Vals
No he buscado otra hora, otro
día, ni otro dios que tú.
Laberinto, pirámide de humo,
altura que canta, pozo que amenaza, tierra de abismo, primavera
ciega.
La soledad nos une en la
humedad del guisante, en la hinchazón de la ola, en el sudor de la
raíz.
(Brota en el polvo gris de
Lima la boya cargada de ira. Gira el vals, manantial de orina,
vaho dorado y golpe bajo, labios negros, estrujados, fantasma que
se acaricia bajo las uvas amarillas y se flagela al alba con las
estrellas)
Asciendo y caigo al fondo de
mi alma que reverdece, agónica la luz,
imantada de luz. En este
ir y venir bate el tiempo las alas detenido para siempre.
Recrearte: polvo, brizna,
herida.
Perderte: gesto, contacto, olvido.
Buscar tu sombra,
reconocerte tras una ventana, mancha de sol, sombra de lluvia, en
cualquier calle del mundo.
Perseguirte, condenado
girasol, como una piedra, encadenada al aire, arrastrando la
tierra, cauda que enciende universos, que se desvanece en una
plaza.
La mirada que soy entorna la
puerta, atisba el vacío.
otea el cielo en
ruinas.
En la rama vencida estalla una
breva furiosa, la pupila en llamas, buscándote, exigiendo su razón
de luz.
Supuestos
El deseo es un lugar que se
/abandona la verdad desaparece con la luz corre-ve-y-dile es tan
aguda la voz del deseo que es imposible oírla es tan callada la
voz de la verdad que es imposible oírla calor de fuego ido seno de
estuco vientre de piedra ojos de agua estancada eso eres me
arrodillo y en tu nombre cuento los dedos de mi mano derecha que
te escribe me aferro a ti me desgarra tu garfio carnicero de
arriba a abajo me abre como a una res y estos dedos recién
contados te atraviesan en el aire y te tocan y suenas suenas
suenas gran badajo en el sagrado vacío de mi
cráneo.