estado. De ahí se deriva la democracia que también ha sido característica de nuestro ser chileno.
... Si se deja de lado la explicación histórica de nustro ser nacional, tenemos la visión contemporánea de un Chile en crisis, en la cual se produce una revalorización de todos nuestros valores; dicho de otra forma, es una crisis de vida o muerte.

¿Cómo afectará a nuestro modo de ser chileno la proximidad del año 2000?
... -En breve: noto que en Chile, esto del año 2000 tiene rasgos que son distintos a los de la programación o planificación. Tiene rasgos entre místicos, míticos y mistificadores. Esta apreciación no es para contrariar su pregunta, simplemente hago una constatación a través de libros que hay en torno al año 200, o de lo que se conversa y aparece en los diarios, ¡como si fuera a ocurrir algo el año 2000!
... Evidentemente que no v a suceder ninguna catástrofe, pero sí un cambio de mentalidad en los chilenos y en los que piensan.
... Yo veo a la cultura en un sentido muy amplio. Con esta reflexión quiero concluir esta conversación. Me refiero a la alta cultura, artes y letras. Los cambios ocurridos en Chile han afectado en forma muy profunda a la cultura chilena. Es verdad; pero no la ha detruido. Pero hay que decir las cosas como son. La dispersión de los intelectuales y artistas en distintas partes del mundo, el arrinconamiento dentro del propio país y la marginación, si bien es cierto han obstaculizado la cultura, ésta se recupera con renovado vigor y vitalidad. Ciertamente esto no va a suceder de un día para otro, ya que se trata de una obra de largo aliento que supone el optimismo de la voluntad, también de los talentos individuales. Veo que tales talentos existen, incluso en gente que por su edad se han formado así mismos. Yo he visto a mucha gente en derecho y en medicina, gente entre 20 y 30 años, que se han formado a si mismos, más que siendo formados, con resultados muy notables.

 

 

en Política y Espiritu Nº 406, Noviembre de 1995

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