LOS
RITOS DE PASO DE VÍCTOR CORAL
Por
Héctor Ñaupari *
La primera novela de Víctor Coral nos deja entrever
su pensamiento, sus lecturas, pero sobre todo su pasión por
contar una historia, que se deja leer, y ofrece a sus lectores preguntas
y reflexiones de diverso tipo. Rito de paso es tanto una literatura
del futuro, como una crítica severa y sin concesiones a la
sociedad peruana actual, además de una advertencia de cuán
decadentes
seremos si continuamos en la senda por la que nos conducimos o nos
dejamos conducir. Y mucho más.
Con inteligencia esquiva, una primera lectura podría hacer
aparecer ante nuestros ojos que Rito de paso es una novela
de ciencia ficción, una fábula futurista en la que su
protagonista, Divinne, como Druuna, la pulposa musa del cómic
erótico de culto del excelso dibujante veneciano Paolo Eleuteri
Serpieri, piensa, hace el amor, cuestiona y se cuestiona, escribe
poesía, se esconde en y huye de una ciudad deforme y agigantada
hasta la desesperación, de gótico eclecticismo, como
hecha y rehecha sobre sus cimientos por un arquitecto enloquecido
por el consumo de demasiadas drogas.
Es por ello el único ser humano verdaderamente vivo de la novela.
Sus amantes ocasionales, Aníbal y César, aparecen afantasmados,
presas cada uno de sus particulares anomias, dejándose arrastrar
por los acontecimientos, viendo -literalmente- cómo se les
pasa la vida por encima, esa vida que no es otra que la propia Divinne.
De este modo, la protagonista de la novela de Coral rinde tributo
a otros personajes literarios similares, como Adriana, de La romana
de Moravia, o la Justine de Justine o los infortunios de la virtud
de Sade. A su manera, Divinne quiere, como ellas, la libertad. Como
ellas también, cuestiona su propia moralidad y sus sentimientos,
se avergüenza de sí misma e intenta comprenderse en sus
instantes luminosos, pero también en los más aciagos.
Tal parece que, como pensaron los moralistas escoceses de la Ilustración,
ser libre es tener la capacidad de equivocarse. Y eso hace Divinne:
se equivoca, por ejemplo, cuando busca su propio yo en las sectas
del Centro. Pero en ese proceso de ensayo y error va encontrándose,
y entendiendo que la historia de su verdadero ser aún está
por escribirse.
Del mismo modo, Víctor Coral cuestiona sin ambages a la sociedad
en la que vive en su crónica del futuro. Cuestiona el intelectualismo
snob, que no ve más allá de su propio ombligo, la contaminación
ambiental que vierte la muerte por donde va, pero sobre todo el cinismo
como única bandera invicta del presente-futuro, y que ha hecho
carne en todos los personajes, menos en Divinne.
Ella quiere creer en algo, aún no sabe en qué, pero
quiere y se esfuerza por creer. Termina haciéndolo en sí
misma. Más allá del cuestionamiento superficial al régimen
opresivo en el que vive -un guiño de Coral a 1984 de
George Orwell y a Un mundo feliz de Aldous Huxley- la censura
sin propósitos y la opresión sin objetivos de esta Lima
muerta y corrompida no parece ser lo más repugnante a Divinne:
es la anomia en la que viven sus semejantes. De tanto no creer en
nada, han terminado por no creer en sí mismos, tal como muchísimos
peruanos en la actualidad. La salida de ambos amantes de Divinne es
el suicidio, logrado en uno y fallido en el otro, pero la única
que quiere enfrentar valientemente la vida y hallar en ella una salida,
es la protagonista.
Finalmente, encuentro una buena dosis de verdadero individualismo
en la opera prima de Coral. En sus diversos atisbos, en forma deliberada
o inconsciente, para Coral la recuperación del yo es una exigencia
en una ciudad cada vez más supresora, censora e intimidante,
y afirmar la propia personalidad es la única y auténtica
rebeldía. Con esto ya dicho, por nuestra parte, saludamos esta
novela de Víctor Coral, y nos quedamos con el final del penúltimo
capítulo como el de toda ella: "la oscuridad infinita
la cubría".
Lima, 20 de junio de 2006
* El autor es poeta y ensayista, autor del libro de poemas En los
sótanos del crepúsculo (1999) y del libro de ensayos
Páginas libertarias (2004).